“Timoteo, el nombre que el fútbol guardó para siempre”, es un libro pletórico de vivencias sobre Carlos Timoteo Griguol, escrito por Claudia Valerga, nacida en la bonaerense Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, en 1961, periodista y docente.
Arropa historias de fútbol y de vida, de una relación que germina al finalizar una práctica, cuando Griguol dirigía a Ferro y le dijo “La Nena” en la primera nota que le realizaba la nobel enviada de una radio. Ella recién había egresado del Círculo de Periodistas Deportivos en 1982, el año en que Ferro gritó campeón por primera vez en Primera división, bajo la tutela de él, que ya era «El Viejo».
Junto a la identificación para siempre del DT con ese club, Claudia también empezó una relación permanente con el escudo del «Oeste», en una cabina o frente a una máquina de escribir, historias y noticias que llevan 35 años, siendo editora de la Revista “Gente de Ferro” al tiempo que tuvo otros trabajos en los diarios Popular, Crónica y Opinión de la Costa. Se animó a más: relató fútbol y quedó en la historia al integrar “La Mujer en el Deporte”, el primer programa de información deportiva conducido solo por mujeres.
Con estos ingredientes en la mesa, atisbamos el panorama de las próximas horas de este jueves 17 de agosto, en La Plata, donde Claudia llegará con sus libros y las ganas de contar qué significó Griguol en su vida y en varios clubes. A partir de las 18.30 horas comienza el «nuevo lanzamiento», en el Centro Fomento Villa Elvira, de calle 75 y 120.
La enorme obra gráfica es contada a través de Claudia gracias a quienes han compartido con “Timo” aquellos sueños y aprendizajes: su familia, cuerpos técnicos, periodistas y amigos. “Amorosamente, ayudaron a formar este ramillete que pretende ser un homenaje al gran Maestro del fútbol argentino; a quien trabajó con denuedo para que los clubes que dirigió fueran ejemplo y faro. Y lo logró”, afirma la autora.
Se resumió en 53 capítulos, 350 páginas, prologado por el periodista Miguel Simón y con testimonios de ex jugadores de la estatura de Oscar Garré, Alberto Márcico, Luis Fabián Artime, Germán Burgos, Facundo Sava, Guillermo y Gustavo Barros Schelotto, Pedro Troglio, Andrés Yllana, entre otros. También se destacan las declaraciones de los comunicadores Mariano Closs, Alejandro Fabbri, Víctor Hugo Morales, Miguel Tití Fernández y Gustavo Grabia.
Claros ejemplos de las formas pedagógicas que usaba el DT. “Una vez llevó un contador a un entrenamiento para que les explicara a los jugadores qué hacer con la plata, cuando ganaron sus primeros pesitos, para que no la dilapidaran». Otra que resalta la investigadora: «Lo más sorprendente es que llevó a un ginecólogo para enseñarles a cuidarse, para que no tuvieran hijos si no los querían tener a temprana edad. Este es un libro en el que las emociones y las anécdotas nos trasladan a aquellos tiempos y deja traslucir su particular forma de ver el fútbol y la vida».
Ya se presentó en distintos lugares, empezando por el Club Las Palmas de Córdoba, lugar donde nació Carlos Timoteo y donde se crió siendo quintero. Estuvieron unas 400 personas, entre las que se destacaron figuras del fútbol de esa provincia como Juan Carlos Olave, Esteban Teté González y los presidentes de Belgrano y de Talleres, Luis Artime y Andrés Fassi.
Algunos adelantos, como lo que cuenta Pedro Troglio, en el incansable machacar del DT para comprar primero la casa y no el auto, que para los pibes, era un llamador, una tentación. Griguol fue a dirigir a River y se encontró con Pedrito, que vivía en Castelar y entre medio de transporte y medio de transporte, tenía como tres horas de viaje hasta el Monumental. “Un día me citó en una confitería ubicada en la esquina del estadio y me empezó a aconsejar que no comprara el auto, que lo primero era la casa. ¡Yo ya lo había comprado y lo dejaba estacionado como a diez cuadras de la cancha para que no lo viera! Transpiraba. Para mí, él ya sabía que lo tenía y me quería sacar de mentira a verdad”.
Del mismo tono gracioso, lo que cuenta Carlos “El Cai” Aimar: “Les decía a los jugadores ‘no se compren un coche apenas agarren unos pesos, porque eso los lleva a la joda’. Un día el Negro Vázquez (Sergio Fabián) cayó con un Valiant, que era un auto muy de moda en esa época. Timo lo miró y le largó: ‘¿¡Por qué no te comprás un inodoro y lo ponés en el baúl!?’.
Las confesiones de Guillermo y Gustavo Barros Schelotto que fueron guiados por el héroe de esta historia, entre 1994 a 1997 y reconocen que “hoy en nuestro vestuario de entrenadores en Paraguay, con el profe Valdecantos, con Gustavo, con Ariel Pereyra, Griguol está en todas las charlas. Hizo mella en nuestras mentes, en nuestro desarrollo como entrenadores. No solo nos preparó para el momento, para cada enfrentamiento deportivo, sino para el día después, en mi caso, y de quienes hayan seguido la carrera de técnicos”.
La idea de publicar “Timoteo, el nombre que guardó el fútbol” surgió en 2019. “Si bien soy periodista, es otra cosa escribir un libro. Las primeras notas fueron a la familia, a su esposa Betty, a Víctor Marchesini (ex jugador de Ferro y Boca, y yerno de Timoteo), opté primero por las figuritas más fáciles. Vino la pandemia y no pude hacer nada, porque me parece que este tipo de notas hay que hacerlas en forma presencial, cara a cara. Ahí me frené por completo y quedó todo paralizado. Cuando Timo fallece en 2021 dije: ‘esto tiene que hacerse, él se lo merece. Es un homenaje que le debo”.
Como se recordará, ese mismo año, en nuestra ciudad, el periodista Luis Rivera puso su pluma e investigación para sacar “Siempre Maestro: Timoteo”, que fue presentado al cumplirse un aniversario del debut del DT, en Gimnasia, en un encuentro organizado por la Comisión de Cultura y Museo de Gimnasia, en el estadio de El Bosque, donde estuvieron presentes entre otros Sebastián Romero y Mariano Messera, dos de sus mejores alumnos.
Son y serán dos joyas para la biblioteca enorme de nuestro fútbol argentino, que cada día precisa de más estantes. A disfrutarlo. Si faltaba un poco más para conocer al «Viejo», qué mejor que aquella «Nena» que lo vio transitar sus mejores años.
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