La polémica por la tradicional quema de muñecos de fin de año en La Plata sumó un nuevo capítulo y escaló a un conflicto abierto entre los creadores y la gestión municipal de Julio Alak. A pocos días del Año Nuevo, decenas de artistas y vecinos confirmaron que mantendrán la tradición en el Casco Urbano, pese a la decisión oficial de prohibirla en esa zona.
La medida dispuesta por el Municipio, que obliga a trasladar los momos a la circunvalación, fue recibida como un golpe inesperado por quienes llevan meses trabajando en sus estructuras. La reacción no tardó en llegar: los muñequeros difundieron un comunicado, expresaron su rechazo y avanzaron incluso en la elaboración de un mapa alternativo con los puntos donde se prevé la quema.
Según ese relevamiento, además de los 22 muñecos autorizados oficialmente, existirían al menos otros 18 momos que no figuran en la nómina municipal y que se encuentran distribuidos en distintos sectores del centro platense. La tensión aumenta con el correr de las horas y crece la incertidumbre sobre cómo actuará la Comuna durante la noche del 31.
Prohibición, reclamos y una tradición en jaque
Desde el Ejecutivo local justificaron la decisión en la imposibilidad de garantizar condiciones de seguridad en el Casco Urbano. Sin embargo, los artistas cuestionan tanto el fondo como las formas. Señalan que el aviso llegó el 22 de diciembre, en una reunión habitual con el Municipio, cuando los muñecos ya estaban prácticamente terminados.
“Está bien discutir la medida, pero debería existir una ordenanza o haberse planteado con al menos dos meses de anticipación”, explicó uno de los creadores, que prefirió no revelar su identidad. Según relatan, muchos de los momos se queman desde hace años en los mismos puntos, sin antecedentes de riesgo.
El enojo se profundizó tras la clausura del muñeco ubicado en 31 y 40, ordenada recientemente por el Municipio. Ese episodio encendió las alarmas entre los grupos restantes, que temen nuevas sanciones y multas en las próximas horas.
La bronca de los artistas y el temor a sanciones
Los muñequeros aseguran que trasladar las estructuras es directamente inviable. “A una semana de la quema es imposible mover los muñecos a la periferia”, sostienen. Además, remarcan que muchos grupos están integrados por personas mayores y vecinos sin capacidad logística para custodiar los momos lejos de sus barrios.
En ese contexto, advierten que la decisión municipal habilita una suerte de “caza de brujas”, con posibles infracciones generalizadas. “Esto termina matando una tradición histórica de la ciudad”, lamentan.
Mientras tanto, el conflicto sigue abierto. Con el Año Nuevo cada vez más cerca, la disputa entre los muñequeros de La Plata y el Gobierno local promete un final tenso, con una tradición emblemática en el centro de la escena y un desenlace todavía incierto.



