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domingo, julio 7, 2024

A ponerle el corazón…

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Otra vez poniéndole el pecho a los viejos colores, derrotados, sí, en cierto punto deportivo frustrados, cuando la mente quiere más, y no hay ni tiempo de valorizar el esfuerzo. ¿Quién iba a decir que hace un mes y medio tienen que abordar tantos aviones? Desde el 19 de mayo yendo para Mendoza, el junio de recorridas a Santa Fe, Brasil, Santiago, Lima, y sigue en julio, a Rosario, ayer a Tucumán.
Gladiadores con ropa nueva, esta vez, la camiseta de un verde tenue, que cuando la tenés en las manos te lleva a ver el Estadio impreso en la tela como una marca de agua…
Agua fue la que cayó en la cancha del Club Atlético Tucumán, entidad precursora del fútbol en esta Provincia. La provincia donde se juró la independencia un 9 de julio. Donde el rival aparece por el túnel queriendo defender su racha, para sumar la cuarta victoria sucesiva como local.
El show superficial de la TV y las raíces profundas de nuestro propio suelo argentino: “Sean eternos los laureles, que supimos conseguir”, se lee en el banner que despliegan los dos equipos para la foto. Mucho más eterno el recuerdo cuando se ven a tantos pibes que esta temporada fueron capaces de desafiar todo tipo de obstáculos. ¿Qué puede hacerle una sensación térmica baja y un aguacero?

Si esta capital tiene el Museo de la Independencia en la Casa de Tucumán, el Club Atlético tiene el honor futbolero de haber fundado la Liga en 1911 y de ahí el seudónimo de “Decano”. Gimnasia y su antigüedad tiene una historia más lejana, que lo llevó a ser el “Decano del fútbol argentino”, hasta que se oficializó por Conmebol lo del “Decano de América”.
La historia hace gala y es festín de los memoriosos mientras cae la lluvia, pero no acariciando, sino casi golpeando. La historia dice también que en 1903 los tucumanos golearon a un combinado de Salta, en dos partidos en fechas patrias, el 25 de mayo y 9 de julio. Esos partidos interprovinciales que demostraban en sus formaciones quiénes trajeron la pelota a este país. La formación de Tucumán tuvo una amalgama de pioneros británicos (Chevallier, Robinson, Delacroix) y figuras locales (jugó un Fanjul), según lo hallado por Jorge Gallego en una investigación que publica la página web del CIHF.
Toda la historia se revela como el pueblo en un recibimiento popular impresionante.

“Chirola intenta que el equipo tenga la pelota”, me anticipa Fernando Inchausti, un periodista de trayectoria en La Plata. Así se dio, pero el plan hizo pie hasta el minuto 28. El mismo DT se sinceró después en la conferencia: “Los equipos no se sacaban diferencias y viene el gol por error”. Fue aquel grito de Estigarribia y otro golpe que aflojó la resistencia definitivamente, a los 38, cuando Guillermo Enrique ayudó a que la pelota ingresara por encima de su compañero Durso, en una bola que pareció una tormenta (ayer, en la misma fecha 24, Newell’s también ganó y el segundo gol fue por la ayuda de un “autogol”).
“El 2 a 0 nos lastimó mucho”, dijo Sebastián Romero, que cuando pierde no muestra nada de su sonrisa ancha y mesurada de las fechas donde se amigan los triunfos. Lleva puesto el chip de los entrenadores pasionales, viscerales, como era Griguol.

Terminó el juego, no paraba de llover, como si el cielo se pusiera a recordar que venía el 12 de julio, aniversario del natalicio de René Favaloro, quien hubiera cumplido 100. El Club inauguró dos mosaicos realizados por Maru Pellati del Frente de Aristas Triperos. Y en la próxima fecha va a salir un Lobo con otra camiseta original, con una imagen estampada del ilustre cardiocirujano, para jugar con doce, justo ante Boca Juniors.

Ante seres humanos de la talla de Favaloro, hace falta calentar el alma escuchando en este frío invierno de la humanidad dividida. Parar la pelota y mirar a esa gente común que habita en los barrios y tuvo el placer de detectar los valores del doctor, sin el traje, ni el barbijo. Como Alfredo Barr, un simple mondonguero, que sigue transitando las calles del barrio y cada tanto concurre al Estadio de 60 y 118. Y amanece sin recordar en absoluto la insignificante derrota. Porque derrotas son las que tenemos sin una respuesta por Favaloro. Entonces, en su Facebook, como si le estuviera hablando a René, Alfredo propone un mano a mano.

«¿100 años ya? Como se lo necesita y se lo extraña! Su palabra justa y serena, su ejemplo de vida, su amor por la patria. Sabe… me lo imagino sentado en una larga mesa saboreando los ravioles que tanto le gustaban y tomando el vino siciliano del parral de su abuelo que tanto cuidó y visitó con lágrimas en los ojos en Italia. Infaltables, seguramente, sus padres, su hermano y la abuela Cesarea a quien amaba, dialogando en la huerta que le enseñó a cuidar. Seguramente, rodeado de lapachos, jacarandaes, algarrobos y el ceibo blanco que tanto quiso y un vecino le regaló… Presentes sin duda la Directora y alguna maestra de la Escuela 45 que lleva su nombre donde dio sus primeros pasos. No faltarían Timoteo, Cacho y Dardo, recordando a su querido Gimnasia… La música de Falu, el charango de Jaime Torres y la voz inconfundible del Gordo Saravia de los Chalchaleros, y a quienes operó y tanto le agradecían y querían…»

Este hincha es el vocero de todos los triperos y de los argentinos.
No hay pérdida más grande e ilevantable que ésta. Mientras tanto, el mundo sigue girando y Chirola irá camino al vestuario y al campo de Abasto o del Bosque, con sus pibes y su cuerpo técnico, convenciendo de que “el domingo hay que levantarse”.

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