Sí, sí, señores…
¡yo soy del Pincha!
sí, sí, señores… ¡de corazón!
porque este año, desde La Plata… desde La Plata
¡salió el nuevo campeón!
Se escuchó temprano, aún con la luz natural, previo al amistoso de Estudiantes y el Racing montevideano, en «La Noche del León”, donde el público volvió a empatizar con los jugadores que ganaron la Copa Argentina 2023.
Y regresó al barrio de 1 y 57 una melodía, con su amable letra, que «salió» en las viejas radios, por una canción popular, una marcha que se grabó el 4 de enero de 1954, con el título de “Sinceramente”, escrita por Santos Lipesker, brasileño de cuna.
La letra original dice así:
«Sinceramente, ¡te juro vida!
sinceramente, te juro amor
que sin tus besos y tus caricias
es imposible seguir viviendo así”
Ese mismo año ’54 la tomó el «Jugador Número 12», para festejar un titulo de Boca que se le daba luego de diez años en que la alegría era de River.
Sí, sí, señores… ¡Yo soy de Boca!
Sí, sí, señores, ¡de corazón!
porque este año desde La Boca… desde La Boca
¡salió el nuevo campeón!
Tal vez, la influencia fundamental para su masificacion y que llegue a ser «himno» en los estadios fue el hecho de que su autor, Lipesker, era director de la orquesta estable de Radio El Mundo y la pasaban muy seguido, cuando había pocos televisores y los aparatos de radio eran las estrellas de los hogares argentinos.
En honor a varios amigos que pidieron esta nota, en especial a un socio de los que no falta nunca desde su niñez de los ahora llamados “ochentas”, nos introduciremos los cantitos, que en su origen eran de un humor puro y hasta privilegiaba el nombre de jugadores y DT.
Justamente la gente de Estudiantes de La Plata, en los «sesenta», fue uno de los que replicó la versión de “Sinceramente”, gracias a la serie de éxitos que incluyó seis vueltas olímpicas de 1967 a 1970.
Antes, Racing de Avallenda fue gran protagonista en los torneos de AFA, en un ciclo triunfal de seis campeonatos entre 1948 y 1966, con su orientador táctico Juan José Pizzuti, y un grito ensordecedor:
Y ya lo ve, y ya lo ve
¡es el equipo de José!
Una tarde de 1966 ese Racing fue visitante de Huracán (dirigido por el “Tano” Renato Cesarini, ex crack, estudioso táctico de la época) y se escuchó en el cemento de Patricios una melodía que el hincha de «La Academia» adaptó a la situación.
Ya se acabó el equipo de Renato…
y el de José, tiene cuerda para rato
Pero la cuerda se cortó en el torneo Metropolitano de 1967 con el afilado «cuchillo entre los dientes» que practicaba el once de Osvaldo Juan Zubeldía, que iba a golear al mismo Racing, 3 a 0, en una final jugada en San Lorenzo. Miles de gargantas inventaron sobre la marcha.
¡Y ya lo ve! ¡Y ya lo ve!
Osvaldo tiene un hijo
se llama Juan José.
El furor ganador dio nacimiento al apodo de «El León» y llegaron a grabarse canciones de voces tangueras, como el platense Jorge Sobral que pasaron a la posteridad en discos, los desaparecidos «long play».
Una letra que pasó por estudios de grabación, tenía una letra sencilla pero una alegre rima.
Y dale Pincha
y dale Pincharrata
campeón americano
Estudiantes de La Plata
Otra hacía mención a ídolos del equipo multicampeón, como el medio zaguero izquierdo Raúl Madero y al entreala izquierdo Juan Echecopar.
¡Van a bailar…!
¡van a gozar…!
¡con el doctor y Echecopar!
Según se pudo averiguar, la raíz de esa melodía estaba en un jingle publicitario de una marca de whiskys, el Robert Browns.
¡Para cambiar…!
¡para cambiar…!
hay que tomar un Robert Browns
Eran otros tiempos, otra cultura y educación. Dos ejemplos: el 10 de diciembre de 1967 los hinchas del Pincha y del Lobo salieron a festejar por las calles céntricas, con un grito que al unísono conmovió:
Gimnasia y Estudiantes…
¡unidos y adelante!”
El 16 de octubre de 1968, cuando en Inglaterra el equipo albirrojo paralizó al país, aquí se sintieron contentos los mismos gimnasistas, que entonaron por la calle 7, desde plaza Italia hasta plaza Rocha…
¡El Lobo y el campeón
un solo corazón!
Una canción que perdura es la que honra a Carlos Bilardo que en su segundo ciclo como técnico Pincha empezó con las buenas campañas y derivó en un subcampeonato en 1975. Desde mediados de esta década empezó a vivarse la figura del entrenador.
¡Borom bon bon… borom bon bon!
¡es el equipo, del Narigón!
La razón de ese ritmo contagioso fue el dúo Juan y Juan que en 1971 grabó «Hay que alegrar el corazón», con la compañía RCA en Nueva York.
¡Borom bon bon… borom bon bon!
¡hay que alegrar, el corazón!
Pensar que eran dos pibes que a finales de los años ’60 actuaban en la playa donde los vio un productor. El que compuso «el borom bon bon» fue Juan Eduardo, según su nombre artístico.
En 1982 empezó otro hit, que decía así:
Movete Sabella, movete…
movete Trobbiani también…
que si ganamo’ esta tarde
¡somos Campeones otra vez!
El ritmo pegadizo ya estaba en los boliches y en los programas de TV, por una canción original del recordado compositor de músicas populares Francis Smith (1938-2009), «Estoy hecho un demonio».
Movéte, movéte, chiquita, movéte
sacáte, sacáte, esa timidez
fijáte estoy hecho un demonio
nadie me para esta vez
Más tarde, se subieron a los paravalanchas hinchas con canciones más elaboradas.
Fue el rock nacional la inspiración a partir de la democracia, en los albores de los ochenta.
En Estudiantes llegará una muy festejada canción del rosarino Fito Paez, de un tema del disco más vendido en la historia de la discografía argentina (El amor después del amor). Precisamente, a fines de 2023 Fito tuvo su recital en 1 y 57, y muchos corearon aquel cantito que estalló en 1995 cuando ganaban el Nacional B.
Todos los momentos que viví
todas las canchas donde te seguí
cuantos campeonatos festejamos
cuantas copas levantamos desde que te conocí
vos me das alegría
yo te doy mi amor
la razón de mi vida
es salir otra vez campeón
La de Fito es así.
Todas las mañanas que viví
todas las calles donde me escondí
El encantamiento de un amor
el sacrificio de mis madres
los zapatos de charol…
Cada vez que me miras
cada sensación
se proyecta la vida
mariposa tecknicolor.
La pasión combinó jingles, temas clásicos o de moda, y al final, muy pocas quedaron en el olvido.
Desde “Sobreviviendo” de Víctor Heredia a “Mi enfermedad” de Andrés Calamaro. Desde “El Estudiante” de Pipo Cipolatti a “Hacelo por mí” de Attaque 77. Con una especial devoción por las cumbias que hoy están alto en el ranking albirrojo, desde La Nueva Luna a Los Palmeras.
Temas que son de la gente que los canta y se masifican. No son de nadie, pero son de todos, como aquel “sisiseñore’” que arrancó hace setenta años y sigue siendo parte del folclore de todo campeón.