Estudiantes volvió a demostrar su carácter competitivo y se quedó con el Torneo Clausura tras una definición cargada de tensión frente a Racing. El equipo de Eduardo Domínguez empezó cuesta arriba, alcanzó la igualdad en tiempo de descuento y se impuso en la tanda de penales para sumar un nuevo trofeo a sus vitrinas y sellar además su clasificación a la Copa Libertadores.
El arranque del partido mostró a Racing con mayor control del balón y del ritmo, aunque sin una superioridad marcada. Estudiantes, paciente, eligió esperar y lastimar de contra. Tras algunos minutos iniciales de dudas, el Pincha se acomodó en el campo y emparejó el desarrollo, aun cuando las aproximaciones más claras empezaron a caer de su lado.
Vergara fue una de las cartas más peligrosas del equipo de Costas en la primera mitad, especialmente por la izquierda. Sin embargo, con el correr de los minutos comenzaron a crecer Medina y Palacios, y Estudiantes encontró mejores conexiones para salir rápido y generar peligro.
Luego de un cabezazo fallido de Colombo y algunas apariciones inquietantes de Vergara, el conjunto albirrojo tuvo dos chances muy similares: primero un remate alto de Palacios y, enseguida, una intervención clave de Cambeses ante Carrillo, la ocasión más nítida del primer tiempo. A eso se sumó un disparo de Cetré que también obligó al arquero a responder. El descanso llegó sin goles, con un trámite equilibrado: Racing intentó elaborar más y Estudiantes fue más profundo cuando atacó.
El complemento comenzó con otra oportunidad para Carrillo. Un mal pique del campo desacomodó a Palacios en el centro y el delantero no pudo definir con comodidad. Fue un aviso de lo que vendría después.
A ocho minutos del final, Racing encontró la ventaja gracias a un golazo de Maravilla, que parecía encaminar el título. Pero cuando el reloj apretaba y el desgaste era evidente, Estudiantes volvió a mostrar su temple. Sosa envió un centro perfecto y Carrillo, esta vez sí, ganó en el área y decretó el 1-1 que estiró la definición al tiempo suplementario.
El alargue, extenuante para ambos, tuvo una ocasión clarísima para el Pincha: centro de Cetré, anticipo de Alario y una definición que se fue rozando el travesaño. Después, el miedo a fallar pesó más que la ambición y el partido se consumió en la cautela.
Desde los doce pasos, Estudiantes fue más efectivo y celebró un nuevo campeonato. Una consagración que premia la perseverancia, el trabajo colectivo y la identidad de un equipo que nunca dejó de creer.
