Las marcas negativas de Boca Juniors en 1984 dejaron saldos institucionales y estadísticas deportivas difíciles de igualar: la intervención del Club, a manos de un abogado hincha de Racing, hasta el caso inaudito de ser local en el estadio de Gimnasia y Esgrima La Plata dos veces en seis días y recibiendo ocho goles (cinco de Argentinos y tres de Vélez).
El gigante dormido empezó a verse en el primer torneo anual, aquel Nacional A, donde fue eliminado en primera rueda (junto a Ferro de Pico, La Pampa, los dos equipos de la zona que quedaron afuera). Y después fue el Metropolitano de 38 fechas, un caminoo hacia la cruz donde los clavos y castigos fueron de toda índole. En la tabla, de 19 equipos, Boca finalizó en el puesto 16.
Hubo huelgas del plantel y enojos de todos. Desde los dirigentes que mandaban telegramas para que los profesionales se presentaran a entrenar y juveniles que saltaron a la cancha: utilizó 55 jugadores en una temporada. Ruggeri y Gareca, representados por Guillermo Coppola, pedían dinero. Se sentaron en el banco tres técnicos: Miguel López, siguió el interinato del recordado Ernesto Grillo y terminó Mario Zanabria. La marca más notoria de la crisis fue haber jugado un primer tiempo con Atlanta, de local, con remera blanca de entrenamiento a la que le escribieron los números con tinta china (en plena huelga de los empleados). Roberto Fornes, un pibe que afrontó aquella situación, afirma que «fue algo bravo para todos, la gente que recuerda ese momento nos agradece. Fue una película para Boca donde aparece una figura muy importante, el doctor Federico Polak, que se hizo cargo de las quiebras y que Boca no cerrara. Después, los notables con Antonio Alegre que asumió como presidente», afirma hoy quien comenta los partidos para Cadena Xeneize y trabaja como terpeuta en medicina china.
UN GOL BOQUENSE COMO LOCAL EN EL ESTADIO “ZERILLO”
El Estadio de Gimnasia, que acaba de cumplir 100 años, podría tener un libro con jornadas increíbles, pero que Boca Juniors sea local dos partidos, el 14 y el 20 de noviembre de 1984, es realmente insólito.
La utilización de las instalaciones no tuvo que ver con la clausura de La Bombonera por reformas y sanciones del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (temas que también padeció el socio y el hincha) sino otra causa y fue la violencia que desató La 12 en Chacarita, el día 4 de aquel mes oscuro. El Tribunal de Disciplina determinó que ambos debieran jugar «a 60 kilómetros de Capital Federal” (tres fechas Boca y cinco Chacarita, club también anduvo por 60 y 118 saldando la pena, donde recibió a San Lorenzo).
Los boquenses fueron los extraños “dueño de casa” una tarde a las 17 ante el futuro campeón, Argentinos, en una jornada que tuvo a pocas cuadras otro partido de Primera división, Estudiantes y Vélez, desde las 21. El Pincha venía discutiendo la punta (también Ferro, que resultará subcampeón).
Los amateurs de Boca salieron por el túnel: Walter Medina; Jorge Latorre, Hugo Avalos, Roberto Fornés, Rodolfo Schinocca; Saverio Valente, Eduardo Sisca, Claudio Angarola, Rafael Herrera; Gustavo Torres y Gabriel Vales. Argentinos no tuvo piedad,y goleaba 5 a 0 en 11 minutos del segundo tiempo.
Los goles de Carlos Ereros y José “Pepe” Castro, en el arco del Bosque, y en el segundo tiempo de Pedro Pasculli (dos años más tarde fue campeón del Mundial ’86), Hernán “Panza” Videla y Jorge Olguín (seis años antes, campeón Mundial ’78). Lo curioso fue el gol de Boca, el del honor, a través de Oscar Alfredo Galarza, que había ingresado por “El Tuta” Torres. Galarza, de 20 años y muy habilidoso, vive hoy en la ciudad de Goya, Corrientes, el mismo lugar del que es oriundo Kevin Zenon, actual figura boquense. Pero anotó ese tanto y nunca más jugó en Boca. Apenas lo gritó en el minuto 84, número que acaso servirá como una señal para no olvidar el año más duro de la historia.
El martes 20 de noviembre de 1984, un día después de los festejos por los 102 años de La Plata, los Xeneizes volvieron al Bosque (por segunda vez en seis días). Fue ante Vélez, un partido retrasado que mandó a completar la AFA. Boca había tenido una gira por Europa y América del Norte durante septiembre (donde Hugo Gatti llegó a jugar de 9). En 60 y 118, la “reaparición de los profesionales” contó con Passucci, Mouzo, Krasouski, tres simbolos del «aguante» de esa década azul y oro. Sin embargo, los conflictuados Oscar Ruggeri y Ricardo Gareca, ya estaban con un pie en otro lado, y con «El Loco» Gatti haciendo honor a su sobrenombre: se fue a Perú a jugar un amistoso para Universitario, seducido por el dinero que pagaron por su show en el arco.
Con 22 puntos (veinte menos que Argentinos, Estudiantes y Ferro, que compartían el liderazgo) y con 22 goles en treinta presentaciones, alistó a Balerio; Passucci, Otero, Mouzo, Bordet; Krasouski, Alberto, Dykstra; Giachiello, Adbeneve y Stocco. En el banco, Medina, Herrera, Di Natale, Fornés y Sisca.
“En la penumbra de la noche”, subtituló la crónica del diario Clarín por “la deficiente iluminación de Gimnasia”. Comenzaron a las 21, bajo el arbitraje de Julio Barraza, padre del actual referí del mismo nombre que en septiembre de 2024 fue cuarto árbitro en el superclásico jugado en la Bombonera.
Antes de empezar, por las radios circularon las noticias de que una inspección de Personas Jurídicas revisó libros contables, registro de socios, de actas y de asambleas. Había sido a la tarde, y a la noche los goles de Jorge Alberto Comas (los tres, dos de penal) generó que Boca quedara penúltimo, solo superando a Rosario Central. Otra vez, se fueron al descanso 0-2 y los goles rivales fueron vistos por La 12 en el arco que da a las Grutas. Y en el ganador hubo otro jugador, José Luis Cuciuffo, que en poco tiempo alcanzará la máxima gloria en fútbol, el Mundial de México ’86.
Ambos partidos no fueron televisado en directo y el resumen se pudo ver en noticieros del día después, y en el programa de los domingos “Todos los goles”, con Araujo, Niembro, Paenza y Zavattarelli.
TRES PRESIDENTES, UN INTERVENTOR
Por pedidos de licencias y renuncias hubo tres presidentes y hasta un interventoren el caos absoluto de 1984: Domingo Agustín Corigliano, Cándido José Vidales (interino), Horacio Carlos Blanco (interino) y Federico Polak (interventor de la Justicia).
Cuenta Pablo Abbatangelo, actual presidente de la agrupación La Bombonera, “Boca fue intervenido el 29 de noviembre de 1984, el caos era absoluto, había renunciado Argambide y estaba acéfalo. Participé activamente en la vida institucional conjuntamente con todas las juventudes de las ocho agrupaciones, que interpelamos al interventor de una forma te diría que hasta desubicada de nuestra parte (Polak era hincha de Racing), pero se portó como un caballero y su frase textual fue: ‘No estoy abulonado a esta silla, alíniense detrás de una persona y les devuelvo el club a los verdaderos y únicos dueños que son los socios’. En enero de 1985 estábamos asumiendo la nueva conducción, donde fui vocal y presidente de obras. A mi entender fue la mejor conducción de los tiempos modernos de Boca, con Antonio Alegre a la cabeza, Carlos Heller como asesor —no tenía antigüedad para ser directivo— y se encaró la convocatoria de acreedores, dejando a un club completamente saneado en menos de diez años, el mismo que se tomó al borde de la quiebra, y todo eso bajo el espíritu asociativo de una asociación civil sin fines de lucro”, concluyó el reconocido socio Xeneize.
