“Nosotros jugábamos con camiseta azul y vivos blancos”, hace memoria don Aníbal Giron, socio vitalicio, que recuerda aquellos días de diciembre de 1977, en que integraba la Comisión Directiva, cuando la AFA les confirmó que iban a poder jugar, tal como un año antes lo hacía Berazategui, y Quilmes, sus vecinos.
El señor Norberto Tomaghello —cuyo nombre está escrito en la bienvenida al Estadio, dándole crédito a la gran historia futbolera— fue quien le dijo sí a un grupo de entusiastas que tenían un equipo y buscaban un aval de un club para entrar a la AFA. Y «Tito», que era el presidente, fue ese que confió cuando en otras instituciones con personería jurídica se lo negaban.
El Club Social y Deportivo Defensa y Justicia desde su fundación en 1935 llevó los colores azul y blanco.
En los ochenta pasó a tener camiseta amarilla y verde, por tema del fútbol, asegura uno de los socios y directivos que promovia el sueño de llegar a la AFA y en esos días hacía rifas, asados, festivales y hasta canjes publicitarios, desde el mismo día que el Comité Ejecutivo de la AFA confirmó a Defensa para la edición de 1978. Por entonces, para entrar en la cuarta categoría, la «D», se exigía la presentación de tres equipos: la Primera, la Tercera y la Quinta. La obligatoriedad que los puso a trabajar duro fue la cancha, porque tenian que presentar una propia… y la tuvieron en tres meses. Defensa la inauguró en un amistoso ante un combinado de Boca Juniors, el 26 de febrero de 1978.
La ciudad de La Plata empieza a relacionarse con éste club de Florencia Varela y, como veremos en esta nota, será una especie de sociedad exitosa.
En 1979 llamaron a Roberto Avalos, el DT que se hará cargo de las tres divisiones, con su ayudante Fernando Parenti, quien lo recomendó. El Beto Avalos, nacido en Los Hornos, había sido ídolo de las hinchadas de Estudiantes y Lanús. Jugaba de back, en la defensa. Parenti hoy vive en Bosques y lleva la nostalgia de aquella etapa fundacional.
Conformaron la Quinta con pibes de la clase 1961, y Marcelo Avalos, hijo del Beto —dos años menor, de la 63— empezó a meter goles en los mismos arcos donde está hoy el estadio, en el barrio El Matadero. Hace 40 años, sin asfalto, los días de lluvia era barro y fango, pero con “mi viejo no se suspendían nunca las prácticas”, cuenta Chiqui.
“Defensa había armado sus divisiones con jugadores que venían de distintos clubes de barrios, del seleccionado de Peugeot, de pueblos vecinos y hasta de la ciudad de la Plata.
La gran mayoría de los jugadores trabajaban o estudiaban, costándole mucho sacrificio concurrir a los entrenamientos”, se lee en un libro, que escribió el mismo Anibal Giron, lleva hecho seis y se pueden disfrutar por internet, con descarga gratuita.
De La Plata a Varela y al revés, siempre en tren, no solo el Beto y sus hijos (también se sumará Fabián Avalos, defensor), sino el “Tano” Juan Carlos Taranto, el “Coto” Marcelo Luchetti, y al segundo año (1980, el tercero de Defensa en AFA) se sumó Daniel Bottero, otro platense.
“Lograron el campeonato de Quinta de punta a punta, con la camiseta original, la azul. Eramos una máquina con el viejo 4-3-3, con dos wines. Fui el goleador del campeonato y mi viejo me hacía marcar al 5 contrario”, sonríe Marcelo Avalos.
Taranto recuerda las andanzas: “Salía de la escuela a las 13.05 horas y la salida del tren era a las 14.10, llevando el bolso que cumplía tres funciones: porta carpetas de estudio, ropero de entrenamiento y vianda para el almuerzo”. Bottero también recuerda los viajes cansadores, “salía de casa al mediodía, en micro, para bajar en la estación de trenes del Roca, de ahí rumbo a Bosques, primer objetivo del viaje, para luego hacer transbordo hacia la estación ferroviaria de Varela. Allí tomábamos el micro de la línea 500 hasta al estadio, ¡tres horas de viaje, a veces con 30 grados de calor a la sombra!, todo ese sacrificio era para jugar un rato al fútbol. Algunos le decían hambre”.
Hasta que llega 1981 y otra revolución. Cambiaron las camisetas, que pasaron a ser amarillas con vivos verdes, tal cual era el principal sponsor, la empresa de colectivos El Halcón, que los llevaba a todas las canchas. A los jugadores y a los hinchas. Y los mismos pibes de la Quinta repiten en Tercera, por afano. “La fiinal con Ituzaingó, 4 a 0, con cancha que explotaba. Hice 72 goles en un año, entre 5ª y 3ª y debuté en 1ª contra Villa San Carlos, con 17 años, le pegué un tiro en el palo a la Villa”, vuelve a reír Marcelo. Era el segundo trofeo en la vitrina.
El equipo superior en 1981 se quedó a las puertas del ascenso, por un punto.
Destinos: Marcelo Avalos firmará contrato en Temperley, en 1984; Taranto será figura en San Martín de Los Hornos, y Bottero, aquel 5 de buena técnica, se recibió de contador y actualmente colabora con la dirigencia de Gimnasia y Esgrima La Plata. Luchetti era un crack pero no jugó más por esas cosas de la vida.
Tras jugar cuatro años de corrido en la “D”, en 1982 lograron el ascenso a la Primera C. Esa campaña llevaron entre treinta y cincuenta micros, incluido a Berisso, la tarde del sábado 4 de septiembre, donde les tocó la adversidad. Villa San Carlos los goleó 6 a 1. El partido sufrió una interrupción de diez minutos cuando se iba el primer tiempo por la agresión del público visitante al juez de línea. Defensa y Justicia sufrió cuatro expulsados y el árbitro Cesareo Ronzitti lo dio por finalizado cuando restaban 4 minutos, por la lesión de un jugador que dejó al “Halcón” en inferioridad numérica.
El historial con los de Berisso tiene una docena de chivos partidos: En la “D” jugaron 10 veces, 4 triunfos Celestes y 4 verdeamarillos. En la B Nacional, 2 veces y 2 de Defensa.
En 1983 vienen las topadas con Defensores de Cambaceres, hueso duro de roer, ya que solo tres veces pudo ganarle al Rojo, que llegó a quebrar una racha de un año sin derrotas de Defensa como local. Fue el sábado 11 de junio de 1983, cuando Osvaldo Potente, que se estaba retirando en el cuadro de Ensenada, la calzó de zurda desde el borde derecho del área grande y a cobrar. «Patota», ídolo Xeneize, había sido seducido por el técnico Héctor “Cacho” Massa, un berissense que por entonces conducía a Cambaceres. Y formó con el siguiente once rojo: Carlos Canale, “Lombris” Gómez, Sergio Demo, Hugo Casal, “Chirola” Arrambide; Rassic, Sánchez, Nuñez, Luis Gatti, Potente y el “Piojo” Luis Zibecchi. Luego entraron Gago y Juárez.
Defensa y Justicia, en 1985, ganará el campeonato de la “C”. Y al siguiente año, con una reestructuración de AFA, se suma la B Metro y en un breve torneo de seis meses, aprovecha el envión y sube al Nacional B. El delirio del barrio, con un mediocampista que fue campeón mundial de 1978, Julio Ricardo Villa, con 34 años. El arquero era platense, Carlos Alberto Nazar, de 28 años. Se había formado en Estudiantes, quien guarda en el alma un recuerdo de Raúl Maradona, quien fue compañero en Defensa. “En el año 77 me llevaron a un seleccionado Juvenil, que jugó en Venezuela, donde compartí con Diego. Un día, el hermano Lalo llega a una práctica en Defensa con un bolso y unos guantes Puma. No lo podía creer cuando me los regaló. ‘¿Todavía se acuerda Diego?’, le dije; a lo que Lalo me respondió: ’Diego se acuerda de todos los jugadores’”.
Ese plantel tuvo a un defensor Claudio Fabián Bozok, libre de Gimnasia, que terminó siendo figura en Estrella de Berisso.
Entre 1987 y 1991 los muchachos de la región siguen probando suerte en Varela. El arquero Pablo Vercellone (hoy es entrenador de arqueros en España con Diego Simeone); el defensor Javier Orengo (de las juveniles de Estudiantes a Quilmes y el final con lesión en Defensa, tras lo cual se recibirá de martillero); el delantero Gimnasia Omar Bastía, pelirrojo ex Gimnasia, el club que lo trajo desde Rosario. “Hace poco nos llamó el club para homenajearnos, para ellos, habíamos sido un eslabón más en este crecimiento”, contó Bastía, hoy profesor de escuela de fútbol del Club Almagro de La Plata.
Tuvo a Martín Sabio, otro libre del Pincha que pasó tres años en Varela. El “Cabezón”, criado en Berisso, evocó “los viajes con mi amigo Varcellone, en colectivo, con un pase especial en el Río de La Plata, hasta que el Flaco compró un auto y fuimos en su Fiat 128 Europa tomando unos mates”. Una lesión lo limitó y dijo basta pero antes quiso retirarse en Estrella, como campeón de la Liga Platense. Se recibió de odontólogo, profesión que hoy ejerce, además de la docencia en el fútbol, siendo entrenador en el Club Social y Deportivo Olimpo, en Lanús, donde reside. “Soy hincha del fútbol y cuando me dicen acá de qué cuadro sos, digo soy de Defensa”, dice Sabio (en la foto de abajo, agachado, el primero desde la izquierda).
Millones de vidas deportivas cambiaron de rumbo de forma inesperada. Y mientras Defensa se sostenía en el segundo nivel, la Comisión Directiva de Cambaceres, encabezada por el empresario José Riccione, cedió a Defensa a Marcelo Gutiérrez, y como parte de pago llegó desde Varela un jovencito Omar Acevedo, el “Rapi”. Gutiérrez jugó poco en el Nacional, y Acevedo hizo historia en Camba. “Por un año, en 1988, nos transportábamos en un micro de la empresa El Halcón, que nos llevaba de visitante”, evoca Juan Antonio Guerra, quien por veinte años fue secretario de prensa de CDC.
En 1993 Defensa por primera y única vez desciende de categoría. Regresó en 1996, en un torneo en que jugará contra Cambaceres—la última vez—, que volverá a ser verdugo al ganarle 3 a 0 en Ensenada. Comandados por Fernando Donaires, el campeón le sacó 4 puntos a Tigre y San Miguel. En el plantel estuvieron dos caras conocidas de Estudiantes: el delantero Pincha, el «Hueso» Sergio Recchiutti y Leonel Casiano, un talentoso enganche, de la famosa 73 súper ganadora en juveniles. “Dos años impecables, arranqué en BM, ascendimos, jugamos BN y perdimos la semi con el Chacarita que tenía a Carrario y a Schiavi. Solo tengo palabras de agradecimiento por el trato”. Otras épocas del club, sin predio auxiliar. “José Lemme, el padre, era Presidente. Diego viajaba con nosotros en el micro, como un jugador más”, recuerda Leonel, actualmente con la 10 del Senior del «Defe».
También se destacaba en este ascenso Matías Raposo, un “5” que había jugado en una Cuarta división de Asociación Brandsen, y Angel “El Mono” Candia, quien más tarde será figura en Deportes Sur, club de Varela que se afilió en la Liga Platense y fue campeón entre 1999 y 2001 (hoy es técnico de inferiores de Defensa). Su primo Raúl “Mono” Candia fue jugador del primer equipo de Defensa que estrenó en AFA, y que después dio la nota como hincha, ya que solía ir «con una moto delante de los micros, tocando la sirena». Fue policía y hoy, radicado en Verónica, es entrenador del fútbol femenino. Aquellas caravanas festivas de la gente del «Halcón» fue parte del folclore del ascenso durante toda la década del 80.
Los platenses siguieron llegando. Carlos San Martín fue campeón con la Reserva del Pincha en 1992 y luego marchó al “Halcón”, que después lo transfirió a Chile, país donde lo dirigió el inolvidable “Cacho” Malbernat —capitán del Estudiantes que gritó en Inglaterra 1968—. Vueltas de la vida: hoy San Martín está a cargo del Departamento de arqueros de DyJ.
Se fueron repitiendo los jugadores adoptados por Defensa, que dejaron algún día 57 y 1. En 2002 fue la hora del DT Rubén Agüero. El mendocino venía en racha y se la jugó por los jóvenes. Entre los que tenía (y los que llamó) en Varela armó un verdadero combinado de prosapia albirroja: Pablo Figueredo, Silvio Duarte, Juan Lezica, Esteban Solari, Maximiliano “Pata” Cejas y Maximiliano Benítez. Por el viejo portón de chapa, bien pintadito, también pasaba un 10 de Cambaceres, Pablo Casado. Hicieron la mejor campaña en el Nacional hasta entonces, y evitaron el descenso. “Tuve que volver a Camba que pedía mucha plata. Le ganamos el clásico a Quilmes las dos veces, esto fue lo mejor para la gente”, recuerda con una sonrisa Casado, hoy DT de los de Ensenada.
El arquero Figueredo comenta que “haber estado en vestuario de primera dos años y pasar al Nacional B no era lo mismo. Año a año fue mejorando y tiene cosas de Estudiantes al formarse un sentido de pertenencia”. Oriundo de Berazategui, éste 2023 ha sido uno de los entrenadores de arqueros en la reserva del “Halcón”, en el Departamento que dirige San Martín.
Defensa era algo modesto, pero serio y ordenado. Cumplidor para los jugadores en los salarios. Pero al estirón deportivo le faltaba un complemento edilicio, ya que por lo general se entrenaba en el mismo estadio «Tito Tomaghello», aquel prócer que en la Comisión ya tenía laburando a un nieto.
Fue el «Negro» Agüero quien les sugirió la compra de un predio que pertenecía a Carlos Quieto, un empresario muy amigo del “Narigón” Bilardo. Allí iban muchos clubes del ascenso para concentrar y utilizar las canchas. También había piscina, que alguna vez los dirigos por Agüero pudieron usar para relax tras duras horas de trabajo.
Defensa vendió un inmueble céntrico que le alquilaba a una iglesia cristiana y en abril del 2005 fue dueño de esas 14 hectáreas sobre la ruta 2 y Avenida Bosques, en el partido de Florencio Varela. Estaba cercano al estadio, mucho más que el anterior predio auxiliar, el de La Capilla (Avenida Eva Perón), a 25 minutos en auto.
En 2003 se presentó con su bolso que prometía goles el “Payaso” Pablo Lugüercio, quien entonces era una joya de la cantera 1982 de Estudiantes y necesitaba foguearse. También lucieron la verdeamarilla el “Vasco” Juan Manuel Azconzabal, el “Ruso” Martín Menghini, Gonzalo Klusener y el arquero César Taborda. Otro profe que hizo un trabajo de base fue Carlos Nuñez, director propietario del gimnasio Crear, cito en Gonnet.
En 2006 vuelven a llamar a Agüero, quien acude a su agenda de contactos del fútbol platense y refuerza con Leonardo Ramos y Gonzalo Gaitán (ex Pinchas) y Guillermo “Toto” Hernando, Mario “Lobo” Saccone y Ruben Ferrer (ex Triperos). “Sacamos más de 50 puntos y sin embargo fuimos a la Promoción”. Fue aquella heroica definición con Deportivo Morón. “En la revancha en Varela perdíamos 3 a 1, dieron 4 minutos hicimos el 2-3, y con los de la barra de Morón subidos al alambrado, el árbitro dio un minuto más, y ahí vino el empate de Miralles. Por eso, festejamos el día del hincha cada 3 de junio”, se emociona el socio Aníbal Giron.
Con la apuesta de inversores tenía algo más para decir. En 2006-2007 fue el ciclo de Ricardo Rezza, berissense de cuna, que hace un campañón que dejó al “Halcón” sobrevolando las puertas de la A. El cuerpo técnico tuvo de técnico alterno a Roberto Ridella —también de Berisso—, y resto eran todos de La Plata, el preparador físico Gustavo Del Favero, el médico Javier Lacki y el entrenador de arqueros Marcelo Grbin.
En el 2008 toca a otro Ricardo nacido en Berisso, Kuzemka, y seguirá el mismo profe Del Favero, quien en una charla confesó que “con Defensa me identifico y lo quiero un montón más allá de que soy de La Plata y de Gimnasia. Cuando empezamos, hacía poco que tenían el predio. Una mezcla entre profesionalismo y a pulmón, todo se fue mejorando; recuerdo que con apoyo municipal ya teníamos un gimnasio nuevo, y con una donación la pileta de hidromasaje, hasta proyectarse en ese predio la llegada de las divisiones juveniles, a las tierras de la entrada donde hoy Defensa tiene unas instalaciones monstruosas”.
Fue paso a paso el crecimiento de la infraestructura en el ex predio de Carlos Quieto. De aquellas canchas que estaban «bastante bien» pero que distaban de ser el «billar» que son ahora, con el Centro de Alto Rendimiento, que se inauguró recientemente.
Quedó en la memoria un espacio verde, que usaban para concentrar, con el restaurante y las habitaciones, según varios relatos. Platenses que vivenciaron esos cambios, tienen firma con pasado gimnasista: Daniel Bertoya, el “Toti” Jonatan Chaves, Marcelo Cardozo, Luis Jerez Silva, y un arquero de Villa Catella, Ensenada, Martín Perafan, quien llegó a meter un gol para Defensa.
Hoy, mucha gente del conurbano Oeste platense, caso Olmos, Romero, Abasto y Etcheverry, con ascendencia futbolera, tiene una cercanía con Defensa.
“Me quedaba muy a mano, agarraba ruta 6, en auto, hasta el predio de Capilla eran 20 minutos”, describe Facundo Fernández, clase 1985, que inició su pasión en las infantiles de Peñarol de Olmos y, finalizando la secundaria, se unió a Unión Vecinal de Echeverry, donde debutó en Primera de la Liga Amateur. Aquí aparece otro “profe” de la región, Ruben Astorfo, que tendrá una larga vida laboral en DyJ. “Astorfo fue técnico de Etcheverry, y siempre venía a vernos cuando ya no dirigía, él me dijo de ir a Defensa. Se armó un selectivo y jugamos contra la 1ª de Lanús, ese día el técnico de Defensa justo fue a ver y metí un gol, subiéndome con los profesionales”.
Mariano Celasco es otro pichón surgido del potrero platense, de 19 de Noviembre de Los Hornos, que encontró lugar en Defensa y llegó a Primera.
El día 14 de mayo de 2014, el Club Social y Deportivo Defensa y Justicia ascendió a Primera División, al ganarle a San Martín de San Juan por 1 a 0 de visitante, faltando 4 partidos para la finalización del Torneo Nacional B. En el plantel, el “Pepi” Claudio Daniel Sappa (surgido de Curuzú Cuatiá, club de Villa Elisa donde integró la categoría 1995; hoy es relevo de Andújar en Estudiantes) y Facundo Silva (clase 1991, formado en Asociación Iris y Talleres del Provincial, torneos de LISFI).
En 2020, como parte de la memoria que cada club debería tener siempre presente, llamaron a los pioneros y los homenajearon frente a las tribunas llenas de las nuevas generaciones de hinchas. Allí estuvo el “Beto” Avalos, que días después partirá de este mundo.
Mucho logro en poco tiempo. Empieza a competir en 1978, campeona en la D en 1982, en la C en 1986 y en la B en 1997. Los dos mil serán extraordinarios, con títulos del Nacional B en 2014, Copa Sudamericana 2020 y Recopa 2021. La historia se sigue escribiendo en la A, como desea hacerlo este miércoles 13 de diciembre de 2024, donde el barrio ansía la Copa Argentina.
No hace mucho que ese Estadio “Tito Tomaghello” festejó los 40 años del primer Ascenso. Y hace menos tiempo que el predio pasó a llamarse “Campeones del Mundo”, puesto que allí vivieron y jugaron con la verde y amarilla unos jovenes con gloria en el Mundial de Qatar 2022: Enzo Fernández, Nahuel Molina, Lisandro Martínez y Guido Rodríguez.
En esa fábrica, apareció otro preparador físico, Juan Tamone, quien hoy compone el mundo de la Selección mayor nacional.
Si será expansiva la ola que, en éste dulce momento, existe un Defensa y Justicia de La Plata. Toda una agrupación de jóvenes directores técnicos y unos doscientos chicos, que van de las categorías 2007 a 2015. “Jugamos en LISFI, de locales en 54 y 229, la cancha de Etcheverry”, dice el coordinador Matías Hornos.
Mientras tanto, don Aníbal, uno de esa tribu de gente seguidora, va por el sexto libro donde tiene anotados a todos los jugadores que estuvieron en 137 en la D, 122 en la C, 170 en la B y 940 en el Nacional.
La relación La Plata-Varela continúa, como en los primeros días.