El precio de los combustibles volvió a golpear a los automovilistas. Desde ayer, el litro de nafta premium superó los $1.600 en estaciones de YPF y Shell, mientras que la súper trepó a $1.370. En tanto, el gasoil se ubica entre $1.347 y $1.551, según la calidad.
Cuatro subas en menos de dos semanas
La situación genera malestar entre los usuarios, ya que en apenas 13 días Shell aplicó cuatro incrementos consecutivos: el 31 de agosto, el 6, el 7 y el 13 de septiembre. En ese lapso, el litro de su nafta V-Power pasó de $1.715 a $1.752. Los cambios se hicieron visibles en las pizarras y fueron constatados por automovilistas que advirtieron la variación constante.
Qué hay detrás del aumento
El nuevo ajuste se originó en una suba del 4% en los biocombustibles, dispuesta por el Gobierno, lo que derivó en una reacción inmediata de las petroleras. Según estimaciones privadas, los combustibles acumulan entre un 5% y un 6% de aumento en los últimos 45 días.
A esto se suma que, desde junio, las empresas ya no están obligadas a notificar previamente sus cambios de precios, lo que redujo la previsibilidad en un mercado que antes ofrecía mayor transparencia.
El último aumento oficial, del 1,2%, había llegado en agosto con la actualización parcial de los impuestos a los combustibles y al dióxido de carbono, establecida por el Decreto 522. Sin embargo, el escenario sigue siendo de caída en las ventas, que según la Secretaría de Energía retrocedieron un 1,16% interanual, en medio de un consumo cada vez más golpeado por la inflación.