Cada uno de los futbolistas que actualmente se ven en la Primera división supo de una infancia con primer club de barrio y una ilusión temprana. Es el resultado final y aún en evolución de una historia de intentos personales, de esforzada pasión, a veces febril, sin reparar en fatigas: pre infantil, infantil, juvenil. “El arquitecto lo mismo que el futbolista, porque un día fue al jardín y aprendió a leer en la escuela primaria”, comparó un entrenador carismático, de los que hace treinta años perdura firme en su vocación de recibir a un chico y a su familia, y reconoce que la idiosincrasia de armar un club desde las categorías menores ya no reviste improvisaciones y al fin, sonríe, porque “se acompaña el paso por el club cuidadosamente, con el estudio, el trato de psicólogos y sociólogos”. ¡En buenahora!
Pero la captación empieza cada vez a edades más tempranas. Ahora San Lorenzo de Almagro se dedicará a probar quiénes pueden vestir sus colores en el fútbol infantil. El afiche digital que me acercó el director técnico Rodrigo Luna dice: “Domingo 30 de junio, predio del club ADAFI, calle 10 y 508, categorías 2018, 2017, 2016 y 2015”. También aparece un número de contacto: 221-6417768.
Ya no están solos Gimnasia o Estudiantes atendiendo la demanda sino que los sueños en la región tienen otros nombres de clubes de primer nivel, como últimamente lo hizo River Plate y el Club Defensa y Justicia, que en este caso empezó a competir con el armado de equipos en La Plata, con chicos de la región que juegan los campeonatos de LISFI desde 2023.
Para entender mejor: el año 2025 serán Novena División los nacidos en 2011, pero según los que se dan a la tarea diaria, “son cada vez desde más chiquitos”. En San Lorenzo desde hace tres años está Luis Rogelio Luquez, un 4 rendidor que Gimnasia lo adoptó entre sus ídolos históricos que en 1984 lograron un ascenso. En primer lugar dispensa elogios para el encargado de la captación o preselección en La Plata y luego se toma el tiempo para explicar que “estas pruebas en La Plata se hará en el hábitat natural para los chicos y después se los puede traer a nuestro club (Ciudad Deportiva, en el Bajo Flores) donde no lo vemos un día solamente, porque en una semana o a veces dos, lo miramos bien para tratar de equivocarnos lo menos posible”. A Luquez lo acompaña un grupo de veintiséis personas especializadas en fútbol amateur.
Se denomina “scouting” a aquellos que están diseminados por todo el país. Eso es Rodrigo, que empezó aprendiendo en casa, siguiendo a su padre que a principios de los años 2000 llevaba a varios chicos destacados de las ligas locales a Boca Juniors y Argentinos Juniors, entre ellos, el tolosano Ramiro Carrera (hoy con 30 años es profesional del Club Lanús), por citar un caso. Enrique Luna (fallecido), más conocido por “Quique”, fue el nexo con Ramón Maddoni, quien coordinaba el fútbol infantil de Boca. Trabajaron con pasión cuando no había tantas herramientas, pero sus infatigables energías y la confianza de las familias permitieron acercar a miles de pibes que avanzaron hasta donde las posibilidades dieran.
El fruto no cae lejos del árbol, dice un refrán, y Rodrigo servirá a San Lorenzo a “abrir una puerta nueva, sin buscar a los fichados en Estudiantes o Gimnasia, porque acá no decimos ‘tenes que venirte a San Lorenzo porque es más grande’, no tentaremos a nadie”, aclaró el entrenador con dieciséis años en el rol. “El que quiera vivir la experiencia de probarse y ver una segunda chance de una prueba, podrá hacerlo en un club de barrio, donde va a venir como a un entrenamiento. Les interesa porque está el pasto, y allá hay mucho futsal”, apuntó.
En la actualidad, los integrantes de los planteles Azulgranas más benjamines se desenvuelven en un “furor” de competencia que es el Futsal, en superficie de baldosa, cemento o parquet, de cinco titulares por equipo y en dimensiones más chicas que el tradicional formato que se vive en La Plata donde el terreno de juego es de gramilla, pasto o césped, con siete titulares por equipo. Pero el presente del fútbol globalizado hace que las necesidades de los clubes por encontrar jugadores con aptitudes naturales arranque cada vez más temprano y no solo en sus barrios de influencia. Luquez afirma que “no me atrevo a decirles ‘no quedás’ porque la evolución de los pibes es constante”. Por eso, si no quedan, los tienen en carpeta con la idea de volver a verlos en un futuro no muy lejano.
San Lorenzo de Almagro también tiene sus competencias en cancha de once tanto en AFA (2011, 2012, 2013, 2014) y la Liga Metropolitana. Don Luquez supervisa desde la 2011 a la 2019, al tiempo que es el responsable de una estructura de club barrial, el 77 FC, ubicado en Castelar (distrito de Morón) desde hace veintiocho temporadas. “Se adelantaron los tiempos”, opina el DT apenas volvía ayer a su domicilio tras observar un torneo de chicos de la clase 2018 en Villa Luzuriaga.
Su primera experiencia en fútbol tuvo una frustración. Y fue en la ciudad de La Plata donde un tío consiguió la primera prueba para el pibe de 14 que venía de Buenos Aires. “Iba a ser en Estudiantes pero llovió y al otro día el tio me llevó al bosque, en Gimnasia me tuvieron dos meses y después me dijeron que no tenía lugar en la pensión y no iba a jugar en la Novena porque había chicos de un mejor nivel”. Entonces, Luis Luquez no se desmoronó y en Quinta llegó a quedar en Boca con “el ojo” de Ernesto Grillo, maestro del fútbol, ex jugador de la Selección. Las vueltas de la vida. Y al firmar primer contrato en Boca, ahi dan a préstamo a Gimnasia, el lugar donde no tenía cabida de chico y donde el fútbol le dio una revancha.
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