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En Argentina, la polarización política ha generado una profunda brecha en la sociedad, conocida como la «grieta». Desde hace décadas, esta división se ha manifestado de diferentes maneras, evolucionando según el clima político del momento: desde el kirchnerismo al macrismo, y ahora con el fenómeno del mileísmo. Como resultado, las diferencias entre los argentinos de todos los estratos sociales se han acentuado y cristalizado, afectando incluso su salud mental.
Un reciente informe del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) revela que el 45,2% de los argentinos considera que expresar su ideología o creencias políticas es motivo de discriminación. Esta cifra refleja cómo la polarización política ha permeado profundamente en la sociedad, influyendo en las relaciones interpersonales y en la percepción del otro.
Según los autores del estudio, Joaquín Ungaretti y Edgardo Etchezahar, la «grieta» se ha convertido en el eje central del problema de la discriminación en Argentina. Esto se refleja en los lugares donde más se percibe la discriminación: las redes sociales e internet encabezan la lista, seguidas por el espacio público, el ámbito laboral y el entorno familiar.
El uso de plataformas digitales ha exacerbado las divisiones políticas y facilitado la expresión de prejuicios de manera más accesible y difundida que nunca antes. Esto, sumado a la polarización política, ha potenciado los estereotipos y ha generado una falta de autocrítica colectiva en temas de discriminación y prejuicios.
El estudio también revela una discrepancia entre la percepción que cada argentino tiene sobre sí mismo y sobre sus compatriotas. Mientras que se identifican negativamente términos como autoritarios, prejuiciosos, discriminadores y agresivos, también se sobrevalora positivamente la empatía, la tolerancia y el respeto. Esto sugiere una falta de autocrítica colectiva en temas de discriminación y prejuicios.
El informe también analiza cómo la «grieta» se ha visto reflejada en la política y en la economía del país, afectando no solo la percepción de la sociedad sino también su salud mental y su estado de ánimo. Los resultados muestran que los votantes de diferentes ideologías tienen una perspectiva radicalmente diferente sobre la situación económica y el impacto de las crisis en su salud mental.
En conclusión, la «grieta» en Argentina es un fenómeno complejo que ha moldeado la vida pública y privada de los ciudadanos, afectando no solo su percepción política y económica, sino también su salud mental y su estado de ánimo. Es necesario comprender y abordar esta división para poder avanzar hacia una sociedad más equilibrada y unida.
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