El 13 de diciembre de 1945, en la primera batalla naval de la Segunda Guerra Mundial, el Graf Spee se enfrentó con tres naves británicas cerca de la desembocadura del río más ancho del mundo. Averiado, el acorazado se refugió en Montevideo y su capitán resolvió hundirlo para que no cayera en manos de los ingleses. La audaz maniobra con la que los tripulantes llegaron a la Argentina y la interminable polémica por sus emblemas nazis que sigue hasta hoy



