Etiqueta: 5 de mayo

  • “Pibes de barrio”: un documental sobre 5 de Mayo se presenta en el Cine Teatro de Ensenada

    Un documental sobre el Centro de Fomento 5 de Mayo, hecho por un vecino que ama el arte,  trascendió el barrio y se proyectará esta noche en el Cine Teatro Municipal de Ensenada, con entrada libre y gratuita, en la calle Ortíz de Rosas y Pasaje Cabo Verde. Por la motivación que generó en las familias del lugar, especialmente en los que han atravesado junto a los equipos 40 años de historia institucional, la capacidad del lugar (para trescientas personas) quedó chica y la Dirección de Cultura ensenadense habilitó además de la función que inicia a las 19 horas, otra a partir de las 20.30.
    “Como lo van a ver criaturas de 4 años hasta los más veteranos, el material es totalmente visual y se basa en las entrevistas. Pusimos garra y sentimiento, no se ve con la calidad de una película pero muestra al club, con pibes jugando al fútbol, en nuestro barrio”, dice Jonathan Ruaimi, de 36 años, el autor de “Pibes de Barrio”.

    “Le hice una promesa a mi viejo al que perdí hace dos años, él era un tipo muy duro, jamás lo vi llorar pero un día pasé a tomar unos mates y lo vi asomado a la ventana, emocionado. ¿Qué pasa, viejo? Me mostró la cancha de juveniles… ‘Esto no lo teníamos y ahora los pibes están acá… Son los mismos del fútbol infantil que están creciendo’”, recrea aquel diálogo Jonathan, el aficionado que anoche no pudo dormir, y confiesa que no hizo falta una Productora, sino bastó el amor, la creatividad y el empeño, con un teléfono celular de media gama y todas las ganas de rendir un tributo.
    “Nunca pude jugar oficialmente, fui el zurdo malo de la familia. Pero soy un aficionado al dibujo, pinto, hago esculturas en macilla seca y me rompe la cabeza poner imágenes, musicalizarlas y hago algo de edición”, confiesa Jony, que contó la ayuda de una banda musical local —La Chimi—; en uno de los tramos del trabajo, aparece un tema sobre Diego Armando Maradona.

    Las torres del Barrio 5 de Mayo en una tarde de potrero después de la lluvia

    La producción le demandó ocho meses, “metido en el club, sintiendo lo que ellos sienten. Nunca de grande me había involucrado y los primeros días le dije al presidente que no iba a buscar goles ni campeonatos, sino la contención hacia pibes y pibas. Este es un barrio humilde que en los 90 fue discriminado por la delincuencia y nunca se retractó nadie, porque acá hay familias de trabajadores, las mismas que nos contuvieron de chicos”. Al fin y al cabo, pudo comprobar que «sigue la esencia, hoy la gente con ropa del laburo apenas sale va hacia el club, se preocupa y se ocupa si el chico rindió en el colegio o si hay que conseguirle un apoyo psicológico. Eso mismo que viví en mi crianza en esa cancha con un montón de hermanos, tíos, abuelos».
    Convivió entre los y las futbolistas amateurs, la Comisión Directiva y los Cuerpos Técnicos, dando como resultado el disfrute de largas horas de filmación, con escenas cotidianas y de partidos, entrevistas, búsqueda de información en notas de diarios y fotografías, que en algunos casos también tenía en su casa. “Quedaron recuerdos de mis hermanos, y mi suegra fue la fundadora de la primera comisión de madres”.

    El trabajo dura 60 minutos y aparecen figuras entrañables, algunas que dejaron de estar físicamente como “El Gallego” Jorge Rodríguez (nombre que lleva la cancha chica) y “El Viejo” Ramón Pérez (por él se empezó a soñar con la cancha grande y el paso a la Liga Platense). Cuenta con la figura de uno de los socios fundadores, Guillermo Lemos, del titular actual de la subcomisión de infantiles, Ricardo González, y de Martín Abelando, quien es el coordinador general de todo el fútbol y fue ex presidente, rol en el que hoy le toca estar a Pablo Contana, un ex jugador de Cambaceres, el club con la más grandes hazañas en la ciudad y vecino al club cincomayense.
    «Volví al club desde este lugar, donde compartí cosas hermosas de la infancia. Como siempre dije, acá hubo un técnico que hizo de todo, pero no pudo hacer algo: hacerme jugar bien”, sonríe y evoca al «Gallego».

    El trabajo que da placer. Grupo de técnicos, padres y directores técnicos, pintando

    Todos están felices en Quintana y Uruguay, donde el sentimiento tiene dos campos y un mismo sentido de pertenencia, con la cancha de siete y la de once. Leonel Buian es el tesorero actual y en su niñez y juventud defendió la camiseta gris y roja. Celebró este hecho cultural que “llega justo esta semana en que empezamos la campaña de conscripción de socios. Jonathan decidió rescatar la historia y lo recibimos con la idea loca de llevarlo a una película. Cuenta el trabajo social y deportivo desde los inicios en 1985”.
     Los más fanáticos del “Cinco” dicen que van a ir en caravana hasta la sala cinéfila. En estos días, cuando lo ven a Jonathan, le brindan muestras de afecto y agradecimiento que son la mejor retribución de un hombre, un típico vecino, trabajador de Astilleros Río Santiago y emprendedor con su gran afición por el mundo de las artes. Solo que se animó a hacer posible este registro emotivo, para que los días en el Club merezcan ser vividos con mayor orgullo y gratitud todavía, hacia los que hicieron la historia y conforman este presente magnífico en las competencias del masculino y femenino dentro de la centenaria Liga Amateur Platense de Fútbol.

  • Memorias de un “viejo” ídolo de barrio, don Ramón Pérez DT

    El fútbol amateur siente el dolor de la pérdida de un querido amigo, Ramón Roberto Pérez, entrenador de importante trayectoria, que la semana pasada se nos fue a esa gira celestial, tras vivir 75 años con profunda vocación de servicio. Nació el 17 de septiembre de 1945, en Berisso, y llegó a Ensenada a fines de los 80, para echar raíces en el populoso barrio de los cincomayenses, donde en la última década fue artífice del resurgimiento del Centro de Fomento 5 de Mayo con las categorías juveniles y superiores.

    Precisamente, a partir de 2014, junto a otros soñadores que visionaron un cambio social, están los esfuerzos denodados por armar la única cancha grande, que hoy lleva su nombre en homenaje a su carisma y sus mil horas. Ramón “El Viejo” Pérez, se inmortalizó el campo de juego con la figura de un padre de tres hijos, que le dieron seis nietos y un bisnieto.
    Aseguran que “fue el mentor de la afiliación a la Liga Amateur Platense”, previo paso de dos años y medio por la Liga Ensenadense.
    Ramón tenía perseverancia y premio de ello y su sabiduría fue el único DT del primer equipo «gris y rojo» desde que arrancaron a jugar, pero hace tres meses su salud fue decayendo y acordaron el reemplazo. Quienes lo conocieron y son creyentes, no dudan que siguió mandando sus últimas fuerzas a ese grupo de dirigentes y jugadores a los que podía mirar todavía desde su departamento, en un segundo piso, ubicado en línea paralela a uno de los arcos.

    Hay una frase de Pérez que es todo un eslogan, “El cuadrado que cambió el barrio”, le explicó a un cronista de Cancheros. Al pedirle unas palabras a Martín Abelando, el presidente de la subcomisión de fútbol, aún golpeado por el duelo, sacó de su corazón leal una frase que talló la personalidad de Ramón: “Con un lenguaje vulgar, y algo corto, nos inculcó la conducta y la seriedad. Discutíamos mucho, parte de la democracia del fútbol y al ratito estábamos como si nada. Teníamos el mismo objetivo, albergar cada vez más chicos, generar un laburo social cada vez más grande”.
    Pablo “Chiquito” Contana, un exjugador de gran porte que surgiera en Cambaceres, involucrado en esta revolución deportiva cincomayense, aseguró que “Ramón fue el eslabón que ha faltado dentro de este barrio para hacer algo serio”.
    Le confesó a Melisa Mendoza, la única nieta mujer que le pidió un reportaje para la Facultad de Periodismo, cómo fueron esos días del inicio en el Cinco. “Vi que estaban haciendo la cancha, que estaban las máquinas, que ponían los arcos, yo los miraba desde arriba, y tenía clavada la idea aunque sea de dejarles algo, dirigir las infantiles o juveniles, pero jamás se me pasó que me iban a proponer dirigir la Primera. El día que me lo propusieron no pude dormir, porque me llegó la responsabilidad más grande de mí vida, dirigir el 5 de Mayo con mí edad 72 años, y en mi barrio. Para mí es una pasión dirigir, y el día que no lo haga más, trataré de no mirar hacia la cancha del Cinco, bajaré la persiana de mi ventana que da al frente de la cancha”.

    Pérez escribió con sus ganas una hermosa historia. Como entrenador empezó a colaborar en Villa San Carlos, con la categoría 76 —un año—; se mudó a Ensenada y se metió a dar una mano en Cambaceres con los chicos de la 70. A fines de los 80 Estudiantes de La Plata lo convocó por intermedio del coordinador del fútbol infantil, Leandro Casanueva.
    Además, se nutrió de los ideales de otro ex jugador profesional que entonces guiaba a los pibes, Daniel “Carozo” Epeloa. El Country o la vieja cancha auxiliar de 1 y 55 fueron el lugar de mayor aprendizaje durante ocho años, hasta 1993.

    Su meta fue firme, servir al fútbol desde los valores formativos, contribuyendo en parte al crecimiento de los clubes, desde las bases, donde se van modelando las nuevas figuras, para llevarlos a la Novena. En la 80 dirigió Nicolás Tauber (arquero), Luciano “Huesito” Galetti (llegó a integrar la Selección Argentina) y Esteban Solari (jugó en la primera de Estudiantes en el 2000, hermano de Santiago, ex Real Madrid).

    La mayor alegría con los «Leoncitos» se grabó en su corazón con la 81, que logró en LISFI un campeonato invicto en la temporada 1990. Los padres le obsequiaron un pergamino con un manuscrito: “Si desea compartir el nuevo año con nosotros, lo esperamos, sería otro año de campeones”; entre las firmas, aparecen la de un niño Diego Colotto (en el futuro campeón mundial Sub 20) y Mauro Raverta (ascendería al Nacional B con San Carlos). “El Pollo” recordó una travesura de la infancia donde Ramón se enojó. «Hubo una estatua en e Country, y la llenamos de barro. Con los chicos le empezamos a pegar pelotitas que caían de un árbol… ¡Para qué decirte cómo quedó y cuando nos agarró Ramón, que quería saber quiénes habíamos hecho semejante cosa, y le dijimos que habíamos sido los de la 81”.

    También guió a la 77 albirroja, donde vio crecer a Juan “El Negro” Lezica (jugó en Primera) y a Gastón Losa (“lo hicimos arquero”, se enorgullecía de un Nro. 1 ex La Serena de Chile y en All Boys, entre otros). “En la presidencia de Riccione me tuve que ir”, contó.
    Armar equipos, escribir en sus papelitos las probables formaciones, hacer docencia, soñar, siempre en grande.

    Se recibió de DT, en la histórica primera camada que la AFA homologó en un curso fuera del edificio de calle Viamonte, que se hizo en La Plata, inaugurando la Escuela Técnico Docente “Adolfo Pedernera”, en el Alberth Tomas. Entre otros, Ramón tuvo el gusto de cursar con jugadores recién retirados y consagrados como Alejandro Sabella, la figura que más admiró.
    “De Estudiantes me fui a Lanús, me llevó Daniel Córdoba (profesor que tuvo en el curso), le presentamos un proyecto de trabajo para infantiles y Miguel Russo (DT de la Primera) habló con la dirigencia. Estuvimos un año. Se fue Miguel y nos fuimos nosotros. Yo tenía la ’79, ’80 y ’81 de la Liga Metropolitana”, explicaría más tarde Pérez, quien fue remunerado en los «Granates».


    .
    “En Lanús me tomaba un micro los domingos a las tres y media de la mañana, me bajaba en Solano, tomaba un remís, me iba hasta el centro, compraba el diario Clarín, tomaba un café con leche y a las siete y media abría el club yo. El primero de todos, así que ¿no lo iba hacer en mi barrio? Es mi personalidad, mi forma de ser y es una forma para que mis jugadores vean como hay que tomar esto, con responsabilidad”, le dijo a su nieta en aquella ocasión donde se largó a hablar como ella nunca lo había visto.

    —¿Jugaste al fútbol o solamente te dedicaste de lleno a dirigir?
    (preguntó Melisa)
    —Jugué amateurmente acá en Ensenada, en los campeonatos del barrio, en la cancha de Campamento y en las que tenía Astilleros. Mi puesto era de cuatro.

    En 1995 Las Malvinas se afilió a la Liga Amateur Platense y fue designado el primer DT, en Primera y Reserva,por recomendación de un padre que lo conocía de Estudiantes. “Nos dirigió dos años”, afirma Mario Barbarino, entonces cañonero de la zona oeste platense. Lo despidieron con una plaqueta en agradecimiento.
    “Cuando terminé me invitaron a dirigir ADIP, empecé con los más chiquitos pero estuve poco tiempo, agarré la Cuarta y al año salimos campeones”.

    El mismo año que Ramón dirigía en la B a Las Malvinas, su hijo Marcelo Pérez jugaba en la A para el Fuerte Barragán de Ensenada.
    Una noche veraniega del jueves 12 de diciembre de 1996 volvió al estadio de Estudiantes, como hincha de ese hombrecito con la camiseta «4», que era “Lito” en casa y “Machote” por las batallas deportivas. Había que superar al Sport Club de Magdalena, rival que en la semana anteriores les había ganado 1-0, en Cambaceres (de esa tarde surgió este particular registro fotográfico donde está Marcelo rapado, semitapado por Pablo Blanco, del Sport, en un ataque de Luis Martín, el «9» del Fuerte). Qué destinos: Blanco y Martín fueron los preparadores físicos de la Selección Argentina en los Mundiales de Brasil 2014 y de Qatar 2022, respectivamente.
    Volvamos a 1 y 57, a la mítica cancha de tablones, donde Ramón trabajó ocho años en el fútbol amateur. Ahí mismo gritó un golazo del «Luifa» Martín y un título que quedará en la memoria de los grandes equipos campeones de la ciudad de Ensenada.

    Ramón llevó los colores de Estudiantes en el alma. De chico celebró los títulos del gran equipo de Zubeldía, con Bilardo de jugador y clave en el armado. Puede dar fe de su pasión roja y blanca don Marcelo Buian (ex titular de Cambaceres y de pasado en el CF 5 de Mayo) al evocar “nuestras charlas en Propulsora sobre el Pincha, porque trabajé con Ramón, él fue delegado y un excelente muchacho. Me decía que tuvo una cierta amistad con Sabella y dos por tres iba a la casa a charlar con él”.

    En el nuevo siglo don Pérez trabajó en un remís y, a la par, el fútbol siguió en su mente. Con la convocatoria de José Chirico, fueron a las juveniles en Villa San Carlos, y Ramón se encargó de la 5ª (época en que compartió Cuerpo Técnico con Walter Dos Santos, Néstor García, Luis Gatti y el profesor Mauro Mazzolo (hoy en Deportivo Mac Allister).
    El mismo Chirico lo llevó a otra experiencia Liguista en Comunidad Rural de Los Hornos. De allí al Sport Club de Magdalena, para ser campeones en la edición del 2007 de la Liga Chascomunense, y al año siguiente, llegar a las semifinales del Federal C, donde caen por penales con Independiente de Tandil.
    En Magdalena se quedó la dupla Chirico-Pérez pero ahora en Unión y Fuerza, el gran rival. Hasta que Chirico se fue a dirigir en la localidad de 25 de Mayo y, ya veterano Ramón no pudo seguirlo. Sin embargo, habría una chance más con Chirico, en Tricolores, décima institución donde llegaba Ramón.



    En 2014 comienza la era Cincomayense. Un lapto en la Liga Ensenadense, y los primeros seis meses culminaron con una fiesta increíble, campeones invictos, en final ante Piria, en el estadio de «Camba». Se recuerda a Pérez “trajeado”, de pie frente al banco de suplentes.
    Tras un suceso que lamentaron y dejó experiencia, decidieron ir por la experiencia de la Liga Amateur Platense. En 2018 entraron con infantiles y juveniles, en lo que se dio en llamar «Proyección», un torneo no oficial, donde el organismo madre del fútbol local fue sondeando quiénes podrían ser clubes directamente afiliados. Hasta que en 2022 se hizo oficial creándose la tercera divisional, la «C» o Torneo de Ascenso. En el primer rodaje C.F. 5 de Mayo ascendió, y este 2023 está de estreno en la B.

    —¿Cuál es la diferencia de dirigir infantiles y juveniles con los adultos?
    —La diferencia es que cuando trabajas con infantiles y juveniles es que el técnico tiene que formar, formar jugadores, formar personas en todos sus sentidos. Que se cuiden en la vida para poder llegar, que hoy es muy difícil, que no se ensucien por nada, que estén limpios para jugar al fútbol, porque sino están bien a la larga te pasa factura la parte física. Y tenemos que ser buenos entrenadores de personas, yo jamás inhibí a un jugador.
    —¿Cómo se hace en los casos en que la familia no está presente por cuestiones de la vida y dejan solo al jugador?
    —Bueno, a veces nos tenemos que hacer cargo de ir a buscarlo, de llevarlo a la cancha, y hoy por hoy es complicado porque uno asume un compromiso que no sabes que va a pasar. Si bien el chico juega, el técnico es el responsable.

    Ramón fue una persona de bien que tomó la herramienta de una pelota para encender su propia luz y así iluminar a los demás. No podía dejar de pensar en 5 de Mayo, institución en la que anteriormente conocimos a otro personaje Jorge Roberto Rodríguez, quien hizo historia en el fútbol de siete (por la gran obra de «El Gallego» —fallecido— la canchita lleva su nombre). En la categoría 92 jugaba Sebastián Brizuela, quien de pibito conoció a Rodríguez y de grande a Pérez: “Al no tener la cancha grande tenías que despedirte del club, pero con el Viejo cambió, primero en la Liga Ensenadense… y ya en los primeros días con cancha grande nos tiraba una locura: ‘¡ya estamos entrenando para la Liga Amateur!’”.

    “Yo los miraba desde arriba”, diría cada vez que le preguntaron cómo empezó el Cinco. En esos días la Municipalidad proyectaba obras, puso unos cimientos en el sector contiguo adonde hoy está la sede de una Iglesia. Sin oponerse a los religiosos, aquellos que en gran número se juntaban a jugar a la pelota aprovecharon para pedir por la cancha de once, que se fue forjando a punta de camiones de tierra. Rellenado, nivelación, postes de alambrado, y diez almas que pulieron como un diamante la «localía». Orfebres como Ramón dejaron sus buenas gotas de sudor. Y entre las anécdotas de la primera época, alguien recordó que usaron como depósito de artículos deportivos “el garaje de su casa”.

    “Becaremos a aquellos que no podrán pagar la cuota y que futbolísticamente estén bien y estudien, que es lo principal. Contemplamos también a los que llegan tarde por trabajo”, se oyó alguna vez al DT experimentado, cuyos pensamientos eran como mandamientos de un vestuario que lo quería.
    Implementaron la parte física como otro código de conducta, y la salud de la juventud fue mejorando el clima social. “Sacaron el destacamento de Policía que había”, tuvo la enorme satisfacción Ramón.
    Con el carácter de un padre, andaba con su silbato al cuello, carpeta en mano, anteojos y el pelo cada vez más canoso. “Solo él podía visionar esto de la Liga Amateur Platense”, dijo Ramón «Pepe» Lima, crack de varias camisetas.

    Como si supiera que el tiempo no alcanzaría, su fuerza interior lo llevó a estar día y noche. Limpiaba los baños, marcaba la cancha, pelaba papas y atendía el buffet. Más de un lo vio caminar con la primera luz del día, “sacando las piedritas y las matas de pasto”. Está quien dice que «si había poco caudal de agua en el barrio Ramón se levantaba a la madrugada para regar la cancha».
    En sus bolsos había lo que se necesitara en una fecha de fútbol, canilleras, vinchas, cintas elásticas yt adhesivas, la cinta de capitán lavada. “¿Usted tiene su casa ahí en el bolso!?», fue una chanza. “¿Qué querés, pibe, un preservativo…? Acá tenés, cuidate, jajaja”.
    Y llevaba los bidones, las pelotas, los conitos, la ropa bien acomodada y con “perfumina”, detalles que hablan por él.


    Reacio, un poco terco, pero era ganador, en todo sentido. “Estaba un paso adelante. Era el mejor de los nuestros porque nadie le llevaba a los talones. Llegaba primero y se iba último. Soñaba en grande. Decía que había semillero, que había gente con voluntad, y decíamos que íbamos a entrar a la Liga Platense. Nos mirábamos y decíamos ‘este tipo está loco’. Donde ahora pisan era un descampado, con apenas dos arcos de once”, testimonia Abelando.
    Como todo, el ciclo se cumple, y en su caso fue la enfermedad del cuerpo. Un día no pudo bajar las escaleras, y algo extraño se vaticinaba. Su sucesor en el banco fue el ayudante, Pablo Sueldo.
    Las voces del barrio dicen que «veía los partidos desde una ventana de su casa, en aquel  segundo piso, que para un DT  avezado, siempre “desde arriba” se puede ver mejor lo táctico. Sufrió desde allá con «El Cinco” los partidos finales del Apertura 2023, cuando hasta la última fecha tuvieron chances de dar el batacazo en la Primera B.

    “Muy pocas veces se reía en las fotos, a veces una sonrisa sutil. Pero le gustaba bailar, escuchar cumbia, grupos como La Nueva Luna y Los Charros. También era muy rutinario. Pensaba que el esfuerzo y el trabajo en la cancha era fundamental”, describe su nieta.

    Le dedicó un tiempo de calidad a los clubes, a costa de su propia calidad de vida. Y no le faltó nunca a los tres hijos que crío con su compañera y esposa María Rosa Moreno, de donde viene el amor por la primogénita Alejandra, Cecilia y Marcelo, por los nietos Gonzalo, Santiago, Nicolás, Camilo, Lucio y Melisa, y el bisnieto Benicio. Deberán estar más que felices del “Viejo” que les regaló la vida.
    En la calle, en el fútbol amateur, no dejó duda alguna que fue un ídolo de barrio, para el álbum inolvidable de los héroes anónimos de los clubes de barrio.

    Adiós, Ramón «Viejo» Pérez. En la cancha hacen fila para seguir engrandeciendo al Centro de Fomento 5 de Mayo.