Saludable iniciativa de la Liga Amateur Platense, producción periodística mediante del “Colo” López (hombre de VIVE), conmemoró el primer título de Curuzú Cuatiá en 1974, pero la ocasión fue propicia para saludarse con otros jugadores y dirigentes del surco amateur, acompañados por familiares.
Había quedado tan lejos aquel partido, que nadie recordaba bien el resultado ni la fecha. Pero este año, resultó que se cumplía el cincuentenario y el proyecto de las autoridades y clubes que conforman la LAPF dio perfectamente en la fecha: se encontraron el sábado 30 de noviembre de 2024, para evocar aquel otro sábado 30 de noviembre de 1974.
Fue el campeón número 60 de la historia, desde que el football se organizó oficialmente en La Plata.
Fue el esfuerzo de una generación de criollos, portugueses e italianos de la zona, que remontaron el sueño verde y rojo en 1946. Fue también volver a hablar de un caballero cuyo nombre lleva la cancha, José Manuel Terrier (1914-1978), que caminó para conseguir ese terreno donde hace 52 años pica una pelota y se festejaron con lágrimas y sudor tantos otros logros.
Cambió la sociedad, esta Liga creció a un paso ligero, con mayor número de clubes afiliados: “Si eras de Villa Elisa, antes jugabas en Curuzú y no tenías otros espacios, a mí me pasó que fui a Everton de La Plata… Ahora tenés a Los Dragones, Argentino Juvenil y Defensores de City Bell, a Polideportivo Gonnet”, explicó Alejandro Gaudino, involucrado afectivamente con esta camiseta de “Curu”, que se lo perdió por causa de otro gran evento: Ale coordina escuelas de fútbol en Estudiantes.
Los años cambiaron sus fisonomías, pero alcanzó con una mirada para descubrir en esa facción de la cara que adivinó el alma, en cada reencuentro, en distintos grupos. Ahora tienen nietos, y algunos aún le dan a la pelota.
Parece cuento, pero el almanaque llegó a dar 50 años exactos, y a la hora que empezaban a definir el torneo, ellos volvían a pisar el campo de juego. Ganaron 2 a 1 y eran virtuales campeones cuando aún quedaba una fecha. “Todo hacía suponer que el gasto en el partido lo iba a hacer el local, pero el gol madrugador de Oscar Alvarez al minuto de juego ante una gruesa falla de Llanan hizo que el ímpetu frenara un poco y las acciones pasaron a manos del equipo de Villa Elisa”, dice la crónica de Gaceta, el diario que vimos entre los recuerdos del inolvidable Julio Ramos Mexía (jugó de 6 esa tarde en Villa Montoro). A los 7 minutos el “Tano” Claudio Batisti empató, y a los 40’ Rubén Heredia dio vuelta el resultado.
Pero se puso muy caliente el segundo tiempo, al punto que Curuzú decidió no festejar un posible tercer gol y mantener el suspenso hasta el final. Fue Néstor Sbatella, a doce minutos el final, con Curuzú 2-1, que apuntó su cañonazo bien alto y afuera. Temor a más piedras que en ese momento caían desde las afueras del campo, con alambrado perimetral muy fácil para las intenciones de un enajenado de la razón…
El fornido lateral Sbatella ya no está entre nosotros, y la hubiera contado a las risas, loca y sanamente como vivía la vida. Cuenta “Chocolate” Heredia: “Con Néstor trabajábamos juntos en Peugeot y levantaba los motores ya armados, yo le decía ‘estás loco’. Tenía la fuerza de un toro”. Un grupo de cinco solía venir en el Valiant que conducía Néstor: el “Colorado” Rogosz, “Pancho” Martínez, Héctor Llanan y Heredia”. También podía subir al vehículo Humberto Garnica, que por lo general se venía en bicicleta desde Alpargatas en sus años de Curuzú. Según se dijo, a los que venían en el auto desde el distrito vecino de Berazategui y de Florencio Varela se les daba un viático. “En momentos muy jodidos en el país, en el Valiant nos paraba la cana con los fusiles y te pagabas cada cagazo… Nos revisaban lo bolsos”, agrega Heredia, que usaba pelo largo y barba. La alegría era jugar, hacerlo en “cualquier lado”, como un escape a los problemas en una realidad social donde la política se había vuelto sucia y sangrienta: guerrilla… se avecinaba el golpe.
Ese 30/11/1974 quedó en la marca de campeones de los 110 años de historia de la Liga. Pero desde Montoro, a pesar del pedido de dirigentes y jugadores, se fueron sin dar la vuelta olímpica, por los revoltosos. Reymundo Alcaraz, uno de los hermanos de Carlos y tío de Charly (hoy en Flamengo, formado en Curuzú) volvió de la cancha con una herida en la cabeza, producto de una pedrada
Cinco triunfos al hilo en noviembre llevaron al barrio de Villa Elisa, en el kilómetro 15 del Belgrano, a celebrar esa noche.
“Salimos campeones y no me acuerdo quién, uno de los portugueses, nos había dado una casa para que fuéramos de vacaciones a Tres Arroyos, cerca de Oriente”, agrega “Chocolate”, aunque ese premio fue como una recompensa por venir como refuerzos (Rogozs, Heredia, Sbatella, que llegaban entrenados dos días a la semana en la fábrica Peugeot, que otorgaba a los empleados ese placer, y los representaban en un seleccionado que llegó a jugar partidos preliminares durante aquellos Torneos Nacionales de AFA, cuando los «provincianos» no traían la reserva).
La Liga Amateur tenía su seleccionado y tres convocados hubo del Rojiverde de Villa Elisa, el arquero Juan Carlos Martinicorena, Ricardo Rogozs y Claudio Batisti, quienes el día después de salir campeones fueron al encuentro denominado “Semana Deportiva”, organizado por la Liga.
Martinicorena, en un partido de esa campaña, protagonizó una curiosa situación que cambió su destino. Yendo a buscar una pelota desviada que cayó detrás de un arco, recibió el pedido de un hombre que le veía excelentes condiciones: “Pibe… ¿te gustaría jugar para Cambaceres? Le dije que sí, como no, pero que espere a que terminara el partido”. Ese 1 fue a Ensenada y salió campeón de la D con el “Bocha” Flores de técnico; después, le pasó algo parecido, pero el que lo apalabraron —tras un partido— fueron allegados a San Lorenzo. El sábado, su familia entró al campo de juego en su nombre y rápidamente se fotografiaron en el arco.
“En ese equipo también fue determinante el Tano Batisti, mi amigo, cuánto lo quise y aún lo recuerdo”, se emociona Juan Lachalde, “El Flaco” o “Cacho”, que resultó el goleador y luego pasara por CF Ringuelet y Gimnasia de Chivilcoy donde tuvo de compañero al legendario ex Boca y Selección, Norberto “Muñeco” Madurga. El ex 9, memorioso, adivierte que César Riquelme, «señor 2», no puede faltar en la evocación como capitán y figura. El Tano y César no están más entre nosotros. “Marriescurrena, que si se lo proponía, hubiera llegado a brillar en cualquier primera profesional. Y el uruguayo Peralta se comía la cancha”, afirmó el 9 grandote. Los números lo avalan porque Hugo Víctor Peralta más tarde volverá a dar clases y campeoar con San Martín de Los Hornos en 1983.
En la página deportiva de diario El Día, “Curuzú campeón”, llevó la firma de R.G.D. (Ricardo Guillermo Dawson). Al historicizar el año ’74, la Liga tenía únicamente la Divisional A; en Cuarta ganó Curuzú, en Reserva festejó El Cruce (afiliado en 1967, al igual que Montoro y Curuzú). Cerca de Navidad, el 21 de diciembre, Deportivo La Plata completó un partido suspendido del Cuadrangular, superó a Montoro y quedó subcampeón, con estas posiciones finales: Curuzú Cuatiá 11 puntos; Deportivo La Plata 7, Montoro 4, Verónica 2.
Los pibes de Villa Elisa celebraban en “Cinco Esquinas”, una despensa que era de Ernesto Alvariño, quien fue directivo de Curuzú y delegado asambleísta ante la Liga y, además, delegado municipal. Cercano a la cancha estaba el boliche (conserva su fachada), que fuera punto de encuentro de muchos jóvenes y en eso Gabriel Mariescurrena recita nombres y momentos. “Nos apadrinó mucho Alvariño, incluso en los torneos nocturnos, que jugábamos con el equipo que llevaba el nombre Cinco Esquinas. De ahí salió la Cuarta campeona de 1971, faltando cinco fechas, y jugábamos torneos por todos lados”.
“El último partido Verónica no vino”, sumó una vivencia José “Yeyo” Quintas, win derecho de los que se pegaban a la raya. “Ellos no tenían que jugar por nada, pero nosotros queríamos festejar… Nos dejaron con las ganas”. Ese partido que no empezó fue un sábado 14 de diciembre, y se sacaron la foto, la única que se conserva de la primera campeona.
La composición del equipo era realmente “internacional”, porque tenía sangre portuguesa, un italiano, un paraguayo y un uruguayo.
Nacido en Lisboa, Portugal, Alberto “Beto” Pinto, defensor, suplente en 1ª y titular en 3ª; el guaraní era “Panchito” Martínez, un 11 de buen pie, zurdo; el charrúa era “El Tupa” Peralta, nacido en Salto; el italiano era Claudio Batisti, de Pistoia, donde nación en el ’43 y, en la memoria de sus hijos, “papá se salvó de milagro a los tres años, en plena guerra, lo salvaron unos soldados norteamericanos al darle una medicación”.
La sangre portuguesa ganaba por amplia mayoría (de allí que el escudo del club es el mismo que el del país donde tantos inmigraron). Eran colaboradores de sol a sol don Armindo Guerreiro Miguel (nacido en El Agarve, tenía 40 años en el ’74 y no jugaba en 1ª de la Liga aunque seguía “pateando” en todos lados, ¡ni hablar en los campeonatos nocturnos), Jorge Rodrigues (uno de los auxiliares que cortaba el pasto y marcaba la cancha, con 19 años, cuando vio campeón a ese Curuzú).
Don Daniel Martins Goncalves, a los 73, nos devuelve una perla futbolera del campeonato. “En la cancha de Deportivo La Plata (74 entre 1 y 115, desaparecida) ataca Curuzú y el jugador cae, se tropieza, el árbitro Calderón (¡”El Negro”!) estaba lejos de la jugada y sancionó para ejecutar desde los doce pasos. Calderón era grandote y se hacía respetar; nos dio ese penal y después, cada vez que lo cruzaba me decía, ‘¡ustedes salieron campeones por el penal que les cobré!”. Daniel, que tuvo puesto de flores en 7 y 46 (donde siempre pasó a saludar algún liguista de la vieja guardia) era un pibe de 23 cuando lograron la hazaña y llegó a ser presidente. Cuando murió Terrier, los primeros en llegar a la casa y dar las condolencias a su familia fueron él y Alvariño.
Las luces se habían inaugurado el mismo año que partió don José, aquel católico que no era oriundo de la zona norte, sino de avenida 53 entre 16 y 17, donde tenía la imprenta familiar. El director de La Reforma Ilustrada había encontrado Villa Elisa en 1955 y allí quería morir en paz, habiendo hecho lo mejor que pudo. Así partió y lo pueden evocar con orgullo sus tres hijos, María Elena, Cecilia Teresa (presentes en el homenaje) y José María hijo, que el mismo sábado cumplió 79 años (reside en Miami).
Esas luces son aún un hito en el fútbol platense. Seis postes (columnas), tres de cada lateral de la cancha, con los reflectores a trece metros de altura en una T de fierro (4 luminarias de 1500 w). Se podía entrenar tarde y organizar certámenes de de diciembre a marzo. El homenaje tuvo una ovación para Eduardo Marcos Albanese (nacido el 10 de diciembre de 1954, hincha de San Lorenzo, empresario, cuatro hijos) que recordó cómo fue su parte en la obra: “Terrier era un hombre sabio y sano, un libro abierto, y cuando nos propuso colaborar, Mi hermano conoció a la hija Ceciia y nos veíamos las fiestas familiares. Mal no nos iba con la panadería (dos sucursales en José María Gutiérrez) y realizamos la inversión en cableria y postes, llamamos a una empresa de Varela que se dedicaba a alumbrado público, pagamos la instalación y la recuperamos con la gente que iba a ver los partidos en los torneos nocturnos. Una vez que funcionó, el cura de Gutiérrez que tenía unas canchas de siete, nos pidió que las hiciéramos junto a laa capilla de Gutiérrez. Hoy paso por Villa Elisa y cuando miro las luces uno siente una linda nostalgia”.
La fiesta será inolvidable en el alma de los invitados: Raúl “El Indio” Tabieres, Oscar “Tato” Medina, José Luis Da Conceicao, Carlos “Bocha” Ligioi, Eduardo “Coco” Gioberchio, Hugo “Patón” Irigoiti, Carlos Balicchia, Julio Lucero, Carlos Lucero, Juan Carlos Quintas, Roberto Martínez, Meliveo “Chacho” Carranza, José Raúl Candia, Eduardo Urquiza, Eduardo Vilches, Carlos Ferrero, Carlos Irigoiti, Cirilo Irrazabal, Oscar Miglio, Carlos Da Conceicao, Daniel De Jesús. Por la colaboración permanente en varias etpas : Néstor Saggese, Marcelo Saggese, Angela Poncetta y José Martins Goncalves. A los ex presidentes Oscar De Jesús, Manuel Carrusca y homenaje póstumo a Martín Barjak (por el ex entrenador y dirigente estuvo su hija Patricia Barjak).
Este escriba del portal VIVE da gracias a la Liga Amateur Platense y al corazón de su gente, por tanto amor mamado en la juventud; el que da, recibe, y de la misma forma siento otra vez abrazos, saludos y reconocimientos que a mí también me han vuelto. Fue un ajetreo hermoso durante dos meses de la previa al acto, con la detectivesca misión que constó de llamados, búsqueda de números telefónicos (aún están los dijos), entrevistas personalmente y por llamadas; visitas a hemerotecas (UNLP y Legislatura Bonaerense) y el eco en todo momento de las comisiones directivas de Curuzú y de la Liga, dispuesta a ayudar a toda hora.
Como postre, el mismo día del cincuentenario de la primera estrella, el «Potugués» triunfó ante Romerense por 3 a 0 en un buen cotejo dedicado a estas generaciones del pasado. Merecido fin de la película en el digno fútbol que son raíces del potrero argentino.