El mundo del rock está de luto: Ozzy Osbourne, ícono absoluto del heavy metal y fundador de Black Sabbath, murió a los 76 años, poco después de haber brindado su último show en Birmingham, su ciudad natal y cuna del género que ayudó a crear.

Conocido como el “Príncipe de las Tinieblas”, Osbourne cambió la historia de la música pesada desde fines de los años sesenta con una estética y un sonido que marcaron generaciones. Su figura trascendió lo musical: fue símbolo de rebeldía, excesos, oscuridad y carisma único. En los años ‘70, junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward, forjó el sonido crudo y oscuro que dio origen al heavy metal con himnos como Paranoid, Iron Man y War Pigs.
Una leyenda que no se apagará
Más allá de su carrera con Black Sabbath, Ozzy tuvo una destacada trayectoria como solista y se convirtió en una figura central de la cultura popular, incluso con un reality show que expuso su vida familiar a comienzos de los 2000.

En los últimos años, su salud se había deteriorado debido a diversas enfermedades, entre ellas el Parkinson. Aun así, logró subirse nuevamente al escenario para despedirse del público que lo acompañó durante más de cinco décadas.
Con su partida, se apaga una de las voces más emblemáticas del rock. Pero el legado de Ozzy Osbourne permanecerá inmortal en la historia de la música.