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sábado, diciembre 14, 2024

Cascini: A 21 años de la tercera estrella mundial de Boca y una pasión familiar en el Club Talleres del Ferrocarril Provincial

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14 de diciembre de 2003, Estadio de Yokohama, con 66.757 espectadores, y una cabecera con banderas y sombrillas en azul y oro, adrenalina bonaerense en la noche japonesa. Acá ya amaneció y el domingo es una fiesta para Boca Juniors. A nivel internacional va a quedar en revistas, libros, páginas web como la estrella número 12, y será la tercera en la jerarquía de títulos mundialistas. Pasó como una exhalación, diecinueve almanaques del empate 1-1 de 120 minutos, ante Milan, y los penales donde fue 3 a 1. Son hasta hoy los últimos argentinos en ganar el ahora Mundial de clubes, pero esa fue la Copa Intercontinental en el antiguo formato de un partido, entre dos rivales, europeo y sudamericano, con la sede fija en Asia desde 1980 a 2004. Antes, la Copa tuvo dos decanatos (años 60s y 70s), debatiéndose con partido y revancha, uno en cada país y con la posibilidad de un tercero juego, neutral.
Aquella noche japonesa tuvo la arrolladora presencia de un equipo con Alfredo Raúl Cascini, el 22 en su dorsal, sacando el último tiro como un rayo de felicidad que erizó la piel de La Mitad más Uno. El rival era un plus: ese Rossonero al que Boca igualaba en la cantidad de éxitos Intercontinentales con 3 títulos, junto a Real Madrid y a los uruguayos Nacional y Peñarol.

La cara de Alfredo Raúl Cascini, como un «Chucky» de alegría para la eternidad en Boca

Hasta aquí no hay nada nuevo. Sin embargo, podríamos aportar un hecho extraordinario que reviste Cascini, que entonces vivía en nuestra ciudad de La Plata, en el barrio La Loma, lo mismo que les pasó a otros ex jugadores a la hora gloriosa, todos mitos vivientes de la vieja Intercontinental, Juan Carlos Rulli (Racing), Miguel Santoro (Independiente), Juan Ramón Verón, Carlos Pachamé y Gabriel Flores (Estudiantes), Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto (Boca). Hubo muchos más que lamentablemente fallecieron.

VÍNCULOS AFECTIVOS EN UN CLUB DE LA LIGA AMATEUR
Desde 2019 Cascini cumple labores en el Departamento de Fútbol boquense con otros ex futbolistas (Delgado, Bermudez y Serna), pero no son pocas las jornadas en que Raúl disfrutó del ritual de ver fútbol en familia, no desde la comodidad de un living comedor, sino en alguna cancha de la Liga Amateur Platense, en el campeonato de la Divisional B, donde está Talleres del Ferrocarril Provincial y su hijo Salvador, sobrinos y una parte de la parentela. De su árbol familiar salió una rama importante que lleva la esencia de una pelota. Y la semilla de ese árbol tuvo una relación conyugal de Raúl con María Bernardella Semplici que han dado luz a cuatro hijos: Bautista, Luisina, Salvador y Paloma. Cuando él todavía jugaba, llevó a Bauti a ADAFI (1997) y después tuvo más tiempo para disfrutar de Salva en Talleres (2004). Por sus años de nacimiento, ya dejaron la pubertad y encaran una vida responsable, con distintos roles: el mayor es jugador profesional, hoy en Sol de América de Paraguay, y el menor estudia y se deleita con sus amigos en Talleres, en ese torneo donde hoy debe salir un primer ascendido: Comunidad Rural o Círculo Tolosano.

Lucio Ferioli, Octavio Ferioli y Salvador Ferioli, ayer en infantiles, hoy en mayores de Talleres

En la casa hay un abuelo, Antonio Semplici, quien en sus tiempos sudó la camiseta de CF Ringuelet, fue el “5” que subió a la A del fútbol liguista en 1976. El mismo caballero que en la década del 90 incursionó en la faz organizativa de dos clubes grandes de la región, Estudiantes (club del que es socio vitalicio y decidió ayudar dentro en una subcomisión de apoyo para volver a Primera en 1995); luego, pasó por el Club Atlético Villa San Carlos en otro proyecto con buenas experiencias en Primera D. A sus 72 abriles “Nito” Semplici está muy orgulloso de las cuatro hijas y los nietos; todas, ligadas de algún modo a la vida en un club social: María Emilia (con sus hijos en DIVE de Villa Elisa); María Florencia (radicada en España, con una hija en la Selección de fútbol femenino de Mallorca) y María Bernabella (con Salvador en Talleres y con Bautista en plena trayectoria como futbolista desde su debut en 2017); y María Belén (la mamá de Lucio Ferioli y Octavio Ferioli, dos centrodelanteros de alma, dos 9 “onda Palermo”). Se ve en los pibes también la energía del ADN, una contextura corpulenta que sale al padre, Uriel Feriol, ya retirado con 43 años, ex de los “tallarines” de Los Hornos, donde fue DT del Senior.

Recuerdos de un festejo en fútbool infantil, con María Belén Semplici, hoy dirigente del Club

¡ES LA HORA DE JUGAR!
Este domingo promete el marco ideal para jugar y los pibes hoy en las categorías mayores de Talleres se presentarán en Cuurzú Cuatiá, Villa Elisa, en lo que es hoy uno de los mejores campos de juego (en su anterior «vida» era un cultivo de fluricultores). Será un buen lugar para hacer rodar al balón, donde el capitán Nicolás Temoinko podrá salir jugando, Salvador Cascini y Damián Valente conectarse como en los días de Estudiantes, y arriba todos los espacios para Lucio Ferioli, que confirma que un grupo como el que se armó no se da en muchas instituciones. “Hoy somos todos chicos del club, que pasaron por infantiles y juveniles, llevando la mayoría más de diez años con esta camiseta, acá no hay tipos pasajeros”, apuntó. Y tira flores a mamá Belén: “Si falta es una vez al año por la caminata a Luján, y estando allá me ha hecho videos llamadas porque quería saber como estábamos por el partido”, afirma el primogénito.

La primera división de Talleres que buscará el año próximo el salto a la Divisional A

—Lucio, ¿se puede plantear un buen estilo de juego en las canchas amateurs?
—Hay técnicos que intentan, eh, pero si vas a Tolosa tenes que jugar a la segunda pelota, a la olla y a ganar como puedas, porque no podes jugar.

La referencia es al campo de Círculo Tolosano, una de las canchas con menor espacio y con el alambrado tan encimado a la raya de cal que requiere de cuidados en el movimiento de los jugadores apremiados en algún desborde. Allí, en 528 y 117, se lo vio al famoso Alfredo Raúl Cascini. “Se para atrás del alambrado y se pone loco con el hijo”, sonríe el sobrino mayor, que a veces lo “pincha” con una anécdota sobre el festejo del gol al Milan: “Como vas a festejar el gol así, estás loco… Se te tiraron 500 personas… Como no te moriste ahí abajo, tío querido. ¡Te hubises tirado arriba de la tribuna”.
Otro que puede encontrarte en la “tribuna” (muy pocos tienen para los visitantes) es Juan Bautista Cascini. Claro que debe coincidir con algún receso y estar por la región, ya que viene de jugar en Rumania y hoy lo hace en tierra guaraní. Para Bauti, el fútbol era un llamado al nacer: Bernabella dio a luz el 4 de junio de 1997, y cinco días antes su papá dejó de lado parto y emoción para concentrarse en Independiente, que le dio un baile a Colón en Santa Fe. Golearon 6 a 0 y quedaron a un punto. Ese equipo de Menotti no alcanzó el título porque el DT decidió marcharse.

Juan Bautista Cascini, hoy en Sol de América, figura en el fútbol paraguayo

LUCIO: AMOR AL CLUB DEL BARRIO
Después del trabajo, y a partir de las 18 su vida es Talleres, esta pasión que está a unas cuadras de su casa. La pasión por el equipo que integra se puso a la par de su amado Estudiantes. Así es Lucio, el que piensa dejar “algo más, habiendo dejado al equipo en la A y tener una cancha, algo que no se nos dio”. Se inició a los 4 años.
Hay fechas que archivó un hincha del club, que lo tienen como protagonista: en 2008 se refundaron institucionalmente como Club Talleres del Ferrocarril Provincial y Lucio Ferioli jugó el primer partido oficial de la categoría 2002, en LISFI, con 5 años.
El 16 de marzo de 2014 firmó planilla en el debut en cancha de once de su categoría, ante San Lorenzo de Villa Castells, por la primera fecha de juveniles de la LAPF.
Piensa en Talleres todo el día y lleva la carga de la referencia para el gol de la primera. “Me gusta Lionel Messi, en su momento la Bruja, y hoy de Estudiantes Ascacibar por la entrega. Si me preguntás por mi posición me gustaba mucho Boselli”.
Adelante, como en una formación ferroviaria, cuando encara con su tranco potente tiene aires de locomotora, esa que tienen en el escudito.

Un partido de la cuarta de Talleres, con «El Tanque» Ferioli en ofensiva.

SALVADOR: LA PELOTA SIEMPRE AL DIEZ
El 10 de la primera se llama Salvador Cascini, y confirma que “acá el apellido no importa, somos todos iguales y por eso vine a Talleres”. Con el carácter del padre, frontal, reflexionó que “en la Liga Amateur Platense nadie regala nada, y aunque pienses que la B es un fútbol más fácil, es muy áspero, muy físico, se gana por detalles, por estar metidos. Donde pego sin querer a un rival, lo primero que hago es ver cómo está y pedirle perdón. No te voy a mentir, tengo un juego donde me gusta chocar y doy todo, pero siempre con la mejor intención, con los valores que me inculcó Estudiantes, donde estuve cuatro años”. En el Pincha tuvo un ejemplo del que aprendió mucho, Bautista Cascini, su hermano (en familia fueron a verlo desde juveniles hasta aquel momento top, con un gol en 1ª Pincha en el estadio de Mar del Plata, en 2017, el mismo día que su papá cumplía 46 años).
En el caso de Salvador, formarse en el club del que es hincha fue un gusto, desde los 12 a los 16 años; la pandemia cortó en forma abrupta esa etapa y trató de buscar revancha, pero sin insistir a fondo. “Fui un día a Independiente, a Quilmes y a Godoy Cruz dos semanas pero decidí no seguir jugando”. Entre los libros de la carrera terciaria, la pelota esta ahí, pidiéndole al 10 una más, y ante el llamado del primo Lucio no se pudo resistir.

En el femenino, Talleres hoy marca un camino. Aquí, un torneo de Madres, con Belén Semplici

—Salvador, hoy es el aniversario de un gol histórico para la familia Cascini. ¿Cuántas veces miraste la final Boca-Milan?
—¡Sí, por Youtube, muchas veces, tanto esa final como la de la Copa Libertadores. Cuando puedo lo hago porque me divierte. Recién nacía cuando mi viejo se estaba retirando.
Como en los días tiernos de la niñez, se viste de verde y blanco con botines y mira de reojo esa canchita donde a veces se juntan, en 131 y 52; pero entrenan en otro predio y son locales en Olmos, mientras vive en City Bell y estudia en CABA. Jugar a pulmón y buscar el ascenso no tiene precio. Quiere un 2025 tan alto como han planeado en la intimidad. Mientras su papá trabaja en Boca Juniors, y busca un fin de año glorioso en un Mundial de Clubes, el 10 de Talleres toma una frase riquelmeana y en su propio mundo nos dice: “estoy feliz”.

Salvador Cascini le pone el pecho a la pelota y el corazón al llamado de Talleres

OCTAVIO, EL PRIMERO EN CAMPEONATOS…
En la gran familia de jugadores de fútbol, la sangre del más chico asoma con éxitos que son presagios para el sueño del club. Octavio Ferioli nació el 15 de diciembre de 2005 (mañana festeja 19 carnavales) y este año la Cuarta es tricampeona y él uno de los cinco goleadores del equipo.
Datos estadísticos que agrandarían a cualquiera, para el “Tanque” deben ser algo normal. Su categoría ‘05 empezó a ganar torneos desde chicos, como el bicampeonato de LISFI en 2013 (uno de ellos, fue “compartido con Estudiantes de La Plata”. Pasaron a prenovena y en 2017 otra vez bicampeones, con un condimento extra: el Apertura fue el primer Talleres ganador en la Liga Amateur, el 2 de julio de 2017.
Con edad de Cuarta, otra racha empezó en el Clausura 2023 y en los dos torneos de 2024. Contabilizando, lleva siete “vueltas”. ¿Será que la octava de Octavio se dará en Primera? “Ese es el sueño de todos”, afirmó el 9, que también sueña con el festejo junto a su hermano, el primo y toda la bandita. A su madre siempre le dedica algún golcito. “Belén debe llevar quince años en el Club. Desde chiquitos nos llevaba a entrenar y no se iba, haciendo amistad con todas las familias”, expresó desde su metro y 86 centímetros en los casi noventa kilos.

2012. Octavio Ferioli, en un partido de locales en «El Vagón», con el DIVE (gentileza J. Díaz)

Todos los sueños más grandes en los que amamos el fútbol empezaron en los días de la infancia, como los que persiguió Raúl Cascini con sus primeros colores, Chacarita Juniors. Luego, fue a Platense y arrancó en 1990 en primera donde la carrera se extendió 24 años. El pico máximo fue un día como hoy, en Japón, y el dale campeón seguirá siendo su música durante toda la vida. Mientras, si la profesión del dirigente deportivo tiene agenda libre, estará en Talleres del Ferrocarril Provincial, donde una rama de la familia nos recuerda al tiempo lejano en que juntábamos figuritas para completar un álbum. En Talleres, están quedando para el final las más difíciles, esas que a veces parecen que no van a llegar… El ascenso y el predio. Está buscándolo. Le sobra pasión e historia.

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