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sábado, julio 6, 2024

El boxeo se hizo familia en UNO

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Las 2 de la madrugada del sábado y el mismo ambiente familiar se mantiene en las tribunas. Allá por las 15 empezaron los guanteos. Al Nuevo Estadio UNO entra un ring profesional, alquilado. Lo ubican en la cancha de básquet, que luce colmada, sin trapos. En una punta del cuadrilátero se ve al entrenador Luis Rivera con un ojo en la cara del púgil al que le pone vaselina para hidratar la piel del rostro, las cosas del oficio, porque los que pelean son amateurs y llevan cascos protectores. La noche tira una fiesta y el aura de los nobles luchadores es la de ángeles de la calle, con los puños apretados.

Un retraso inesperado dejó la lona libre entre las 21 y 22 y la ansiedad se paseó por todos lados, incluidos los púgiles, que eran los que realmente sabían qué problemita se suscitó en la verificación obligatoria de las licencias, boxeador por boxeador; se frenó el aluvión de las peleas. «Cacho» Castro, el dueño del ring, miró sorprendido: desde hacía seis horas que no había parado de ver peleas. Fue un tema de semestrales vencidos, algo administrativo, que la Comisión Municipal de Boxeo, que hubiera aprovechado para mandar al pesaje, cosa que se hizo una vez que confirmó los papeles. Al final, solamente una pelea se suspendió por las licencias, la de Yessica Lofredo y Antonela Heins. “La paciencia es amarga pero trae frutos dulces”, robaba otra sonrisa Rivera y sus frases célebres, de vestuario.A las 22.08 empezó la primera pelea de las trece. Entre los espectadores estaba el profesor Luis Martín, el mismo que en 2022 trajo un pedazo de oro desde Qatar al conquistar con el seleccionado nacional de fútbol la tercera Copa del Mundo. “Las estrella están en el cielo y abajo estamos los mortales, por algo ese seleccionado fue el mejor”, reflexiona Rivera, otra frase tan pintoresca como certera. Es que el profesor Martín (hincha y socio albirrojo) siempre apoyó el boxeo y alguna vez, cuando dirigía en las inferiores, en el Country trabó una amistad con un conocido del barrio de crianza, el entrenador y ex púgil Rogelio Bustos, «Rocky»; ambos, de La Favela.

Los púgiles visitantes fueron al vestuario que usan los árbitros en las jornadas de fútbol. Un trío de entrenadores que fueron boxeadores de fuste en los años 80s y 90s, Juan Martín Coggi —tres veces monarca mundial, con diez defensas entre 1987 y 1996—, Walter Crucce —campeón Panamericano en Mar del Plata 95—; Walter Rodríguez —campeón Latinoamericano en el 99—, y Santiago Acosta —campeón Sudamericano de los moscas en 2006—. Como si fuera poco, por allí anda un glorioso jugador que «pegaba lindo» pero con el pie zurdo, actual vice de la institución, Juan Sebastián Verón (la boina cubría su clásica pelada). No es una pavadita para los púgiles Pincharratas ver a La Brujita, que les devolvía en cada saludo un “dale”, un “vamos”. Sentado, el ídolo vio las primeras tres peleas junto al profe Martín.

Unas 500 personas le pusieron la «sal» a las trece peleas «picantes», acompañamiento que es vital para una disciplina donde el deportista respira vida, pero ninguno lo tiene como una profesión. El festival encuadró en un marco organizativo en el que colaboran desde distintas áreas del Club. Se agregó un servicio de buffet, seguridad, transmisión en directo por la plataforma de contenidos para el socio que paga su abono a Estudiantes Play.
En el ring side se descubren tesoros familiares. Uno de esos grupos nutridos espera ver la pelea número siete, dandole confianza a Jerónimo Pires, el atleta de la casa que apuraba unas pastas con trozos de «milanga». Sus tíos tienen esa calidez pueblerina; Stella Maris, una nacida en Junín, y Domenico Mantella, un italiano que está próximo a presentar su segundo libro, “Emigrantes”. El muchacho de treinta años no veía la hora de subir al ring por ellos, y por él, luego de sufrir fallos adversos en sus últimas salidas de La Plata.

El rincón rojo para Gonzalo Cruz, un “Tigre” que pelea para el León, que en la categoría hasta 75 kilogramos, merced a una labor prolija, logró la victoria sobre Manuel Peñaloza, quien no lloró por la decisión del jurado. “Me noquearon en la anterior y la idea hoy era terminar”, valoró el derrotado. A través de la experiencia, de la misma emoción del ser humano, se adquiere sabiduría.
El “Estudiaaan, Estudiaaan” hace eco en un templo de sudores. Afuera, la negrura húmeda de la noche fresca. Adentro, el boxeo de Estudiantes, esa familia con 19 jóvenes que portan licencia (cuatro de ellos ya son profesionales). «Rocky» y una semana movida, entre lo organizativo y la elección de quiénes defenderían los colores en casa, todo un momento esperado. En la decisión colabora Rivera y otro poco Franco Mackievy, un dolorense de bajo perfil, que atiende la faz física y colabora en lo técnico. Al final, de 13 combates, en 8 hubo musculosas con el banderín rojo y blanco.
Alrededor del cuadrilátero hicieron eco el “¡uno-dos y cerrate”, o el estratégico “cuando viene… lo recibimos, como lo hablamos”. Para el masculino fueron todos combates de 3 rounds, de dos minutos por uno de descanso. Entre pelea y pelea un show de luces y música, pura cumbia y de la buena. Fiesta a pleno, con muchas caras conocidas del Estadio que trabajan en una misma onda, en la diaria. Pregal, locutor, la Voz que anuncia equipos, tiene un especial afecto por el boxeo, al que vio crecer desde aquel sexto piso de la Sede. Mimetizado con el espectáculo comentó: “Fue una noche de gala, la mejor que vivieron los boxeadores y las boxeadoras desde que volvimos a UNO”.

Primer combate femenino, a 4 asaltos, de dos minutos por uno de descanso. Dalila Bianchi venció a Mariana “La China” Svendsen. El género agradecido y efusivo, con un grupo de amigas que le preparó una bandera a Dalila. Pablo Lofiego, 52 años, periodista y relator, describía que «Dalila llegó a Estudiantes a los 29 años, cuando en otro club no le daban la oportunidad. Tenía muchas ganas de pelear ante su gente y logró la victoria por RSC (referí suspende combate)» A su lado, asentía el justo triunfo Solange Durso De León — boxeadora amateur y futura instructora de boxeo, y en esta noche comentarista para la transmisión del Club—.

La tercera pelea tuvo cinturón en juego, de la Liga AMBAPA, categoría novicias. Paula Gimenez, “Nani” y Nadia Barrera en un tome y traiga, donde otra Pincha venció por puntos.
La luchadora de musculosa y pantalón verde del gremio de los Camioneros fue un escollo duro, y el único momento en que estuvieron tranquilas, fue cuando sonó la canción que las trajo por el pasillo desde el vestuario al rincón. Pasaron «Mi historia entre tus dedos», un clásico romántico… “Tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso”. El paraíso que se alcanza cuando el esfuerzo da alegrías, ¿verdad, Paula?

Y después de tantos «roscazos», como si nada hubiera pasado, a los abrazos, así entre los y las dos que dieron todo por la victoria. Esa condición humana que hace único al deporte con más reglas y tecnicismo que existe.
Los vínculos del boxeo se tatúan en el alma para toda la vida. Quedaba claro cuando en los intervalos se juntaban a recordar batallas los veteranos “Potro” Corso (el que más festivales organizó en los 2000); Alberto “Rocky” Leguizamón con su nariz chata y el corazón orgulloso de su hijo Juan Cruz (con 16 años cursa el quinto del Colegio Nacional, sale y se va en micro a entrenar a Coronel Brandsen donde tiene el gimnasio “Látigo” Coggi). También estuvieron los entrenadores Pablo Acosta, “Micky” Romero, “Pejerrey” Yalul, “Tony” López, «El Pava» Carrizo, todos con el común denominador de la austeridad y la dignidad.
«Hasta 69 kilos», se anuncia la próxima. Treparon entre las sogas Fabricio Leiva, “Gladiador” de EDELP, y Matías Beñacar, hueso duro de roer del gimnasio “Látigo Box». Discutida contienda que, entre vuelta y vuelta, nos dio material para la anécdota: Coggi y un ayudante recurrían a una sillita liviana, casera (tenía hierros finos similares a una tabla de planchar) para que el boxeador pueda estirar las piernas. ¿Se tratará de una “ventaja” que marcará diferencias, mientras esperan la campana y escuchan consejos? “Coggi viajó por el mundo, capaz que lo copio en Europa», se oyó en una tribuna.

El «rincón rojo» fue el veredicto ganador en el quinto combate cuando Agustín Ignacio Verón se impuso a Jeremías Zacarías. Y en el sexto se dio empate con Alessio Contini (“La Magia” de EDELP) y el debutante Diego Cabañas, de Abastense Argentino. Historias de superación, de alto voltaje emotivo. Contini nació en Trelew, donde su padre lo educó en el evangelio pincha, y a la capital bonaerense vino por estudio. Nunca soñó que iba a pelear en semejante lugar y que en primera fila lo vieran sus amados viejos con los ojos empapados de lágrimas.
En tanto, el sapiente técnico “Tony” López (60 abriles y 34 dedicados al boxeo) se desvivía en elogios a Cabañas: “Hace un año pesaba 89 kilos y hoy dio en la balanza 53.200; quiere bajar a 51 para seguir peleando en mosca o súper mosca. Para mí había la Ardillita, como le decimos, metió las mejores manitos y tenía que haber ganado, pero el empate tampoco vino mal para su debut”.

Y llegó la séptima con Gerónimo Juan Peris que en su pelea 13 cortó una mala racha, ante un rival brandseño y pupilo de Coggi, Lucas Urquidi que en la intensidad levantó al público, un factor extra para «Gero» cuando no le salían las cosas. El triunfo estaba cerca, cuando se prendía en la lucha corta y conectó con algunos uppercats.
Peris trabaja en la seguridad de Estudiantes y eligió el boxeo por hobby. Sin embargo, ésta noche del 22 de septiembre quedará entre las aventuras más lindas de toda una vida.
En el club, su jefe encargado es Jorge Menno, “otro libro abierto de experiencias de vida”, contaba Jerónimo ya relajado, ganador y ovacionado. No es casual evocar el apellido Menno, emparentado a la historia copera de los campeones de América y del Mundo. El inolvidable boxeador y amigo del equipo de Zubeldía era José Umberto Menno. El mismo que en abril de 1970, ya veterano de 34 años, enfrentó a Oscar Bonavena en el Palacio Peñarol de Montevideo, a estadio completo. Ganó “Ringo”, que a los pocos meses hizo un peleón con Cassius Clay, mítico boxeador norteamericano que venció por nocaut técnico en el 15to round. Todo es historia.
La una de la madrugada y nadie se duerme, pero quizás alguien «duerma» de un golpe de nocaut, lo que le faltó a la velada. Pero el jurado seguirá con mucho trabajo. Ganaron por puntos Luis Cuella (EdeLP) a Alex Cerviera; y por el título provincial de la Liga AMBAPA, Santiago Sánchez (Látigo Box) superó a Jonatan “Pocho” Bogado (EdeLP); Lucas Fleitas (Escuela Maktube de Tolosa) celebró ante Manuel Diozquez (la Leona Box de Chascomús); Héctor Aguirre (Chacarita Platense) a Braian Laborde (Golden Boy de Crucce); y en la de fondo, Lisandro Cáceres (Vareadores, del “Pava” Carrizo) ante Kevin Nazario (Leona Box de Chascomús).
El libro último de Walter Vargas —el octavo y primero del berissense sobre boxeo— está cargado de grandes palabras y metáforas, pero en ciertos casos hay testimonios vivientes que reemplazan a un bue libro. Al reencontrarnos con Jonatan Herrera (con las “manos enguantados” hace 20 años), tiró a pura esperanza un mensaje sin dobleces: “Tengo experiencia, 36 años, soy como el sol, viejo pero sigo brillando, porque cuando subo parece que tengo 18 (hizo dos exhibiciones en la tarde del viernes). Solo que ahora subo más tranquilo… en un ring ya me manejo como en mi casa”. Herrera ahora es parte de la troupe estudiantil de Rocky. Y las frases en UNO siguieron hasta que desarmaron el ring. “Si Maravilla a los 37 peleó con Chaves, y Baldomir a los 39 con Mayweather, yo también espero meter un batacazo, porque en el boxeo donde metiste la mano de Dios volvés a nacer”, cerró Herrera.

Eran las dos y de UNO vieron salir a Luis Martín, el mismísimo profesor que nos llevó por el cielo con La Scaloneta. El mismo que entrena a Messi, se vio una vuelta por el deporte que le gusta, pero nunca practicó. “Me gusta el boxeo desde chico, y quise apoyar una causa muy buena que lleva Rocky en Estudiantes, se lo dije: ‘Fue un espectáculo hermoso, desde la puesta en escena hasta la performance de los boxeadores, me volví encantado’. Son amante de los deportes y sigo a esas personas que van en busca de un sueño, para encontrar una salida ordenada, de deportistas, superándose como personas. Estuve en el vestuario hablando con algunos y saber cómo la luchan me dejan un montón de enseñanzas”.
Era lo que le faltaba a una tarde noche de septiembre con tantos campeones de la vida.

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1 COMENTARIO

  1. Muy bueno , lo más importante que hace participar a todo el pugilismo Platense, gracias Estudiantes por darle un espacio al Boxeo.

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