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  • Liga Amateur: en el año 112 de su creación, volvió a la cancha con 15 mil jugadores en el masculino

    Liga Amateur: en el año 112 de su creación, volvió a la cancha con 15 mil jugadores en el masculino

    Liga Amateur Platense de Fútbol, año 112 desde su creación. Más que una competencia, una forma de permanecer entre afectos, en una gran familia. Los del Torneo Masculino ya están en su mundo, el Femenino sale a las pistas el 23 de marzo y el Proyección arranca el primer fin de semana de abril. Hay de todo: obras de la dirigencia, movida de la prensa y sueños incalculables que nacen en un vestuario

    Esta ciudad y las vecinas son un gran asentamiento humano, con partes fijas para el reencuentro, las canchas, donde los liguistas sentimos un placer particular por las personas y sus actividades. Jugadores, la razón de tanta pasión; entrenadores, condimento que lleva más estrés que divertimento; y dirigentes sociales, próceres, abnegados y románticos: “Los clubes siempre están progresando por motus propio”, da en el blanco uno de los más longevos.

    Arranca hoy y no fue ayer con los equipos superiores, porque jugó Estudiantes de local y obligó a correr la fecha amateur. La ciencia ha dado agilidad y transparencia al fichaje. Un vistazo al Masculino nos dan el cálculo frío de 15.000 jugadores que han comenzado el 2025, este fin de semana (número que abarca desde la Primera División a la más pequeña de las infantiles: la 2018).
    Luego del introito por la lluvia, ayer hubo Juveniles, y hoy abrió a las 11 horas con la Cuarta, el Senior a las 13 horas, la Tercera, 14.30, y la Primera 16.30.
    Por la Divisional A: Unidos de Olmos c. San Lorenzo,  Alumni c. Gonnet, Ringuelet c. CRISFA, ADIP c. Nueva Alianza, Estrella c. Las Malvinas, Iris c. CRIBA, Brandsen c. Tolosano, Everton c. Los Hornos.
    Y va la B: La Plata c. Expreso Rojo, For Ever c. San Martín, Comunidad Rural c. Peñarol, Tricolores c. Def. de City Bell, Argentino Juvenil c. Villa Montoro, Romerense c. Talleres, 5 de Mayo c. Villa Lenci, Porteño c. Curuzú Cuatiá.

    Asociación Coronel Brandsen cumple 40 años de Lga

    UNA FEDERACIÓN (HOY LIGA) NACIDA ENTRE PERIODISTAS
    Frente a un teclado, recuerdo que esta historia nació de reuniones cinco periodistas en un diario platense desaparecido. Eran un puñado de clubes, una docena, que dirimían honores en la gramilla. Acaso muy pocas frente a la magnitud de las cuarenta hoy afiliadas, pero en el año 1913 también eran pocas las novedades en esta ciudad: un censo contaba entonces 17.000 casas… ¡Eramos tan pocos!

    Hoy son cuatro los medios puramente liguistas: Pase a la Liga, Cancheros, Locos x la Liga, 1.21 (éste último con el aporte audiovisual en despliegue técnico a la altura de un canal de cable, en vivo, sintonizando por Youtube (internet). Un relator histórico como don Ramiro Martínez prepara su garganta para el primer gol, ¿será de Unidos o de San Lorenzo? Ojalá no nos dejen el gusto de cero a cero; esperamos por los comentarios de Germán Testa y las notas en campo de juego de Nicolás Intruvini, un equipo que viene firme desde 2022.
    Con paldadar de hinchas, ubicamos dos transmisiones partidarias: For Ever y su gente (FM 99.7, Nuevos Aires, miércoles de 19 a 21), con Mario Puhl, por segundo año consecutivo. Además, salen con el partido de hoy ante San Martín, a partir de las 16 por aire o por el sitio www.nuevosairesfm.com.ar.
    En la misma emisora, Puhl conducirá el aire de Pase a la Liga radio, cada miércoles a las 17, con la compañía del periodista Mauricio Zamudio y el aporte de Marcos Torres y el popular “Carita” Hernández, coordinados por Florencia Molina (también difusora del fútbol amateur platense por La Redonda).

    En los estudios de la 99.7, ahora se escuchará Pase a la Liga

    Para tener en cuenta, el debut de un espacio de San Martín, que se podrá ubicar como La Previa de la Liga (Youtube: máximo dario fotografía), cada miércoles a las 21, y con transmisiones en vivo. Se anuncia el partido de la 2da fecha, en 58 y 145, el clásico ante Comunidad Rural, con la «transmi» del partido. Su mentor Darío Russi siente el orgullo de estar con los colores del barrio, y tendrá la oportunidad de estrenar una cabina, donde filmarán los encuentros de la primera división del Celeste, que servirán para el videoanálisis del DT Luis «Tito» Cruz, “un amigo de la infancia”. ¡Todo suma por el objetivo de llegar a una gran campaña!

    En la historia de la Liga, existieron camadas de periodistas de muy buenas cualidades, en todas las épocas. Pero cuesta llevar al aire la campaña de un club amateur. En ADIP, por citar un ejemplo, vimos en la década pasada a Grito de gol naranja, que surgió en el Federal B de 2016 y se mantuvo relatando en la Liga local, con un par de colegas como Justo Ferella (ahora TyC Play, FM Cielo) y Beltrán Miguel (0221.com.ar y Estudiantes Play). Según contó Manuel Mendicino, presidente de la institución ubicada en Gonnet, “queremos volver a tener ese espacio, incluso con notitas de color en la semana, pero de momento estamos con el proyecto comunicacional a través de las redes del club”.

    INGENIO Y ECONOMÍA PARA LA COMODIDAD DEL JUGADOR

    Curuzú Cuatiá tiene su predio desde 1972, el José Terrier. Y este año le pondrá nombre al vestuario local, Horacio Aldonatte, un homenaje post mortem a un armador de grupos con muchos éxitos en esa cancha y en Cambaceres. La actual CD reacondicionó el espacio íntimo donde se visten y duchan los deportistas, y realizarán un acto con presencia de los familiares del «Pelado».
    Según pudimos averiguar, trabajó con placer en esta obra uno de los dirigentes entrañables, José Goncalves (52 años ininterrumpidos en el club de Villa Elisa). Con su oficio de ferretero encontró precio y mostró su mano fina para la obra. Como dato al margen, José afirmó que decidió vender su comercio “Lo de José”, que estaba a metros de la sede de Curuzú, de lo cual se desprende que en su nueva etapa de jubilado va a tener más tiempo para ayudar a la entidad de bien público.

    LOS CHICOS QUE ENGRANDECEN EL ALMA LIGUISTA

    En la casa del fútbol amateur, Agustín Padrón firmó y a los dos días debutó en Ringuelet

    Agustín Padrón es de Autonomía, el club de infantiles donde tomó cariño por el fútbol, aprendiendo, jugando. Y ayer dio un saltito, al nivel cancha grande, para C.F. Ringuelet.
    El jueves charlamos en la puerta de la Liga Amateur, acompañado de su madre, y entusiasmado para firmar los papeles y llegar habilitado para el partido con Alumni.
    Nacido el 18 de marzo de 2013 (falta poco para los 12) dialogó con soltura y fue rápido para las respuestas.
    “Chanchi” o “El Dibu” entró en el segundo tiempo, y estuvo bien en un par de mano a mano, contó su papá Pablo Padrón, ex presi de Autonomía.
    El arco grande no es algo fácil para los niños, y quiere mejorar día a día, eligiendo concurrir a la escuela de arqueros de Leandro Cortizo (CEFARQ). “Atajé de chiquito, me gustó bastante y después dejé no sé por qué, pero ahora empecé de nuevo. Atajé en un amistoso y me vieron bien”, agregó el pichón. Su mamá Romina Roca, quien dio a luz a otros dos varones en la casa, ya sabe que habrá días en que tendrá dos partidos.
    Según Agustín, “la escuela es obligación, me gusta matemáticas, lo otro no tanto, pero lo tengo que hacer”, indicó.

  • Alternativas del fútbol: la pasión que vive en los predios privados

    Alternativas del fútbol: la pasión que vive en los predios privados

    El jugador que no es captado en los clubes se integró a las diversas opciones de organización privada. La Selección abrió su 28ª temporada y tuvo un grito de campeón: Ambulancia. Reseña de una propuesta familiar que requiere compromisos

    El ocio y el disfrute, el compromiso con el equipo y con el cuidado del cuerpo. Un combo donde no falta el premio. En La Plata, cuna de extraordinarios profesionales, y ciudad popular por su Liga Amateur Platense desde 1913, allá por los años ’80 empezó con la disputa de partidos y torneos en distintos formatos, y con reglas propias en cada espacio alternativo, privado, con ambulancia y seguridad, que claramente requiere de un costo monetario para la inscripción.
    La Selección aparece en nuestra tierra de los vigentes campeones del mundo. Una marca registrada que nace en 1997, en Arana, y se mudó a la Ruta 36 y calle 32, zona de Melchor Romero, donde están desde 2020. Anotador en mano, este cronista deja atrás el calor del cemento platense para redescubrir qué dice la vida en aquel verde periférico. Y fue un placer.

    Buffet, en las paredes los cuadros de las Copa del Mundo 1978, 1986 y 2022, Kempes, Maradona, Messi; la TV en un canal deportivo, y las familias de los jugadores se acomodan en esas mesas donde el tema es la vida, entre bebidas, hamburguesas o el kit matero. Horizonte con nueve campos de juego, bien marcados, redes blancas y tirantes, pelotas nuevas, y gente con la camiseta del staff atenta a todo, sobre todo a las discusiones (ya se sabe, el fútbol parece a la política y enciende la ira). Dos niveles o categorías, Libre y Seniors. La premisa es jugar. Por allá, sabio en experiencias, un “bochinesco” jugador rinde honor a lo que el 10 eterno del Rojo decía hacer para brillar: “Me paro donde no hay nadie y se la doy a uno que esté solo”.

    CALOR DE FINAL
    Se adeudaba una final del año pasado y en el segundo fin de semana del 2025 arribó “rápido” el primer trofeo, de un equipo de particular nombre: Ambulancia. Son amigos de Berisso, amantes del espectáculo y con bandera propia. En el crepúsculo del sábado 15 de febrero pudimos apreciar un partido que remontaba a los barrio contra barrio, y en la cacha cercana a un vestuario donde se lee «Somos rivales, no enemigos», restaban 5 minutos y el cero se quebró por Gerónimo Trybus, el 10, colocando la bocha en la red de un tiro libre magistralmente ejecutado, a lo Messi. Después, el mismo Trybus y el «Kape» Camillieti (jugador y motivador del grupo) llevaron la Copa al resto de sus compañeros como lo hizo en su ritual el seleccionado nacional al recibir la copa en Qatar (aquí se entregó una réplica de la World Cup).
    Lucas Martínez fue el técnico. “Si no lo disfrutás no sirve”, pregona en voz alta. “Queríamos cambiar el aire del grupo y nos encontramos cómodos en La Selección”.
    Los once del campeón: 1 Gonzalo Brandan, los centrales Ignacio Astrobbie (2) y Nahuel Villan (6), los laterales Agustín Giachero (4) y David Rocha (3); el mediocampo Braian Díaz Cufre (8), Franco Camilletti (5), Darian Cufre (11); el enganche Geronimo Trybus (10); los puntas Jorge Pospisil (9) y Franco Barbe (7). Suplentes: Franco Naon, Julián Coralli. Tomás Barbe, Dante Pospisil, Juan Ganem, Leandro Greco y Juan Fernández.

    HABLA COMO UN CAMPEÓN
    “Por cuestiones laborales no pude seguir en la Liga, pero me uní a los chicos para seguir jugando, eso no se puede abandonar, el fútbol es vida, es familia y es grupo”, tiró Darian Cufre, quien en 2017 saltó a la primera de Estrella y a fin de año logró el campeonato en un triangular desempate contra Alianza y CRIBA. El muchacho clase 1992 recordó a Christian Serrano, entrenador de aquella “Cebra” que puso garra y calidad en la Liga, el mismo DT que hoy figura en la galería de tricampeones de Estudiantes de La Plata con su labor como analista táctico de video.
    Darian sumó a su hermano Brian Cufré y a su sobrino Dante Pospisil, su vez familiar de otro titán con historia en la zona, “El Colo” Pospisil (ex CRIBA y Villa San Carlos), que dio vuelta el número y pasó de 6 a 9 en este Ambulancia que cumplió su plan triunfal.
    Anécdota: hace un tiempo atrás hubo una familia Cufre, que regó de sudor el torneo de La Selección, con padre y sus dos hijos como titulares, integrantes de uno de los equipos ya disueltos, Oktubre.

    NOMBRES DE FANTASÍA
    No son asociaciones civiles, ni clubes de barrio, pero los competidores se esmeran en presentarse con buena ropa. La inscripción requiere de un nombre, y recordamos que cuando La Selección empezó tuvo equipos como Nafta, Efedrina, Farm-X. Podríamos realizar una nota divertida con estos casos, pero bueno es nombrar a otros que copiaron lo bueno. Zubeldía. Así se llamó un equipo que llevó el nombre del DT revolucionario.
    Cobreloa fue otro histórico, con un cuarteto de jugadores con hilo en el carretel de AFA, juveniles del Lobo: Facundo Besada, Sergio Daher, Martín Menghini, y un crack que era la manija, Martín Gamero.
    En los últimos tiempos, una particular presencia: El Semillero. “Llevamos cinco años jugando, cuatro en el predio La Selección. llevamos este nombre por el Centro de Fomento 12 de Setiembre, donde nos iniciamos. Sus colores son sagrados y los seguimos defendiendo”, cuenta Matias Postiglione, conocido por “El Turu”, que disfruta de este tipo de competencias, tras cerrar una etapa tan exigente como atesorada a fuego: en 2009 jugó en la Reserva del Pincha.
    Perlita: Este año en el fútbol infantil de LISFI, el popular «12» ya salió a la cancha con una camiseta inspirada en estos muchachos de El Semillero. Hace un par de años, los dirigentes del Club de Berisso invitaron a un par a la fiesta aniversario. Y para los ahora adultos fue volver a la infancia.

    El Semillero. De pie: Alejandro Palladino, Leandro Suárez, Damian Chiesa, Alejo Alvarenga, Cristian Argañaraz, Juan Díaz, Agustin Postiglione; en cuclillas: Nicolás Arabel, Facundo Negrelli, Matías Postiglione, Marcos Pérez, Enrique Aulisi, Pablo Barrionuevo, Diego Aranda
    Este año 2025 el CF 12 de Setiembre viste camisetas inspirada en los amigos de El Semillero

    SANGRE DE ARBITROS
    Maximiliano Altavista, padre de trillizos (con una hija en primera de Racing, y un varón en cuarta de Agropecuario) es el orgulloso director deportivo del Torneo La Selección. En su etapa de solero se recibió de árbitro con el recordado Jorge Vigliano (referí de AFA) y lo que mamó del recordado “Pelado” le dio suficiente valor para ser asistente del Nacional B. Maxi y su hermano Mariano Altavista (también árbitro, aún en actividad) le dieron una impronta a esta fiesta, aunque el más chico se mudó a CABA y dejó la febril organización del campeonato amateur.
    Se distinguieron desde un principio con otros al jugar con off side, teniendo la cantidad de asistentes para hacerlo. La duración de los partidos sigue como en el principio, con 30 minutos por tiempo.

    SORPRESAS MUNDIALES
    Horacio Elizondo dirigió dos finales, en 2001 La Coruña y El Deportivo; en 2002 Muñiz y El Decano. La movida de La Selección generó más atracción, aunque las designaciones esporádicas se dieron en un momento, con un pico histórico de inscriptos.
    No avisarle a los equipos fue el modus operandi, que llevó a unas gratas sorpresas. Se recuerda que Horacio (hombre que ya era nivel internacional) llegó al predio y más de uno se tragó la lengua. “Che, mirá que parecido que es a Elizondo…” Al instante, los rivales iban a pedirle fotografías y así, el resultado parecía quedar en un segundo plano. Más tarde, el tipo dirigiría la final del Mundial de Alemania 2006.
    Después siguieron otras figuras arbitrales: Héctor Baldassi, Roberto Ruscio y Angel Sánchez volvió del Mundial de Corea-Japón y la primera vez que se volvía a vestir de árbitro es en La Selección.

    Elizondo, el mismo que expulsó a Zidane en el Mundial 2006, atendió una final en La Selección
  • Cascini: A 21 años de la tercera estrella mundial de Boca y una pasión familiar en el Club Talleres del Ferrocarril Provincial

    Cascini: A 21 años de la tercera estrella mundial de Boca y una pasión familiar en el Club Talleres del Ferrocarril Provincial

    14 de diciembre de 2003, Estadio de Yokohama, con 66.757 espectadores, y una cabecera con banderas y sombrillas en azul y oro, adrenalina bonaerense en la noche japonesa. Acá ya amaneció y el domingo es una fiesta para Boca Juniors. A nivel internacional va a quedar en revistas, libros, páginas web como la estrella número 12, y será la tercera en la jerarquía de títulos mundialistas. Pasó como una exhalación, diecinueve almanaques del empate 1-1 de 120 minutos, ante Milan, y los penales donde fue 3 a 1. Son hasta hoy los últimos argentinos en ganar el ahora Mundial de clubes, pero esa fue la Copa Intercontinental en el antiguo formato de un partido, entre dos rivales, europeo y sudamericano, con la sede fija en Asia desde 1980 a 2004. Antes, la Copa tuvo dos decanatos (años 60s y 70s), debatiéndose con partido y revancha, uno en cada país y con la posibilidad de un tercero juego, neutral.
    Aquella noche japonesa tuvo la arrolladora presencia de un equipo con Alfredo Raúl Cascini, el 22 en su dorsal, sacando el último tiro como un rayo de felicidad que erizó la piel de La Mitad más Uno. El rival era un plus: ese Rossonero al que Boca igualaba en la cantidad de éxitos Intercontinentales con 3 títulos, junto a Real Madrid y a los uruguayos Nacional y Peñarol.

    La cara de Alfredo Raúl Cascini, como un «Chucky» de alegría para la eternidad en Boca

    Hasta aquí no hay nada nuevo. Sin embargo, podríamos aportar un hecho extraordinario que reviste Cascini, que entonces vivía en nuestra ciudad de La Plata, en el barrio La Loma, lo mismo que les pasó a otros ex jugadores a la hora gloriosa, todos mitos vivientes de la vieja Intercontinental, Juan Carlos Rulli (Racing), Miguel Santoro (Independiente), Juan Ramón Verón, Carlos Pachamé y Gabriel Flores (Estudiantes), Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto (Boca). Hubo muchos más que lamentablemente fallecieron.

    VÍNCULOS AFECTIVOS EN UN CLUB DE LA LIGA AMATEUR
    Desde 2019 Cascini cumple labores en el Departamento de Fútbol boquense con otros ex futbolistas (Delgado, Bermudez y Serna), pero no son pocas las jornadas en que Raúl disfrutó del ritual de ver fútbol en familia, no desde la comodidad de un living comedor, sino en alguna cancha de la Liga Amateur Platense, en el campeonato de la Divisional B, donde está Talleres del Ferrocarril Provincial y su hijo Salvador, sobrinos y una parte de la parentela. De su árbol familiar salió una rama importante que lleva la esencia de una pelota. Y la semilla de ese árbol tuvo una relación conyugal de Raúl con María Bernardella Semplici que han dado luz a cuatro hijos: Bautista, Luisina, Salvador y Paloma. Cuando él todavía jugaba, llevó a Bauti a ADAFI (1997) y después tuvo más tiempo para disfrutar de Salva en Talleres (2004). Por sus años de nacimiento, ya dejaron la pubertad y encaran una vida responsable, con distintos roles: el mayor es jugador profesional, hoy en Sol de América de Paraguay, y el menor estudia y se deleita con sus amigos en Talleres, en ese torneo donde hoy debe salir un primer ascendido: Comunidad Rural o Círculo Tolosano.

    Lucio Ferioli, Octavio Ferioli y Salvador Ferioli, ayer en infantiles, hoy en mayores de Talleres

    En la casa hay un abuelo, Antonio Semplici, quien en sus tiempos sudó la camiseta de CF Ringuelet, fue el “5” que subió a la A del fútbol liguista en 1976. El mismo caballero que en la década del 90 incursionó en la faz organizativa de dos clubes grandes de la región, Estudiantes (club del que es socio vitalicio y decidió ayudar dentro en una subcomisión de apoyo para volver a Primera en 1995); luego, pasó por el Club Atlético Villa San Carlos en otro proyecto con buenas experiencias en Primera D. A sus 72 abriles “Nito” Semplici está muy orgulloso de las cuatro hijas y los nietos; todas, ligadas de algún modo a la vida en un club social: María Emilia (con sus hijos en DIVE de Villa Elisa); María Florencia (radicada en España, con una hija en la Selección de fútbol femenino de Mallorca) y María Bernabella (con Salvador en Talleres y con Bautista en plena trayectoria como futbolista desde su debut en 2017); y María Belén (la mamá de Lucio Ferioli y Octavio Ferioli, dos centrodelanteros de alma, dos 9 “onda Palermo”). Se ve en los pibes también la energía del ADN, una contextura corpulenta que sale al padre, Uriel Feriol, ya retirado con 43 años, ex de los “tallarines” de Los Hornos, donde fue DT del Senior.

    Recuerdos de un festejo en fútbool infantil, con María Belén Semplici, hoy dirigente del Club

    ¡ES LA HORA DE JUGAR!
    Este domingo promete el marco ideal para jugar y los pibes hoy en las categorías mayores de Talleres se presentarán en Cuurzú Cuatiá, Villa Elisa, en lo que es hoy uno de los mejores campos de juego (en su anterior «vida» era un cultivo de fluricultores). Será un buen lugar para hacer rodar al balón, donde el capitán Nicolás Temoinko podrá salir jugando, Salvador Cascini y Damián Valente conectarse como en los días de Estudiantes, y arriba todos los espacios para Lucio Ferioli, que confirma que un grupo como el que se armó no se da en muchas instituciones. “Hoy somos todos chicos del club, que pasaron por infantiles y juveniles, llevando la mayoría más de diez años con esta camiseta, acá no hay tipos pasajeros”, apuntó. Y tira flores a mamá Belén: “Si falta es una vez al año por la caminata a Luján, y estando allá me ha hecho videos llamadas porque quería saber como estábamos por el partido”, afirma el primogénito.

    La primera división de Talleres que buscará el año próximo el salto a la Divisional A

    —Lucio, ¿se puede plantear un buen estilo de juego en las canchas amateurs?
    —Hay técnicos que intentan, eh, pero si vas a Tolosa tenes que jugar a la segunda pelota, a la olla y a ganar como puedas, porque no podes jugar.

    La referencia es al campo de Círculo Tolosano, una de las canchas con menor espacio y con el alambrado tan encimado a la raya de cal que requiere de cuidados en el movimiento de los jugadores apremiados en algún desborde. Allí, en 528 y 117, se lo vio al famoso Alfredo Raúl Cascini. “Se para atrás del alambrado y se pone loco con el hijo”, sonríe el sobrino mayor, que a veces lo “pincha” con una anécdota sobre el festejo del gol al Milan: “Como vas a festejar el gol así, estás loco… Se te tiraron 500 personas… Como no te moriste ahí abajo, tío querido. ¡Te hubises tirado arriba de la tribuna”.
    Otro que puede encontrarte en la “tribuna” (muy pocos tienen para los visitantes) es Juan Bautista Cascini. Claro que debe coincidir con algún receso y estar por la región, ya que viene de jugar en Rumania y hoy lo hace en tierra guaraní. Para Bauti, el fútbol era un llamado al nacer: Bernabella dio a luz el 4 de junio de 1997, y cinco días antes su papá dejó de lado parto y emoción para concentrarse en Independiente, que le dio un baile a Colón en Santa Fe. Golearon 6 a 0 y quedaron a un punto. Ese equipo de Menotti no alcanzó el título porque el DT decidió marcharse.

    Juan Bautista Cascini, hoy en Sol de América, figura en el fútbol paraguayo

    LUCIO: AMOR AL CLUB DEL BARRIO
    Después del trabajo, y a partir de las 18 su vida es Talleres, esta pasión que está a unas cuadras de su casa. La pasión por el equipo que integra se puso a la par de su amado Estudiantes. Así es Lucio, el que piensa dejar “algo más, habiendo dejado al equipo en la A y tener una cancha, algo que no se nos dio”. Se inició a los 4 años.
    Hay fechas que archivó un hincha del club, que lo tienen como protagonista: en 2008 se refundaron institucionalmente como Club Talleres del Ferrocarril Provincial y Lucio Ferioli jugó el primer partido oficial de la categoría 2002, en LISFI, con 5 años.
    El 16 de marzo de 2014 firmó planilla en el debut en cancha de once de su categoría, ante San Lorenzo de Villa Castells, por la primera fecha de juveniles de la LAPF.
    Piensa en Talleres todo el día y lleva la carga de la referencia para el gol de la primera. “Me gusta Lionel Messi, en su momento la Bruja, y hoy de Estudiantes Ascacibar por la entrega. Si me preguntás por mi posición me gustaba mucho Boselli”.
    Adelante, como en una formación ferroviaria, cuando encara con su tranco potente tiene aires de locomotora, esa que tienen en el escudito.

    Un partido de la cuarta de Talleres, con «El Tanque» Ferioli en ofensiva.

    SALVADOR: LA PELOTA SIEMPRE AL DIEZ
    El 10 de la primera se llama Salvador Cascini, y confirma que “acá el apellido no importa, somos todos iguales y por eso vine a Talleres”. Con el carácter del padre, frontal, reflexionó que “en la Liga Amateur Platense nadie regala nada, y aunque pienses que la B es un fútbol más fácil, es muy áspero, muy físico, se gana por detalles, por estar metidos. Donde pego sin querer a un rival, lo primero que hago es ver cómo está y pedirle perdón. No te voy a mentir, tengo un juego donde me gusta chocar y doy todo, pero siempre con la mejor intención, con los valores que me inculcó Estudiantes, donde estuve cuatro años”. En el Pincha tuvo un ejemplo del que aprendió mucho, Bautista Cascini, su hermano (en familia fueron a verlo desde juveniles hasta aquel momento top, con un gol en 1ª Pincha en el estadio de Mar del Plata, en 2017, el mismo día que su papá cumplía 46 años).
    En el caso de Salvador, formarse en el club del que es hincha fue un gusto, desde los 12 a los 16 años; la pandemia cortó en forma abrupta esa etapa y trató de buscar revancha, pero sin insistir a fondo. “Fui un día a Independiente, a Quilmes y a Godoy Cruz dos semanas pero decidí no seguir jugando”. Entre los libros de la carrera terciaria, la pelota esta ahí, pidiéndole al 10 una más, y ante el llamado del primo Lucio no se pudo resistir.

    En el femenino, Talleres hoy marca un camino. Aquí, un torneo de Madres, con Belén Semplici

    —Salvador, hoy es el aniversario de un gol histórico para la familia Cascini. ¿Cuántas veces miraste la final Boca-Milan?
    —¡Sí, por Youtube, muchas veces, tanto esa final como la de la Copa Libertadores. Cuando puedo lo hago porque me divierte. Recién nacía cuando mi viejo se estaba retirando.
    Como en los días tiernos de la niñez, se viste de verde y blanco con botines y mira de reojo esa canchita donde a veces se juntan, en 131 y 52; pero entrenan en otro predio y son locales en Olmos, mientras vive en City Bell y estudia en CABA. Jugar a pulmón y buscar el ascenso no tiene precio. Quiere un 2025 tan alto como han planeado en la intimidad. Mientras su papá trabaja en Boca Juniors, y busca un fin de año glorioso en un Mundial de Clubes, el 10 de Talleres toma una frase riquelmeana y en su propio mundo nos dice: “estoy feliz”.

    Salvador Cascini le pone el pecho a la pelota y el corazón al llamado de Talleres

    OCTAVIO, EL PRIMERO EN CAMPEONATOS…
    En la gran familia de jugadores de fútbol, la sangre del más chico asoma con éxitos que son presagios para el sueño del club. Octavio Ferioli nació el 15 de diciembre de 2005 (mañana festeja 19 carnavales) y este año la Cuarta es tricampeona y él uno de los cinco goleadores del equipo.
    Datos estadísticos que agrandarían a cualquiera, para el “Tanque” deben ser algo normal. Su categoría ‘05 empezó a ganar torneos desde chicos, como el bicampeonato de LISFI en 2013 (uno de ellos, fue “compartido con Estudiantes de La Plata”. Pasaron a prenovena y en 2017 otra vez bicampeones, con un condimento extra: el Apertura fue el primer Talleres ganador en la Liga Amateur, el 2 de julio de 2017.
    Con edad de Cuarta, otra racha empezó en el Clausura 2023 y en los dos torneos de 2024. Contabilizando, lleva siete “vueltas”. ¿Será que la octava de Octavio se dará en Primera? “Ese es el sueño de todos”, afirmó el 9, que también sueña con el festejo junto a su hermano, el primo y toda la bandita. A su madre siempre le dedica algún golcito. “Belén debe llevar quince años en el Club. Desde chiquitos nos llevaba a entrenar y no se iba, haciendo amistad con todas las familias”, expresó desde su metro y 86 centímetros en los casi noventa kilos.

    2012. Octavio Ferioli, en un partido de locales en «El Vagón», con el DIVE (gentileza J. Díaz)

    Todos los sueños más grandes en los que amamos el fútbol empezaron en los días de la infancia, como los que persiguió Raúl Cascini con sus primeros colores, Chacarita Juniors. Luego, fue a Platense y arrancó en 1990 en primera donde la carrera se extendió 24 años. El pico máximo fue un día como hoy, en Japón, y el dale campeón seguirá siendo su música durante toda la vida. Mientras, si la profesión del dirigente deportivo tiene agenda libre, estará en Talleres del Ferrocarril Provincial, donde una rama de la familia nos recuerda al tiempo lejano en que juntábamos figuritas para completar un álbum. En Talleres, están quedando para el final las más difíciles, esas que a veces parecen que no van a llegar… El ascenso y el predio. Está buscándolo. Le sobra pasión e historia.

  • “Pibes de barrio”: un documental sobre 5 de Mayo se presenta en el Cine Teatro de Ensenada

    Un documental sobre el Centro de Fomento 5 de Mayo, hecho por un vecino que ama el arte,  trascendió el barrio y se proyectará esta noche en el Cine Teatro Municipal de Ensenada, con entrada libre y gratuita, en la calle Ortíz de Rosas y Pasaje Cabo Verde. Por la motivación que generó en las familias del lugar, especialmente en los que han atravesado junto a los equipos 40 años de historia institucional, la capacidad del lugar (para trescientas personas) quedó chica y la Dirección de Cultura ensenadense habilitó además de la función que inicia a las 19 horas, otra a partir de las 20.30.
    “Como lo van a ver criaturas de 4 años hasta los más veteranos, el material es totalmente visual y se basa en las entrevistas. Pusimos garra y sentimiento, no se ve con la calidad de una película pero muestra al club, con pibes jugando al fútbol, en nuestro barrio”, dice Jonathan Ruaimi, de 36 años, el autor de “Pibes de Barrio”.

    “Le hice una promesa a mi viejo al que perdí hace dos años, él era un tipo muy duro, jamás lo vi llorar pero un día pasé a tomar unos mates y lo vi asomado a la ventana, emocionado. ¿Qué pasa, viejo? Me mostró la cancha de juveniles… ‘Esto no lo teníamos y ahora los pibes están acá… Son los mismos del fútbol infantil que están creciendo’”, recrea aquel diálogo Jonathan, el aficionado que anoche no pudo dormir, y confiesa que no hizo falta una Productora, sino bastó el amor, la creatividad y el empeño, con un teléfono celular de media gama y todas las ganas de rendir un tributo.
    “Nunca pude jugar oficialmente, fui el zurdo malo de la familia. Pero soy un aficionado al dibujo, pinto, hago esculturas en macilla seca y me rompe la cabeza poner imágenes, musicalizarlas y hago algo de edición”, confiesa Jony, que contó la ayuda de una banda musical local —La Chimi—; en uno de los tramos del trabajo, aparece un tema sobre Diego Armando Maradona.

    Las torres del Barrio 5 de Mayo en una tarde de potrero después de la lluvia

    La producción le demandó ocho meses, “metido en el club, sintiendo lo que ellos sienten. Nunca de grande me había involucrado y los primeros días le dije al presidente que no iba a buscar goles ni campeonatos, sino la contención hacia pibes y pibas. Este es un barrio humilde que en los 90 fue discriminado por la delincuencia y nunca se retractó nadie, porque acá hay familias de trabajadores, las mismas que nos contuvieron de chicos”. Al fin y al cabo, pudo comprobar que «sigue la esencia, hoy la gente con ropa del laburo apenas sale va hacia el club, se preocupa y se ocupa si el chico rindió en el colegio o si hay que conseguirle un apoyo psicológico. Eso mismo que viví en mi crianza en esa cancha con un montón de hermanos, tíos, abuelos».
    Convivió entre los y las futbolistas amateurs, la Comisión Directiva y los Cuerpos Técnicos, dando como resultado el disfrute de largas horas de filmación, con escenas cotidianas y de partidos, entrevistas, búsqueda de información en notas de diarios y fotografías, que en algunos casos también tenía en su casa. “Quedaron recuerdos de mis hermanos, y mi suegra fue la fundadora de la primera comisión de madres”.

    El trabajo dura 60 minutos y aparecen figuras entrañables, algunas que dejaron de estar físicamente como “El Gallego” Jorge Rodríguez (nombre que lleva la cancha chica) y “El Viejo” Ramón Pérez (por él se empezó a soñar con la cancha grande y el paso a la Liga Platense). Cuenta con la figura de uno de los socios fundadores, Guillermo Lemos, del titular actual de la subcomisión de infantiles, Ricardo González, y de Martín Abelando, quien es el coordinador general de todo el fútbol y fue ex presidente, rol en el que hoy le toca estar a Pablo Contana, un ex jugador de Cambaceres, el club con la más grandes hazañas en la ciudad y vecino al club cincomayense.
    «Volví al club desde este lugar, donde compartí cosas hermosas de la infancia. Como siempre dije, acá hubo un técnico que hizo de todo, pero no pudo hacer algo: hacerme jugar bien”, sonríe y evoca al «Gallego».

    El trabajo que da placer. Grupo de técnicos, padres y directores técnicos, pintando

    Todos están felices en Quintana y Uruguay, donde el sentimiento tiene dos campos y un mismo sentido de pertenencia, con la cancha de siete y la de once. Leonel Buian es el tesorero actual y en su niñez y juventud defendió la camiseta gris y roja. Celebró este hecho cultural que “llega justo esta semana en que empezamos la campaña de conscripción de socios. Jonathan decidió rescatar la historia y lo recibimos con la idea loca de llevarlo a una película. Cuenta el trabajo social y deportivo desde los inicios en 1985”.
     Los más fanáticos del “Cinco” dicen que van a ir en caravana hasta la sala cinéfila. En estos días, cuando lo ven a Jonathan, le brindan muestras de afecto y agradecimiento que son la mejor retribución de un hombre, un típico vecino, trabajador de Astilleros Río Santiago y emprendedor con su gran afición por el mundo de las artes. Solo que se animó a hacer posible este registro emotivo, para que los días en el Club merezcan ser vividos con mayor orgullo y gratitud todavía, hacia los que hicieron la historia y conforman este presente magnífico en las competencias del masculino y femenino dentro de la centenaria Liga Amateur Platense de Fútbol.

  • Crónicas al pie del cuadrilátero en un festival Pincharrata donde triunfó la familia del boxeo

    Algo más que puños, porque como dice el tango, un rincón del Estadio UNO fue como «la casita de los viejos», al menos para los nostálgicos que supieron combinar pasiones, como el boxeo y el fútbol. El viernes vimos subir al ring a la historia y la memoria de un amigo que ya no está entre nosotros, José Umberto Menno, medio pesado profesional a lo largo de toda la década del 60, yendo de La Plata a Estados Unidos, de Europa al Luna Park, peleando en una época no apta para paquetes. Siempre cercano al tricampeón de América y del Mundo como hincha y custodio de los jugadores. El “Tano” Menno partió de este mundo en el que le dolían las injusticias allá por 2014, el mismo año en que Estudiantes de La Plata organizó el boxeo, de la mano de Rogelio Bustos. La Escuela lleva su nombre.

    A diez años de su partida física, se realizó un breve homenaje antes de sonar el «gong» de la primera pelea. Se recordó que más allá del boxeador, «José fue un tipo fenomenal». Y fue uno de los más importantes promotores que impulsó el boxeo en la ciudad La Plata desde el Club Atenas y mantuvo entretenida y lejos de los vicios a la juventud, hasta sus últimos días.
    Emocionado, aceptó subir al ring su hermano, Miguel Angel Menno, próximo a los 80, y orgulloso de su sangre italiana, con dos hijos, uno de ellos, el arquitecto Miguel Menno, quien trabajó en el planeamiento del Nuevo Estadio durante los cinco años previos a la inauguración. La generación más joven de la familia también disfrutó, tomando la palabra Nicolás Menno (hijo de José), sosteniendo a Nino (nieto) y de Luciano Menno (sobrino nieto) con su pequeño hijo Ignacio en brazos.
    Aquel corpulento José peleó dos veces con Bonavena, «Goyo» Peralta y Miguel Páez, todas leyendas del país boxístico, y en el exterior bancó a otros bravos oponentes, como el norteamericano Thornton ¡en el Madison de Nueva York!. Todo pasa y todo queda, como canta un catalán, y cuando una vida digna se termina, queda el amor, siempre el amor.

    En las tribunas y las sillas del ring side, como si fuera un guiño cómplice donde la vida nos dice que “las leyendas continúan”, peleó a lo grande un chiquilín de 15 años, oriundo del barrio de Tolosa, el mismo de los Menno. Santino Rodríguez debutó por Estudiantes y pudo embestir de entrada a su oponente Facundo Ernaga. El fallo de “referí suspende combate” en el segundo round generó algo más que una libreta con triunfo… Lloró hasta quebrarse, siendo acompañado en esa alegría por amigos y un padre que lo alienta en sus esfuerzos de púgil cuando eligió boxear a los 13 años. La otra cara de las emociones fue la del rival, una promesa de Tierra del Fuego. “Venimos a Buenos Aires a entrenar y hacer experiencia, fuimos a guantear a River, Huracán, Comunicaciones y aquí a La Plata al Zacarías Boxing, más éste festival en Estudiantes”, contó el DT Pedro Gómez, cuya escuela de boxeo es subvencionada por la Municipalidad de Río Grande. Fueron albergados en la FAB.

    “Un evento perfecto, con buena cantidad de peleas, lo justo”, reflexionó Sergio Gimenez, fiscal de la docena de combates. Su espíritu contagia amor al deporte, seriedad, estudio y buen humor, sobre todo desde el 14 de febrero de 2024 cuando su hijo Ayrton Gimenez ganó la faja de campeón argentino de la categoría súper pluma (el “Pacman” visitó el Estadio albirrojo en la medianoche).
    Son del barrio Villa Garibaldi, del sur platense. Don Sergio tuvo su quinta jornada como autoridad designada por la FAB, luego de ser jurado en la última pelea del “Chino” Maidana. Se prestó a explicar detalles reglamentarios que nunca están demás informar: “Se pueden hacer peleas de un boxeador de 14 años con otro de 14, al ser categoría Menores. Después se puede permitir uno de 15 con uno 16, uno de 16 con otro de 17, y de 17 con 18. Ya de 19 o más edad son mayores”. Siguiendo con temas de equivalencias, precisó: “en el boxeo amateur el reglamento avala que pueda pelear un debutante con uno de 30 años, pero ahí entra en juego el pensamiento de cada entrenador, pero de realizarse una pelea con esas características, como fiscal la tengo que autorizar”. Más clarito, echale lavandina…

    “El viernes repasé los 10 años de boxeo pincha que vamos a cumplir en abril y fue inevitable no emocionarme”. La voz de Matías Devoto se pierde en un hilo finito que prologa un llanto. El querido Devoto lo apodan “El Tanque” y le sobraron ganas y capacidad para arbitrar una veintena de guanteos interclubes. Para su historial personal, mañana podrá contar que desde las 14.30 a las 20 horas del viernes 23 de febrero se calzó guantes y animó una de las primeras exhibiciones de dos rounds, con Luciano Díaz, de la Escuela «Luiggy» de Los Hornos. Esperó la fecha no solo por su amor al boxeo y al Club Estudiantes sino por cumplirse un aniversario del nacimiento de su madre que ya no tiene físicamente.

    Piñas van, piñas vienen… cpmo dice la canción de Attaque 77, y entre medio, las historias que no salen en los diarios y hacen a la búsqueda infatigable de deportistas. David Caliva, peso pesado (100 kilos), contó que “de los 13 a los 17 años fui arquero de Estudiantes”. Hace siete meses regresó al Club como púgil, una faceta que lo apasiona más que los otros guantes que calzaba de pibe. “Llegué a fichar en AFA y atajé en la vieja cancha auxiliar de 1 y 54 y en la del Country. Mis padres me apoyaron hasta que un día la economía en casa no dio para más… Ese día agarré el bolso pero para ir a trabajar”. Teñido, con camiseta de hincha en el cuadrilátero, empató con Gabriel Morsan. Felicitaciones, «Picante».

    “Estudiantes, la familia más grande del mundo”, se enorgullecen sus socios, que podrían llegar a los 60.000 en poco tiempo. En el boxeo se da una hermandad, no es la excepción. Yessica Lofredo, quien espera obtener la licencia profesional, vivenció todos los contrastes en una misma noche: resultó una madre espiritual en su aliento al borde del ring para otras compañeras pincharratas como Selene Olguín y Ludmila Accomando, abrazándolas apenas bajaron del cuadrilátero con la satisfacción de una victoria. Más tarde, Yessica sufrió un fallo adverso en las tarjetas y, como suele darse en la vida, recibió el apoyo de todas y todos.

    También pudimos apreciar una verdadera familia de almas afines en la gente de AMBAPA, entidad que nuclea managers y boxeadores bonaerenses amateurs y profesionales. Pusieron un cinturón vacante en disputa, con Lofredo y Nievas. Cámara al hombro, en el mítico Estadio, conocimos a uno de sus directivos, Gustavo Ganim, de Chascomús. Dijo que esta vez llegó para disfrutar del espectáculo y como fotógrafo profesional no perdió la ocasión de capturar golpes y sociales.
    AMBAPA nace en 2018 organizando torneos que emergieron a campeones Regionales, que clasificaban directamente para las finales Nacionales, en la ciudad de Las Flores. En un principio, los mejores pudieron viajar a México el primer año, pero tras la pandemia no pudo repetirse. En 2022 cada campeón por región viajó al Uruguay.
    En la misma organización está Walter Crucce, de Las Flores, vicepresidente y también presente en UNO), el presi «Ricky» Montes, de Luján, el tesorero Ruben Paniagua, y también la integra Jorge Ochendusca, ex entrenador de los seleccionados de la FAB.
    “Hacemos un trabajo territorial a nivel bonaerense, y en otras provincias como Salta, Córdoba, Santa Fe y Chubut”, apuntó Ganim.
    Gran pelea gran la revancha entre el rincón azul Diego «Ardilla» Cabañas y Alessio Contini, que esta vez sacó una diferencia clara y se llevó el triunfo ante su gente. Oriundo de Trelew y amigo de los amigos, éste muchacho pide pista construyendo su propio futuro.

    Cuestión de peso… La balanza, ese elemento decisivo en cada festival, fue una primera lucha para Santino Rodríguez y Selene Olguín.
    En el caso del chico, reconoció “pasarla mal” para dar el peso. “Acordamos en 56 kilos, y yo estaba 3 kilos arriba y tuve que empezar a bajar, pero el mismo día me entero que el chico que enfrenté estaba 2 kilos por debajo de los 56”. En esas ecuaciones, había una razón: al visitante (de Tierra del Fuego) le habría afectado el cambio de clima, que fue cada vez más húmedo desde que llegó a Buenos Aires, diez días antes. “Al final doy 55,200 —cuenta Santino—, y el rival 53,200. La pelea estaba habilitada”.
    El caso de Selene fue para alquilar balcones en su casa, durante toda la semana. Explicó que fue ayudada por su madre y su pareja (peleador de kick boxing) “que hicieron la dieta conmigo, para seguir cortando el peso. Con todo lo que hice, lo mínimo que merecía era ganar”, dijo “La Mona”.

    Ludmila Accomando Bustos es su nombre, que configura una realidad de superación personal asombrosa. La joven de 18 años nunca olvidará esta noche. En la semana previa el Club Estudiantes la sumó a su staff de empleadas dentro del enorme Estadio UNO. Y el día del festival, estaba trabajando en un sector alejado del gimnasio donde estaba el ring. Era temprano, de tarde, cuando en las exhibiciones estaban peleando varios hermanos del corazón, como “Pocho” Bogado. Más tarde, llegaron las peleas oficiales y “La Pequeña Lulú” no podía quedarse encerrada en un vestuario, sabiendo que estaban otros hermanos. “Me emocionó ver a Santino, al que le dije ‘¡qué oportunidad tenes al debutar en Estudiantes, dale, que a mí me tocó en el sur! Subí la mano y no te vuelvas loco revoleando”, lo arengó. Ya cuando le tocó a Selene, a Ludmila le pidieron que regrese al camarín local, pero seguía con la cabeza en la compa. “Andá y fíjate como va, y alienten”, se escuchaba. Cuando le tocó entrar en acción no fue fácil Nadia Barrera, a la que venció en tarjetas. Al día siguiente, vía celular, reconoció que vive entrenando, dando el cien por ciento, y valoró el trabajo de Rocky: “Ve que queremos avanzar en el boxeo y ser mejores personas”.

    Por si faltaba una emoción, cuando en el gimnasio ya habían pasado cinco combates, subió una estrella histórica al ring. Héctor Luis Patri, el minimosca que conoció 14 países con el boxeo y a los 34 años peleó por un título mundial, siendo el primer platense en llegar a hacerlo en 1991, en Iowa, Estados Unidos (perdió por puntos), además de ser medallista olímpico en Montreal 1976, donde por única vez en la historia Argentina no figuró en el medallero pero el boxeo se trajo tres de los cinco diplomas (uno fue para Patri, quinto en la categoría peso mosca junior).

    En el ring side Patri se encontró rodeado de afecto, amistades y admiradores, como el “Vendaval” Santiago Acosta, quien en 2012 llegó a ser el segundo platense que tuvo la chance de un título mundial supermosca en Maracaibo, Venezuela. En esta imagen, con los puños que simbolizan la lucha, están juntos los dos, que quedaron en la galería de los «doble campeones», argentinos y sudamericanos, donde la ciudad también cuenta a otros nativos de la ciudad, Antonio Aguilar, Adolfo Arce Rossi, Walter Rodríguez, Luciano Cuello, más el adoptivo Hugo Luero. En la foto que captamos en UNO, están “El Potro” Corso (de rojo), David Caliva (gorrita) y Raúl Rodríguez (rapado), púgiles de la ciudad con mucha historia y amor al deporte de las narices chatas.

    La última y a la lona… Esta noche, a las 20 horas. El colega Pablo Lofiego entrevistará en vivo por el instagram (Golpe a la Bolsa) a un guapo de Berisso, Carlos Gastón Suárez, que en las últimas peleas de su vida hará en marzo otra presentación en Estados Unidos.
    A estar atentos a Estudiantes Play, ya que todo el contenido que fue visto en vivo hasta la trasnoche del sábado, volverá a estar a disposición para los espectadores y gratuito en la sección de Boxeo, con solo ingresar a la página.

  • Desde Etcheverry salió el nuevo campeón para la liga Chascomunense de Fútbol

    Al principio fue la Liga Platense, hasta 2009, cuando cambió por la competencia de la Chascomunense. Los jugadores del pueblo de Etcheverry siempre han sido fieles, y dijeron que no importaba dónde. Lo que le pasa a «la UVE” les pasaba a ellos. Y desde hace catorce años transitan esta senda de jugársela por los colores en diversos distritos bonaerenses, con alguna idea de futuro y el amor inexplicable que despierta el pique de una pelota de fútbol.

    Esta historia que leerá es la de un nuevo campeón, de La Plata, cito en un borde de la gran Ciudad. No podrá entenderla si piensa que se describe a un equipo, once que salen a ganar, solamente. Es un grupo de esperanzas, de sueños organizados, y el mismo director técnico lo aclara: «No es solo fútbol, es mucho más que eso». Ese señor Maximiliano Ariel Sparvieri, a sus 37 años, postea su felicidad y explica la receta: «Se trata de incluir, de dar oportunidades y ayudar a cumplir logros personales que nada tienen que ver con lo futbolístico”. Ese pelirrojo de sangre pasional que sin dudas heredó el placer de dirigir y armar buenos grupos de su papá, Carlos Sparvieri. Maxi es su hijo, y el destino al dirigir fútbol parecía guionado: los dos fueron campeones por primera vez a la tercera temporada que tomaron la Primera, y festejaron a la misma edad; con 38 lo hizo Carlos, en Everton, y a los 37 Maximiliano en Unión Vecinal, la UVE. ¡Hijo y nieto de italianos del sur!
    Como hemos advertido al prologar, ésto tiene mucho más que ver con el alma. No se hace por dinero. No hay grandes marcas alrededor del campo de juego del estadio «Oscar Moleiro». Anoche, a siete días de la consagración etcheverriana, levantaron la copa en un asado.

    Esta tierra de agricultores que ubicamos hacia el oeste del mapa de La Plata tiene, pese a tanto verde, una sola cancha de once jugadores donde hay fútbol oficial. Calles 54 y 229, donde entrenaron y jugaron todo el año; a dos cuadras de una Escuela que tiene su épica, ya que funciona desde 1891, gracias a Hilaria Onzari de Correbo, docente autodidacta, que la fundó y luego donó las tierras al Estado. La misma mujer próspera que en el futuro fue la abuela de Raúl Gerardo Correbo, notable ex presdiente del Club Estudiantes, el que repatrió a Bilardo y campeonó en el 83. La familia Correbo está entre las fundadoras de esta Sociedad de Fomento Unión Vecinal. Obra de bien público y de buena gente, que lleva en su ropa y en la bandera una estrella, el logo y el destino de paz. Hoy se iza en lo más alto entre tantos campeones liguistas que tuvo el 2023.

    Quien pase por la «UVE» no va a arrepentirse de la visita. «Es un club que se repuso a muchas adversidades este año y siempre sacó fuerzas, recibiendo el apoyo de la comunidad que se nota quiere y apoya al club», expresa Rodrigo Lezana, 47 años, titular del Colegio de Arbitros de la Liga Chascomunense, y además veedor en un par de jornadas. El veedor va a evaluar el rendimiento de los colegiados y en base a eso se envía una tabla con puntajes al Consejo Federal de la AFA, para designar los árbitros a los Federales.
    Fue 3 a 0 el partido decisivo ante el Club Deportivo Castelli. Braian Jones fue autor de los tres goles. El técnico lo sacó del mundillo de la Liga Platense, de Abasto.
    Es uno de los pocos no formados en la «UVE», pero que agradece su transformación, según el testimonio: “Profe, estoy muy agradecido por lo que hizo usted por mí; terminar el colegio siempre fue algo que quise, y por ahí por no tenía a alguien que me insista un poco. Me saqué un peso de encima. Mi mamá se sintió orgullosa y sentía que le debía algo, para devolvérselo”, le escribió el feliz goleador un mensaje al DT.

    Mensajes de aliento y apoyo son los que abundan. Recuerdan a Juan Cruz Fernández, cuya presencia está en el corazón de todo el equipo, pese a criarse en Olmos, en Peñarol. Ese amigo que los dejó en la pandemia: “Uno a cero es goleada, decía él siempre, pero goleamos por 5 a 1 en el global”, se ríe su hermano Thomás Fernández, entrenador de la reserva y que ayudó a que este Clausura sea una página histórica en la institución donde todos los hermanos varones se pusieron la azul y blanca. Facundo (ex jugador de Defensa y Justicia), Gabriel (el DT del primer campeonato que cosecharon en 2016), ambos, el día 23 de diciembre, escucharon la final ante Castelli por una transmisión radial. Thomás sumó sus ganas hace diez años, justamente siendo dirigido en Sexta por su hermano Juanchi.
    “No gana es el que es mejor, sino el que sabe reponerse”, vuelve la voz del «Oso» Thomás, pausada y emocionada, que reconoce que «todos quisimos hacerlo por Juanchi».

    Para Unión Vecinal pasaron 28 torneos en esta Liga y cinco veces fueron finalistas. Esta vez sabe a desahogo. Es que vivieron días ingratos. «Dos inundaciones, dos voladuras de techos por el temporal, nos robaron dos veces los cables de la luz, la última vez nos roban la bomba. Le dije a los chicos, teníamos que darle esta alegría, no porque solucionaríamos algo, sino porque le vamos a dar ganas de seguir. Lo que la familia Moleiro hace por este club no lo vi en ningún lado», concluyó Maxi, cuando el grupo coreaba «que de la mano, del Colorado». Durante estas dos finales, hubo un tiempo de espera por una crisis climática que afectó a gran parte de la Provincia. Lluvia y viento que fue un golpe, y otro golpe más triste fue el de «las manos» de oportunistas, malvivientes, que aprovechando la falta de luz habían ingresado a robar la bomba de agua de la Sociedad de Fomeno. “Ahora a laburar, es como hacer otra vez un club”, comentaban con razón, mientras pedían donaciones. «El agradecimiento total a este grupo de jugadores que dieron todo», contó Oscar Moleiro, que colabora con el fútbol desde afuera de la cancha.

    Sepa disculpar, pero el título de la «UVE» excede lo deportivo. Esta institución es un espacio para el desarrollo de la personalidad, tanto como para el disfrute; la práctica de valores; la fe cuando el mundo parece caerse a pedazos.
    “Si nosotros no creemos en nosotros, ¿Quién lo hará?”. Se miraban Sparvieri con Maximiliano Yalet y Gabriel Simoncini, los preparadores físicos, y los auxiliares Luis López y Thomás Fernández, Gonzalo Ortíz, un colaborador. Fueron a Castelli y ganaron 2 a 1 ante un adversario que quería bordar su primera estrella. Para la “Uve” se trataba de la chance de una segunda, como en 2016, que fue ante un grande como Atlético Chascomús. Desde aquellos días a hoy siguen muchas caras en el Cuerpo Técnico, y en el terreno de las definiciones, con los botines ajustados, la diez fue de Emmanuel Moleiro, hijo de Oscar, con calvicie pero la calidad intacta, que alguna vez lo llevó a meter goles en la reserva de San Lorenzo de Almagro.
    Faltaba dar el último paso, en La Plata, en el pueblo donde se conocen todos, donde desde el 9 de noviembre tienen la tribuna de cemento. Pero afuera no terminaban de recuperarse tras los tormentones, y se hablaba más de la delincuencia que del deporte en sí.
    Más allá de la campaña, de 8 ganados, 1 empatado y 3 perdidos; de los 18 goles a favor y los 9 en contra, faltaban noventa minutos. Y lo hicieron. Este Unión Vecinal, que venía “saladito”, eligió creer y al igual que la Selección metió el nocaut. Se dieron fuerzas, oraron y hasta invocaron las buenas energías… Si hasta no faltó quien desparramara algún líquido debajo de los bancos, para sacar la mufa. Reforzaron las cábalas de las botellitas de agua mineral o el intercambio de los chicles; el parlante con la cumbia del capitán Leandro Imoli… Rituales.

    Al empezar el partido, el arquero Mariano Negri demostró que querían ser bicampeones; el «Uno», que también juega en el senior de Gimnasia y Esgrima La Plata, en la ida contuvo un penal que podía haber sido irremontable, con el partido 0-1. Y en la revancha sacó otra pelota difícil, antes de poder vociferar los goles de Jones.
    La «UVE» fue arriba nomás, gracias al empuje de su gente y al corazón de los debutantes, pichones que este año subieron al primer equipo, Franco Ayarde, Joaquín Jaime, Nicolás Gómez, Nicolás Claudino, y Walter Acosta, un aguerrido 4, que jugó para dar algo más que fútbol, porque le tocó crecer justo frente al predio, donde vive. No tantos clubes de esta Liga tienen tanta “materia prima” y aquí hubo más muchachos del club: Julián Cabral, Tomás Domínguez, Emmanuel Moleiro, Nahuel Cattoni, Franco Loto, Sebastián Poje, Aldo Gabutti y Franco Loto.

    Con los hermanos Cristian y Mauro Campagner.
    Con la voz de la experiencia de Damián  Chiappetta a sus 39 años, y de Rodrigo Boyko (los dos faltaron en la última formación).
    Con los que suman y acompañan siempre, Mauricio Szulepa y Gabriel Fernández. Con los goles de Braian Jones, quien se destapó con tripleta. Con el ex Villa San Carlos que jugó en aquella aventura del Nacional B, Alan Kardansinski. Con las firmas de Federico Diez, Maximiliano López, Facundo Laime, Ignacio Marchetti, Iván Carbajo, Lautaro Sosa y Emiliano Coronel.
    Con el alma de don Oscar, que tuvo en su hija Milagros Moleiro a la hincha número 1 y junto a su retoño por nacer, hizo real otra frase: «El bebé viene con el pan bajo el brazo».

    La Liga Chascomunense, que antes de la pandemia tenía 30 equipos y actualmente sigue con la mitad, se pintó de albiazul. No fue una cuestión de inversiones, sponsors, refuerzos, sino de amor, de brújula social, de un ejemplo silencioso dentro de un pueblo donde no se gambetean las injusticias ni los robos.
    Pero están de Liga, en una competencia que tiene historia desde 1932. Que en 1954 tuvo al legendario Club Juverlandia que dio la vuelta con 11 jugadores platenses, igual que aquel técnico, el recordado Santos Florin. La Liga Chascomunenses donde compiten cuatro históricos de la ciudad homónima, dos de Belgrano, otro par de Castelli; de Lezama, Ranchos, Pila y Ranelagh. Ya no están los de Verónica, Magdalena y Brandsen.
    Y este Etcheverry, ex de la Liga Platense, que obtuvo una “estrella” más, la segunda, antes de la Navidad. Un buen regalo, divino. La vida siempre compensa. Y acá los jovenes, que se asocian para el bien común, alrededor de un fogón donde comparten su pan y su copa, cuentan historias. La que empieza con los Correbo, y hoy sigue con los Moleiro, con los Fernández, y ese «Colo» que consiguió abrir el éxito con la llave del respeto y la entrega, como alguna vez lo hizo su padre, que lo miraba desde un lugar en la cancha de la misma localidad donde eligió vivir, Etcheverry.

    Hoy tienen el orgullo de la Copa que este torneo llevó el nombre de Carlos “Cali” Eijo, en honor a un dirigente de la Agrupación Deportiva El Salado. Y que van a representar a la Liga en el torneo Federal.
    La familia de la «UVE»  que, pese a la ausencias que se sienten en éstas fechas, emergen de los peores momentos. Y honran la vida, con esos amigos como Juanchi que se alojaron en el lugar más importante: el corazón. «Vení, vení, cantá conmigo…» se escucha. «Que de la mano, del Colorado…» Ese que se apellida Sparvieri, nieto de gringos, que juna que más que fútbol ésto es otra cosa. Tal vez sea inexplicable, que es la mejor definición sobre el amor.

  • Memorias de un “viejo” ídolo de barrio, don Ramón Pérez DT

    El fútbol amateur siente el dolor de la pérdida de un querido amigo, Ramón Roberto Pérez, entrenador de importante trayectoria, que la semana pasada se nos fue a esa gira celestial, tras vivir 75 años con profunda vocación de servicio. Nació el 17 de septiembre de 1945, en Berisso, y llegó a Ensenada a fines de los 80, para echar raíces en el populoso barrio de los cincomayenses, donde en la última década fue artífice del resurgimiento del Centro de Fomento 5 de Mayo con las categorías juveniles y superiores.

    Precisamente, a partir de 2014, junto a otros soñadores que visionaron un cambio social, están los esfuerzos denodados por armar la única cancha grande, que hoy lleva su nombre en homenaje a su carisma y sus mil horas. Ramón “El Viejo” Pérez, se inmortalizó el campo de juego con la figura de un padre de tres hijos, que le dieron seis nietos y un bisnieto.
    Aseguran que “fue el mentor de la afiliación a la Liga Amateur Platense”, previo paso de dos años y medio por la Liga Ensenadense.
    Ramón tenía perseverancia y premio de ello y su sabiduría fue el único DT del primer equipo «gris y rojo» desde que arrancaron a jugar, pero hace tres meses su salud fue decayendo y acordaron el reemplazo. Quienes lo conocieron y son creyentes, no dudan que siguió mandando sus últimas fuerzas a ese grupo de dirigentes y jugadores a los que podía mirar todavía desde su departamento, en un segundo piso, ubicado en línea paralela a uno de los arcos.

    Hay una frase de Pérez que es todo un eslogan, “El cuadrado que cambió el barrio”, le explicó a un cronista de Cancheros. Al pedirle unas palabras a Martín Abelando, el presidente de la subcomisión de fútbol, aún golpeado por el duelo, sacó de su corazón leal una frase que talló la personalidad de Ramón: “Con un lenguaje vulgar, y algo corto, nos inculcó la conducta y la seriedad. Discutíamos mucho, parte de la democracia del fútbol y al ratito estábamos como si nada. Teníamos el mismo objetivo, albergar cada vez más chicos, generar un laburo social cada vez más grande”.
    Pablo “Chiquito” Contana, un exjugador de gran porte que surgiera en Cambaceres, involucrado en esta revolución deportiva cincomayense, aseguró que “Ramón fue el eslabón que ha faltado dentro de este barrio para hacer algo serio”.
    Le confesó a Melisa Mendoza, la única nieta mujer que le pidió un reportaje para la Facultad de Periodismo, cómo fueron esos días del inicio en el Cinco. “Vi que estaban haciendo la cancha, que estaban las máquinas, que ponían los arcos, yo los miraba desde arriba, y tenía clavada la idea aunque sea de dejarles algo, dirigir las infantiles o juveniles, pero jamás se me pasó que me iban a proponer dirigir la Primera. El día que me lo propusieron no pude dormir, porque me llegó la responsabilidad más grande de mí vida, dirigir el 5 de Mayo con mí edad 72 años, y en mi barrio. Para mí es una pasión dirigir, y el día que no lo haga más, trataré de no mirar hacia la cancha del Cinco, bajaré la persiana de mi ventana que da al frente de la cancha”.

    Pérez escribió con sus ganas una hermosa historia. Como entrenador empezó a colaborar en Villa San Carlos, con la categoría 76 —un año—; se mudó a Ensenada y se metió a dar una mano en Cambaceres con los chicos de la 70. A fines de los 80 Estudiantes de La Plata lo convocó por intermedio del coordinador del fútbol infantil, Leandro Casanueva.
    Además, se nutrió de los ideales de otro ex jugador profesional que entonces guiaba a los pibes, Daniel “Carozo” Epeloa. El Country o la vieja cancha auxiliar de 1 y 55 fueron el lugar de mayor aprendizaje durante ocho años, hasta 1993.

    Su meta fue firme, servir al fútbol desde los valores formativos, contribuyendo en parte al crecimiento de los clubes, desde las bases, donde se van modelando las nuevas figuras, para llevarlos a la Novena. En la 80 dirigió Nicolás Tauber (arquero), Luciano “Huesito” Galetti (llegó a integrar la Selección Argentina) y Esteban Solari (jugó en la primera de Estudiantes en el 2000, hermano de Santiago, ex Real Madrid).

    La mayor alegría con los «Leoncitos» se grabó en su corazón con la 81, que logró en LISFI un campeonato invicto en la temporada 1990. Los padres le obsequiaron un pergamino con un manuscrito: “Si desea compartir el nuevo año con nosotros, lo esperamos, sería otro año de campeones”; entre las firmas, aparecen la de un niño Diego Colotto (en el futuro campeón mundial Sub 20) y Mauro Raverta (ascendería al Nacional B con San Carlos). “El Pollo” recordó una travesura de la infancia donde Ramón se enojó. «Hubo una estatua en e Country, y la llenamos de barro. Con los chicos le empezamos a pegar pelotitas que caían de un árbol… ¡Para qué decirte cómo quedó y cuando nos agarró Ramón, que quería saber quiénes habíamos hecho semejante cosa, y le dijimos que habíamos sido los de la 81”.

    También guió a la 77 albirroja, donde vio crecer a Juan “El Negro” Lezica (jugó en Primera) y a Gastón Losa (“lo hicimos arquero”, se enorgullecía de un Nro. 1 ex La Serena de Chile y en All Boys, entre otros). “En la presidencia de Riccione me tuve que ir”, contó.
    Armar equipos, escribir en sus papelitos las probables formaciones, hacer docencia, soñar, siempre en grande.

    Se recibió de DT, en la histórica primera camada que la AFA homologó en un curso fuera del edificio de calle Viamonte, que se hizo en La Plata, inaugurando la Escuela Técnico Docente “Adolfo Pedernera”, en el Alberth Tomas. Entre otros, Ramón tuvo el gusto de cursar con jugadores recién retirados y consagrados como Alejandro Sabella, la figura que más admiró.
    “De Estudiantes me fui a Lanús, me llevó Daniel Córdoba (profesor que tuvo en el curso), le presentamos un proyecto de trabajo para infantiles y Miguel Russo (DT de la Primera) habló con la dirigencia. Estuvimos un año. Se fue Miguel y nos fuimos nosotros. Yo tenía la ’79, ’80 y ’81 de la Liga Metropolitana”, explicaría más tarde Pérez, quien fue remunerado en los «Granates».


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    “En Lanús me tomaba un micro los domingos a las tres y media de la mañana, me bajaba en Solano, tomaba un remís, me iba hasta el centro, compraba el diario Clarín, tomaba un café con leche y a las siete y media abría el club yo. El primero de todos, así que ¿no lo iba hacer en mi barrio? Es mi personalidad, mi forma de ser y es una forma para que mis jugadores vean como hay que tomar esto, con responsabilidad”, le dijo a su nieta en aquella ocasión donde se largó a hablar como ella nunca lo había visto.

    —¿Jugaste al fútbol o solamente te dedicaste de lleno a dirigir?
    (preguntó Melisa)
    —Jugué amateurmente acá en Ensenada, en los campeonatos del barrio, en la cancha de Campamento y en las que tenía Astilleros. Mi puesto era de cuatro.

    En 1995 Las Malvinas se afilió a la Liga Amateur Platense y fue designado el primer DT, en Primera y Reserva,por recomendación de un padre que lo conocía de Estudiantes. “Nos dirigió dos años”, afirma Mario Barbarino, entonces cañonero de la zona oeste platense. Lo despidieron con una plaqueta en agradecimiento.
    “Cuando terminé me invitaron a dirigir ADIP, empecé con los más chiquitos pero estuve poco tiempo, agarré la Cuarta y al año salimos campeones”.

    El mismo año que Ramón dirigía en la B a Las Malvinas, su hijo Marcelo Pérez jugaba en la A para el Fuerte Barragán de Ensenada.
    Una noche veraniega del jueves 12 de diciembre de 1996 volvió al estadio de Estudiantes, como hincha de ese hombrecito con la camiseta «4», que era “Lito” en casa y “Machote” por las batallas deportivas. Había que superar al Sport Club de Magdalena, rival que en la semana anteriores les había ganado 1-0, en Cambaceres (de esa tarde surgió este particular registro fotográfico donde está Marcelo rapado, semitapado por Pablo Blanco, del Sport, en un ataque de Luis Martín, el «9» del Fuerte). Qué destinos: Blanco y Martín fueron los preparadores físicos de la Selección Argentina en los Mundiales de Brasil 2014 y de Qatar 2022, respectivamente.
    Volvamos a 1 y 57, a la mítica cancha de tablones, donde Ramón trabajó ocho años en el fútbol amateur. Ahí mismo gritó un golazo del «Luifa» Martín y un título que quedará en la memoria de los grandes equipos campeones de la ciudad de Ensenada.

    Ramón llevó los colores de Estudiantes en el alma. De chico celebró los títulos del gran equipo de Zubeldía, con Bilardo de jugador y clave en el armado. Puede dar fe de su pasión roja y blanca don Marcelo Buian (ex titular de Cambaceres y de pasado en el CF 5 de Mayo) al evocar “nuestras charlas en Propulsora sobre el Pincha, porque trabajé con Ramón, él fue delegado y un excelente muchacho. Me decía que tuvo una cierta amistad con Sabella y dos por tres iba a la casa a charlar con él”.

    En el nuevo siglo don Pérez trabajó en un remís y, a la par, el fútbol siguió en su mente. Con la convocatoria de José Chirico, fueron a las juveniles en Villa San Carlos, y Ramón se encargó de la 5ª (época en que compartió Cuerpo Técnico con Walter Dos Santos, Néstor García, Luis Gatti y el profesor Mauro Mazzolo (hoy en Deportivo Mac Allister).
    El mismo Chirico lo llevó a otra experiencia Liguista en Comunidad Rural de Los Hornos. De allí al Sport Club de Magdalena, para ser campeones en la edición del 2007 de la Liga Chascomunense, y al año siguiente, llegar a las semifinales del Federal C, donde caen por penales con Independiente de Tandil.
    En Magdalena se quedó la dupla Chirico-Pérez pero ahora en Unión y Fuerza, el gran rival. Hasta que Chirico se fue a dirigir en la localidad de 25 de Mayo y, ya veterano Ramón no pudo seguirlo. Sin embargo, habría una chance más con Chirico, en Tricolores, décima institución donde llegaba Ramón.



    En 2014 comienza la era Cincomayense. Un lapto en la Liga Ensenadense, y los primeros seis meses culminaron con una fiesta increíble, campeones invictos, en final ante Piria, en el estadio de «Camba». Se recuerda a Pérez “trajeado”, de pie frente al banco de suplentes.
    Tras un suceso que lamentaron y dejó experiencia, decidieron ir por la experiencia de la Liga Amateur Platense. En 2018 entraron con infantiles y juveniles, en lo que se dio en llamar «Proyección», un torneo no oficial, donde el organismo madre del fútbol local fue sondeando quiénes podrían ser clubes directamente afiliados. Hasta que en 2022 se hizo oficial creándose la tercera divisional, la «C» o Torneo de Ascenso. En el primer rodaje C.F. 5 de Mayo ascendió, y este 2023 está de estreno en la B.

    —¿Cuál es la diferencia de dirigir infantiles y juveniles con los adultos?
    —La diferencia es que cuando trabajas con infantiles y juveniles es que el técnico tiene que formar, formar jugadores, formar personas en todos sus sentidos. Que se cuiden en la vida para poder llegar, que hoy es muy difícil, que no se ensucien por nada, que estén limpios para jugar al fútbol, porque sino están bien a la larga te pasa factura la parte física. Y tenemos que ser buenos entrenadores de personas, yo jamás inhibí a un jugador.
    —¿Cómo se hace en los casos en que la familia no está presente por cuestiones de la vida y dejan solo al jugador?
    —Bueno, a veces nos tenemos que hacer cargo de ir a buscarlo, de llevarlo a la cancha, y hoy por hoy es complicado porque uno asume un compromiso que no sabes que va a pasar. Si bien el chico juega, el técnico es el responsable.

    Ramón fue una persona de bien que tomó la herramienta de una pelota para encender su propia luz y así iluminar a los demás. No podía dejar de pensar en 5 de Mayo, institución en la que anteriormente conocimos a otro personaje Jorge Roberto Rodríguez, quien hizo historia en el fútbol de siete (por la gran obra de «El Gallego» —fallecido— la canchita lleva su nombre). En la categoría 92 jugaba Sebastián Brizuela, quien de pibito conoció a Rodríguez y de grande a Pérez: “Al no tener la cancha grande tenías que despedirte del club, pero con el Viejo cambió, primero en la Liga Ensenadense… y ya en los primeros días con cancha grande nos tiraba una locura: ‘¡ya estamos entrenando para la Liga Amateur!’”.

    “Yo los miraba desde arriba”, diría cada vez que le preguntaron cómo empezó el Cinco. En esos días la Municipalidad proyectaba obras, puso unos cimientos en el sector contiguo adonde hoy está la sede de una Iglesia. Sin oponerse a los religiosos, aquellos que en gran número se juntaban a jugar a la pelota aprovecharon para pedir por la cancha de once, que se fue forjando a punta de camiones de tierra. Rellenado, nivelación, postes de alambrado, y diez almas que pulieron como un diamante la «localía». Orfebres como Ramón dejaron sus buenas gotas de sudor. Y entre las anécdotas de la primera época, alguien recordó que usaron como depósito de artículos deportivos “el garaje de su casa”.

    “Becaremos a aquellos que no podrán pagar la cuota y que futbolísticamente estén bien y estudien, que es lo principal. Contemplamos también a los que llegan tarde por trabajo”, se oyó alguna vez al DT experimentado, cuyos pensamientos eran como mandamientos de un vestuario que lo quería.
    Implementaron la parte física como otro código de conducta, y la salud de la juventud fue mejorando el clima social. “Sacaron el destacamento de Policía que había”, tuvo la enorme satisfacción Ramón.
    Con el carácter de un padre, andaba con su silbato al cuello, carpeta en mano, anteojos y el pelo cada vez más canoso. “Solo él podía visionar esto de la Liga Amateur Platense”, dijo Ramón «Pepe» Lima, crack de varias camisetas.

    Como si supiera que el tiempo no alcanzaría, su fuerza interior lo llevó a estar día y noche. Limpiaba los baños, marcaba la cancha, pelaba papas y atendía el buffet. Más de un lo vio caminar con la primera luz del día, “sacando las piedritas y las matas de pasto”. Está quien dice que «si había poco caudal de agua en el barrio Ramón se levantaba a la madrugada para regar la cancha».
    En sus bolsos había lo que se necesitara en una fecha de fútbol, canilleras, vinchas, cintas elásticas yt adhesivas, la cinta de capitán lavada. “¿Usted tiene su casa ahí en el bolso!?», fue una chanza. “¿Qué querés, pibe, un preservativo…? Acá tenés, cuidate, jajaja”.
    Y llevaba los bidones, las pelotas, los conitos, la ropa bien acomodada y con “perfumina”, detalles que hablan por él.


    Reacio, un poco terco, pero era ganador, en todo sentido. “Estaba un paso adelante. Era el mejor de los nuestros porque nadie le llevaba a los talones. Llegaba primero y se iba último. Soñaba en grande. Decía que había semillero, que había gente con voluntad, y decíamos que íbamos a entrar a la Liga Platense. Nos mirábamos y decíamos ‘este tipo está loco’. Donde ahora pisan era un descampado, con apenas dos arcos de once”, testimonia Abelando.
    Como todo, el ciclo se cumple, y en su caso fue la enfermedad del cuerpo. Un día no pudo bajar las escaleras, y algo extraño se vaticinaba. Su sucesor en el banco fue el ayudante, Pablo Sueldo.
    Las voces del barrio dicen que «veía los partidos desde una ventana de su casa, en aquel  segundo piso, que para un DT  avezado, siempre “desde arriba” se puede ver mejor lo táctico. Sufrió desde allá con «El Cinco” los partidos finales del Apertura 2023, cuando hasta la última fecha tuvieron chances de dar el batacazo en la Primera B.

    “Muy pocas veces se reía en las fotos, a veces una sonrisa sutil. Pero le gustaba bailar, escuchar cumbia, grupos como La Nueva Luna y Los Charros. También era muy rutinario. Pensaba que el esfuerzo y el trabajo en la cancha era fundamental”, describe su nieta.

    Le dedicó un tiempo de calidad a los clubes, a costa de su propia calidad de vida. Y no le faltó nunca a los tres hijos que crío con su compañera y esposa María Rosa Moreno, de donde viene el amor por la primogénita Alejandra, Cecilia y Marcelo, por los nietos Gonzalo, Santiago, Nicolás, Camilo, Lucio y Melisa, y el bisnieto Benicio. Deberán estar más que felices del “Viejo” que les regaló la vida.
    En la calle, en el fútbol amateur, no dejó duda alguna que fue un ídolo de barrio, para el álbum inolvidable de los héroes anónimos de los clubes de barrio.

    Adiós, Ramón «Viejo» Pérez. En la cancha hacen fila para seguir engrandeciendo al Centro de Fomento 5 de Mayo.

     

  • El boxeo se hizo familia en UNO

    Las 2 de la madrugada del sábado y el mismo ambiente familiar se mantiene en las tribunas. Allá por las 15 empezaron los guanteos. Al Nuevo Estadio UNO entra un ring profesional, alquilado. Lo ubican en la cancha de básquet, que luce colmada, sin trapos. En una punta del cuadrilátero se ve al entrenador Luis Rivera con un ojo en la cara del púgil al que le pone vaselina para hidratar la piel del rostro, las cosas del oficio, porque los que pelean son amateurs y llevan cascos protectores. La noche tira una fiesta y el aura de los nobles luchadores es la de ángeles de la calle, con los puños apretados.

    Un retraso inesperado dejó la lona libre entre las 21 y 22 y la ansiedad se paseó por todos lados, incluidos los púgiles, que eran los que realmente sabían qué problemita se suscitó en la verificación obligatoria de las licencias, boxeador por boxeador; se frenó el aluvión de las peleas. «Cacho» Castro, el dueño del ring, miró sorprendido: desde hacía seis horas que no había parado de ver peleas. Fue un tema de semestrales vencidos, algo administrativo, que la Comisión Municipal de Boxeo, que hubiera aprovechado para mandar al pesaje, cosa que se hizo una vez que confirmó los papeles. Al final, solamente una pelea se suspendió por las licencias, la de Yessica Lofredo y Antonela Heins. “La paciencia es amarga pero trae frutos dulces”, robaba otra sonrisa Rivera y sus frases célebres, de vestuario.A las 22.08 empezó la primera pelea de las trece. Entre los espectadores estaba el profesor Luis Martín, el mismo que en 2022 trajo un pedazo de oro desde Qatar al conquistar con el seleccionado nacional de fútbol la tercera Copa del Mundo. “Las estrella están en el cielo y abajo estamos los mortales, por algo ese seleccionado fue el mejor”, reflexiona Rivera, otra frase tan pintoresca como certera. Es que el profesor Martín (hincha y socio albirrojo) siempre apoyó el boxeo y alguna vez, cuando dirigía en las inferiores, en el Country trabó una amistad con un conocido del barrio de crianza, el entrenador y ex púgil Rogelio Bustos, «Rocky»; ambos, de La Favela.

    Los púgiles visitantes fueron al vestuario que usan los árbitros en las jornadas de fútbol. Un trío de entrenadores que fueron boxeadores de fuste en los años 80s y 90s, Juan Martín Coggi —tres veces monarca mundial, con diez defensas entre 1987 y 1996—, Walter Crucce —campeón Panamericano en Mar del Plata 95—; Walter Rodríguez —campeón Latinoamericano en el 99—, y Santiago Acosta —campeón Sudamericano de los moscas en 2006—. Como si fuera poco, por allí anda un glorioso jugador que «pegaba lindo» pero con el pie zurdo, actual vice de la institución, Juan Sebastián Verón (la boina cubría su clásica pelada). No es una pavadita para los púgiles Pincharratas ver a La Brujita, que les devolvía en cada saludo un “dale”, un “vamos”. Sentado, el ídolo vio las primeras tres peleas junto al profe Martín.

    Unas 500 personas le pusieron la «sal» a las trece peleas «picantes», acompañamiento que es vital para una disciplina donde el deportista respira vida, pero ninguno lo tiene como una profesión. El festival encuadró en un marco organizativo en el que colaboran desde distintas áreas del Club. Se agregó un servicio de buffet, seguridad, transmisión en directo por la plataforma de contenidos para el socio que paga su abono a Estudiantes Play.
    En el ring side se descubren tesoros familiares. Uno de esos grupos nutridos espera ver la pelea número siete, dandole confianza a Jerónimo Pires, el atleta de la casa que apuraba unas pastas con trozos de «milanga». Sus tíos tienen esa calidez pueblerina; Stella Maris, una nacida en Junín, y Domenico Mantella, un italiano que está próximo a presentar su segundo libro, “Emigrantes”. El muchacho de treinta años no veía la hora de subir al ring por ellos, y por él, luego de sufrir fallos adversos en sus últimas salidas de La Plata.

    El rincón rojo para Gonzalo Cruz, un “Tigre” que pelea para el León, que en la categoría hasta 75 kilogramos, merced a una labor prolija, logró la victoria sobre Manuel Peñaloza, quien no lloró por la decisión del jurado. “Me noquearon en la anterior y la idea hoy era terminar”, valoró el derrotado. A través de la experiencia, de la misma emoción del ser humano, se adquiere sabiduría.
    El “Estudiaaan, Estudiaaan” hace eco en un templo de sudores. Afuera, la negrura húmeda de la noche fresca. Adentro, el boxeo de Estudiantes, esa familia con 19 jóvenes que portan licencia (cuatro de ellos ya son profesionales). «Rocky» y una semana movida, entre lo organizativo y la elección de quiénes defenderían los colores en casa, todo un momento esperado. En la decisión colabora Rivera y otro poco Franco Mackievy, un dolorense de bajo perfil, que atiende la faz física y colabora en lo técnico. Al final, de 13 combates, en 8 hubo musculosas con el banderín rojo y blanco.
    Alrededor del cuadrilátero hicieron eco el “¡uno-dos y cerrate”, o el estratégico “cuando viene… lo recibimos, como lo hablamos”. Para el masculino fueron todos combates de 3 rounds, de dos minutos por uno de descanso. Entre pelea y pelea un show de luces y música, pura cumbia y de la buena. Fiesta a pleno, con muchas caras conocidas del Estadio que trabajan en una misma onda, en la diaria. Pregal, locutor, la Voz que anuncia equipos, tiene un especial afecto por el boxeo, al que vio crecer desde aquel sexto piso de la Sede. Mimetizado con el espectáculo comentó: “Fue una noche de gala, la mejor que vivieron los boxeadores y las boxeadoras desde que volvimos a UNO”.

    Primer combate femenino, a 4 asaltos, de dos minutos por uno de descanso. Dalila Bianchi venció a Mariana “La China” Svendsen. El género agradecido y efusivo, con un grupo de amigas que le preparó una bandera a Dalila. Pablo Lofiego, 52 años, periodista y relator, describía que «Dalila llegó a Estudiantes a los 29 años, cuando en otro club no le daban la oportunidad. Tenía muchas ganas de pelear ante su gente y logró la victoria por RSC (referí suspende combate)» A su lado, asentía el justo triunfo Solange Durso De León — boxeadora amateur y futura instructora de boxeo, y en esta noche comentarista para la transmisión del Club—.

    La tercera pelea tuvo cinturón en juego, de la Liga AMBAPA, categoría novicias. Paula Gimenez, “Nani” y Nadia Barrera en un tome y traiga, donde otra Pincha venció por puntos.
    La luchadora de musculosa y pantalón verde del gremio de los Camioneros fue un escollo duro, y el único momento en que estuvieron tranquilas, fue cuando sonó la canción que las trajo por el pasillo desde el vestuario al rincón. Pasaron «Mi historia entre tus dedos», un clásico romántico… “Tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso”. El paraíso que se alcanza cuando el esfuerzo da alegrías, ¿verdad, Paula?

    Y después de tantos «roscazos», como si nada hubiera pasado, a los abrazos, así entre los y las dos que dieron todo por la victoria. Esa condición humana que hace único al deporte con más reglas y tecnicismo que existe.
    Los vínculos del boxeo se tatúan en el alma para toda la vida. Quedaba claro cuando en los intervalos se juntaban a recordar batallas los veteranos “Potro” Corso (el que más festivales organizó en los 2000); Alberto “Rocky” Leguizamón con su nariz chata y el corazón orgulloso de su hijo Juan Cruz (con 16 años cursa el quinto del Colegio Nacional, sale y se va en micro a entrenar a Coronel Brandsen donde tiene el gimnasio “Látigo” Coggi). También estuvieron los entrenadores Pablo Acosta, “Micky” Romero, “Pejerrey” Yalul, “Tony” López, «El Pava» Carrizo, todos con el común denominador de la austeridad y la dignidad.
    «Hasta 69 kilos», se anuncia la próxima. Treparon entre las sogas Fabricio Leiva, “Gladiador” de EDELP, y Matías Beñacar, hueso duro de roer del gimnasio “Látigo Box». Discutida contienda que, entre vuelta y vuelta, nos dio material para la anécdota: Coggi y un ayudante recurrían a una sillita liviana, casera (tenía hierros finos similares a una tabla de planchar) para que el boxeador pueda estirar las piernas. ¿Se tratará de una “ventaja” que marcará diferencias, mientras esperan la campana y escuchan consejos? “Coggi viajó por el mundo, capaz que lo copio en Europa», se oyó en una tribuna.

    El «rincón rojo» fue el veredicto ganador en el quinto combate cuando Agustín Ignacio Verón se impuso a Jeremías Zacarías. Y en el sexto se dio empate con Alessio Contini (“La Magia” de EDELP) y el debutante Diego Cabañas, de Abastense Argentino. Historias de superación, de alto voltaje emotivo. Contini nació en Trelew, donde su padre lo educó en el evangelio pincha, y a la capital bonaerense vino por estudio. Nunca soñó que iba a pelear en semejante lugar y que en primera fila lo vieran sus amados viejos con los ojos empapados de lágrimas.
    En tanto, el sapiente técnico “Tony” López (60 abriles y 34 dedicados al boxeo) se desvivía en elogios a Cabañas: “Hace un año pesaba 89 kilos y hoy dio en la balanza 53.200; quiere bajar a 51 para seguir peleando en mosca o súper mosca. Para mí había la Ardillita, como le decimos, metió las mejores manitos y tenía que haber ganado, pero el empate tampoco vino mal para su debut”.

    Y llegó la séptima con Gerónimo Juan Peris que en su pelea 13 cortó una mala racha, ante un rival brandseño y pupilo de Coggi, Lucas Urquidi que en la intensidad levantó al público, un factor extra para «Gero» cuando no le salían las cosas. El triunfo estaba cerca, cuando se prendía en la lucha corta y conectó con algunos uppercats.
    Peris trabaja en la seguridad de Estudiantes y eligió el boxeo por hobby. Sin embargo, ésta noche del 22 de septiembre quedará entre las aventuras más lindas de toda una vida.
    En el club, su jefe encargado es Jorge Menno, “otro libro abierto de experiencias de vida”, contaba Jerónimo ya relajado, ganador y ovacionado. No es casual evocar el apellido Menno, emparentado a la historia copera de los campeones de América y del Mundo. El inolvidable boxeador y amigo del equipo de Zubeldía era José Umberto Menno. El mismo que en abril de 1970, ya veterano de 34 años, enfrentó a Oscar Bonavena en el Palacio Peñarol de Montevideo, a estadio completo. Ganó “Ringo”, que a los pocos meses hizo un peleón con Cassius Clay, mítico boxeador norteamericano que venció por nocaut técnico en el 15to round. Todo es historia.
    La una de la madrugada y nadie se duerme, pero quizás alguien «duerma» de un golpe de nocaut, lo que le faltó a la velada. Pero el jurado seguirá con mucho trabajo. Ganaron por puntos Luis Cuella (EdeLP) a Alex Cerviera; y por el título provincial de la Liga AMBAPA, Santiago Sánchez (Látigo Box) superó a Jonatan “Pocho” Bogado (EdeLP); Lucas Fleitas (Escuela Maktube de Tolosa) celebró ante Manuel Diozquez (la Leona Box de Chascomús); Héctor Aguirre (Chacarita Platense) a Braian Laborde (Golden Boy de Crucce); y en la de fondo, Lisandro Cáceres (Vareadores, del “Pava” Carrizo) ante Kevin Nazario (Leona Box de Chascomús).
    El libro último de Walter Vargas —el octavo y primero del berissense sobre boxeo— está cargado de grandes palabras y metáforas, pero en ciertos casos hay testimonios vivientes que reemplazan a un bue libro. Al reencontrarnos con Jonatan Herrera (con las “manos enguantados” hace 20 años), tiró a pura esperanza un mensaje sin dobleces: “Tengo experiencia, 36 años, soy como el sol, viejo pero sigo brillando, porque cuando subo parece que tengo 18 (hizo dos exhibiciones en la tarde del viernes). Solo que ahora subo más tranquilo… en un ring ya me manejo como en mi casa”. Herrera ahora es parte de la troupe estudiantil de Rocky. Y las frases en UNO siguieron hasta que desarmaron el ring. “Si Maravilla a los 37 peleó con Chaves, y Baldomir a los 39 con Mayweather, yo también espero meter un batacazo, porque en el boxeo donde metiste la mano de Dios volvés a nacer”, cerró Herrera.

    Eran las dos y de UNO vieron salir a Luis Martín, el mismísimo profesor que nos llevó por el cielo con La Scaloneta. El mismo que entrena a Messi, se vio una vuelta por el deporte que le gusta, pero nunca practicó. “Me gusta el boxeo desde chico, y quise apoyar una causa muy buena que lleva Rocky en Estudiantes, se lo dije: ‘Fue un espectáculo hermoso, desde la puesta en escena hasta la performance de los boxeadores, me volví encantado’. Son amante de los deportes y sigo a esas personas que van en busca de un sueño, para encontrar una salida ordenada, de deportistas, superándose como personas. Estuve en el vestuario hablando con algunos y saber cómo la luchan me dejan un montón de enseñanzas”.
    Era lo que le faltaba a una tarde noche de septiembre con tantos campeones de la vida.