Viktor Orban, el enfant terrible de la UE y Mister ‘no’, ha creado un nuevo grupo de extrema derecha en la Eurocámara. ‘Patriotas por Europa’ cuenta con los eurodiputados del Fidesz húngaro, del Partido de la Libertad (FPÖ) austriaco y del checo de corte liberal populista Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO). Todos ellos suman 24 eurodiputados, uno por encima del umbral mínimo exigido para formar familia en el Parlamento Europeo, pero necesitan atraer a delegaciones de otros cuatro Estados miembros. Su prioridad es «la paz, el orden y el desarrollo», una declaración de intenciones contra el apoyo a Ucrania, la inmigración y el control de Bruselas.
Una de las grandes incógnitas que dejaron las elecciones europeas de junio fue cuál sería la configuración de una extrema derecha europea en auge, pero con diferencias insalvables. La X de esta ecuación ya se va despejando. Tras descartar las alianzas con los Conservadores y Reformistas (ECR) de Giorgia Meloni y con Identidad y Democracia (ID) de Marine Le Pen, Orbán ha anunciado este domingo desde Viena y flanqueado por el checho Andrej Babis y el austríaco Herbert Kickl la puesta en marcha de una nueva formación política.
En su ‘manifiesto patriótico’, los tres líderes ponen el énfasis en proteger los valores de la familia tradicional, hacer frente a las «amenazas terroristas y la inmigración descontrolada» y tumbar la política verde y el pacto migratorio cocinados en Bruselas. Su elemento vehicular es el de consagrar una UE de los pueblos soberanos. Desde la salida del Reino Unido, las fuerzas euroescépticas modularon su estrategia. La bandera del »exit’ no era tan atractiva ni una máquina de votos. Se probó que hacía mucho frío fuera de los confines de la bandera de las doce estrellas. El nuevo objetivo es transformar la UE desde dentro reduciendo el margen de maniobra y las competencias de sus instituciones. «Cambiaremos la política europea para que vuelva a servir a las naciones y a nuestros pueblos. Elegiremos la soberanía nacional al federalismo, la libertad al orden y la paz a la guerra», advierte el populista checo.
En su intervención, Orbán ha advertido de que «estamos al final de la era política que comenzó con la caída del Muro de Berlín en 1989» y augura que su nueva familia será clave en modular esta metamorfosis. «El cambio político en Europa ha comenzado (…) Los europeos quieren tres cosas: paz, orden y desarrollo. Todo lo que obtienen de la élite actual de Bruselas es guerra, inmigración y parálisis», ha celebrado el líder magiar. Y avisa: «Nuestro objetivo es, y creedme que lo lograremos, convertirnos en el grupo de derecha más fuerte de la política europea«. Para ello todavía deberán atraer a sus filas a al menos cuatro grupos más, ya que el reglamento europeo exige que cada familia política cuenta con un mínimo de 23 eurodiputados procedentes de siete Estados miembros.
El momento elegido no es casual. Las fuerzas euroescépticas y populistas atraviesan su mejor momento de forma de las últimas décadas. Marine Le Pen se dispone a allanar el camino al Elíseo con una victoria contundente en las actuales elecciones legislativas. Fidesz, ANO y FPÖ fueron los partidos más votados en Hungría, República Checa y Austria en los comicios europeos. Las encuestas apuntan a que la extrema derecha austríaca -que en 2000 fue aislada y sancionada por el resto de Estados miembros tras entrar en el Gobierno de coalición- ganará las elecciones nacionales de otoño.
En paralelo, el lunes, Hungría asume las riendas de la UE dando el pistoletazo de salida a su Presidencia rotatoria del Consejo Europeo. Y todo llega tras la reciente nominación de los cargos de poder en la UE para los próximos cinco años, una decisión que se forjó sin Meloni ni Orbán, que acusaron a las fuerzas de centro de traicionar y mentir a los votantes.
Así, la extrema derecha se está reorganizando. Aunque aspiraban a crear un grupo único, que podría llegar a ser el segundo en la Eurocámara, la realidad sobre el terreno es que está más dividida que nunca. «Hablaban de unir a la derecha europea y han acabado con tres grupos de extrema derecha en el Parlamento Europeo», ha reaccionado al anuncio Daniel Freund eurodiputado de Los Verdes.
Los Conservadores de Meloni intentaron sin éxito constituir su familia europea esta semana. Pero el encuentro fue pospuesto hasta el 3 de julio por sus divisiones internas, especialmente debido a las fisuras de una de sus principales familias, el Partido de Ley y Justicia (PiS) polaco. A los de Le Pen tampoco les está yendo mucho mejor. Tras expulsar a Alternativa por Alemania (AfD), este domingo pierde también al austríaco FPÖ. En los últimos días también surgieron rumores de que la extrema derecha germana quería formar un nuevo grupo de «soberanistas» europeos, aunque su co-líder lo desmintió poco después.
