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miércoles, abril 16, 2025

Agrupación de corazones contentos: la infancia fue hechizada por una “Bruja”

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“Quien solo sabe de fútbol, ni de fútbol sabe”. La frase se posa en la mente en la la calma del teclado, pasada la ronquera de un domingo a pedir de los pibes y las pibas, y de los adultos con nuestros recuerdos de un día único.
Algunas calles de La Plata se cortaron al tránsito, y aunque fueron pocas, comparada con la vastedad del territorio platense, se levantaron sueños junto a los inflables, los cuerpos se sintieron en la temperatura que conforta corazones más allá del gris y nuboso paisaje. El Club Estudiantes, su Fundación que lleva ocho años con la cabeza puesta en la construcción de una sociedad más inclusiva, las agrupaciones de socios; todo un estilo de vida, que solo entenderán los que pasaron y seguirán pasando por estos núcleos sociales sin fines de lucro.
El Puente, Hernández y Plaza Güemes fue el comienzo de una celebración del Día de las Infancias que el fin de semana próximo tendrá otras tres, y el otro, tres más.

LA MEJOR TÁCTICA
Estar unidos y bien complementados dio un maravilloso resultado: satisfacción, alegría, algo de esperanza en los lugares donde más se necesita un abrazo. “No fue solo un Día del niño, fue la hermosa unión del barrio con el club. La predisposición de la Bruja y la Fundación para con nosotros por todo lo que venimos haciendo, más que felices”, despertó hoy respondiendo Constanza Tirao. Ella es “Coty”, el seudónimo lleno de afecto que sale de esas criaturas que la ven como una madrina en 52 y 149 donde está la Agrupación Barrio El Puente. “Coty” repartió papeles para dibujar o para que pinten, como tanas veces, desde su vocación docente en el taller de serigrafía y sublimación que conoce el barrio. Curiosamente, una fecha feliz como ésta de agosto, conoció a su pareja, cuando le dijo al Pela “vos llevá la maquinita de cortar el pelo y copate con los pochoclos”. Terminaron enamorados. Esta tarea no es un día al año, sino los 365. A unos metros de la esquina está el inmuble donde pronto se levantará un salón de usos múltiples (SUM) destinado a mejorar el servicio de la cocina, el apoyo escolar, los talleres de oficio, las necesidades del cotidiano en un barrio.

El presidente Pincha en una jornada que celebra la infancia, la primera de las tres que proyectaron

La «Bruja» Verón puso de ejemplo a El Puente. Lo dijo ayer, antes de mirar por TV el partido de Estudiantes en Tucumán, que arrancó a las 17, y donde ocupó todas las horas previas en una recorrida por tres espacios del conurbano platense; dispuesto a dar, abierto a la experiencia, sin expectativas. Toda una figura popular arrojada al océano del compromiso social desde su Club, el mismo hombre que antes iba a buscar una pelota para darle un buen destino, una buena metáfora de lo que tiene como objetivo con la Fundación.
“Es extraordinario lo que provoca una figura… Salían gente de las casas… Pibes que llevan distintas camisetas… Tuvo tiempo para un niño o un mayor” reflexiona Fabián Salvioli, titular de la Fundación, nacido en 1963, es decir, con una infancia en que llevado de la mano por su padre Emir Salvioli vivieron la época de gloria del equipo entrenado por el célebre Osvaldo Zubeldía, el tricampeón continental.
La impronta de lo colectivo por sobre lo individual que se hizo carne en un once de fútbol, sabe de esquemas que tocan las fibras de una sociedad en un momento que realmente impacta por la coyuntura económica. La Fundación llevó juguetes, la gente de las agrupaciones fueron los brazos que sostuvieron el esquema diagramado y que, en definitiva, todos disfrutaron. Un banquete para comer algo rico, una batucada, un partido de metegol, un inflable, y una foto con el ídolo entre miles de anécdotas de la experiencia.

«Coty» Tirao, una de las mujeres que se ganó el corazón de la infancia en un barrio platense

Con cierta cercanía geográfica, de El Puente, una hora y media después Juan Sebastián Verón llegó hasta José Hernández, en 31 y 515, a la hora de una olla popular. La cancha del Club FIPA  pareció despertarle el indio que lleva adentro el ex jugador de la Selección Argentina y, aunque no lo dijo, puede recordar que en esa zona de La Plata fue a jugar en su niñez, acompañado de su papá —legendario puntero— y su mamá —muy fanática del hijo— para divertirse en torneos de fútbol infantil del Centro de Fomento Hernández. Nadie prestó atención a la nubosa tarde cuando lo vieron pedir la pelota, tiró jueguitos y subió a su camioneta para partir como una Brujita de los cuentos infantiles hacia otras calles, la 36 y 135, que se tiñó roja y blanca con la Agrupación Plaza Güemes.
Se acercaba la merienda, más donación de juguetes, y las golosinas de todos los colores, como las camisetas de fútbol de distintos equipos… Boca o River.

AL ESTILO DE ESTUDIANTES
Con Juan Sebastián Verón en la conducción, se puede atar algún hilo presente con el pasado, ya que  en tiempos lejanos de Jorge Luis Hirschi (también crack y luego presidente) la niñez tenía un papel preponderante. Lo mismo pregonó Mariano Mangano, cuando el León fue campeón Intercontinental de Clubes en 1968.
Según el diccionario, estilo significa “manera de hacer una cosa que resulta   característica de una persona, un país, una época”. Y este Estudiantes de hoy se ocupa de seguir regando las raíces de ese gran árbol de 119 años con tantas ramas deportivas… Una de ellas es la Fundación, que tuvo un reconocimiento por parte de la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, declarándola de Interés Cultural. Durante los últimos años, en convenios de cooperación, trabajó en forma articulada con la Universidad Nacional Arturo Jauretche, Fundación Huésped, SEDRONAR, UTEDYC La PLATA y la Fundación Generando Futuro. Han realizado actividades muy exitosas como el Programa “Pibes y Pibas a la Cancha”.

Olla popular, simpatía futbolera y proyecto que nuclea el club con el barrio. Otra meta de Verón

Este nuevo día de las Infancias volvió a ser feliz. Al finalizar la jornada, una voz al teléfono, aceptando la entrevista, denotaba una actitud de grandeza y  responsabilidad, con el ímpetu de todo hincha para sembrar en tiempos donde más se necesita del otro. Su apellido suele verse en una de las banderas en cada partido de local o en algún estadio de cualquier punto del mundo, “Los Salvioli”.
De pronto, esa bandera habla. Es Fabián Salvioli, quien transmite el legado que mamó en sus días de la infancia, en la tribuna de tablones, cerca del túnel, con su papá Emir y con los tíos Pepe y Tito. “Se trata de que tengan una infancia… Nada de esto que encaramos me es ajeno porque toda la vida trabajé en derechos humanos”. Fue en agosto de 2013 que tiene un razón más para luchar, Gaspar Salvioli, su hijo, cuyo primer documento de identidad fue el carnet de Estudiantes.
Pero es más que fútbol, es la fundación de toda vida humana, es la infancia.

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