La mañana del jueves en el Country Club de City Bell estuvo cargada de emoción y respeto. En un gesto lleno de simbolismo, el plantel profesional de Estudiantes de La Plata detuvo su entrenamiento para rendir homenaje a Miguel Ángel Russo, una de las figuras más queridas de la historia albirroja.
El entrenador Eduardo Domínguez encabezó el tributo, pronunciando unas breves pero sentidas palabras antes de que jugadores, cuerpo técnico y empleados del club se reunieran en círculo para dedicar un minuto de silencio en memoria del exfutbolista y técnico, quien falleció esta semana a los 69 años tras una larga lucha contra el cáncer.
Un símbolo eterno del Pincha
El homenaje reflejó la profunda huella que Russo dejó en la institución. El silencio absoluto se apoderó del predio de City Bell, mientras todos los presentes recordaban al hombre que representó como pocos los valores de compromiso, identidad y amor por la camiseta de Estudiantes.
Desde el club, Estudiantes despidió a Russo con un mensaje cargado de afecto, destacándolo como “uno de los máximos símbolos albirrojos”. Su legado perdura tanto por su entrega como jugador —donde disputó más de 400 partidos entre 1975 y 1988— como por su paso en el banco de suplentes, siempre defendiendo la filosofía pincharrata.
El recuerdo que une a todos los hinchas
El minuto de silencio de este jueves no solo fue una muestra de respeto, sino también una expresión colectiva del cariño que Miguel Ángel Russo supo ganarse dentro y fuera del club. En cada rincón del Country se sintió su presencia, esa que, aún en silencio, sigue marcando el pulso de una institución que lo tendrá por siempre en su memoria.
