En un acto colmado de emoción, Abuelas de Plaza de Mayo anunció este lunes la restitución del nieto 140, apropiado durante la última dictadura cívico-militar. El anuncio fue realizado en la Casa por la Identidad, en el Espacio Memoria de la ex ESMA, uno de los principales centros clandestinos del terrorismo de Estado.
El nuevo nieto restituido es hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, militantes del PRT secuestrados en 1976. Nació el 17 de abril de 1977 en cautiverio en «La Escuelita» de Bahía Blanca, y fue separado de su madre a los pocos días. Desde entonces su hermana, Adriana Metz Romero, lo buscó incansablemente, primero junto a sus abuelos y luego como parte de la comisión directiva de Abuelas de Plaza de Mayo.

“Confirmamos una vez más que nuestros nietos y nietas están entre nosotros, y que gracias a la perseverancia y el trabajo constante de estos 47 años de lucha, seguirán apareciendo”, expresó Estela de Carlotto, presidenta del organismo, en una conferencia que fue seguida por familiares, militantes y periodistas con profunda emoción.
Una historia marcada por la lucha y el amor
Tras el secuestro de sus padres, la pequeña Adriana fue dejada con un vecino. Sin embargo, este hombre logró contactar a los abuelos maternos, Oscar y Elsa, quienes la criaron con amor y compromiso. En 1981, una carta de la exiliada Alicia Partnoy, quien compartió cautiverio con Graciela, reveló que la joven había dado a luz a un varón. Esa carta, leída en voz alta por su abuelo, le permitió a Adriana saber que tenía un hermano nacido en cautiverio.
Desde ese momento, la búsqueda se convirtió en una misión de vida. Hoy, 47 años después, esa lucha encontró su respuesta. El nieto 140 recuperó su identidad y fue recibido con el amor de una familia que nunca dejó de buscarlo.
“La identidad siempre florece”, es el lema que acompañó esta restitución histórica. Según estimaciones de Abuelas, todavía hay alrededor de 300 personas que viven con una identidad falsa y podrían ser hijos de desaparecidos.
La aparición del nieto 140 no solo representa un paso más hacia la verdad y la justicia, sino también un mensaje de esperanza para todas las familias que siguen buscando.