La Plata amaneció con una noticia que golpeó fuerte en la escena cultural: murió Lumpen Bola, el muralista que durante más de 25 años dejó su sello inconfundible en paredes, escenarios, recitales y espacios comunitarios. Su obra retrató a figuras centrales del rock nacional —Los Redondos, Luca Prodan, Spinetta, Cerati— y a personalidades que forman parte del ADN cultural argentino, como René Favaloro, Messi, Maradona, Evita, Alfonsín, Sábato y las Abuelas de Plaza de Mayo.
Detrás del nombre artístico estaba Eduardo Alcántara, quien se definía como un “trabajador del arte”. Autodidacta en sus inicios, complementó su formación en talleres con Agustín Sirai y Pablo Morgante, donde terminó de pulir su estilo. Su primera intervención pública fue durante un conflicto en Olmos con la fábrica Mafisa, invitado por el grupo Sienvolando. Aquella experiencia fue el puntapié que transformó su vida.
Un artista activo y un proyecto que iba a nacer
La noticia de su muerte generó una enorme conmoción. Lumpen Bola seguía trabajando: el viernes había anunciado la apertura del “Taller 321”, un centro cultural que planeaba inaugurar el próximo viernes y que buscaba convertirse en un espacio de formación, encuentro y arte comunitario.




Lumpen Bola y su vínculo con el rock
Su relación con el rock lo marcó profundamente. Conoció a Rocambole (Ricardo Cohen), creador del universo visual de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Fue él quien lo invitó a proyectar sus murales en los recitales de Skay Beilinson, abriendo una nueva etapa en su carrera.
Al enterarse de su muerte, Rocambole escribió: “Vuela muy alto y descansá en paz, querido amigo”.
Su obra también abordó a Divididos, Calamaro, Federico Moura, Rolling Stones, Ramones, The Doors, Bob Marley, Pappo, Pink Floyd, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Led Zeppelin y Nirvana, entre tantos otros nombres que pasaron por su pincel.


