VIVE Global: Descubre el Mundo en Directo

6.8 C
La Plata
jueves, julio 4, 2024

La Liga Amateur sorprendió a Luis Martín

Para leer

Ya van más de dos meses que vive así, con la aureola de campeón del mundo, en uno de esos cuentos que nos contaban para dormir, donde él está sentado en el banco, o haciendo la entrada en calor del seleccionado. Para cualquier argentino, el logro del equipo es un espejo donde nos podemos mirar: el esfuerzo es la línea recta que lleva al éxito.
Luis volvió a la Liga, al lugar donde se ataba los botines en vestuarios incómodos. Volvieron a la Liga muchos de los compañeros que compartieron ese fútbol amateur en cinco clubes, que gritaron muchos de los 215 goles que Luis anotó entre 1986 y 2005. Llegó a jugar en siete ligas, además de la Primera D y algo de la vieja B Metropolitana. Y en la educación pública lo hizo con la misma dedicación, en la Universidad Nacional de La Plata, hasta recibirse en el profesorado de educación física, título con el que llegó a Estudiantes de La Plata y de allí a la Selección Argentina.
Hoy está como en el cielo, y puede compartir su gran momento en la tierra, entre los que lo quieren y lo que empiezan a saber quién es. Ya en el saludo se nota el carisma de vestuario: aprieta una mano, le acaricia la cabeza hasta despeinar a su interlocutor, abraza y se queda en una intimidad que sabe a amigo con aquel que pasa algún momento difícil.
En una ceremonia inolvidable, no pudo más y lloró, apenas atravesó la puerta del salón de reuniones de la Liga Amateur. Atinó a levantar la vista y cayó de su cielo, como un ángel. Luis tiene un rostro que sabe a calma y dicha desde que llegó a la cima de la última Copa del Mundo, hace ochenta y dos días.
Sintió que los aplausos lo hicieron transpirar, y no era una tema del calor húmedo de la ciudad. Porque los aplausos no eran comunes, ni protocolares, lo aplaudían con muchas ganas y cada vez más fuerte.

Fue programado el 9 de marzo, a las 19, en la casa madre del fútbol de La Plata, cuyo reloj de la historia marca 109 años, ingresando aquel que olfateaba arcos con la 9. Sus ojos se focalizaron en la primera fila y una sorpresa inmensa fue ver a los que no se esperaba ver, su mamá María Rosa, su tío Juan, su mujer Anahí, y sus hijos, la quinceañera Delfina y el que va camino a los veintidós, Tomás, que esa noche tenía entrenamiento con sus compañeros de Polideportivo Gonnet.
La idea del Comité Ejecutivo fue invitarlo a un acto que oficializó al campeonato 2023 (de las dos divisionales y de todas las categorías), Torneo Apertura Luis Martín, campeón del mundo. Hasta ahí, todo normal, Luis, pero lo que pasó no pasará por el plano de los datos sino del corazón, plaqueta por piel, logros por reconocimiento. Para ello, hubo una jugada planificada que desconcertó al preparador físico de la Selección. Sus amigos de siempre, varios ex compañeros y la misma familia (los que podían sortear algún compromiso y ajustar horario) se encontraron en el monumento de la Plaza Rocha y caminaron hasta calle 6 entre 60 y 61, unos doscientos metros. Luis estaba adentro, en una oficina, y sin que los viera entrar, todos se acomodaron en el salón principal. En esas paredes que alguna vez lo vieron pedir por un pase interligas, declarar en el tribunal de disciplina, o lo más lindo, salir en un micro a representar al seleccionado local.
Lo recibieron en un aplauso interminable sus seres queridos y ex jugadores.
«Toda gran historia debe tener un final…» Pero la de Luis Martín tiene continuidad en la Liga, con su sangre. Otro Martín, de 21 años, mediocampista ofensivo, acaba de tomar el gusto a eso de jugar en Primera, Tomás Martín, “Tomy”, casaca 11 en la primera fecha del pasado domingo con San Lorenzo de Castells (la foto de Mauricio Zamudio, en el portal de Pase a la Liga, será parte del álbum familiar).
“Es un orgullo para la familia poder jugar un torneo con el nombre de mi papá, estamos muy felices. No tengo recuerdos como jugador porque era chico, pero vi los videos”, contó.
Además de la cabellera rubia, hay similitudes con el padre, que en 1986 debutaba con otra camiseta amarilla, la de INDECO, en la B liguista y con un ascenso. Luis era como Tomy, un juvenil del club que se metía de a poco en primera. En 2022 el otro Martín tuvo el ascenso con Gonnet por primera vez en los 40 años de vida de la institución.
El jueves caluroso, pesado, se hizo liviano con el afecto de Héctor “El Lalo” Cora y Rubén Cora, que jugaron con él hace 35 años en desaparecido club que habría creado la fábrica de cojinetes. Y al segundo año, en 1987, Luis llegó a jugar en la A. La primera vez que apareció su apellido en el diario, fue en «El Día», en la síntesis de un partido donde los goleó Trabajadores de la Carne, 6 a 2. INDECO alistó a Vicente Bifano; López, Caroni, Rinaldi y H. Cora; Bais, Bigini, Martín; Gagliardi, Aguero Rolón y García. DT: Calvaroso. Los dos goles del derrotado equipo local fueron de Aguero Rolón. Se jugó en 511 entre 20 y 21, el sábado 25 de abril de 1987.

Esta fiesta de hoy, para Luis, sabe a honores. Le parece mucho que su nombre esté ahí en el candelero. Haciendo historia, Desde los años cincuenta se distinguía a los torneos con el nombre de algún dirigente destacado o algún aniversario especial. Por ejemplo, en 1952 y 1953 fue el torneo Eva Perón; en 1968 Fundadores de la Liga; en 1980 Everton y sus 75 años de vida; en 1982 Centenario Ciudad de La Plata; en 1985 Ismael López Osornio (recibió la distinción en vida, previo a un partido de la primera fecha en la cancha del Parque San Martín); y en 1991 se jugó el campeonato Héctor Rafael Zagaglia (cuando “Tito” vivía y era directivo que transpiraba Liga Amateur y los pasillos de la AFA).
Dato: cuando Martin jugó su primer año en la A liguista, aquel torneo se denominó Copa Carlos César Trejo (fue Presidente de la Liga 1938-1939 y luego de Gimnasia y Esgrima La Plata 1942-1945).

“Ustedes están juntos desde chicos, como Lionel on Antonella”, me salió del alma, llevando a la audiencia la similitud del amor de pareja con la de Luis y Anahí… ¡Y tienen las mismas iniciales!.
Aquella Liga de rebeldes, donde te hachaban con botines, anoche tuvo caricias humanas, sensibles. “Muy contenta pa!… por lo que pasaste”, le dijo la joven hija, abrazado a Luifa que no para de recibir afectos. Ahora, la propia Anahí se muestra “agradecida del compañero que elegí para compartir la vida y por haber formado con él una hermosa familia, con dos hijos excepcionales”.
La madre, María Rosa, terminó de dejarlo apoyado a la pared, emitiendo una frase con toda la brillantez: “Más que jugar bien… es ser una buena persona”.
Por un momento olvidó el rol que desempeña desde 2018 en el Seleccionado mayor; acá fue «El Narigón”, el hombre de entrecasa, que lleva a los Rollings y al Pincha en el alma; el que visita a los amigos, y esta vez les hablaba por un micrófono: “Saben que los adoro, los amo, son mis hermanos”.
Estaban Walter Muñoz y Darío Britos, como lo hacen desde la infancia. Darío es más conocido por el mote de «Yanqui», abocado a la docencia del fútbol infantil en Gimnasia. Walter es carrejero y no siguió en el fútbol. Otro que compone el clan es Pablo Prozzi (el popular «Careta», que no pudo estar pese a la intención). El trío se mantiene firme desde que eran unos vaguitos en el barrio de los monoblocks y se presentaban en los picados como «El Nápoli».
A los dieciocho años Luis se fue con ellos a la aventura de jugar por el Centro Fomento El Cruce, dirigido por Julio «Lito» Zucolillo. Fue más fácil por el apoyo de la hinchada, y un gran campaña en 1989.

Conoció en ese grupo humano de El Cruce a un trío que se reencontró en la sorpresa del pasado jueves. Ariel Carusotti, al «Chino» Rugna y Hugo Ruíz (“El Roncha” fue profesional dos partidos en la primera de Estudiantes en 1981). “El jugador distinto era él”, nos enseñó Luis. Después, un ex técnico del club de Ringuelet, Carlos Balicchia, lo llevó a jugar a Villa San Carlos (institución de la ciudad de Berisso que hasta 1966 competía en la Liga Platense).
Cuando volvían a tomar asiento Rugna se llevó por delante el escritorio y se dio un golpe bárbaro en un muslo: ¿Quiso demostrar cómo se «pegaba» en los años ochenta en estos campeonatos chivos? “No es nada, los de El Cruce siempre hicimos líos”, salió con buen humor.

Las chanzas futboleras aterrizaron en calle 6, murmullos y voces elevadas bajo el techo de una edificación ya centenaria. A Luis lo gastan con una situación algo curiosa: nunca resultó el goleador de una temporada en esta Liga. Sí pudo ser el máximo «cañonero» de torneos cortos o el más efectivo de su propio equipo. Podrían citarse varios cracks que lo eclipsaron en esa distinción anual, y uno dijo presente, Carlos Ernesto Alcaraz, el de Villa Elisa, padre de “Charly” (nuevo fenómeno joven que pasó a la Premier League). “Pero Luisito te arrastraba las marcas”, lo banca el Negro Ata; y a cambio de los caños y sombreros que nos obsequiaba de joven, se brindó a la audiencia con una anécdota que nos remonta a la de Messi, de “andá pa’allá”. La versión de este «andá» tiene al propio Martin y a Alcaraz en un viaje de La Plata a Bahía Blanca cuando ficharon en la Liga del Sur. Al intermediario le dijeron apenas bajaron del micro que los dos eran número 9. «Entonces nos repartimos en dos clubes, llegamos a Bahía, ‘vos andá pa’llá, y yo pa’acá’”. Es decir, Luis a Huracán de Ingeniero White, y Alcaraz a Puerto Comercial. ¡Qué clásico! «Se odiaban y nosotros nos sacamos fotos en la mitad de la cancha», recordaban.

Encabezados por Hugo Capel (“¡qué noche, Teté!”, dibujó el Mago), un grupo de For Ever revivió los buenos tiempos, cuando Luis tenía veintisiete años y fue refuerzo por seis partidos en el Torneo del Interior de la AFA. Christian Rey, Hugo Capel, Sergio Font, Alejandro “Pipo” Cabrera, Luciano Eslaibe, «Pancho» Ipoucha y Andrés Candia, todos ex jugadores, a los que se sumó el preparador físico Carlos Nuñez. Otra sorpresa de la Liga fue proyectar algunos goles, entre los que se vieron la «tricota» de Martin ante Defensores de Maschwitz, en 60 y 118; y el «doblete» frente a Mercedes, en Cambaceres. Candia pidió por favor un reemplazo por unas horas en CRIBA, ya que entrenamientos habrá miles, pero recibir a un amigo campeón del mundo se da una vez en la vida (con suerte). “Dios tenía un propósito para él en cuanto al destino deportivo, pero en lo humano es humilde desde el día que lo conocí”. Evocaron a la figura del DT José María Talone, quien falleciera en pandemia.

Turno del Club Atlético Fuerte Barragán. La piel de Luis quedó pegada a ese grupo. Fabián Haramboure, Daniel Resiga, Nicolás Regina, Marcelo Pérez, Sebastián Graciani, Diego Tarquini, Lucas Langone, Nicolás Langone, Sergio Vargas, Rodrigo Mongilardi, y tres arqueros, Christian Rey, Pablo Rodríguez y Pablo Díaz. Están siempre juntos. Además, disfrutaron del ratito el profesor Gastón Mendoza (fue el profe de ese Fuerte y hoy lo hace con Martín Palermo en Platense) y no faltó el entonces presidente Miguel Pecorelli.
Luis dijo: “Hay muchos que no jugaron en un mismo año, pero son amigos por igual… Hay muchos que no pudieron venir y hay uno que está siempre…”, refiriéndose a Mauricio Perotti, compañero que solo falta en lo físico.
Aquel Fuerte que era local en el predio de Propulsora, logró el único título en el estadio de Estudiantes, el jueves 12/12/1996, pero hoy la fuerza del grupo sentencia una verdad: tiene más relevancia la amistad que el campeonato. El entrenador que les enseñó, Oscar Barroso, también nos dejó: su alma decidió volar el día después de Argentina 3 Francia 3, viendo los penales junto a su hija, sonriendo por Luis.
El “Caño” Resiga habló emocionado “por ver a un amigo rodeado de tanta gente que lo quiere”. El “Oso” Graciani contó su melancolía por las tardes que compartía con Mauri Perotti, Osmar Ledesma y Luis, eramos inseparables”. Nico Regina (llegó a jugar en una reserva de Estudiantes) seriamente habló de «mucho mérito» en la trayectoria de su ex compañero, y “Tato” Mongilardi describió que “Luis se emociona y se sorprende porque en su humildad no esperaba esto”. El «Gordo» Rey (el compañero que más veces compartió equipo) le agradeció frente a frente y confesó que “pese a jugar en varios clubes, tengo un orgullo que me caló hondo… fue el día que le dije a mis dos hijos, sentados en el sillón, ese chico que es campeón del mundo jugó con nosotros”. A Rey lo acompañaron sus padres y un hijo.

La mente me llevó en pleno acto a un pasaje del primer tiempo, al trabado cero a cero entre Argentina y México. La TV Pública muestra a un costado de la cancha (frente a los bancos) dode Luis Martin dejó un sector del campo para retransmitir una orden del técnico Scaloni. “¡Huevo!, ¡Huevo!”, se escucharon sus gritos, dándole indicaciones a otro guerrero de Qatar, Marcos Acuña, el partido que había que ganar o ganar. Y se ganó 2 a 0.
Ya que nombramos al DT rosarino, radicado en España, una nota reciente que le han hecho en la ceremonia de premiación The Best, pronunció una de sus frases sensatas: “Soy entrenador, ganamos un Mundial, me parece increíble, histórico, pero hasta ahí llegamos. Somos seres humanos, y los jugadores son los más amateurs de todos”.
¡Amateurismo, sí! No significa ser flojo, carente o desdichado, al contrario, es en ese terreno donde suelen darse las mejores siembras. Alguna pizca de la Liga Amateur (y otras del largo y ancho país) ha colaborado con este logro de la Selección.

Luis ya tiene la placa en sus manos. “No quiero ser merecedor de tanto, pero bienvenido sea para poder dejar un mensaje a todos los que estamos vinculado a la Liga, que cumplir los sueños siempre es posible, que la sigan luchando, que todo esfuerzo tiene premio, a veces se puede llegar o no, pero siempre hay que intentarlo. Soy un convencido de eso”.
La noche no quería terminar nunca, cuando Everton fue anunciado para llegar al centro del escenario. Luis llegó al club de calle 14 en 1998 cuando no tenía cancha, la del barrio Aeropuerto, pero que alcanzó a inaugurarla en 2005 (año de su retiro).
Pero la primera época fue dorada, con las prácticas en el Parque Saavedra o el Parque San Martín. “¡Dale! ¡Dale!”, los contagiaba el técnico Carlos Sparvieri, quien no pudo asistir por temas laborales. Sí lo hicieron los ex jugadores Marcelo Chiodini, Claudio Sivetti, Sebastián “Pitufo” Demarco, Carlos Vilardo y Marcelo Mazzacane (todos de aquel grupo), más Federico Catriel (compañero en su último torneo liguista) y un «Decano» de ley, Marcelo Fortes, el actual presidente evertoniano). La palabra de Mazzacane fue a pura emoción: «Lloré mucho con este Mundial, pero la verdad que se me cayeron las lágrimas cuando la televisión entró a tu habitación y les mostraste las camisetas de todos los clubes, eso habla de la humildad de alguien que llegó a lo máximo».
También habían llegado lejos con Everton, hasta una cuarta etapa del Argentino B, donde se dieron el gusto de vencer a Huracán de Tres Arroyos (la base de ese rival terminó cinco años después en la mayor categoría, Primera de AFA).

Queda una postal más, la de un Seleccionado realmente amateur del año 1997. Luis, a los treinta años, ganará su último torneo, organizado por el Consejo Federal de AFA. La Copa Federación del Este y un mes después cotejaron con General Alvear y se trajeron para La Plata la copa TACO (Torneo Amistad Centro Oeste). Se reencontraron Martín Paula, Víctor Hugo Ramírez y Hugo Cabrera, además de los ya nombrados Capel, Vilardo y Demarco. “Muchos no me conocen en la Liga, yo jugué un regional con Los Tolosanos, un año en Sport de Magdalena y me suspendieron cinco años, pero jugué en esta Selección y agradezco por la invitación, fue muy lindo ver a Luis”, dijo Cabrera.

Han pasado los años, pero el corazón no se olvida. Además de ese póker de camisetas mencionadas, Luis se entreveró con uñas y dientes en torneos nocturnos en Magdalena, en los de Capital Chica en noches de verano, los torneos de la comunidad peruana, una liga CAFILA que asomó en los ochenta, y aquellos barrio contra barrio donde defendía a La Favela.
La Liga Amateur Platense, que hace cien años sacaba de un club 12 de Octubre al goleador Francisco Varallo (finalista del primer Mundial de Uruguay 1930), llega hasta estos días con Luis Martín, el preparador físico, de una ciudad que además dio muchos profes exitosos. El «Yacaré» Ricardo Echeverría también ganó un Mundial (1986) y participó en otros dos (1990 y 1994), Pablo Blanco —criado en Bavio— finalista de otra Copa del mundo (2014), Guillermo Cinquetti (campeón de Libertadores y de Copa Intercontinental con Boca Juniors) y Gastón Mendoza (con la Selección de Paraguay se calzó al cuello una medalla de oro olímpica en Atenas 2004). Vale aclararlo para quien esté despistado y/o olvidadizo de la historia deportiva platense.
Otro profesor que compartió vestuario unos meses en For Ever con el 9 Martin, es Carlos Nuñez, quien disfrutó del éxito de un colega, ubicándose en el fondo del salón. “Además de tener esta familia que es la Liga, Luis es un producto de la educación, por la Universidad Nacional de La Plata y del profesorado de educación física, que sigue generando profesionales de nivel mundial. Se coronó y nos hace partícipe del sueño que tuvimos todos cuando empezamos esta profesión”.
Ochenta y un día después de la final con Qatar, Luis siguió respondiendo algunos llamados importantes. Su expresión es natural, sencilla. Así se lo vio al viejo 9 de la Liga el 9 de marzo que quería estirarse, y lo hizo entre sanguchitos y gaseosas, con promesas de juntadas para el mes de abril (así lo anunciaron los de For Ever y los del Fuerte Barragán). En cambio, Everton va a esperar hasta la undécima fecha cuando reciba a Gonnet, donde Luis va a estar, disfrutando al hijo, en un torneo Apertura que felizmente lleva el nombre de «Luis Martín, campeón del mundo».

- Genesis -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img

Ultimas Noticias

Anuncian numerosas actividades recreativas en los escenarios municipales, en vísperas de las vacaciones de invierno

Leer másInfo General La plata 4 de julio de 2024 - 15:41 La Municipalidad de Gral. Pueyrredon propone una cargada agenda...
- Advertisement -spot_img

Otros Artículos de Interés