Gimnasia necesitaba ganar y lo consiguió, aunque no le sobró nada. En un encuentro lleno de condimentos, venció 1-0 a Atlético Tucumán y sumó tres puntos vitales para tomar aire en el Clausura. El tanto llegó en el inicio del segundo tiempo, gracias a un gol en contra tras un centro preciso de Merlo.
El inicio del partido fue de ida y vuelta. El equipo de Alejandro Orfila mostró movilidad por las bandas, con Merlo y Juan Pintado como protagonistas, y estuvo cerca con un tiro de Marcelo Torres que pegó en el travesaño. Atlético respondió con una clara de Mateo Coronel, pero la situación cambió cuando Leandro Díaz golpeó sin pelota a Gastón Suso y fue expulsado a los 27 minutos.
El gol y la ventaja albiazul
Con un hombre más, el Lobo tuvo más la pelota pero no encontró claridad. En el complemento, antes de los 10 minutos, Merlo envió un centro desde la derecha y Martínez, en su intento por despejar, la metió contra su arco. Ese gol en contra fue la diferencia que Gimnasia supo sostener.
Sin embargo, el partido estuvo marcado por un hecho insólito. A los 29 minutos del segundo tiempo, el árbitro Pablo Dóvalo debió interrumpir el juego porque se quemó un tablero eléctrico en el estadio Juan Carmelo Zerillo y el Bosque quedó a oscuras. Tras media hora de demora, se reanudó con dos torres de iluminación encendidas.
Gimnasia sufrió pero ganó
En la reanudación, el equipo de Orfila no logró aprovechar la ventaja numérica. Falló chances claras con Sebastián Lomónaco y Mateo Bajamich, y también sufrió en su arco, con Pintado salvando una pelota en la línea. Finalmente, Dóvalo marcó el final y Gimnasia celebró un triunfo que, más allá del nivel de juego, le da aire en la tabla.
El próximo desafío será seguir sumando para salir de los puestos incómodos, pero en el Bosque quedó claro que lo más importante era volver a ganar.