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domingo, enero 19, 2025

El Club Universitario de La Plata le dio el pase a la memoria: inauguró el Pasillo de Leyendas

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A los partidos de básquet de la “U” no se ingresa con un código QR, no hay espectáculos con las exigencias televisivas de canales exclusivos, ni mucho menos sus jugadores de Primera firman un vínculo contractual en pesos ó dólares. Este Universitario platense es bien amateur y su musculosa tiene un solo sentido: transpirarla. Se juega por el honor que sustituye cualquier dolor o necesidad material. Si algo sofisticado tienen estos pibes son algún par de zapatillas, de esas que parecieran poder usarse en una visita a la luna… Todo es amor, simple y divino amor a la camiseta.
El placer y la dicha alcanzan algunos puntos altos que superan al basquet. El jueves 15 de agosto, cuando a las 22.15 horas se iban al descanso tras el primer tiempo con Centro de Fomento Gonnet, la Subcomisión que preside Germán Fernández dio paso al homenaje. Vamos a meternos en el túnel del tiempo… Acompáñenos.

La pared que está en el balcón principal


El “Pasillo de Leyendas”, lo bautizaron, y no es otra cosa que mantener viva la llama de la historia. Entonces, fueron hacia el balcón principal, cerca del cartel electrónico, y descubrieron una a una las cuatro placas (cada una de un metro de largo por medio metro de ancho). Dos musculosas con el dorsal con el 7, una con la 10 y otra que dice 2012. Y se cuidó el diseño de las camisetas. Y se alcanzó el objetivo: la emoción que hizo eco de aplausos en el Polideportivo de calle 14 y 502, en la localidad de Gonnet, sitio donde está desde 1960. El Club es un gigante con otras dos sedes, la de la calle 46 entre 2 y 3, y la balnearia en Punta Lara (fue adquirida el 22/11/1992, donde está el edificio con forma de barco, declarado conjunto patrimonial histórico arquitectónico y paisajístico de la Provincia).

Ataque de Universitario ante CF Gonnet, en un clásico que incluyó distinciones

Volvamos a Gonnet, al tributo a los que destilan basquet por sus poros; en primer lugar, un hombre de 72 años, vigente en el día a día, Miguel Bertarelli, uno de los integrantes del equipo de Primera de 1976, aquel de “Pilín” Galliadi (entrenador, luego periodista). “Ese año tuvo una campaña brillante en el Torneo Preparación, con 20 victorias en 21 partidos, incluida la final ante Atenas. Pero luego del partido hubo una pelea de aquellas y el Tribunal de Penas fue implacable: desafilió a los dos clubes y el campeón terminó siendo Platense”, describe el periodista Andrés López en el sitio nuestrobasquet.com.ar
Sin embargo, no fue lo estadístico de una gran campaña lo que inspiró para elegir a este personaje, ya que primó “un concepto de leyenda”. Don Miguel siguió y esa camiseta 7 que dejó hace tiempo, y ahora lo asocia a su apellido en las paredes del Poli, era movido hace cincuenta años por un espíritu que después le transmitió a una hija y un nieto, que saben lo que representa esa musculosa y tirar al aro.

Miguel Bertarelli, entrenador de las formativas de Universitario, ex jugador de un equipo de lujo en 1976

Siguiente homenaje. Otra parte importante, que no ganó campeonatos, pero levantó al gigante derrumbado. Aquel Grupo Techo, que fue una suma de voluntades familiares que lograron el aporte económico para reconstruir el Polideportivo. ¿¡Cuánto tiempo pasó!? Doce años de lo que casi es catástrofe, en noviembre de 2007, cuando se desoldó un tensor y luego cedieron las vigas y el techo se hundió, quedando encima de las tribunas. La gente pudo ser desalojada previo al desmoronamiento, al mismo tiempo que jugaba la primera frente a Atenas por una semifinal de Play-Off. Un viejo techo a dos aguas, construido de madera y membrana, que fue parte de una obra de 1982, tuvo su reinauguración gracias a los distintos eventos. Nicolás Siafas era joven, 23 años, recién había dejado de jugar para seguir contabilidad y recuerda que esa noche estaba su hermano. cenas, fiestas bailables, rifas. “Cuando fui a ver todo, sentí que muchas historias y sueños se perdían. Y empezamos a estar, a juntar dinero con rifas, cenas, y sirvió para las bases, para montar las columnas, las vigas, las chapas, los pisos… Era generar la sensación de que el basquet seguía vivo, pese a lo que había pasado”, recordó Nico.
Tras las fajas de clausura, la localía pasó a 7 y 33. Jugaban y sus padres integraban el «Grupo Techo» una generación inolvidable. Uno de ellos es “Nacho” Tara, actual periodista deportivo, agradeció al club y a tanta gente con que mantiene un vínculo hace 25 años, y auguró que éste reconocimiento y volver la vista hacia la historia “sirve para que otros puedan seguir el mismo camino, que ha sido el objetivo principal de Universitario”.

Gernán Ferández (primero de la izquierda) homenajó a aquellos chicos del Grupo Techo: Nico Siafas, Bernardo Raimundi, Martín Carrizo, Germán Otero, Nico Fysulaj, Nacho Tara, Fede Bertarelli, Emilio Granda

Lacon Nicolás y Pablo Siafas, Mauro y Pablo Simioni, Nicolás y Germán Bertsch, Ignacio Tara, Jerónimo y Pato Otero, Ignacio García Guerrero, Hernán Meneses, Juan Manuel Gimenez, Javier Pardo, Juan Pane, Alejandro Pasarín, Joaquin Alterman, Bernardo Raimundi, Emilio Granda, Federico Bertarelli, Nicolas Feysulaj, Axel Gallur, Nicolás Leo, Tomás Selva, Maxi Cerda y Sebastián Garofalo.
“Juanchi, es tu turno”, oyó el entrenador Juan Paulo González Ponce y éste supo, en la piel y la intuición de quien conoce cada baldosa y a cada ser que recorre el Club, que iba a perder unos minutos para la charla técnica, pero iba a ganar un par de minutos para la eternidad. El también está inmortalizado desde hace unos días. Y si el premio gustó, mucho más fue por la presencia emocionada de su mujer y los dos hijos. Profesa la docencia y jugó en la superior hasta 2023.

El entrenador «Juanchi» González Ponce, pergamino en mano, con su mujer, hijos y el gesto del club

Germán Bertsch, es el propietario de otra 7 heroica que cuelga en las paredes. Un pichón que en los noventa creció en Premini, mini, infantiles, saltó a Gimnasia para jugar TNA y en 2004 abordó un vuelo triunfal: jugó en Oviedo, en España.
Para empezar a armar este «Pasillo de Leyendas» hacían falta ganas y son las que desbordaban a un hombrecito que tuvo cuna deportiva en ésta institución, que aún sigue tirando al arco y en su niñez incorporó lo esencial, ese “cariño y cercanía”, según definió Astor Mogetta —nacido en 2005—, involucrado en el área de comunicación, siendo la “base” de un armado familiar (papá Flavio y mamá Victoria lo acompañan), con el remate fino de cada idea en manos del diseñador Valentín Maceri.
¿Cómo se les ocurrió?, indagamos a Astor. “Inicié mi pasaje en el club y un poco soy parte de esa historia, lo que me impulsó a hacerla conocer. Primero, con un ciclo de posteos en Instagram, en nuestro perfil, llamado Miércoles de Memoria”, contó.
Existía poca info y había que ponerse en contacto. Revisar los distintos períodos deportivos, institucionales, buscar a los referentes, y promover un futuro que recuerde las raíces de éste basquet del Club Universitario de La Plata (CULP). La chicharra sonó y el público con una sonrisa a flor de labios siguió desde una tribuna llena, pero sin multitudes, ni sponsors. La TV no tuvo que esperar, y a cada instante en que se anotaran los puntos, de aquí en adelante, la vista se posará allá donde están las placas, una pared silencioso pero llena de significado. El Pasillo de Leyendas donde todos los años se irán agregando nuevos homenajeados.

Los padres de Germán Betsche, hoy radicado en España
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