“No puede haber grandes dificultades cuando abunda la buena voluntad” (Nicolás Maquiavelo, historiador, político y teórico italiano)
Como tantas cosas que comenzaron en la capital de la provincia, Tordos La Plata resultó ser el primer club LGTBQ+, abriendo el juego con sus dos primeros deportes, fútbol 5 y vóley.
Las iniciales de Lesbiana, Gay, Bisexual, Trans, Intersexual, Queer, y que suele escribirse al final con el símbolo +, incluye a otros colectivos que no son nombrados ni representados por las siglas anteriores. Refieren a minorías como las personas no binarias, asexuales, demisexuales o pansexuales.
Pero representan más que una palabra. Intentan visibilizar las identidades y expresiones de género fuera de la heteronormatividad. Por eso, el logo elegido por los fundadores de Tordos La Plata es un ave, tradicional de la ciudad, acompañado de la bandera de la comunidad gay. La idea del ave es la libertad. Pasaron cinco meses de la fundación y los valores que se transmiten en las juntadas: respeto y libertad de ser para todos los seres; sin etiquetas que separen.
Otro paso importante que surge de las diversas luchas sociales que se dieron por parte de organizaciones o movimientos sociales. La sanción de las normativas de identidad de género (Ley del Matrimonio Igualitario y Ley de identidad de género), junto con la Ley de Educación Sexual Integral, constituyen acciones concretas de reconocimiento a la diversidad sexual, la ampliación de derechos y la construcción de ciudadanía.
En un momento, uno de los mentores se empezó a juntar y a soñar con amistades. Vieron que sus sueños se parecían, en parte, a una escena emotivas de Luna de Avellaneda, en la que el actor Darín se pregunta “¿Cómo es armar un club?”. Comenzaron las reuniones, se asesoraron en la Defensoría del Pueblo, organismo del Estado donde justamente se dio el año pasado una charla sobre cómo construir una organización LGBT+ como asociación civil. La documentación era primordial. Cada vez era más intenso el sueño de llegar a ser la primera asociación civil del colectivo LGTBIQ+
“He trabajado y aprendido, me he frustrado, he cometido errores, pero a nivel personal quería conformar un espacio dedicado de lleno a la actividad deportiva pero que también funcione como un lugar de encuentro de las diversidades, en donde todos los participantes puedan tener voz y voto más allá de la orientación sexual elegida”, expresa el profesor Alejandro Caballero, 40 años, casi todos ligados al deporte. Jugó fútbol infantil en CRISFA y San Martín de Los Hornos, hasta que inició la carrera de educación física en la UNLP y no cesó su capacitación: se diplomó en marketing, gestión deportiva (Universidad Blas Pascal de Córdoba), manager deportivo y derecho (curso dictado por la FIFA); hoy, preside Tordos, y cumple funciones en Gimnasia y Esgrima La Plata dentro del área de marketing.
La segunda inquietud fue el lugar y mediante la presentación de notas al Club Gutenberg, las puertas se abrieron en el gimnasio de la calle 65 nro. 473, entre 4 y 5. El Polideportivo “René G. Favaloro” es donde se encuetran tres veces por semana: los lunes, de 21 a 23; los viernes, de 19 a 20.30; y los sábados, de 16 a 18. En este receso de enero, parte del grupo se encuentra en el Bosque.
“El fuerte es el vóley y el fútbol 5 mixto, pero la idea es que haya diferentes espacios, handball y básquet, y áreas de género y derechos humanos; de salud, de marketing y comunicaciones, de relaciones institucionales y de educación y pedagogía».
Otro de los socios fundadores Sebastián Pelaez confirmó que el próximo objetivo es constituir la Comisión Directiva. Y rescata que “más allá de las habilidades o de las trayectorias, si juegan bien o mal, el objetivo es que encuentren un espacio recreativo donde el deporte nos une”.
En esa misma línea se escucha la opinión de Leandro Gallardo, otro de los integrantes: “Las personas que formamos parte, siendo de la comunidad o heteros, hemos transitado distintas cuestiones en las que el deporte ha sido un poco expulsivo, teniendo prácticas violentas y discriminatorias. Desde ahí se pensó un espacio donde todos y todas tengamos voto. Por eso la constitución de la asociación civil es tan importante, para que se democratice la palabra”.
Maia Anahí Querci tiene 20 años y lleva tres en La Plata. Llegó a esta ciudad universitaria desde Río Colorado, ciudad natal donde ya había realizado básquet y vóley. “Tordos me ha dado la tranquilidad de ser quién soy y cómo soy, sin preocuparme. Me encantó encontrar este espacio libre de etiquetas. Nunca me había sentido tan bien recibida. En un tiempo pasado sentía que todos hacían sus grupitos y yo era la marginada”.
En un glosario, el término diversidad reconoce “la pluralidad de corporalidades, identidades de género y orientaciones sexuales, sin organizarlas de manera jerárquica”. Sin embargo, la diversidad sirve también para designar las razones por las cuales las personas ven atacados, menoscabados o negados sus derechos.
“Che, qué te pasa, ¿estás bien? ¿Te sentís mal porque perdiste…? Bajá un poco, estamos aprendiendo, se aprende de las fallas”.
Bajan la vara de la auto exigencia y sube el ánimo. Así se respira en este club, que es pionero, como le tocó ser al mismo Gutenberg el siglo pasado: nació para incorporarse como fundador a la Liga Amateur Platense y una década más tarde fue por más: compitió en el ascenso del fútbol amateur argentino y ascendió a Primera (pero no pudo debutar).
«Nos llena de orgullo estar posicionados como el primer espacio constituido como club para la comunidad y agradecemos a los sponsors que colaboraron con ropa y alimento”, sostuvo el profesor Caballero en diálogo con un periodisa de Vive La Plata.
Sentirse bien, tener un lugar digno, compartir y disfrutar de la clase de dos horas, es solo una parte de esos derechos que se han ido recuperando en la Argentina.
Tal como una pelota, la historia se mueve. Hoy la noción de la identidad de género no se limita al binomio masculino-femenino, sino que se han incorporado otros términos, ideas que proporcionan un lugar para quienes se sentían y se reconocían en una dimensión diferente de la que abarca al hombre y a la mujer.
Al finalizar la práctica, se analiza en ronda cómo se sintieron, qué se valora desde cada mirada. Y se informa si habrá torneo, si recibieron alguna invitación para salir de visitantes. “Jugamos todos con todos, nunca es un contra otro”, asegura.
Se saludan los Tordos, tratan de irse juntos, mientras uno se encarga de pagar la cancha. Al llegar a su hogar se escribirán en el grupo de Wathsapp.
El deporte le pasa pelota a una consciencia más acorde con los cambios del mundo. Este fin de año, las fiestas son más especiales cuando recordamos noticias como el nacimiento de la Asociación Civil Club Tordos La Plata LGTBQ+, tan libres como el ave que lo representa.
