Manuela y Raúl tomaron una decisión que pocos se animan a concretar: dejaron atrás la rutina, vendieron sus pertenencias y se embarcaron en una nueva vida a bordo del «Tupac Amaru», un velero de 36 pies que ellos mismos restauraron.
Ambos oriundos de La Plata, decidieron cambiarlo todo. Manuela, astrónoma formada en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), y Raúl, fundador de una cervecería artesanal, encontraron en el mar una forma de vida más simple, consciente y libre.
“No se trata de huir, sino de vivir distinto”, explican desde algún punto del océano. Su proyecto no es solo personal: trabajan de forma remota, dan charlas sobre sustentabilidad, y colaboran con distintas ONGs mientras recorren el mundo.
Desde hace meses, su casa flota. Entre velas, brújulas y mapas, su día a día transcurre en un entorno que cambia con las mareas. Manuela lleva consigo su telescopio y la pasión por el cielo, mientras Raúl mantiene vivo el espíritu emprendedor desde cubierta.
Ambos coinciden en algo: “Buscamos vivir con menos, pero ofrecer más”.
El “Tupac Amaru”, nombre con el que bautizaron al velero, no solo es su medio de transporte sino un símbolo de transformación. El barco fue adquirido en mal estado y, con trabajo y paciencia, lograron convertirlo en un hogar móvil, resistente y acogedor.
La historia de Manuela y Raúl no es una escapatoria, es una elección. Una que invita a reflexionar sobre el modo en que vivimos, consumimos y soñamos.