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La Plata

Sólo Guillermo sabe

El 7 bravo que en ese instante no pudo atorar a Chilavert, que salió rápido, el guaraní con el buzo del Bulldog. Dos símbolos de los planteles que peleaban un título, el Gimnasia de Griguol y el Vélez de Bianchi.

La foto, el 23 de junio de 1996, fue uno de los “clásicos” como lo consideraba puertas adentro el sinfín de talentos. Sin vencedores ni vencidos, 1 a 1, la tarde en que más perdió el fútbol por la lesión del “Beto” Marcico —tendón aquileano—; del gol del “Topo” Sanguinetti, y cuando dominaba táctica y psicológicamente el Lobo, el pequeño Martín Posse acertó de cabeza a la red, a los 83 minutos.

Se perdió en la memoria, pero la data dice que Vélez siguió invicto y puntero, con tres garbanzos más que su rival. Un gran campeonato Clausura con River y sus Galácticos, con el Lanús de Cuper y el Pincha del Profe Córdoba, que soñaban con la estrella. Pero fue para Vélez, y al torque despedía feliz a su Virrey (del banco que hoy ocupa el Melli), mientras los televisores y noticieros replicaban la música de ese Fortinero: “Olé, olé, olé, olá, a Carlos Bianchi nunca lo voy a olvidar”.

A casi 30 años de aquella tarde histórica, hoy el Lobo vuelve a recibir al Fortín en el estadio del Bosque. Esta vez, Guillermo estará sentado en el banco de Vélez. Y el destino quiso que, justamente hoy, su hijo Nicolás Barros Schelotto juegue su primer partido en 60 y 118.

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