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  • El viejo León viene marchando

    Los vi salir por “la cortada”, una calle angosta de un barrio aplastado entre vías del tren y la autopista. Caminaban como en una procesión, con sus cuerpos extenuados, después de más de una hora con la voz en cuello y de pie en una tribuna que no dejó el más minúsculo espacio. Respiración pincharrata. Emoción pincharrata. Clasificación pincharrata. Esos hinchas que doblaban en edad a otros, el de mayor edad que supo del horror de una «Puerta 12» en un River-Boca, no tuvieron que lamentar una tragedia parecida porque la voluntad de hacer las cosas bien es superior. “Si alguien tuviera problemas de salud, no tendría forma de evacuarlo”, pensaba un amigo. Apretados y sin posibilidad de pedir permiso ni para ir al baño, muchos testimonian no haber visto médicos o paramédicos en la zona de la visitante.
    Cosas muy importantes que pasan y que no salen televisadas en el show del fútbol de los campeones del mundo.

    Los creyentes de esta religión terminaron junto al plantel (mientras el «Barba» Domínguez siempre desaparece rápido por el túnel en las victorias), y una simbiosis traía en la noche una melodía futbolera que se renueva en campañas extraordinarias como ésta. Atronó en el Estadio Ciudad de Vicente López aquella letra. “Porque los jugadores / me van a demostrar / que salen a ganar / quieren salir campeón / que lo llevan adentro como lo llevo yo…”
    Muchos de ellos ya están en la espera de esta tarde noche con el Gremio de Brasil, por Copa Libertadores, donde seguramente aparecerá un remix de canciones, como la del célebre trencito de los casamientos y del cotillón de los grandes cumpleaños. “Eh, meu amigo Charlie / Eh, meu amigo Charlie Brown, Charlie Brown”, que en UNO y desde las 19 será convertido en el clásico “Oh, vamos Pincha vamos / Oh, vamos Pincha vamos / Ponga huevos, que ganamos”.

    Faltaba media hora y la tribuna estaba repleta

    Hablando de hinchas, vi a uno de Barracas Central enfundado en atuendo árabe, haciendo gala de Qatar 2022 donde el líder político Claudio “Chiqui” Tapia escribió como Presidente de la AFA una estrella al escudo dorado. Para él y tantos locales se trató esta llave de Cuartos de Final el partido más importante de la historia barraqueña: llevan 510 en la AFA (data de la Prensa del club porteño) pero el burbujeo duró poco y Estudiantes no permitió el milagro. Es más, la racha es toda Pincha ante los camioneros, ya que ganó los últimos seis ante este club y los tres anteriores por goleada; 5-1 en 2023, y en 2022, 3-1 en UNO y 6-1 en Huracán. El hincha con atuendo qatarí no podía creer la precisión de Sosa y Palacios y ni hablar de la contundencia de Carrillo (… el que supo jugar al lado de Mbappé). Ante semejante dominio técnico y actitudinal Pincharrata, el barraqueño-qatarí creyó estar viendo a los gloriosos “muchachos” del seleccionado nacional y no un rival por la Copa de la Liga 2024.

    Eros Mancuso se ganará aplausos por las proyecciones al vacío, pero también al trabar de lleno la pelota

    El fútbol doméstico en busca de un campeón y este cronista descubriendo en la máxima categoría a algunos conocidos de la fauna del Ascenso. Un ex presidente de Defensores de Cambaceres, Marcelo Buian, que fue con su hijo (más hincha del Camba que del Pincha, según reconoció el joven). El presidente de Argentino de Merlo, Agustín Brieva. El “Huevo” Sergio Rondina, que jugó muchos años en Arsenal y como técnico lo ascendió a la máxima. Y una situación que sorprendió en plena entrada en calor, cuando el arquero albirrojo Mansilla antes de volver al vestuario fue a estrecharse en un abrazo con un hombre muy contento, de nombre Diego Aciar, fanático de Ferrocarril Midland, que fue la institución que acunó al «Payo» (como le saben decir al «1»). Le trajo suerte porque lleva 7 partidos cerrando su trabajo con el arco en cero.

    Diego Aciar, hombre de Midland que fue a saludar a Matías Mansillas, un héroe deportivo de su club

    Cargados de recuerdos, y para cerrar el capítulo ascenso, Alejandro Orfila (uruguayo, 47 años, DT que pese a la eliminación se refirió en conferencia al orgullo de haber estado entre los 8 mejores) había jugado en 2010 en Berisso, en aquel Villa San Carlos que recién le decía hola a una B Metro. Demostraba el típico espíritu de lucha del jugador-obrero al viajar cuatro horas, dos de ida y dos de vuelta, todos los días de entrenamiento, hasta que no aguantó más y rescindió su vinculo. Ya lucía la calvicie. Siete años más tarde se probó como DT y otros otros siete años le llevó debutar como conductor en la A.

    La misma pasión pero por una transmisión radial lleva Claudio Fortunato, que para Nuevos Aires FM representó el más experimentado de todo el palco, aunque soportó lo que nunca: un altavoz al lado de su pupitre, que aturdió mucho más al comentarista Andrés Illias. El “Fortunato Gol” va a llegar a los 40 años ininterrumpidos la próxima temporada, con sus vibrantes relatos y el afecto de sus oyentes. El contrapunto de esa trayectoria lo encontramos subiendo las escaleras rumbo a la zona de prensa; Juan Sena, el relator novel que debutó este torneo y llevó la emoción del 3 a 0 por FM Destino, la radio de Gorina. Antes hizo experiencia en las inferiores pinchas en la radio Mística.

    «El Colo» López (chomba celeste) en Platense, compartiendo con colegas, Illia, Fortunato y Sena

    A pesar de todo el folclore, y que el show nos gusta, alguna vez tendremos que tomar realmente en serio algunos temas. La salud, punto uno. Un aspecto no menor, el respeto. Una sociedad que parece en guerra con el prójimo, y que el sábado nos apenó, nos avergonzó, cuando un sector de la barra del “Guapo” colgó en el alambrado banderas de Gran Bretaña… Lo hicieron durante la salida de los equipos, cuando en medio de la humareda roja, pusieron otras ofensivas muestras hacia los platenses. Una bandera blanca decía en negro “Vende patria” (de un lado el 11 con la palabra traidor —claramente apuntaba a Verón— y del otro lado las islas Malvinas). El tema de las Falklands siempre duele en el alma, y mucho más en un mes de abril donde el mismo fútbol argentino evocó en cada Estadio los 42 años de una guerra que pudo evitarse. Pero el fútbol está en las antípodas de la guerra.

    La imprudencia de los hinchas barraqueños. Estas banderas estuvieron solo unos minutos en exhibición

    Pero recién se pudo percatar este cronista de ese “decorado” que irritó a todos los Pincharratas, después del gol de Carrillo que ocurrió en la primera llegada a fondo. Guido se fue sacando la lengua, en ese juego de niño que se relame como con un dulce en cada gol. En el segundo acto, otra vez Guido la metió y aumentó su marcha a seis goles en los últimos cinco juegos. Me imagino la emoción llevada a la enésima potencia de sus amigos en Magdalena y la de sus progenitores Laura y Marcelo. Revisando papeles viejos, uno puede disfrutar con la unión de generaciones del pasado con el presente: Guido tuvo un abuelo materno Raúl Mayora que jugó en el Pincha entre 1946 y 1947 (en Tercera y Reserva cuando los domingos se animaba con la tira de los tres partidos). Mayora también era oriundo de Magdalena y centrodelantero como Carrillo. Y en la pesca de los datos, tan atento y presto a embocarla como el 9, está don Darío Caceres, que tiene a mano una joyita: “Es la segunda vez en la historia que Estudiantes juega en condición de neutral en cancha de Platense». La anterior fue por los Octavos de Final de la Copa Británica, ante Tigre, el 4 de abril de 1946. “Pasaron 78 años y 6 días. Curiosamente el Pincha también señaló tres goles aquella vez, triunfando 3-1. No menos curioso resulta el hecho de que hubo otro goleador por duplicado: Francisco Arbios. Y más llamativo aún es que Arbios y Mayora (el abuelo de Guido) compartían el club en la misma época.

    Raúl Mayora fue abuelo materno de Guido Carrillo y también era delantero de área

    Cancha explotada, fin de mes con malaria y un país que sobrevive a la locura de la motosierra, este fútbol sigue brindando esa sensación gratificante, que dura un rato con la típica euforia, pero también dan el sentido de pertenencia a los hombres de buena fe que siguen una escuela. La emoción del hincha y la exaltación de gritar un gol sigue siendo lo mismo que el primer día. A veces, llegando casi al sollozo por el alegrón, como le vimos al doctor Pablo Stringa (profesional médico, veterinario de reputación internacional e investigador de la Fundación Favaloro) que en sus primeros años de paternidad este triunfo lo vivió más cerca que nunca del equipo de Estudiantes de La Plata: sus dos niños salieron como Escoltas, “Nachito” Stringa de la mano de “Café” Cetré y el más chiquito, Francisco Stringa, encabezó la fila con el “Principe” Sosa. Desde que terminó el partido y volvieron a casa, y al laboratorio, no podía dejar de pensar en la salida de película de esos once leones con sus dos leoncitos.

    Sosa va con un «escolta» muy pincha, uno de los hijos del doctor Stringa

    Leones, tal como quedó en 1967 cuando se soñaba en la calle 1 y en toda la ciudad con el primer título de un torneo regular. Desde la campaña del Metropolitano (el primer torneo anual por entonces) nació el apodo del León. Así me lo contaba en vida “Tato” Medina, defensor del equipo de Zubeldía. Porque hacía falta un sobrenombre que sea un himno, una expresión contundente de lo que habían forjado como equipo. “Si ellos son el Lobo, nosotros somos el León, el rey de la selva”, recordaba el tucumano —que en paz descansa—, que estaba sentado con un grupo de hinchas viscerales en un banco de la plaza San Martín. El “Tato” era marcapunta izquierdo, un hincha dentro de la cancha, chiquito como el “Rusito” Ascasibar, con fuego en el alma.

    Boca superó a River el domingo y la llave no podía ser más especial en una semi entre el Pincha y el Xeneize. Partido que tiene un historial desparejo, ya que los boquenses son los máximos verdugos del historial. Pero siempre hay rachas y razones para intentar hazañas, como los últimos dos partidos que dejó más que felices a los de Eduardo Domínguez (la clasificación a la final de la Copa Argentina 2023 y el 1-0 por Correa de una reciente noche lluviosa).
    Ahora bien, ¿podrá ganarle tres veces seguidas al cuco? Alguno dirá que por penales alcanza y sobra, mientras otro acudirá a las estadisticas y recordará que sí, que incluso existió una serie de 4 victorias al hilo, que se sellaba con un triunfazo 2 a 1 en el estadio de Quilmes, el sábado 26 de septiembre de 2009. El Pincha era campeón de América y de la mano de Sabella le ganaba 2-1 con goles de Calderón (el número 300 de su trayectoria) y Enzo Pérez, descontando Palermo. Si, hasta cuatro partidos duró aquellos placenteros encuentros…

  • De éste caso de River a aquel sueño que tuvo Estudiantes: Jorge Saucedo, el pibe de 15 años, 5 meses y 23 días

    El fútbol argentino nos presenta año a año a los debutantes absolutos en Primera división. Recientemente, River Plate tuvo a Franco Mastantuono, un nacido en Azul, todo un chico que ayer nomás se entreveraba en los clubes liguistas River Azuleño y Cemento Armado.
    Su salto a la cancha profesional fue con 16 años, 5 meses y 14 días siendo el tercer jugador más chico en hacer su presentación con la banda roja, y superar la marca de los famosos Adolfo Pedernera, Pablo Aimar, Javier Saviola y Marcelo Gallardo.

    Claro que ahora la carrera de los jugadores se desarrolla en “otro contexto”, donde los clubes más poderosos no pierden tiempo para quedarse con cualquier jugador infantil o juvenil de las distintas ciudades. Una realidad del fútbol negocio es ésto de los “purretes” obligados a rendir en la máxima competencia.
    Durante los años 90, en Brasil, Ronaldo debutó con la camiseta del Cruzeiro con 16 años y 10 meses (primer partido: 28-7-1993) y con 17 años y 5 meses jugó en la Selección Mayor (23-3-1994), siendo transferido a los 18 años a España.
    Maradona, caso notable de los 70, llegó a Primera en Argentinos con 15 años y 11 meses (debut 20-10-1976) y tenía 16 años y 4 meses al ingresar en un cotejo de la Selección mayor (27-2-1977).

    Estudiantes tiene dos casos emblemáticos, solo que en épocas y circunstancias bien diferentes.
    Jorge Alberto Saucedo constituye un récord en el Club, al ser parte del primer equipo con 15 años, 5 meses y 23 días, cuando el DT Ignomiriello le confió la “4” en un debut que estuvo teñido por los primeros coletazos de una huelga de jugadores profesionales. Fue el 14-11-1971, por la fecha 9 del torneo Nacional A.
    Un caso más reciente en el Pincha fue el de un delantero, Darío Sarmiento, que saltó a la cancha en el segundo tiempo con 16 años y 7 meses, de la mano del técnico Gabriel Milito (debuta el 6-10-2019). El chico de Florencio Varela totalizó 21 partidos con la albirroja puesta.
    Sin embargo, el récord de la AFA en la era profesional le corresponde a Sergio «Kun» Agüero, en Independiente, con 15 años, 1 mes y 3 días (el partido se jugó el 5-7-2003).

    Saucedo nació en La Plata el 23 de mayo de 1956, y hace tiempo tiene rasidencia en Monte Hermoso, distrito bonaerense.
    En sus años juveniles llegó a ser el capitán de una categoría de futbolistas notables, todos con un futuro de campeones: Bertero, Brown, Russo, Patricio Hernández. En Octava llegaron a la final, perdiendo con Boca Juniors. Dicen que esa tarde, el coordinador Miguel Ignomiriello al ver a Saucedo llorando por el resultado, le dijo: «No llore. A partir de hoy es usted integrante de la Tercera división”. Fue un premio a aquel jugador de condiciones, que amaba la camiseta.
    Como dice el tango, “el sueño del pibe”, el ansiado debut en Primera fue ante Colón, en Santa Fe.
    Consultado a un estadígrafo como don Claudio Alvarez (trabajó en el equipo de Víctor Hugo, el recordado «Sport 80»), consideró que «lo de Saucedo es récord en el fútbol profesional, pero no puedo asegurar si es récord en el Club Estudiantes porque me faltan chequear datos del amateurismo). Aquella noche en Colón fue goleada 5 a 3. El primer tiempo, el Albirrojo llegó a ponerse 5 a 1.
    El once fue Héctor Baley; Jorge Alberto Saucedo, Néstor Antonio Chirdo, Regino Miguel De Jesús y Timoteo Pedro Gaño; Juan Carlos Cepeda, René Enrique Manceda y Oscar Jorge Suárez; Aníbal Ramón Bogliotti, Juan Manuel Yaconis y Victoriano Gerardo Dominé. DT: Miguel Ubaldo Ignomiriello. Que hizo ingresar a Juan Pérez (a los 70’ por Bogliotti) y a Enrique Daniel Lombardi (a los 80’ por Yaconis). Quedaron en el banco de suplentes: Antonio Enrique Piovoso, Humberto Angel Sosa y Edgardo Nelio Zannini.

    En la foto superior, Saucedo es el primero, entre los que posan parados, y en la otra punta está el arquero oriundo de Bahía Blanca, «Chocolate» Baley, quien integrará en 1978 el plantel de la Selección Argentina que obtuvo la primera estrella en un Mundial.
    Antes de decretarse la huelga de profesionales (que a la postre logrará modificaciones vitales en el Estatuto de los futbolistas, en defensa de varios derechos no reconocidos), el Pincharrata con la dirección técnica de José Silvero, había mandado a otros debutantes: Néstor Chirdo, Francisco “Quito” Galay, Timoteo Pedro Gaño, Alberto Martínez y Heriberto Recavarren, quienes entraron a jugar al lado de figuras como el arquero Carlos Leone y Horacio Rodríguez.

    ¿Goles? A los 20 28 minutos Bogliottti, a los 30 Yaconis y a los 34 Suárez; hasta que el local descontó a a los 37 y 41, vía Carreño y Ross. Y a los 44 Domine convirtió el 5-2. En el segundo acto, en el minuto 78 volvió a descontar Marini, de penal.
    Después de Colón, el chico Saucedo volvió a ser titular en La Plata ante Chacarita, al que también golearon 4 a 0 en el día de cumpleaños de la Ciudad, el 19 de noviembre de 1971. Ese día fue televisado por Canal 7. Saucedo entró de titular el primer tiempo pero en el entretiempo fue reemplazado por Juan Carlos Cepeda.
    La huelga que comenzaron los principales referentes de los clubes, determinó beneficios para el futuro de la profesión. Aquel mes de noviembre fue un constante trajinar desde Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) al Ministerio de Trabajo y a la AFA. El resultado fue el esperado, ya que a partir de entonces legalmente se consideró trabajadores a cada uno de los futbolistas que firmaban contrato.

    Echando un vistazo a aquel tiempo lejano, en 1971 dejó de dirigir la primera Ignomiriello y llegó Bilardo, que en su primer gestión logrará salvarlo del descenso. Don Miguel se queda entonces con su trabajo de seleccionador de juveniles. Cuando el “Narigón” se va, es reemplazado por Silvero, que en la huelga se corrió a un costado y es entonces que los pibes salen a la cancha con Ignomiriello como DT.
    Jorge Saucedo, que prometía tomar una dimensión muy grande en Estudiantes, quedará relegado en el propio club de origen, y será jugador de Banfield, en tres clubes de Bahía Blanca (Huracán de Ingeniero White, Liniers y Pacífico) y volvió en 1979 a La Plata para jugar en Gimnasia. Despues jugó en Cambaceres y ya en el final tendrá un tiempo en All Boys y su retiro en el Lobo.

  • El fútbol es un tema de emociones y Platense ganó con la impronta de Palermo

    Ser un deportista, sobre todo famoso, tiene sus méritos indudablemente. No todos pueden acceder a la fama y ganar cuantiosas sumas de dinero, pero mucho más reducido es el grupo de futbolistas profesionales que son “espejos” donde los pibes puede mirarse. Martín Palermo es uno de ellos. Pero no lo tocó «la varita mágica” sino largas horas de sacrificio, de perseverancia, de mentalización y de genética. Palermo (ya no juega desde 2012) le da su impronta a Platense, agónicamente, como las veces en que el «9» vivía los partidos, metido en el partido hasta el último instante.
    Platense 2 Estudiantes 1, sellado en el minuto 92, resultado que al vencedor lo colocó escolta de Belgrano en la Zona B de la Copa de la Liga. Curiosamente, fue en 1967 cuando Platense sorprendió al ser primero de la Zona B (del primer torneo Metropolitano) y acceder a la semifinal  con Estudiantes, aquel duelo de «chicos» en la Bombonera, 4-3 para el cuadro de Osvaldo Zubeldía, que fue la puerta de entrada a la gloria.

    … Hablando de semifinal, el Pincharrata viene de clasificarse para dicha etapa en la Copa Argentina, y de algún modo éste es un atenuante para que no duela esta campaña, que tuvo problemas de arranque en los dos certamenes regulares de la AFA.
    Ayer, Platense, ganó como decía el tango de Goyeneche —cantante famoso e hincha del club—, “Desde el alma”. Es desde ese lugar sagrado de donde surgen los pensamientos, las emociones, y todo lo místico del ser humano.

    Estudiantes “ciclotímico”, “bipolar”, palabras que pronunció al retirarse del «Vicente López», Mauro Boselli, quien sabe estar sereno, pero también caliente como todo futbolista que busca la mejor performance: “Hacemos un partido bien y tres mal”, amplió.
    Este mismo año, el resultado la visita a Platense fue invertido, 2-1 (el segundo gol fue de Boselli) en medio de una racha de 11 fechas sin perder por la Liga.
    No buscará complicidad ni coincidencia, pero este escriba se convence: “La mayoría de las cosas buenas pasan por un estado de ánimo por lo general colectivo”.
    Ahora se le está dando a Platense, abocado a una sola empresa. El grupo de Palermo me recuerda a esos niños que tienen un solo juguete y hacen todo por cuidarlo.
    Los de Domínguez, como contrapartida, parecen a esos niños que tienen juguetes de sobra y no se inquietan si un muñequito pierde un brazo o una pierna. Están convencidos que van a ir por el batacazo contra Boca, por la Copa Argentina…
    Mencioné la niñez, y un gesto del famoso «Titán” demuestra lo carismático que resultó como buen escorpiano (¿¡en veinte días Martín cumple 50 años!?… ¡Pellizcame!). El DT le dio un beso a cada “Niño Escolta” y especialmente a un pichón que se asustó por la dura cohetería que arrojaron los hinchas al salir a la cancha.

    El 7 es número de la cábala y a Platense le salió el gol con su sorpresivo paraguayo, el 77, Ronaldo Martínez, quien aprovechó un mal cálculo de Nuñez…  Cobró por ventanilla: 1-0. Minuto 15. El primer tiempo fue “una moneda que mostró una cara”, la del Platense que se vio más concentrado y seguro con la pelota (la metáfora de la moneda la sacará el DT albirrojo en la rueda de prensa).
    Promediando el segundo acto, algo habrá de reaccionar EDELP, pero apenas fueron veinte minutos consistentes. Fútbol “loco”, el que entró en el local es Mateo Pellegrino (por Martínez), y anote «la perla», porque en el primer torneo del año también entró (en el mismo minuto 65) pero cuando jugaba para Estudiantes y Eduardo lo metió por Mendez.
    Minuto 70, un apellido célebre en Estudiantes, Infante, traerá alivio cuando Juan tocó la pelota con la mano y el árbitro cobró penal, para que Boselli lo mande con una calidad excelente. Mauro tiene esa cosa de los goleadores, que buscan motivaciones extras: le dijo a un alcanzapelotas que si hacía el gol le regalaba el shorcito.

    Interesante final. Pero más interesante es el dato que me acerca Dario Cáceres en su cuenta de Twitter: DCaceres70: «Boselli llegó al Top Ten de la lista de goleadores, en la historia del Pincha…» Siga, a ver. «Llegó a los 90 goles, igualando la línea de H. Antonio. Mauro necesito de 206 presencias para llegar a los 90 gritos, mientras que «El Cochero» lo hizo al cabo de 313 partidos».
    ¡Siga, siga…! «De Jugada convirtió 50 goles (puesto 18°), de Cabeza 27 (puesto 5°) y de Penal 13 (puesto 5°).
    Queremos más, Darío: «De esos 73 partidos en los que mojó, 53 terminaron en triunfo del Pincha, 10 en empates y otros 10 en derrotas».
    Bonus Track: «Entre su primero gol en el Pincha, allá por el 5/8/2008 y el de ayer, pasaron apenas 15 años, 2 meses y 13 días».

    Cada ídolo deja su marca, en su tiempo. Pregunto cuántos goles metió Martín en la primera Pincharrata, y cabeceo al pasado, para recordar a «La Garza» cuando en 1992, con 19 años, empezó a ir al banco y a veces de titular en la primera división dirigida por Daniel Romeo.
    Cáceres me tira la precisa: Exactamente 36 goles, 34 por torneos domésticos y 2 por Supercopa. Misma cantidad que otro «Loco», Antonio Ruggeri, Bedogni, Camilo Aguilar y Barreiro.
    Veo una foto de niño de Martincho, década del ochenta (sponsor de Mundial Deportes), y el niño que pegaba un estirón, recién llegado al Country, para inmortalizarse en esta foto con su primer DT, el recordado Daniel Epeloa, quien acercó al rubio desde For Ever. ¡Qué flor de persona era «Carozo» Epeloa!

    Y Platense es «agónico», desde que nació… Ningún sinónimo le puede sentar mejor.
    Y Palermo, al que le gritan “suertudo”, en realidad llegó a ser el Titán gracias al “poder de voluntad”. Su karma es probar, laburar mucho, y como entrenador empieza a cosechar. Lleva un año en Platense. Y sabe quién está para «entrar» para cambiar el destino de un empate. En enero le pidió a Riquelme a un delantero de 21 años que estaba en Boca, Maximiliano Zalazar. Fue el rapidito que recibió la bola “al claro” y ajustició, seco y cruzado.
    Fue como haber cruzado el disco y ganar la apuesta. Platense era fiesta, como desde que un grupo de amigos de la Recoleta se fue al hipódromo (el turf era más popular que el football en 1905), pero como tenían ganas de patear, esos muchachos vieron ganar al potrillo Gay Simón y con la plata que retiraron de la ventanilla, en la euforia, terminan por fundar este Club, eligiendo los colores del caballo y el nombre del stud, ¡Platense!

    Palermo no habla de karma, pero cuando le preguntan por su evolución empieza a responder que todo es fruto de la repetición, del trabajo, aquello que vimos en su impronta de goleador que —cuando las cosas parecían difíciles— ahí estaba él, conocedor de la fe en el trabajo y en las ganas. “Siempre intenté con el grupo de revertir la situación y hacerle frente, fuimos sorteando obstáculos, y eso es lo que hice a lo largo de mi carrera, y como entrenador lo mismo (Godoy Cruz, Arsenal, Unión Española, Aldosivi). Saber que hay que hacer un esfuerzo”, comentó.
    Se fue de la mesa y allí esperaban por Domínguez. Los dos direcrores técnicos se quedaron dialogando en la antesala. «Las sensaciones son muy malas. Tenemos las dos caras de la moneda, hay que reconocerlo con humildad y pies sobre la tierra. Es muy difícil tener un objetivo claro si no sabemos a quién representamos”. También dice que “no es fácil venir de afuera y ponerse la camiseta de Estudiantes”, cuando le preguntan por los rendimientos de Alexis Castillo Manyoma (reemplazado por Sosa en ET).

    La preocupación de Domínguez y el optimismo de Palermo. Pero, más allá de los micrófonos ¿qué se habrán dicho a solas? Profesionales que saben de caídas y del estrés de ya estar en otra función. Seguramente los buenos deseos, para lo que viene.
    Platense puede molestar un poco más, cuando solo lo encasillaban en la pelea por no volver al Nacional B (hace diez años jugaba en la B Metro con Villa San Carlos).
    Estudiantes puede terminar muy bien el año, a la altura de su historia. Si siguen los consejos del técnico, que anoche cambió el dulce sueño por una pesadilla.