Dos visiones muy diferentes sobre la guerra en Ucrania se han encontrado esta mañana, cara a cara, en Kiev. A esa ciudad ha llegado el primer ministro húngaro Viktor Orban al iniciarse el semestre en que su país desempeña la presidencia de turno de la Unión Europea. Es, de los dirigentes de los 27 países comunitarios, el más cercano a Putin y el que más reticencias ha planteado para sumarse al respaldo al país invadido por Rusia.
Orban ha pedido a Zelenski que considerara un alto el fuego que haga posibles conversaciones para poner fin a la guerra en Ucrania. Zelenski le ha insistido en la importancia de una «paz justa». Palabras que pueden sonar similares pero no lo son. Porque Rusia dice que, como requisito previo a la paz, Kiev debe ceder cinco regiones y renunciar a sus ambiciones de unirse a la OTAN. Y Ucrania plantea, también como requisito previo, la retirada de las fuerzas rusas de su territorio, que comenzaron a invadir hace casi dos años y medio.
