Trabajó para The Washington Post, donde escribió más de 1,300 entradas sobre ciberseguridad hasta que decidió montar su propio negocio y cazar a los hombres detrás de filtraciones como la que afectó a los fanáticos de Taylor Swift
Trabajó para The Washington Post, donde escribió más de 1,300 entradas sobre ciberseguridad hasta que decidió montar su propio negocio y cazar a los hombres detrás de filtraciones como la que afectó a los fanáticos de Taylor Swift