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  • Estrella: sorpresas y valores que reivindican el viejo amor a la camiseta

    Estrella: sorpresas y valores que reivindican el viejo amor a la camiseta

    En Berisso hay una cancha que es un libro de treinta años de historias. En Berisso hay una cultura por el fútbol que empieza antes de la AFA, en las primeras décadas del siglo XX, cuando un Lauri, un Morgada y un Fidel aparecieron en Estrella y le «pasaron» esas fantasías animadas a la primera de Estudiantes de La Plata (a Lauri, uno de los profesores) y a los triperos de Gimnasia (a Ismael y a Ajito, figuras de El Expreso).
    En Berisso, en esa cancha, el lunes hubo fútbol y el cielo nuboso, el ambiente húmedo, y hasta los mil problemas cotidianos se sacudieron en un instante. Cuando salió Estrella para jugarle a CRISFA y lo hizo como se hace en la Liga: a cara de perro. Veintidós muchachos con su musculatura tensa y los tres árbitros se ubicaron en la posición de saludo mundialista, cuando se vio el pasito a pasito de dos humanos, ligados a los visitantes, dos caras amiga del Club Atlético Estrella: el «Viejo» Pablo Cazzulo y el inefable Diego Cianflone. Con sentida emoción, se acercó Marcelo Vicente (del equipo de Prensa) para agradecer en nombre de la comisión directiva y de la gran familia albinegra a dos que, si bien no vistieron cortos, son sinónimo de docencia, de empuje, de fidelidad.
    A capela, como se ve en el video, apuntaló:
    “A Pablo Cazzulo, dirigente de Estrella durante muchos años; una institución dentro de la institución”. Los jugadores aplaudían y al señor delgado, próximo a las ochenta primaveras, se le aguanta en la boca el llanto. Está acostumbrado a no quejarse. De hecho, en octubre de 2023 no pudo estar en el homenaje a las camadas de jugadores, técnicos y dirigentes de los años 60’s y 70’s, por cuidados de salud. Pablo, que ya no fuma, tiene la impronta del tanguero, o del inmigrante, sabe de días y de noches transitando adoquinados.
    A su lado, con aspecto de pibe de barrio, Cianflone, estudioso DT, dice que tuvo el honor… Y es cierto, a unos días del partidos puede sentirse visitante ilustre. “Diego es uno de los técnicos que llevó a lo más alto a nuestro Estrella”.

    Cianflone y Cazzullo, abrazados. Son de CRISFA, pero han vivido historia pura en Estrella

    Ahora sí, el referí los llamaba al juego. Los dos hombres se abrazan y dan media vuelta que es como recordar tantas vueltas olímpicas. Los bombos y su ronquido llevan la música de los viejos campeones. El Flaco y Diego caminan y ya saben que son rivales por 90 minutos y empieza el partido. Nadie puede adivinar quién ganará y menos el destino de este torneo Apertura 2025 que recién abre la puerta. Ellos vuelve a recordar, que no solo es un resultado, sino que la Liga y el club de barrio reúne la esencia de lo más preciado, el calor humano que se dimensiona en soledad, en el pecho, cuando se cruzan con el amigo del que se habían alejado.

    PABLO, EL FLACO, AHORA “EL VIEJO” CAZZULO
    Nació el 21 de octubre del ’46 y “no se casó porque estuvo siempre en Estrella”, bromea la hermana Ana. El hombre que levantó los brazos hacia los dos costados de la cancha, simplemente cosechaba lo que todo ser humano anhela: afecto, respeto. No hizo goles para Estrella, pero durante cuatro décadas fue hombre de la causa social, de las corridas del dirigente de bien público. Y gritó goles de su hermano “El Colorado”, notable wing. Eran niños cuando llegaron de Guaminí, y Pablito salió a trabajar de diariero.
    —¿Cuando te fuiste de Berisso?
    —(sin dudar) Desde el ’90 vivo en La Plata, pero seguí viniendo a Estrella hasta el 2000. Y trabajando por el club en la Liga.

    Pablo, un bohemio, un pasional. De Boca nació y con la Liga y sus clubes se quedó a vivir

    Pablo encontró una continuidad en las canchas con CRISFA, cercano a su casa, pero con una razón más: la hija de su hermana Ana, Daniela, fue mamá de Bruno y Franco, nacidos en 2003 y 2004, los sobrinos nietos del actual directivo.
    Con CRISFA pasó de todo (hasta jugar un Federal) y vio crecer al club. Cuida minuciosamente del control de planillas y provoca admiración por su calma, con salidas graciosas y oportunas. Se lleva bien con todos los árbitros.
    Pero las visitas a Estrella son muy especiales. Porque ahí está el recuerdo de los mejores amigos. Pero también puede encontrar a otras amistades de «La Cebra» que hoy están en otros barrios. Por ejemplo, fueron a ADIP la fecha anterior, donde los saludos fueron con María Inés Barroso, la hermana del técnico famoso de los años setenta, Oscar Pedro Barroso. Con él, consiguieron un par de “estrellitas” en 1970 y 1988, y en ambas etapas Pablo fue dirigente.
    Y por si la fecha se empecinara en dar otro aliciente a su espíritu de liguero eterno, en Reserva jugaron juntos Bruno y Franco.

    Bruno y Franco, desde la cuna en CRISFA. El color del barrio ya está en la sangre del tío Pablo

    DIEGO, OTRO FLACO ENAMORADO DE LA LIGA

    —¿Vas a ver el partido el lunes?
    —Por ahí caigo sobre la hora, pero seguro voy…
    —Confirmame, te quiero regalar una remerita
    La charla fue varios días antes del Estrella-CRISFA, entre el entrenador Damián Zein (símbolo futbolístico de las “Cebras”) y Diego Cianflone (coordinador hoy de los seleccionados de la Liga Amateur Platense). Dos zorros en el armado de grupos y diseños de estrategias y tácticas.
    Cianflone «nació» en CRISFA, caminó el barrio, la escuela Castañeda y está en lo organizacional desde la fundación de los juveniles y dijo presente el día 1 en la LAPF. Sin embargo, tuvo una década de oro en Estrella, cuando viajaba todos los días de La Plata a Berisso. «Me sentía un berissense más, terminé siendo uno con todos ellos”, describió post reconocimiento sorpresa.
    “Venía de otro club que no había jugado todavía en la Liga, lo dirigí en juveniles mayores desde 1998 a 2006, y ese año llego a dirigir la Cuarta de Estrella. Al mes subo a trabajar en dupla en Primera, con Tony Sparvieri al mando del mejor equipo de la Liga, con 28 años yo creía que era Scaloni”, sonríe Diego, para poner un sinónimo pícaro. Y agradeció, aplaudió, vio la emoción parecida a la de Cazzullo, porque a este club que no es el suyo desde el origen, lo siente en un rincón del alma.

    Cianflone recibió del presidente Nuccetelli un hermoso cuadro aquel tricampeón 2007-08

    Y de la camada de cracks berissenses volvió a reencontrarse con Enzo Oviedo, Alan Riel, Mauro Dubini, el Galgo Benítez y el Turco Azar. Fueron tricampeones, la segunda vez que un club liguista metía esa racha. Y de la memoria surgían naturalmente otros muchachos, que tenían casi su misma edad cuando él entró al difícil vestuario de un club con tradición ganadora: “Benítez, que es ’77 igual que yo, Jones, Muela. En suma, me quedé una década, como DT y una tiempo de coordinador. Cada vez que voy, lo siento como mi casa”.

    EL PARTIDO TERMINÓ CON UN GOLAZO EN EL VESTUARIO
    Enzo Oviedo era un niño que apenas se sacó los pañales pateó cuanto objeto rodara por su casa. Empezó en Centro Residentes Santiagueños y en Deportivo Berisso, hasta que a los 11 se puso una camiseta que le queda muy bien. Una que no se va a sacar más.
    La jornada del lunes terminó. Caminó cansado hasta el vestuario, donde las luces eran más tenues; alguien ordenó no prenderlas, y «la jugada preparada” surtió efecto una vez que estaban todos adentro, casi un espacio bendito.
    Por la puertita ingresaron las dos hijas del 10 de Estrella, la más chiquita, con una torta y la velita encendida. Los compañeros estallaron en aplausos. Enzo cumplía años ese mismo día. Con la camiseta transpirada, y el festejo doble porque “los 40 llegaron con un triunfo”. El mismo hombre que ayer era un juvenil cuando Cianflone empezaba a dirigir. Y que Cazzullo conocía desde chico. Todo parecía cerrar en el feriado por la memoria, que tenía una versión muy feliz, la del fútbol amateur, que respira y vive en nombre del amor a una camiseta.

    Enzo y su hijo Simón, el plantel canta, y Amanda es la sonrisa del triunfo en la vida
  • Alternativas del fútbol: la pasión que vive en los predios privados

    Alternativas del fútbol: la pasión que vive en los predios privados

    El jugador que no es captado en los clubes se integró a las diversas opciones de organización privada. La Selección abrió su 28ª temporada y tuvo un grito de campeón: Ambulancia. Reseña de una propuesta familiar que requiere compromisos

    El ocio y el disfrute, el compromiso con el equipo y con el cuidado del cuerpo. Un combo donde no falta el premio. En La Plata, cuna de extraordinarios profesionales, y ciudad popular por su Liga Amateur Platense desde 1913, allá por los años ’80 empezó con la disputa de partidos y torneos en distintos formatos, y con reglas propias en cada espacio alternativo, privado, con ambulancia y seguridad, que claramente requiere de un costo monetario para la inscripción.
    La Selección aparece en nuestra tierra de los vigentes campeones del mundo. Una marca registrada que nace en 1997, en Arana, y se mudó a la Ruta 36 y calle 32, zona de Melchor Romero, donde están desde 2020. Anotador en mano, este cronista deja atrás el calor del cemento platense para redescubrir qué dice la vida en aquel verde periférico. Y fue un placer.

    Buffet, en las paredes los cuadros de las Copa del Mundo 1978, 1986 y 2022, Kempes, Maradona, Messi; la TV en un canal deportivo, y las familias de los jugadores se acomodan en esas mesas donde el tema es la vida, entre bebidas, hamburguesas o el kit matero. Horizonte con nueve campos de juego, bien marcados, redes blancas y tirantes, pelotas nuevas, y gente con la camiseta del staff atenta a todo, sobre todo a las discusiones (ya se sabe, el fútbol parece a la política y enciende la ira). Dos niveles o categorías, Libre y Seniors. La premisa es jugar. Por allá, sabio en experiencias, un “bochinesco” jugador rinde honor a lo que el 10 eterno del Rojo decía hacer para brillar: “Me paro donde no hay nadie y se la doy a uno que esté solo”.

    CALOR DE FINAL
    Se adeudaba una final del año pasado y en el segundo fin de semana del 2025 arribó “rápido” el primer trofeo, de un equipo de particular nombre: Ambulancia. Son amigos de Berisso, amantes del espectáculo y con bandera propia. En el crepúsculo del sábado 15 de febrero pudimos apreciar un partido que remontaba a los barrio contra barrio, y en la cacha cercana a un vestuario donde se lee «Somos rivales, no enemigos», restaban 5 minutos y el cero se quebró por Gerónimo Trybus, el 10, colocando la bocha en la red de un tiro libre magistralmente ejecutado, a lo Messi. Después, el mismo Trybus y el «Kape» Camillieti (jugador y motivador del grupo) llevaron la Copa al resto de sus compañeros como lo hizo en su ritual el seleccionado nacional al recibir la copa en Qatar (aquí se entregó una réplica de la World Cup).
    Lucas Martínez fue el técnico. “Si no lo disfrutás no sirve”, pregona en voz alta. “Queríamos cambiar el aire del grupo y nos encontramos cómodos en La Selección”.
    Los once del campeón: 1 Gonzalo Brandan, los centrales Ignacio Astrobbie (2) y Nahuel Villan (6), los laterales Agustín Giachero (4) y David Rocha (3); el mediocampo Braian Díaz Cufre (8), Franco Camilletti (5), Darian Cufre (11); el enganche Geronimo Trybus (10); los puntas Jorge Pospisil (9) y Franco Barbe (7). Suplentes: Franco Naon, Julián Coralli. Tomás Barbe, Dante Pospisil, Juan Ganem, Leandro Greco y Juan Fernández.

    HABLA COMO UN CAMPEÓN
    “Por cuestiones laborales no pude seguir en la Liga, pero me uní a los chicos para seguir jugando, eso no se puede abandonar, el fútbol es vida, es familia y es grupo”, tiró Darian Cufre, quien en 2017 saltó a la primera de Estrella y a fin de año logró el campeonato en un triangular desempate contra Alianza y CRIBA. El muchacho clase 1992 recordó a Christian Serrano, entrenador de aquella “Cebra” que puso garra y calidad en la Liga, el mismo DT que hoy figura en la galería de tricampeones de Estudiantes de La Plata con su labor como analista táctico de video.
    Darian sumó a su hermano Brian Cufré y a su sobrino Dante Pospisil, su vez familiar de otro titán con historia en la zona, “El Colo” Pospisil (ex CRIBA y Villa San Carlos), que dio vuelta el número y pasó de 6 a 9 en este Ambulancia que cumplió su plan triunfal.
    Anécdota: hace un tiempo atrás hubo una familia Cufre, que regó de sudor el torneo de La Selección, con padre y sus dos hijos como titulares, integrantes de uno de los equipos ya disueltos, Oktubre.

    NOMBRES DE FANTASÍA
    No son asociaciones civiles, ni clubes de barrio, pero los competidores se esmeran en presentarse con buena ropa. La inscripción requiere de un nombre, y recordamos que cuando La Selección empezó tuvo equipos como Nafta, Efedrina, Farm-X. Podríamos realizar una nota divertida con estos casos, pero bueno es nombrar a otros que copiaron lo bueno. Zubeldía. Así se llamó un equipo que llevó el nombre del DT revolucionario.
    Cobreloa fue otro histórico, con un cuarteto de jugadores con hilo en el carretel de AFA, juveniles del Lobo: Facundo Besada, Sergio Daher, Martín Menghini, y un crack que era la manija, Martín Gamero.
    En los últimos tiempos, una particular presencia: El Semillero. “Llevamos cinco años jugando, cuatro en el predio La Selección. llevamos este nombre por el Centro de Fomento 12 de Setiembre, donde nos iniciamos. Sus colores son sagrados y los seguimos defendiendo”, cuenta Matias Postiglione, conocido por “El Turu”, que disfruta de este tipo de competencias, tras cerrar una etapa tan exigente como atesorada a fuego: en 2009 jugó en la Reserva del Pincha.
    Perlita: Este año en el fútbol infantil de LISFI, el popular «12» ya salió a la cancha con una camiseta inspirada en estos muchachos de El Semillero. Hace un par de años, los dirigentes del Club de Berisso invitaron a un par a la fiesta aniversario. Y para los ahora adultos fue volver a la infancia.

    El Semillero. De pie: Alejandro Palladino, Leandro Suárez, Damian Chiesa, Alejo Alvarenga, Cristian Argañaraz, Juan Díaz, Agustin Postiglione; en cuclillas: Nicolás Arabel, Facundo Negrelli, Matías Postiglione, Marcos Pérez, Enrique Aulisi, Pablo Barrionuevo, Diego Aranda
    Este año 2025 el CF 12 de Setiembre viste camisetas inspirada en los amigos de El Semillero

    SANGRE DE ARBITROS
    Maximiliano Altavista, padre de trillizos (con una hija en primera de Racing, y un varón en cuarta de Agropecuario) es el orgulloso director deportivo del Torneo La Selección. En su etapa de solero se recibió de árbitro con el recordado Jorge Vigliano (referí de AFA) y lo que mamó del recordado “Pelado” le dio suficiente valor para ser asistente del Nacional B. Maxi y su hermano Mariano Altavista (también árbitro, aún en actividad) le dieron una impronta a esta fiesta, aunque el más chico se mudó a CABA y dejó la febril organización del campeonato amateur.
    Se distinguieron desde un principio con otros al jugar con off side, teniendo la cantidad de asistentes para hacerlo. La duración de los partidos sigue como en el principio, con 30 minutos por tiempo.

    SORPRESAS MUNDIALES
    Horacio Elizondo dirigió dos finales, en 2001 La Coruña y El Deportivo; en 2002 Muñiz y El Decano. La movida de La Selección generó más atracción, aunque las designaciones esporádicas se dieron en un momento, con un pico histórico de inscriptos.
    No avisarle a los equipos fue el modus operandi, que llevó a unas gratas sorpresas. Se recuerda que Horacio (hombre que ya era nivel internacional) llegó al predio y más de uno se tragó la lengua. “Che, mirá que parecido que es a Elizondo…” Al instante, los rivales iban a pedirle fotografías y así, el resultado parecía quedar en un segundo plano. Más tarde, el tipo dirigiría la final del Mundial de Alemania 2006.
    Después siguieron otras figuras arbitrales: Héctor Baldassi, Roberto Ruscio y Angel Sánchez volvió del Mundial de Corea-Japón y la primera vez que se volvía a vestir de árbitro es en La Selección.

    Elizondo, el mismo que expulsó a Zidane en el Mundial 2006, atendió una final en La Selección
  • El Lobo y los Seniors: un camino en la vida para todo ex jugador

    El Lobo y los Seniors: un camino en la vida para todo ex jugador

    ¿Qué cuantos años tengo? ¡Qué importa eso!
    ¡Tengo la edad que quiero y siento!
    La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
    Hacer lo que deseo sin miedo al fracaso o a lo desconocido.
    (José Saramago)

    Gimnasia se avecina a la década de fútbol Seniors, un camino que se transita sin presiones, con más sabiduría que atropellos juveniles, un camino en el que Fabián Noce, primo del popular «1» de los ’90, fue un adelantado. Con el carnet de DT y un intento por llegar que se truncó en juveniles (la ’69), con muchas relaciones dentro del club y en la Liga, juntó números de celulares y voluntades. Los exjugadores que se mantuvieran activos podían representar al Lobo. «Estás loco, no vas a tener suerte. ¿Juntarlos…? En Gimnasia eso es más dificil».

    La premisa fue «basta con que haber sido Basurero alguna vez, en el infantil, el amateur, ser reservista o saltar a la Primera (esas figuras codiciadas, entre las que siempre estuvo Darío Ortíz).
    El mercado de pases no existe, se siente en la mirada y las ganas, como arreglaban de palabra. Fabián y la propuesta que despertaba la sonrisa: «Aunque hayas jugado el torneo Víctor Nethol, un partido, ya estás habilitado». ¿Se acuerdan de la canchita chica debajo de la ochava de 60 y aquella competencia de pibes en los veranos?.
    El árbol de este Senior creció y el fruto se saboreaba entre las cenas, los partidos, los que se presentaron porque jamás se habían visto y mucho menos jugado juntos, y se dieron los éxitos: siete copitas en distintos torneos. La performance en los clásicos los dejó arriba. Hasta octubre del 2024 que llegó el recambio, con el fin del ciclo del entrenador y mentor, que volcó en un párrafo de su Facebook toda la esenci: “Son 8 años de nuestras vidas, que le quitamos tal vez a la familia, pero esa familia también nos pudo ver orgullosos transpirando la azul y blanca. Nos vieron levantando copas y volviendo a empezar también”.

    En junio, Gimnasia participó de una serie de amistosos en San Luis

    Continúa el show, como tantas veces… Alguien que pueda, sepa y sienta. Llegó Gabriel Cufré, recomendado por Noce. Hay figuras del fútbol de los ochenta, Oscar Olivera, que se dio el gusto de festejar los sesenta con la cinta puesta. “Vengo a divertirme», dice con una sonrisa de tercer tiempo, y la corriente de la vida que otra vez lo lleva a un vestuario, como en Primera, «con el «Colo Bastía, él me dirige en el más 50, un fenómeno. Pero vengo cuando puedo porque estoy con un compromiso con Independiente». En Avellaneda, el «Dogo» Olivera dejó amistades y está invitado a colaborar siempre, hoy en el +35, con leyendas rojas de los 2000: “Toti” Rios, Parra, Matheu, Fredes, Caggiano, Montenegro.

    Nicolás Restivo, Gonzalo Santa María (PF), «Tete» Tau, Gaby Cufré y Santiago Herrera

    ¿Llegará a ser oficial el Senior? Hay quienes arriesgan a quitar los signos de interrogación. Es cuestión de un tiempo. Sin embargo, hoy ninguna de las competencias es reconocida por AFA.
    Se mezclan equipos en fixtures y tablas de posiciones de distintos organismos independientes. Está el organizado por la Casa del Futbolista (una mutual de «ex»); la Liga Seniors del Fútbol Argentino (iniciales LSFA, con logo parecido al de la Liga Profesional que añade confusión a los que navegan en redes y no investigan); existe otro que se disputa regularmente y llaman el de las Estrellas… Pero las estrellitas son de River, y ¡falta el mundo Boca! Indudablemente, así desafina el piano de la orquesta y deja con sabor a poco el mundillo +35, +45, +50.
    Las noches de competencia tiene otro mojón: las instituciones con impronta del Ascenso se organizan en un desafío más. Además, se ha puesto de moda una Copa Argentina, con clubes de distintas latitudes, pero ni por asomo está la casa madre del fútbol en esta historia. Por ahora…

    Presentación de la nueva Liga Senior Fútbol Argentino en 2024

    COMPETIR Y DISFRUTAR, A CUALQUIER HORA
    “Pinta para ser más competitivo”, advierte Gabriel Cufré, conductor de Gimnasia y Esgrima La Plata, hermano de Leandro (ex Selección Argentina y hoy técnico de Venezuela en su sueño mundialista). Gaby arrancó con los pibes en el 2000. Está junto a José “El Tete” Tau, otro motivador del grupo. En el teléfono guardan una emoción durante la consagración en el predio Tita Matiuzzi, cuando vencieron a Racing Club en mayores de 35, un trofeo y una locura coincidente con el Día del hincha de Gimnasia.
    Movilizarse es una parte no menor de los planteles, ya que cada una de las jornadas se inicia a las 22, un día de semana, y si es de visita en el Conurbano, significará volver a casa a las 2.

    Ariel Ortega, la 10 de River, en una noche competitiva del Senior

    Consultado “Rolo” Suárez, miembro de comisión directiva de Gimnasia, asegura que “desde que ganamos las últimas elecciones decidimos trabajar en conjunto”. Entre los beneficios se destaca la disponibilidad del predio El Bosquecito, en Berisso, desde abril del año pasado. Para entrenar como para ser locales, una cancha de sintético bien iluminada les dio un salto de calidad. Además, se mejoró el sistema de duchas a partir de la adquisición de una bomba de agua. Toda la indumentaria (menos los botines) son de la utilería del club. Así las cosas, ya no tienen que alquilar en Berazategui.
    Recientemente, dos títulos de Plata en +35 y un segundo lugar en +45 confirmaron el buen ciclo que vive El Lobo que, pese a la salida de Fabián Noce, sigue con los colmillos afilados.

    En el predio de Racing, la danza de Lobos en una conqjuista de mayores de 35

    2024 marcó para los clubes de la ciudad un ejemplo de organización. Mientras Estudiantes se presentó en Perú, Gimnasia viajó a San Luis. La “jauría” se alojó en una Residencia de la Universidad de la Ciudad de la Punta, invitado por la Secretaria de Deportes y la Liga Senior de dicha provincia. En ambos casos, el disfrute del paseo y la dieta, amistosos, relaciones, momentos.
    El mundo Senior reconoce en los platenses una pasión y un gran compromiso. De los clubes fuertes, son catorce camisetas de primera que transitan la diversidad de torneos veteranos: River, Independiente, San Lorenzo, Huracán, Argentinos, Vélez, Platense, Tigre, Banfield y Lanús.
    Hasta el momento, es común ver el “mix” de certamenes en los que se topan clubes de la A con los de la C.

    UNA CONEXIÓN DESDE EL ALMA
    Sin salarios, en época crítica para los bolsillos, los compañeros del fútbol amateur vuelven a darse cuenta del valor de estar unidos, de la pertenencia, del «nosotros». Muchachos nacidos en la ciudad o adoptivos, muy buenas individualidades en lo técnico, quizás sin el respaldo de un apellido, de haber «llegado», pero hubo quienes han galopado en las divisiones inferiores.
    A cada quien le llega su propia fortuna y así lo vive un metedor de 49 años, Santiago Herrera; en su adolescencia se destacó en LISFI y el tren se fue sin fichar en AFA y recalar en la Liga: «A esta edad se me dio, pude estar a la altura pasando por los tres equipos seniors y metiendo goles», remarcó el hoy abogado.
    Desde que Gimnasia invitó a esta fiesta, participaron unos doscientos hombres. Hubo gente de aquel subcampeonato histórico del Clausura 1995, Sergio Dopazo y Mario Saccone (el goleador histórico, hoy en senior Defensa y Justicia). Y otros «menos» famosos pero que aquí son lo «más» en cantidad de partidos, el defensor Gustavo Bengoa (1970) y el mediocampista Cristian Arturi (1968), fundadores del Senior.
    Tiempo atrás, antes de la pandemia, Mariano Cowen era habitué y calzaba la 9. Ya presidente decidió colgar los botines y apareció para la presentación de las camisetas, con «Messerita» y Lucas Licht.

    Messera, Cowen y Lucas Licht. Desde abril de 2024 Gimnasia es local en El Bosquecito

    Se ven muchos hermanos de la vida, y los de sangre. En una época estuvieron el «Tano» Rolando Mannarino y Fernando Mannarino. Hoy están los Veloso (José, clase ’83, pasado infantil en el Lobo, y Alejandro, un ’88 que hizo juveniles). También está Ezequiel Bolívar, hermano del ex de la 1ª Agustín Bolívar.
    Lucas Licht se llevó la Copa de Plata dos veces, pero debe estar con ganas de hacerlo con su hermano Pablo Licht (seis años mayor), que en diálogo con este periodista lo tira al universo para que se dé: «Quiero jugar un partido con Lucas… quizás por eso no dejé todavía el fútbol. Lucas cumple 44 y falta para que esté en el 45, y no creo que yo pueda bajar al +35 para jugar al lado suyo… Hay que esperar», dice respetuosamente.
    En la abundancoa de jugadores, contamos en la trilogía de plantelesa ex futbolistas con historia en el fútbol grande. En orden alfabético…
    Bastía, Omar. El Colorado va dejando los botines mientras ordena al +50. Un wing de los años ’80 llegado de Argentino de Rosario.
    Bengoa, Gustavo: Infaltable. El marplatense debutó en 1992 en una defensa con San Esteban, Ortíz y Saraiba. El «Parsa” jugó 6 veces en 1a. División.
    Cardozo, Marcelo: Clase ’87, “Palito”. En 2007 pegó el salto a la Primera con Maturana. Fue Sub 20.
    Casado, Pablo:
    Nunca jugó en GELP y tuvo una prueba en el Pincha (amistoso de verano de 1997), sin embargo, fue un 10 genial de Cambaceres, Morón, Defensa y Brown.
    Cupertino, Juan:
    Se sumó un par de noches a fines de 2024. El bolivarense clase ’85 fue profesional 5 años sin llegar a debutar. Campeón con San Carlos en la «C» 2009.
    Dueña, Gustavo: “El Rifle” es una cara conocida del Senior. Debutó en la era Ramaciotti-Sbrissa y se afianzó con Griguol.
    Mansilla, Leonardo: De Berisso, ’77, “El Ruso” y fornido zaguero que debutó con Gregorio Pérez en el 2000.
    Merlo, Jorge:
    El «Negro», un inclaudicable del fútbol. Clase ’67, con 82 partidos en el Lobo entre 1988 y 1991.
    Messera, Mariano: “Potrerito” está anotado, pero no pudo debutar aún. Aquel pibe de oro de la ’78 que descolló en la primera entre 1997 y 2002, con 39 tantos, tiene otros grupos de amigos con los que empeñó la palabra.
    Olivera, Oscar: El chaqueño siempre está. Con 117 partidos en 1ª mens sana (86-87 y 89-90). Juega en el +50.
    Saffores, Joaquín: El “Oreja” surgió de Hernández en la ’72, llegó a 1ª mens sana y festejó la Copa Centenario. Pasó por Arg. de Quilmes y Camba.
    Seevald, Maximiliano: Ex figura de Cambaceres en la B Metro y varias veces campeón con CRIBA en la Liga.
    Novarini, Javier: De la ’66, formado en GELP, y ex profesional en Platense y Belgrano de Córdoba. Hoy DT de Villa Montoro.

    Cuerpo Técnico y dirigencia
    Gabriel Cufre (Director técnico general y DT +45).
    José Antonio Tau (administración en la Liga y DT +35)
    Omar Bastia (DT +50)
    Preparador físico: Gonzalo Santa María.
    Administración contable: Maximiliano Rusconi.
    Directivo: Rolando “Rolo” Suárez.

    Formaciones base durante 2024
    Cat. +50:
    Hugo Marquez; Oscar Olivera, Maximiliano Rusconi, Gustavo Bengoa, Ramón Rosales ó Ricardo Pacchialat; Leandro Milman ó Néstor García, Cristian Arturi o Adrián Simonte, Félix Paternoster ó Alberto Millán; Pablo Rodríguez, Javier Barcena, Silvio Mondazzi ó Santiago Herrera.
    Cat. +45: José Tau ó Bermejo; Juan Atanasof ó Darío Billani, Sebastián Sofia, Martin Prado, Nicolás Restivo; Lucas Chamorro ó Mario Alvarez Cornejo, Pablo Farías ó Gastón Ruz, Pablo Licht; Martín Encinas Basso, Pablo Casado ó Ciro Volante y Alejandro Rodríguez ó Santiago Herrera.
    Cat. +35: Mariano Negri ó Juan Cupertino; Alejandro Veloso, Mariano Ayrala o Nicolás Restivo, Leonardo Mansilla ó Gabriel Ramírez, Marcelo Cardozo ó José Veloso; Jonathan Vevenis, Carlos Piris ó Sebastián Collado, Lucas Licht; Juan Pablo Pratto, Jonathan Villavicencio ó Quinto y Jorge Equisito ó Quinteros.
    La cuenta instagram seniorgelpoficial.
    Vuelta a las prácticas 2025: segunda semana de febrero.

  • Cascini: A 21 años de la tercera estrella mundial de Boca y una pasión familiar en el Club Talleres del Ferrocarril Provincial

    Cascini: A 21 años de la tercera estrella mundial de Boca y una pasión familiar en el Club Talleres del Ferrocarril Provincial

    14 de diciembre de 2003, Estadio de Yokohama, con 66.757 espectadores, y una cabecera con banderas y sombrillas en azul y oro, adrenalina bonaerense en la noche japonesa. Acá ya amaneció y el domingo es una fiesta para Boca Juniors. A nivel internacional va a quedar en revistas, libros, páginas web como la estrella número 12, y será la tercera en la jerarquía de títulos mundialistas. Pasó como una exhalación, diecinueve almanaques del empate 1-1 de 120 minutos, ante Milan, y los penales donde fue 3 a 1. Son hasta hoy los últimos argentinos en ganar el ahora Mundial de clubes, pero esa fue la Copa Intercontinental en el antiguo formato de un partido, entre dos rivales, europeo y sudamericano, con la sede fija en Asia desde 1980 a 2004. Antes, la Copa tuvo dos decanatos (años 60s y 70s), debatiéndose con partido y revancha, uno en cada país y con la posibilidad de un tercero juego, neutral.
    Aquella noche japonesa tuvo la arrolladora presencia de un equipo con Alfredo Raúl Cascini, el 22 en su dorsal, sacando el último tiro como un rayo de felicidad que erizó la piel de La Mitad más Uno. El rival era un plus: ese Rossonero al que Boca igualaba en la cantidad de éxitos Intercontinentales con 3 títulos, junto a Real Madrid y a los uruguayos Nacional y Peñarol.

    La cara de Alfredo Raúl Cascini, como un «Chucky» de alegría para la eternidad en Boca

    Hasta aquí no hay nada nuevo. Sin embargo, podríamos aportar un hecho extraordinario que reviste Cascini, que entonces vivía en nuestra ciudad de La Plata, en el barrio La Loma, lo mismo que les pasó a otros ex jugadores a la hora gloriosa, todos mitos vivientes de la vieja Intercontinental, Juan Carlos Rulli (Racing), Miguel Santoro (Independiente), Juan Ramón Verón, Carlos Pachamé y Gabriel Flores (Estudiantes), Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto (Boca). Hubo muchos más que lamentablemente fallecieron.

    VÍNCULOS AFECTIVOS EN UN CLUB DE LA LIGA AMATEUR
    Desde 2019 Cascini cumple labores en el Departamento de Fútbol boquense con otros ex futbolistas (Delgado, Bermudez y Serna), pero no son pocas las jornadas en que Raúl disfrutó del ritual de ver fútbol en familia, no desde la comodidad de un living comedor, sino en alguna cancha de la Liga Amateur Platense, en el campeonato de la Divisional B, donde está Talleres del Ferrocarril Provincial y su hijo Salvador, sobrinos y una parte de la parentela. De su árbol familiar salió una rama importante que lleva la esencia de una pelota. Y la semilla de ese árbol tuvo una relación conyugal de Raúl con María Bernardella Semplici que han dado luz a cuatro hijos: Bautista, Luisina, Salvador y Paloma. Cuando él todavía jugaba, llevó a Bauti a ADAFI (1997) y después tuvo más tiempo para disfrutar de Salva en Talleres (2004). Por sus años de nacimiento, ya dejaron la pubertad y encaran una vida responsable, con distintos roles: el mayor es jugador profesional, hoy en Sol de América de Paraguay, y el menor estudia y se deleita con sus amigos en Talleres, en ese torneo donde hoy debe salir un primer ascendido: Comunidad Rural o Círculo Tolosano.

    Lucio Ferioli, Octavio Ferioli y Salvador Ferioli, ayer en infantiles, hoy en mayores de Talleres

    En la casa hay un abuelo, Antonio Semplici, quien en sus tiempos sudó la camiseta de CF Ringuelet, fue el “5” que subió a la A del fútbol liguista en 1976. El mismo caballero que en la década del 90 incursionó en la faz organizativa de dos clubes grandes de la región, Estudiantes (club del que es socio vitalicio y decidió ayudar dentro en una subcomisión de apoyo para volver a Primera en 1995); luego, pasó por el Club Atlético Villa San Carlos en otro proyecto con buenas experiencias en Primera D. A sus 72 abriles “Nito” Semplici está muy orgulloso de las cuatro hijas y los nietos; todas, ligadas de algún modo a la vida en un club social: María Emilia (con sus hijos en DIVE de Villa Elisa); María Florencia (radicada en España, con una hija en la Selección de fútbol femenino de Mallorca) y María Bernabella (con Salvador en Talleres y con Bautista en plena trayectoria como futbolista desde su debut en 2017); y María Belén (la mamá de Lucio Ferioli y Octavio Ferioli, dos centrodelanteros de alma, dos 9 “onda Palermo”). Se ve en los pibes también la energía del ADN, una contextura corpulenta que sale al padre, Uriel Feriol, ya retirado con 43 años, ex de los “tallarines” de Los Hornos, donde fue DT del Senior.

    Recuerdos de un festejo en fútbool infantil, con María Belén Semplici, hoy dirigente del Club

    ¡ES LA HORA DE JUGAR!
    Este domingo promete el marco ideal para jugar y los pibes hoy en las categorías mayores de Talleres se presentarán en Cuurzú Cuatiá, Villa Elisa, en lo que es hoy uno de los mejores campos de juego (en su anterior «vida» era un cultivo de fluricultores). Será un buen lugar para hacer rodar al balón, donde el capitán Nicolás Temoinko podrá salir jugando, Salvador Cascini y Damián Valente conectarse como en los días de Estudiantes, y arriba todos los espacios para Lucio Ferioli, que confirma que un grupo como el que se armó no se da en muchas instituciones. “Hoy somos todos chicos del club, que pasaron por infantiles y juveniles, llevando la mayoría más de diez años con esta camiseta, acá no hay tipos pasajeros”, apuntó. Y tira flores a mamá Belén: “Si falta es una vez al año por la caminata a Luján, y estando allá me ha hecho videos llamadas porque quería saber como estábamos por el partido”, afirma el primogénito.

    La primera división de Talleres que buscará el año próximo el salto a la Divisional A

    —Lucio, ¿se puede plantear un buen estilo de juego en las canchas amateurs?
    —Hay técnicos que intentan, eh, pero si vas a Tolosa tenes que jugar a la segunda pelota, a la olla y a ganar como puedas, porque no podes jugar.

    La referencia es al campo de Círculo Tolosano, una de las canchas con menor espacio y con el alambrado tan encimado a la raya de cal que requiere de cuidados en el movimiento de los jugadores apremiados en algún desborde. Allí, en 528 y 117, se lo vio al famoso Alfredo Raúl Cascini. “Se para atrás del alambrado y se pone loco con el hijo”, sonríe el sobrino mayor, que a veces lo “pincha” con una anécdota sobre el festejo del gol al Milan: “Como vas a festejar el gol así, estás loco… Se te tiraron 500 personas… Como no te moriste ahí abajo, tío querido. ¡Te hubises tirado arriba de la tribuna”.
    Otro que puede encontrarte en la “tribuna” (muy pocos tienen para los visitantes) es Juan Bautista Cascini. Claro que debe coincidir con algún receso y estar por la región, ya que viene de jugar en Rumania y hoy lo hace en tierra guaraní. Para Bauti, el fútbol era un llamado al nacer: Bernabella dio a luz el 4 de junio de 1997, y cinco días antes su papá dejó de lado parto y emoción para concentrarse en Independiente, que le dio un baile a Colón en Santa Fe. Golearon 6 a 0 y quedaron a un punto. Ese equipo de Menotti no alcanzó el título porque el DT decidió marcharse.

    Juan Bautista Cascini, hoy en Sol de América, figura en el fútbol paraguayo

    LUCIO: AMOR AL CLUB DEL BARRIO
    Después del trabajo, y a partir de las 18 su vida es Talleres, esta pasión que está a unas cuadras de su casa. La pasión por el equipo que integra se puso a la par de su amado Estudiantes. Así es Lucio, el que piensa dejar “algo más, habiendo dejado al equipo en la A y tener una cancha, algo que no se nos dio”. Se inició a los 4 años.
    Hay fechas que archivó un hincha del club, que lo tienen como protagonista: en 2008 se refundaron institucionalmente como Club Talleres del Ferrocarril Provincial y Lucio Ferioli jugó el primer partido oficial de la categoría 2002, en LISFI, con 5 años.
    El 16 de marzo de 2014 firmó planilla en el debut en cancha de once de su categoría, ante San Lorenzo de Villa Castells, por la primera fecha de juveniles de la LAPF.
    Piensa en Talleres todo el día y lleva la carga de la referencia para el gol de la primera. “Me gusta Lionel Messi, en su momento la Bruja, y hoy de Estudiantes Ascacibar por la entrega. Si me preguntás por mi posición me gustaba mucho Boselli”.
    Adelante, como en una formación ferroviaria, cuando encara con su tranco potente tiene aires de locomotora, esa que tienen en el escudito.

    Un partido de la cuarta de Talleres, con «El Tanque» Ferioli en ofensiva.

    SALVADOR: LA PELOTA SIEMPRE AL DIEZ
    El 10 de la primera se llama Salvador Cascini, y confirma que “acá el apellido no importa, somos todos iguales y por eso vine a Talleres”. Con el carácter del padre, frontal, reflexionó que “en la Liga Amateur Platense nadie regala nada, y aunque pienses que la B es un fútbol más fácil, es muy áspero, muy físico, se gana por detalles, por estar metidos. Donde pego sin querer a un rival, lo primero que hago es ver cómo está y pedirle perdón. No te voy a mentir, tengo un juego donde me gusta chocar y doy todo, pero siempre con la mejor intención, con los valores que me inculcó Estudiantes, donde estuve cuatro años”. En el Pincha tuvo un ejemplo del que aprendió mucho, Bautista Cascini, su hermano (en familia fueron a verlo desde juveniles hasta aquel momento top, con un gol en 1ª Pincha en el estadio de Mar del Plata, en 2017, el mismo día que su papá cumplía 46 años).
    En el caso de Salvador, formarse en el club del que es hincha fue un gusto, desde los 12 a los 16 años; la pandemia cortó en forma abrupta esa etapa y trató de buscar revancha, pero sin insistir a fondo. “Fui un día a Independiente, a Quilmes y a Godoy Cruz dos semanas pero decidí no seguir jugando”. Entre los libros de la carrera terciaria, la pelota esta ahí, pidiéndole al 10 una más, y ante el llamado del primo Lucio no se pudo resistir.

    En el femenino, Talleres hoy marca un camino. Aquí, un torneo de Madres, con Belén Semplici

    —Salvador, hoy es el aniversario de un gol histórico para la familia Cascini. ¿Cuántas veces miraste la final Boca-Milan?
    —¡Sí, por Youtube, muchas veces, tanto esa final como la de la Copa Libertadores. Cuando puedo lo hago porque me divierte. Recién nacía cuando mi viejo se estaba retirando.
    Como en los días tiernos de la niñez, se viste de verde y blanco con botines y mira de reojo esa canchita donde a veces se juntan, en 131 y 52; pero entrenan en otro predio y son locales en Olmos, mientras vive en City Bell y estudia en CABA. Jugar a pulmón y buscar el ascenso no tiene precio. Quiere un 2025 tan alto como han planeado en la intimidad. Mientras su papá trabaja en Boca Juniors, y busca un fin de año glorioso en un Mundial de Clubes, el 10 de Talleres toma una frase riquelmeana y en su propio mundo nos dice: “estoy feliz”.

    Salvador Cascini le pone el pecho a la pelota y el corazón al llamado de Talleres

    OCTAVIO, EL PRIMERO EN CAMPEONATOS…
    En la gran familia de jugadores de fútbol, la sangre del más chico asoma con éxitos que son presagios para el sueño del club. Octavio Ferioli nació el 15 de diciembre de 2005 (mañana festeja 19 carnavales) y este año la Cuarta es tricampeona y él uno de los cinco goleadores del equipo.
    Datos estadísticos que agrandarían a cualquiera, para el “Tanque” deben ser algo normal. Su categoría ‘05 empezó a ganar torneos desde chicos, como el bicampeonato de LISFI en 2013 (uno de ellos, fue “compartido con Estudiantes de La Plata”. Pasaron a prenovena y en 2017 otra vez bicampeones, con un condimento extra: el Apertura fue el primer Talleres ganador en la Liga Amateur, el 2 de julio de 2017.
    Con edad de Cuarta, otra racha empezó en el Clausura 2023 y en los dos torneos de 2024. Contabilizando, lleva siete “vueltas”. ¿Será que la octava de Octavio se dará en Primera? “Ese es el sueño de todos”, afirmó el 9, que también sueña con el festejo junto a su hermano, el primo y toda la bandita. A su madre siempre le dedica algún golcito. “Belén debe llevar quince años en el Club. Desde chiquitos nos llevaba a entrenar y no se iba, haciendo amistad con todas las familias”, expresó desde su metro y 86 centímetros en los casi noventa kilos.

    2012. Octavio Ferioli, en un partido de locales en «El Vagón», con el DIVE (gentileza J. Díaz)

    Todos los sueños más grandes en los que amamos el fútbol empezaron en los días de la infancia, como los que persiguió Raúl Cascini con sus primeros colores, Chacarita Juniors. Luego, fue a Platense y arrancó en 1990 en primera donde la carrera se extendió 24 años. El pico máximo fue un día como hoy, en Japón, y el dale campeón seguirá siendo su música durante toda la vida. Mientras, si la profesión del dirigente deportivo tiene agenda libre, estará en Talleres del Ferrocarril Provincial, donde una rama de la familia nos recuerda al tiempo lejano en que juntábamos figuritas para completar un álbum. En Talleres, están quedando para el final las más difíciles, esas que a veces parecen que no van a llegar… El ascenso y el predio. Está buscándolo. Le sobra pasión e historia.

  • Este 19 de abril suspira caños y sombreros en memoria del “Trinche” Carlovich

    El 19 de abril de 1946 nació en Rosario Tomás Felipe Carlovich en un modesto barrio cercano a la cancha del Club Atlético Central Córdoba donde quedó como el máximo ídolo que hoy reflejan las banderas y las intervenciones artísticas con su rostro de mirada adusta, bigotes a lo chamaco y el pelo largo que llevó hasta el fin de sus días, cuando un asalto en la pandemia pretendió llevarnos a un “Trinche” que sigue vivo entre su gente.
    Hoy amaneció con sol, el mejor aliado en un mundo que soporta todo lo que le tiran. Pero apenas unos días antes, acaso como un presagio, se jugaba con lluvia un partido en Central Córdoba, como si en esas gotas llorásemos de tristeza todos los que vimos un fútbol donde pasaban jugadores como Carlovich, del potrero genuino, con altas dosis de divertimento, muy distinto al pragmatismo que buscan hoy los equipos del fútbol moderno.

    La estatua al «Trinche» que está en lo alto de una tribuna del Estadio «Gabino Sosa»

    Era de poco hablar el “Trinche” y tal vez hoy estaría mirando con resignación algún retazo de calidad, alguien que pudiera como él decir: “damela a mí”, “andá a buscarla”.
    Fue una gran figura del ascenso y dejó marcas imborrables en sus pasos por Ligas de Santa Fe, Mendoza y Córdoba. Pero tuvo un puñado de partidos en Primera división, en dos gigantes del interior, Rosario Central y Colón.
    En 1965 debutó en Sporting de Bigand, pueblo lindante a Rosario. Cerca siempre estuvo Rosario Central, que lo subió a “Trinche” al primer equipo para jugar por un torneo Reclasificatorio (oficial), el 23 de agosto de 1969, de locales frente a El técnico que lo puso fue Francisco Erausquin al iniciarse el segundo tiempo en lugar de «Hijitus» Gómez. Una semana después será titular en los once de Rosario Central que visitaron a Los Andes e igualaron sin goles. En ambos partidos fue compañero de Carlos Timoteo Griguol, el 5 auriazul.

    Carlovich en el año 1965 con la camiseta de Sporing de Bigand (gentileza: Daniel Console)

    El estadio de Newell’s era una caldera la noche del 17 de abril de 1974, porque jugaba la Selección un amistoso donde los técnicos Juan Montes y Griguol debieron armar un combinado del fútbol rosarino. Cinco de cada equipo y uno de Central Córdoba, que venía muy bien en Primera B, con el 5 Carlovich como figura. Ese día le tiró un sombrerito a Miguel Angel Brindisi y ensombreció a figuras que poblaban el mediocampo de un equipo que meses después se presentó en el Mundial de Alemania ’74. Lo reemplazaron en el primer tiempo. Apenas quedaron unos pocos registros de ese partido que no fue televisado y donde solo se tienen fotos de la revista «El Gráfico», ya que el gran diario «La Capital» de Rosario estaba paralizado en todo el mes de abril de ese año, por una huelga de trabajadores gráficos.

    Partido donde el combionado de Rosario venció a la Selección, a la derecha se alcanza a ver al «5» Carlovich

    “El Trinche” había cumplido el sueño de su vida y la oralidad empezó a crecer en torno a ese fenómeno. De hecho, lo compró Independiente Rivadavia de Mendoza donde lo apodaron «El Rey».
    Y en un fútbol que borra frontera e idolatra a las individualidades, lo comparan con Maradona. De hecho, una producción de la televisión española (Informe Robinson, años 2000) globalizó su figura. Cuando la masa empezó a preguntar más sobre quién había sido realmente Carlovich, en septiembre de 2015, el periodista Daniel Console escribió el primer trabajo de investigación, avalado por sus 30 años de trayectoria en la redacción de La Nación. Presentó junto a Carlovich el libro “El séptimo fue duende”, que está agotado.

    ¿Cómo jugaba el crack? Jugaba libre, suelto, siguiendo su instinto y su albedrío. Repentinamente, un pase suyo podía terminar en gol.
    Cinco segundos antes, revoleaba los ojos y ¡tac!, te la daba. Tenías que estar despierto, nada más”, dice uno de los que atacantes que esperaba, Luis Berazain, clase 1953, recuerda el después de las prácticas en las que su amigo le decía: “¿Querés ser mejor goleador? Me llevó donde estaba un cartel publicitario de Thompson y Williams y me decía,  pegale a la letra o, con la derecha y con la izquierda”
    Sin demasiado despliegue físico, aprovechaba su cuerpo longilíneo para usufructuar el espacio. Y mandaba alguna fantasía animada para los espectadores, el caño que es táctica y el sombrero que busca la estrategia. A veces era el “doble caño” o el “doble sombrero” (de ida y de vuelta a algún rival desprevenido…). El desequilibrio con inteligencia.

    Colón de Santa Fe, año 1977. De bigotes, abajo a la izquierda. El capitán es el ensenadense Di Plácido

    Podemos apoyarnos en otros relatos en primera persona para “ver” a Carlovich otra vez: “No tenía la dinámica que los técnicos quieren”, consideró Roberto Di Plácido, uno de sus compañeros en Colón de Santa Fe, hoy radicado en Ensenada y siempre ligado al fútbol.
    En medio de sus rasgos de brillantez futbolística, no faltaban los instantes en que la gente se despertaba de un letargo por una “locura”, cuando se paraba arriba del balón, en pleno partido, o amagaba que iba a sentarse encima de ella.
    Era un estratega, patrullando de 5 o de 10 con el tranco largo, sin correr demasiado, ni meter cambios de ritmo, pero manejaba los tiempos de su equipo.Otra de sus grandes virtudes fue entender “cuándo soltarla y dar el pase que oxigenaba”. Era zurdo, “tenía una mano en el pie”.

    ¿Dónde se formó? En los potreros. Allá en el barrio Belgrano o en Echozartu.
    Los domingos en Rosario era día sagrado para el jugador de raza, en torneos libres organizados por los clubes, donde se jugaba por plata. Otro poco estallaba la pasión del gol en los pueblos, a más de 60 kilómetros de la Capital de la Bandera, cuando en una noche por ejemplo jugaban ocho equipos y salía un campeón, y después se juntaban los 8 campeones en otro desafío. Sabían competir ahí algunos profesionales, como los hermanos Killer. Y ahí lo encontraban a Carlovich.
    Por eso, don Miguel Ignomiriello le encontró una mentira piadosa, luego de verlo llegar “rengueando” al entrenamiento de Central, cuando ya subía a trabajar con la Primera. El DT platense le preguntó qué le pasó y “Trinche” le atribuyó un mal apoyo al bajar del tranvía. “Pero esa lesión fue por jugar en los huecos, como le dicen en Rosario a los potreros”. “Ignomiriello transformó el fútbol amateur en algo profesional para los chicos de Rosario Central”, decía Aldo Poy, ícono de ese club. Carlovich fue testigo de esos cambios y exigencias en el entrenamiento y la conducta en general, como la puntualidad en los horarios.

    Carlovich atiende un capítulo de su vida, en una noches de festejos con amigos y ex jugadores

    La pelota no significó una herramienta de trabajo sino un instrumento para ser él mismo, porque el “Trinche” fue la personificación del potrero. Su imagen era la de un hombre pachorriento, un movimiento algo cansino, “a media máquina”. El estilo “Trinche” se puede comparar al de Daniel Willington, un 10 de Vélez de buen porte y pegada excelsa, que además solía tener hábitos particulares, como ponerse “al lado de la sombra los días muy calurosos”.
    En tiempos donde no había tantos atletas ni velocidad, y las presiones por el triunfo estaban algo minimizadas respecto al presente, hubo tardes donde buscó un compinche —en el vestuario o la tribuna— En cambio, Carlovich podía tener salidas inauditas, como apostarle algo a un compañero o socio que iba a meterle uno de sus chiches o lujos, a tal o cual adversario. Iba y cumplía, caño o sombrero, a veces “doble”.

    “La quería tener todo el tiempo, era un goce jugar con él a pesar del sacrificio porque uno por ahí tenía que correr más”, explica “Garufa” Daniel Ocampo, clase 1960, que tenía 18 años cuando debutó en Primera y en los partidos de visitante en Buenos Aires, Chacarita, Tigre o Morón, “cuando nos veían chiquitos y nos ponían la pierna fuerte él se ponía adelante nuestro para defendernos, acá estoy yo”. Ocampo lleva en el alma la vuelta olímpica de 1983 al ascender a la vieja Primera B con Juan Miguel Echecopar de director técnico, una gloria del Estudiantes multicampeón con Zubeldía.

    Amando Pineda, “Muchinga”, clase 1954, fue otro crack que jugó hasta los 40 y ex compañero de “Trinche” en Central Córdoba. “Te deleitaba, tenía un carisma especial, pero también era bicho, de saber usar los codos en un corner. No era de pegar, pero cuando lo buscaban, en la próxima ligabas, pero los árbitros no lo podían agarrar cuando él pegaba”.
    No pudo zafar Carlovich una tarde de 1982, contra Cambaceres, cuando de local fue expulsado por el árbitro Juan Carlos Biscay por agresión sobre Luis Gatti en el minuto 65. Esa tarde fue de victoria enorme para los de Ensenada 1-0, con el debut del técnico Henry Magri, ex jugador de Estudiantes y River. C. Córdoba formó con Quinto Pages, Julio Ocampo, Pires, Murillo,  Oviedo, Daniel Ocampo (Mainonis), Díaz, Carlovich, Guerrero, Cortez y Otero. Cambaceres: Canale, Saltarelli, Jesús, Protzukov, Saucedo, Cáceres, Gatti, Bassani, Roque Fernández, Mirasso, Héctor Sánchez y González (Nikitiuk ).

    Con la 10 de Central Córdoba de Rosario, en una de sus últimas apariciones en canchas de Buenos Aires

    Otros ejemplos de su particular forma de ser: no se vendaba. Pero a pesar de la rebeldía y la guapeza en el campo de juego, afuera era callado, introvertido. El menor de siete hermanos, un padre inmigrante yugoslavo —plomero, al que supo ayudar—. Todos los contemporáneos querían jugar con él y si jugaba él, la cancha de Central Córdoba tenía otra recaudación y otros colores, ya que sus tribunas mezclaban a hinchas y banderas de los “Canallas” y los “Leprosos” para ver al ídolo de los “Charrúas”. La Asociación Rosarina le entrega una plaqueta en los 100 años de Central Córdoba.
    Si faltaban algunas alegrías y sorpresas que depara la vida, Juan Iturrez, periodista del diario La Capital, fue testigo del aplauso que “Trinche” recibió en la cancha del clásico rival Argentino de Rosario, los “Salaitos”, en marzo de 2020, semanas antes de su muerte. Un poco antes, hubo un hecho trascendental en un hotel donde concentraba Gimnasia, en Rosario, donde el DT Diego Armando Maradona recibió al Carlovich y en un cálido abrazo le firmó un autógrafo y le escribió de puño y letra: “Para el Trinche, que fue mejor que yo”.

    El paredón del estadio «Gabino Sosa», a la vista del barrio Tablada, en Rosario. Abrazo de Trinche y Diego

    “Noble, sencillo, humilde y un crack con mayúsculas; lo amé, y por su popularidad me arrastró para todos lados”, confesó Luis Berazain, quien hoy llevará una rosa roja a la tumba donde descansan los restos de Tomás.
    Ese mismo día, uno de sus amigos “Cuchi” Lescano quedó conmovido porque la leyenda de su pueblo le confesó: “Ahora que saludé a Diego me puedo morir tranquilo”.
    Esas mesas del restaurante Pico Fino que se están poblando de recuerdos, porque ahí eligió pasar sus últimos días el “Trinche”. Como no podía ser de otra manera, el futbolero lo retrató en un sector muy concurrido de la zona sur, alli cerca de su casa del barrio Belgrano.
    Las canciones de algún artista fue alegrando las tardes mustias donde faltan goles en el mítico «Gabino Sosa», pero por allá se oye la voz de Augusto y La Banda del Crack. «Trinche, el charrúa te extraña, Trincheee».
    Los homenajes no se detienen. En nuestra ciudad de La Plata se viene un documental inspirado en el juego de Carlovich, producido por Raúl Di Cola, sobrino del legendario «Pancho» Varallo (histórico goleador del fútbol argentino).
    Como si fuera un clamor popular, un llamado a la esencia, mientras la vida pasa y hoy tenemos otro 19 de abril, sin él, mientras el cielo se abre y nos inspira un sombrero por encima de la mediocre realidad del fútbol.

  • Entre las Islas Malvinas y Estudiantes: el “9” que bancó Bilardo y debutó con Malbernat

    Los clubes nunca fueron indiferentes al conflicto bélico de las Islas Malvinas y se pudo ver en los últimos partidos de la Copa de la Liga Profesional. El Estadio de Estudiantes de La Plata, previo al partido del equipo local ante Central Córdoba, tuvo la presencia de un grupo de veteranos de guerra que en todos los casos son socios honorarios del Club por un convenio firmado con el Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata. El año pasado se creó una nueva Filial Estudiantes de Malvinas.
    Sabemos de sus luchas personales, pero muy poco aún de los días en que se despedían de sus familiares, amigos (no en todos los casos pudieron hacerlo) y quiénes estaban en plena actividad futbolística. Estudiantes tuvo a tres jugadores, todos amateurs y todos sobrevivientes. Nazario Arras, Jorge Parisi y Juan Gerónimo Colombo. Los dos primeros jugaron desde el fútbol infantil, residían en Florencio Varela y habían quedado a los 11 años en la categoría ’62 pincha. Las historias “Lito” Arras y “Paisa” Parisi serán reflejadas en próximas notas, pero ninguno pudo volver a ponerse la roja y blanca a rayas. Hoy vamos a reflejar algo de todo lo inmenso que es Juancito, de Roque Pérez, que llegó a los 18 para la Cuarta. Hoy dice de corazón “gracias a Bilardo” por haberlo esperado después de la guerra, ya que en muchos casos las secuelas eran evidentes. Y volvieron maltrechos, con una percepción de la vida muy distinta a la de sus compañeros.
    Sin embargo, un año después del cese del fuego, Colombo pudo debutar en Primera división, de la mano de Oscar “Cacho” Malbernat, capitán del Estudiantes que ganara la final en Inglaterra. Solamente tres soldados pudieron alcanzar ese sueño más tarde, Omar De Felippe para Huracán en 1986, y Luis Escobedo en Los Andes.

    Dicen que la vida la tenemos “marcada” antes de nacer, y que la gran realización comienza cuando sabemos responder con valores ante las pruebas. Desde su nacimiento el 26 de diciembre de 1962 tuvo momentos de superación y siempre ligado al deporte. Es que el Club Atlético Roque Pérez fue fundado en 1922 por su padre. “En la esquina de mi casa estaba la Sede y se usaba la casa de mi viejo como vestuario”. El mismo equipo de casaca azul que lo vio debutar con 15 años en el equipo superior. Hizo pruebas en River y en Boca, pero había también una señal siempre latente en la ciudad universitaria de La Plata, donde rondaba Estudiantes. A los 16 años llegó a la primera prueba pero le dijeron que ya tenían “el equipo completo”. Un primer contacto que llegó con la “palanca” de un amigo de Infante (crack Pincha de las décadas del 40 y 50). No bajó los brazos y al volver anduvo bien en las canchas de la Liga Veinticinqueña de Fútbol para Pedernales de 25 de Mayo. Sin embargo, en casa la voz de su madre lo intentaba frenar como el mejor defensor. “Estudiá y después andá a probarte donde quieras”. Consecuente a los valores familiares pudo egresar como perito mercantil de la Escuela de Enseñanza Media 1 del pueblo y volver a emigrar hacia La Plata y quedar en Estudiantes.

    Juan, con la amada rojiblanca, en el estadio de River Plate

    1981: gracias al “Flaco” Zucarellli
    La prueba no salió bien en la “cancha chica” de 1 y 54. Tenía 18 años y esta vez el desconsuelo lo acompañó por una mala práctica. Ruben Cheves, quien desempeñaba el rol de Director general del Fútbol Amateur, le había sido franco: no rindió a la altura de sus expectativas.
    Su coterráneo Carlos Peters, que residía en La Plata y lo acompañó aquel día, trató de consolar a Juan pero éste no podía con su alma: “Fui un desastre y solo quería volverme a mi pueblo en el próximo micro”. Hicieron el bolso, caminaron por el pasillo de 55 que de un lado tenía los vestuarios y la tribuna y del otro las canchas de tenis, y al llegar a la vereda, sobre 1, se cruzaron con Humberto Zucarelli, que era ayudante de campo del técnico de la reserva, Carlos Pachamé (otra figura de los campeones del mundo contra los ingleses). Zucarelli  fue un defensor de calidad en la década del 60 formado en Estudiantes por Ignomiriello y debutante con Urriolabeita y Zubeldía. Al lesionarse la rodilla tuvo que abandonar a los 30 años y solo volvió a jugar en forma semiprofesional, como lo hizo en Sportivo 25 de Mayo. Allí fue que marcó al centrodelantero de Pedernales, el pibe Colombo. Hoy el “Flaco” rememora que “fui a despuntar el vicio porque allá estaba un amigo, Juanchi Taverna (otro ex delantero pincha de la era zubeldiana) y teníamos una relación de esas que se dan de vez en cuando”. Compartieron recuerdos, asados y triunfos. Pero además quedaron buenas migas hasta con los rivales en aquel fútbol chacarero. Zucarelli es atinado al decir que “mi único mérito, si queres llamarle, fue que lo alenté a que siguiera. Porque lo había visto en 25 de Mayo y confiaba en sus aptitudes y que podía hacer una carrera y serle útil a Estudiantes”. Mientras que hoy Colombo piensa con una sonrisa de entrecasa: “Ese encuentro casual sobre la vereda de la calle 1 fue clave… ¡mi mujer se lo atribuye a la astrología…! Porque a las 13.30 ya tenía el micro y mi ánimo estaba por el piso, ni pensaba en pedir otra oportunidad”.
    Entonces, Zucarelli le hizo levantar la mirada.
    -¿A la tarde podes ir al Country? (apuró Zucarelli)
    -¿Dónde queda? (preguntó Juan)
    -Yo sé (saltó Peters, amigo de Juan).
    —Dale, nos vemos ahí. Yo te consigo otra prueba y vemos que pasa; después hablo con Cheves.
    Entró a un viejo vestuario con la calma de City Bell, donde se cambiaban Brown, Herrera, Russo. “Me pusieron 15 minutos. Ese día me quedé en un hotel de 2 y 41 y volví a entrenar y ya estaba mejor de ánimo, con la influencia de Zucarelli”. Al cabo de cuatro prácticas quedó y empezó el trámite para firmar para la Cuarta que dirigía ese año “El Negro” Héctor Antonio.
    Corría el año 1981 y había otro compromiso lejos de casa. En la Argentina se había sorteado a fines del año anterior qué ciudadanos de la clase 1962 debían hacer el Servicio Militar obligatorio. El DNI de Juan Colombo sacó número alto y le tocó el Regimiento de Tandil. “Entonces le pregunté a un dirigente, el que estaba haciendo los papeles del pase, si podía hacer algo porque la colimba se venía en tres meses. Me dio el nombre de un sargento, lo fui a ver, y conseguí el pase del distrito militar de La Plata… Me tocó cerca, el Regimiento 7 de Infantería, sin saber que ese lugar iba a marcarme”.

    14 de febrero de 1982: arranca el fútbol

    El club estaba convulsionado con el nuevo año. El 17 de enero murió Osvaldo Zubeldía, el hombre que con el buzo de DT generó grandes cambios y títulos que parecían imposibles. y trajo a Trobbiani y a Sabella; ya estaban Ponce y Russo, un mediocampo que ese año produciría asombrosos rendimientos. El 14 de febrero empezó el torneo. Los profesionales trabajaban todos los días en el Country, menos los jueves,dia en que la práctica de fútbol era dirigida en 1 y 57, con Bilardo siempre atento, y mechando a juveniles. De la clase 63 subía a Gustavo Rezza y a Oscar Craviotto; de la 62, a Claudio Jeannoteguy, que había quedado eximido del Servicio Militar y ya estudiaba ingeniería. Colombo también era de la 62 y subió a la Reserva como sparring. “Un día iban a jugar con Boca y me tocó por mi físico hacer de Ricardo Gareca que era 9 y Gette me tenía que seguir por todos lados”, cuenta Juan.
    Otra vez, lo marcó Luis Malvarez, y el uruguayo que trajo Bilardo de Danubio morrudo y de 1,70 ya había cuerpeado y desplazaba fácilmente al grandote Colombo. “Bilardo paró la práctica y me preguntó “pibe, cuanto medís (1,86) y cuánto pesas (83 kilos). Bueno, la próxima que te tire así te vas a la otra cancha (le indicó la auxiliar)”.
    Un día iba a cambiar la historia para siempre y lo supo apenas “llego a casa y escucho la noticia de que Argentina iba a recuperar las islas. Se informó que todos los que habían cumplido el Servicio Militar en alguna unidad de la décima Brigada de Infantería tenían que presentarse tal día antes de las doce de la noche, en el Regimiento 7, ahí nomás, en pleno centro de La Plata, en 19 y 51”.

    9 de abril: “si quieren venir que vengan…”
    El dictador Leopoldo Fortunato Galtieri le gritaba en Plaza de Mayo a una multitud que fue a apoyar la recuperación de las Islas Malvinas. Estaba procesado por crímenes de lesa humanidad, imputado por privación ilegal de la libertad, tormentos, reducción a servidumbre, homicidio agravado por alevosía y asociación ilícita calificada. Era éste el Presidente de la República Argentina.
    Un día antes hubo fútbol en La Plata y el diario El Día del 9 de abril tenía la información del triunfo claro de Estudiantes 3-1 ante Gimnasia y Esgrima de Mendoza. Bilardo puso a estos once: 1 Delménico; 2 Camino, 3 Brown (capitán), 4 Gette, 5 Herrera; 6 Russo, 8 Landucci, 10 Sabella; 7 Galletti, 9 Trama, 11 Gottardi; y posibles relevos: 12 Bertero, 13 Malvarez, 14 Ponce, 15 Lemme y 16 Perazzo. En los mendocinos jugó de 6 Ruben Agüero (al siguiente torneo pasó a Estudiantes) y los delanteros fueron 9  Fornari y 11 Letanú.
    En el primer tiempo, a los 11 el “Tano” Galletti en rápida corrida y remate cruzado festejó el 1-0. En el segundo tiempo decayó el ritmo de los visitantes, y a los 17 “Tata” Brown de penal, y los 27 Gottardi, estiraron la cuenta, descontando a los 37 “Pamperito” Fornari. Dato: Galletti y Gottardi llevaban 13 de los 15 tantos albirrojos en el Nacional.

    Gol del «Tano» Galletti, a Gimnasia de Mendoza, en el arco de 57

    Los equipos provincianos no presentaban sus equipos de reserva en Buenos Aires y el preliminar tenía amistosos. “Ese día jugamos un partido amistoso contra un equipo de Brandsen, ganamos, hice dos goles”, cuenta Colombo.
    “Hacía tiempo que estaba de baja en el Ejército, pero me imaginaba que iban a empezar a incorporarme. La tarde del amistoso nos quedamos hasta último momento con el Narigón Astudillo y en el vestuario del fútbol juvenil del Estadio. Me acuerdo que Cacho Pueblas, que era administrativo, me abrazó dándome ánimo”.
    Ese día el jugador, todavía sin contrato, se presentó al Regimiento para informarse. “Podía haber evitado ir porque tenía domicilio en Roque Pérez y le enviaban la carta para embarcarse a quienes vivían a 100 kilómetros del Regimiento”. Juan no quería ser considerado desertor, y luchaba con eso, y con la felicidad de que esa semana, el jueves 12, tenía que volver a hacer fútbol a las ordenes de Bilardo. “En ese momento sabía que Bilardo ya me llevaba a entrenar todos los días en City Bell con los profesionales; me lo dijo Héctor Antonio (técnico de Tercera y Cuarta) al costado de la pileta chica que había en el Estadio, y me había dicho el Negro que ‘no se lo contara a nadie hasta que no se haga’. Fue antes de que tomáramos las islas”.
    Pero Juan se iba a la guerra y al que subió Bilardo fue “Pajarito” Alvarez.

    La tapa del diario El Día el 9 de abril de 1983. Colombo habia jugado en la reserva el día anterior

    13 de abril: sale del Regimiento 7
    Las primeras semanas de abril de 1982 se realizaron los aprestos bélicos, con el transporte aéreo de tropas y pertrechos hacia el archipiélago austral. Colombo recuerda que el 13 de abril salió en un micro de La Plata hacia la Base Aérea de El Palomar. Aquí en el continente ya crecía la inquietud ante un eventual ataque británico.
    “Cuando aterrizamos en Río Gallegos, nos dijeron que había que permanecer con los bolsones porque en una hora llegaba un avión”. Era uno de esos enormes aviones Hércules C-130. La angustia le empezó a ganar pero no había tiempo que perder y en el aeropuerto, a poco de embarcarse, se fue hasta el hall, escribió tres cartas con suma rapidez y se las dio a una señora, pidiéndole por favor que las enviara al destino: una era para su mamá, otra para la novia y otra para la casa platense donde vivía. “Les explicaba que me estaban llevando a Malvinas”.
    El 15 de abril llegó al territorio del conflicto. Y el 1 de mayo Juan entendió que había empezado la guerra. “A las cuatro menos cuarto de la mañana, había terminado de hacer la guardia y mi compañero me dice ‘mirá Chino, mirá…’ Escuché ruido de aviones, me asomé y vi pasar dos Harrier a cien metros de altura. Bombardeaban el aeropuerto argentino”.

    14 de junio: se firma rendición y termina la locura
    Setenta y cuatro días de terror, por la desidia, el abandono y el hambre que padecieron por muchos de los jefes y subjefes militares argentinos. Setenta y cuatro días y “el último día fue una masacre” afirma Colombo. En el Servicio Militar había sido adiestrado con un cañón de 9 milímetros, pero en la guerra portaba una pistola Browning, con la que tenía que esperar que un inglés se acercara a treinta metros para poder defenderse. “Pedí un fusil, no me dieron ninguno, no había más. Sabíamos que no podíamos ir, porque el armamento, en tema fusiles, no era del mejor. Había mucha diferencia con los ingleses”, reflexiona el héroe de la Patria, que solo deseaba estar en una cancha y sobrevivía en una trinchera de un metro de profundidad que había cavado con su compañero, “Beto” Galán, que jugaba en la Tercera de Temperley. Cuando podían salir de esa trinchera donde brotaba el agua, una vez armaron una pelota con plásticos, turba y un poco de tela. “Queríamos jugar, hablábamos de fútbol”. Pero al mes ya no podían, “sin fuerzas, con el único alimento diario que al mes de llegar pasó a ser un mate cocido sin pan, un guiso y otro mate cocido a la noche”.
    Vio morir a compañeros y a otros que volaban por el aire, mientras se replegaban y solo atinaban a tirarse al piso. Perdió a un amigo que estaba en otro pozo de zorro, José Luis Del Hierro, cuyos restos se encuentran en el cementerio militar de Darwin.

    Diciembre de 1982: incertidumbre
    Volvió con catorce kilos menos. Su familia lo recibió en Roque Pérez, entre ellos, su única hermana catorce meses mayor. Dos semanas de descanso, los amigos y el tema del futuro, qué pasaría con el fútbol. A los pocos días llegó una carta del Club Estudiantes para invitarlo a un homenaje en la previa de un partido. “Pero el día anterior me descompongo y termino con una hepatitis. Ya estábamos en julio y a fin de año tenía que estar firmando un nuevo contrato, de lo contrario, quedaba libre.
    Los dirigentes solicitaron en AFA una prórroga de seis meses para que lo pudieran evaluar físicamente. “Tenía que firmar o quedar libre. La AFA negó el permiso y el club me bancó igual”, explica el ex combatiente.
    “Bilardo me salvó la vida. Digo así porque él decidía quiénes quedaban, y no sé qué iba a hacer si me tenía que ir, porque se terminaba el sueño de mi vida. ¿Quién me hubiera agarrado en otro lado, viniendo de una guerra y como jugador libre? Tuve que ir procesando el miedo, el dolor, la angustia y la tristeza de ver compañeros caídos, fue muy difícil”.
    La hepatitis lo retuvo hasta mediados de septiembre, en noviembre volvió a entrenar y en diciembre firmó su vínculo contractual. Era jugador del plantel profesional de Estudiantes de La Plata.

    Juan Gerónimo Colombo en un entrenamiento en Estudiantes (foto: C. Alvarez)

    3 de abril de 1983: a la Copa con Manera y debut con Malbernat
    El año 1983 tuvo el caso resonante del “Narigón” Bilardo nuevo DT de la Selección Argentina. Aquella bronca que le duró a don Nelson Oltolina, vicepresidente y uno de los hombres a cargo del fútbol, cuando le tocó digerir el haber perdido a Bilardo y aún hoy puede brindar detalles de “la discusión que tuvimos hasta cuando bajamos las escaleras de la Sede de 53”. Se confirmó el reemplazante y fue Eduardo Manera, otro ídolo de aquel equipo que ganó todo en los sesenta.
    Arrancó el Torneo Nacional 83. Colombo es citado para  la primera salida de visitante, en la provincia de Córdoba, ante Unión San Vicente, el domingo 3 de abril. Estaba cerca el partido de Copa Libertadores ante Cobreloa, en Chile, el martes 5. Por eso, el domingo salieron (con Malbernat como técnico) estos chicos por el torneo local: Luis Islas; Malvarez, Moreno,  Jeannoteguy, Craviotto; Hugo Teves, Astudillo, Custodio Mendes; Rezza, Rodríguez y Alberto Jesús Benítez. Al banco fueron Juan Carlos Benítez, Norberto Gómez, Gustavo Héctor Baudino, Luis Garro y Juan Gerónimo Colombo.
    Solo un año y un día de la pesadilla de Malvinas, aquel soldado subía a un viaje para concentrar en un hotel y esperar su chance. Un partidazo con victoria albirroja 4 a 2 en la cancha de Instituto. Con seis debutantes: Craviotto, Moreno, “Pata” Rodríguez (fallecido), Rezza, y los ingresados Garro y Colombo.
    En el minuto 86 Juan entró por Rezza. A los tres minutos le cometen una infracción y nace el cuarto gol Pincharrata. La jugada la lleva bien guardada en su memoria: “Agarré cansado al cordobés Beltrán y en una contra cruzo la mitad, me iba hacia el área y me hacen faul de atrás. Le pegó al tiro libre Hugo Teves”.

    17 de julio de 1983: debut de titular
    El 10 de junio todo Estudiantes gritó campeón una noche en Avellaneda, del Torneo Nacional llamado “Soberanía” justamente por el conflicto con Gran Bretaña. Y pegado a la final con Independiente arrancó otro campeonato, el Metropolitano 83, donde Juan Gerónimo Colombo empezó a tener más minutos. El 18 de junio volvió a jugar en la provincia donde había debutado, pero en el Chateau (actual Estadio Kempes). Fue ante Talleres, y otra vez Malbernat decidió su ingreso en el minuto 78, en lugar de Cristian Guaita. De esa segunda fecha saltó a la octava del debut absoluto de titular. En Santa Fe, ante Unión, el 17 de julio de 1983 con éste equipo: Islas; Camino, Jeannoteguy, Moreno, Craviotto; Teves, Astudillo, Trobbiani; Custodio Mendez; Alberto Benítez y COLOMBO. Completó los noventa minutos, con el entrenador interino Héctor Antonio. Una curiosidad: Unión, que ganó 1 a 0, tenía de técnico a Marcos Conigliaro (gloria Pincha que incorporó Zubeldía).

    Agüero en andas, Estudiantes campeón del Torneo Nacional de 1982

    24 de noviembre de 1984: último partido
    El destino lo llevó a jugar en Córdoba y contra Instituto. En la semana estuvo en duda y al final fue al banco y entró. Pero en una de las últimas jugadas sufrirá la rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla derecha. Recuerda “el lateral de Oscar Craviotto para que me mande al área y Moralejo —defensa que lo marcaba— me mueve en el aire, quiero caer parado, pero al caer y clavarse los tapones en el campo, giro mi cuerpo y tuve una lesión grave. En la contra, Dertycia hace el 1-0. Me paré, intenté seguir. Hubo una jugada final en la que cabeceo, la pelota da en el travesaño y se va”.
    El resultado adverso (1-2) empezó a sacarle las ilusiones al “León” de poder alcanzar a Argentinos y Ferro (quedó dos puntos abajo, a cuatro fechas del final). El “Bicho” resultó campeón y el Oeste subcampeón del Metro 83, aunque el Pincha tuvo chances hasta el último partido, si vencía a Ferro en 1 y 57, y si Argentinos perdía con Temperley. Pero la combinación no pudo ser. Colombo, desde la platea, no pudo repetir la gloria con sus compañeros.
    “Esa maldita lesión lo fue relegando”, dice Zucarelli, que asumió en 1985 y lo tuvo a disposición; vueltas de la vida, el mismo “Flaco” que lo encontró en la calle cuando ya se volvía a Roque Pérez en una fallida prueba.
    Nueve meses de rehabilitación pero nunca más en la Primera albirroja, donde totalizó diez partidos (4 como titular y 6 como suplente) sumando 412 minutos, estadística de Darío Caceres. Oficialmente no pudo meter goles “aunque en la Reserva y en amistosos de primera hacía goles a lo loco”. El periodista Claudio Alvarez (en esos años trabajaba en radio con Víctor Hugo Morales) archivó esta foto desde la admiración como el jugador que volvió de Malvinas e hizo posible lo que parecía imposible.
    Muchas veces alternó en Reserva y en esta foto aparece con la camiseta alternativa; parados: Craviotto, Montenegro, Nacho Martínez, Javier Orengo, Villamil, Patricio Arizaga; en cuclillas: Rezza, Colombo, Alonso, Sergio Recchiutti y Cechini.

    “Pudo volver y bien”, reconoce Rezza. “Un muchacho maravilloso”, evoca Julio “Bicho” Montenegro, otro de los pibes de aquella generación. De esa camada algunos fallecieron jóvenes, Alonso y Cecchini. Alonso llegó a integrar una selección juvenil citado por Duchini y supervisado por Bilardo y en 1990 ascendió con Lanús. Cecchini era un crack, oriundo de Ferré (Junín), pero se lesionó la rodilla apenas firmado el primer contrato.
    “Zucarelli me tenía ahí en reserva pero ya no entraba, también tuve a Ramos Delgado. Pero mi rodilla no era la misma. Pido el pase porque venía que no tenía chances. Era diciembre. En el Country, el doctor Caffe (directivo) me dice qué quería hacer. Yo quería quedar libre a fin de año. Me dijo ‘te vamos a renovar contrato por el mismo dinero y cuando consigas el club nos avisas y te vas. ¡Una cosa que no se la hicieron a nadie! Ese gesto pinta lo que es Estudiantes.
    Me fui sintiéndome campeón de todo. Soy fana de San Lorenzo, pero acá me hicieron sentir como si hubiese jugado en Old Trafford con Zubeldía”.
    Hoy el Club Estudiantes lo incluye como socio honorario a todos aquellos soldados en la Guerra de Malvinas. “He ido al colegio en City Bell donde me han hecho homenajes hermosos, la Brujita Verón, me han hecho sentir que nunca me fui”.

    En una de las visitas al Country, Juan Colombo charló con Andujar y Gastón Fernández

    Lleva como una de esas noches únicas la inauguración del Estadio. Ese día se encontró con muchos excompañeros del Club, como Alejandro Sabella. “¿Qué es de tu vida?”, le preguntó “Pachorra” con esa mirada que interpelaba más allá del fútbol.
    Y le contó de Roque Pérez, que allá “implementé el método Estudiantes y los logros son impresionantes”. Si para muestras, se necesita un caso, basta con Santiago Nuñez, que del Club Roque Pérez llegó a Estudiantes, debutó en Primera y hoy está en el Santos Laguna de México.
    En 2020 durante un encuentro en Zoom organizado por el Club Estudiantes, en pleno confinamiento, sorprendió a los juveniles que tomaron parte del encuentro virtual por las distintas formas en que fue superando obstáculos afuera  y adentro de un campo de juego.
    Acaso la vida sea un juego lleno de obstáculos para sortear y puede avanzar mejor el que elige los valores… Aceptación, calma, determinación, alegría. Un ex soldado pero nunca un ex futbolista ya que como dice Juan, “una cosa es dejar de jugar y otra cosa es dejar de sentirse jugador”.

  • El adiós a Alberto Banegas: un dirigente platense que cambió el fútbol de Villa San Carlos y trabajó en AFA por la gloria de Qatar

    Una de las mejores charlas que nunca publiqué fue con un señor de nombre Alberto Banegas. Uno de esos tipos que muestran elegancia y seriedad pero que dejan acercarse y te abrazan con la energía reconfortante de los espíritus futboleros. No quiero que se tome una nota como una despedida, que fue la que a todos nos sorprendió el pasado miércoles. Nadie muere definitivamente mientras su recuerdo permanezca en la memoria de alguien. Por eso no se fue “El Gallego”, tal vez quiso decir hasta luego, después de dar con su vida feliz 70 vueltas al sol. Berisso se está enterando y hasta el fútbol de ascenso, con esos rivales gordos que siempre fueron camaradas y amigos de la AFA, dieron sus condolencias y han enviado una corona floral en el velorio realizado en City Bell. Pero “El Gallego”, en su porte y actitud que siempre ve más allá, diría: “¡Ya está, muchachos…! A mirar para adelante, vamos que sigue, eh”.
    Así lo escuchábamos en algún que otro partido y después el torneo veía a La Villa como sorpresas, con la enjundia de sus jugadores que jugaban realmente por la camiseta, amén del “billete” que podían tener a cambio. Esos muchachos que hoy le dedican palabras que lo prestigian como dirigente en sus diversos roles, vicepresidente, tesorero y representante de la institución en la Asociación del Fútbol Argentino, en la mesa de alguna de las cuatro divisionales donde anduvo Villa San Carlos durante las dos décadas en que rea,lizó sus labores, desde 1998 a 2018.
    Participó en la vida social de los clubes por los que más gozó y donde trabajó para lograr unos cuantos ascensos, ya sea en el mítico Estudiantes como en el sufrido Villa San Carlos. Pero él salió a la vida en las calles de La Plata, de 57 entre 19 y 20, donde se casó y vivió feliz con su muchacha Ana María. Muy joven entró como empleado del Banco Provincia y también se dedicó a la administración de edificios, temas de consorcio, pateando entre relaciones, donde cosechaba más buenos que ingratos. Pero este “Galleguito” sabía meterse en lindos problemas y salir airoso. Quedará en la memoria no de unos pocos que trabajó intensamente por Estudiantes de La Plata, como socio que se sumó apenas se fue al descenso y buscaron apoyo. Su primer amor sacó a relucir la estirpe ganadora y volvió a Primera, quedando en su retina la noche que festejó con el plantel campeón del Nacional B en una casa quinta que tuvo en City Bell.


    Alberto conversa con Cascini, a la salida del vestuario que Estudiantes tenía debajo de la platea techada.

    Más tarde pasó a ver cómo estaba Villa San Carlos, que curiosamente bajó a la D el mismo año que el Pincha subió a la A. Se llegó a publicar en un periódico que la dirigencia del Celeste, con cierto desgaste, preferiría volver a la Liga Amateur. Entonces, llegó una apuesta gerenciadora. Una tarde en un entrenamiento el técnico Gustavo Vilardell empezó a ver un cambio de aire, ya que le informaban que el manejo del fútbol iba a tener a dos hombres con buenas referencias. Eran Alberto Banegas y Antonio Semplici, precisamente los dos socios que hicieron punta en la ayuda a aquel Estudiantes caído en desagracia. “Gallego”, clase 53, y “Nito”, del 52, se conocían desde el colegio Secundario, aunque no eran demasiados conocidos en el fútbol. Semplici dice “ascendí con Ringuelet en la Liga, pero nada más, pero Alberto era malo, si jugaba te pegaba, aunque todo lo bueno lo tenía como persona”.
    Empezó a mirar, a mostrarse y a resolver. En una categoría amateur de entrada no se necesitaba mucho. Fue un brote de gerenciamiento que jamás se debe confundir con privatización. El presidente que lo vio desplegar su plan era Néstor Fernández, otro hacedor del Club de su barrio que dedicó treinta años por la Villa.
    Y empezó por abajo, con la excelencia del sembrado de césped en una cancha despareja y con matas. Alberto empezó a descubrir al hincha que era del barrio y a extrañarse cada vez que los veía llegar con la batucada a las canchas inhóspitas de la Capital. Los directores técnicos fueron de entrada con la impronta disciplinada que copió del modelo Pincha: Carlos Pérez (ex ayudante de Sabella y muy amigos) y la dupla de Julián Camino y Ruben Agüero (ex defensores campeones con Bilardo). La Villa hacía amistosos con el Independiente de Trossero, con el Los Andes de Russo y en el armado de sus planteles apuntaba a los jugadores que no le hacían contrato en Estudiantes y Gimnasia.
    Y para poder jugar bien en la “D” sorprendió con la excelencia de la cancha sembrada con césped y cuidada religiosamente por el especialista Ferrín. Su cabeza pensaba que “si vienen juveniles con la base de inferiores, una vez que se acostumbren a las canchas, acá sacamos ventaja…”
    En el 2000 llegó el primer título (82,22% de promedio en los puntos) pero no hubo ascenso y la revancha llegó en 2001 con otra estrella (93.75%) y esta vez sí el gran salto, que llegó en la cancha de Estudiantes y con un técnico debutante, Carlos Gorostieta, que había llegado el primer día con Pérez.


    Gorostieta, el DT que logró el primer título con VSC y Banegas abrazando a Camino (foto: Dany Alvarez).

    Mauro Raverta fue uno de los capitanes que ayer tomó el teléfono y respondió con la misma emoción que defendía los colores. “Muchos no sabían lo que hacía El Gallego, estuvo desde el primer momento y era esa clase de tipos que hacía todo sin pedir nada a cambio. Era la cara visible en AFA, ponía su auto, su plata para el combustible y se pasaba horas, para lograr la habilitación de un jugador, un fichaje, y siempre en silencio, por el club”. Muchos jugadores como el “Pollo” Raverta —que jugó hasta reserva en Estudiantes— empezaron a pasar directamente por La Villa sin buscar otras alternativas en categorías superiores o en otras ciudades. La Villa comenzaba a tener vuelo propio. Le faltaba embocar un título y optimismo sobraba en su representante, que iba hasta dos veces por semana a la AFA.
    “Se involucró y ayudó mucho a San Carlos, siempre a disposición de todos. Una gran persona con la que compartí mucho”, consideró el símbolo celeste Leandro Martini.
    Aún en la lucha por sostenerse en el cuarto nivel del fútbol argentino, sin prisas pero sin pausas, valoraba cada punto y en un regreso triunfal desde Ituzaingó, su cara era la de un enamorado, que lanzó esta humorada en off a este periodista: “¿¡Cuánto cotiza mañana tener el diario Olé y leer este triunfazo de La Villa que va hacia la punta!?”. Ese Renault 19 color bordó que llevaba a jugadores y donde hacía zapping de transmisiones deportivas de La Red, Rivadavia o, La Redonda, radio ésta donde hizo una de sus amistades con Martín Ortíz. El comentarista que adoptó al equipo de Berisso por traerle reminiscencias de su Bragado natal. “Un club cálido se encontró con una buena persona como Alberto. Por eso se unieron para siempre. Fue vicepresidente, representante en AFA y malabarista. Sobre todo malabarista. Ponía plata de su bolsillo para tapar los agujeros. Y ponía ese humor callejero, cómplice, integrador”.
    En 2003 “Quique” Slezack ganó la intendencia municipal y ayudó a la institución en busca de nuevos sponsors, pidiéndole como hincha y socio al dueño de Costa Manzana y Asia —dos discotecas— la propaganda de la camiseta. Resultó ser que el dueño, Alejandro Colombo, un oriundo de Berisso, clase 67, que seguía al “Lobo” con los amigos de la Filial Fidel, empezó a frecuentar la cancha del Villero y sufrir junto al “Gallego”, detrás del alambrado; bastaron cuatro años para que “Alejo” tomara la presidencia y empezar el mayor despegue de la historia, pero primero con ese suplicio de evitar caer a la “D” por una Promoción que ganaron en el Estadio Unico.


    Vestuarios ganadores. Alberto y un “dale campeón” (en la foto tiene el rostro semitapado por su brazo)

    Cuando encontraron al técnico ideal para la Villa, Facundo Besada, en 2008-09 la combinación derivó en un campañón y el egreso de la “C” como campeones (66,66%), con 15 mil almas en el estadio del Bosque y logrando la meta en un añejo clásico.
    Entre los pibes que lograron la proeza emergerá un dirigente actual, Santiago París, que tomó nota de lo que hacía silenciosamente Banegas: “Fue un tipo que como unos cuantos que logró trascender en el club sin tocar una pelota, pero tirándose a barrer en los pasillos de la AFA para defender a la Villa. Siempre atento, sabiendo lo que somos, y generoso con los que veníamos de abajo. Siempre rondará su recuerdo en la memoria de los villeros”.
    A doce años de su llegada al Club, cuando había una platea para 1400 personas, pasaban a otro Estadio, el renovando “Genasio Salice” que en noviembre 2010 recibía a Defensores de Belgrano. Y otra camada ya preparaba la mejor proeza en un torneo de 42 fechas y el primer puesto que fue la llave al Nacional B. Atrás quedaban Chacarita, Atlanta, Estudiantes de Caseros, y clubes que hoy están en la Liga Profesional: Sarmiento, Platense y Barracas Central. El milagro llegó el día patrio, 25 de mayo de 2013, la primera vez en la historia que daban la vuelta en casa y con la batuta de Rezza (esta vez, DT del riñón de Gimnasia).

    Había más hazañas por afrontar y Alberto las gozó con respeto y disfrute, mientras “sus pibes” enfrentaban a Banfield, Defensa y Justicia, Atlético Tucumán y el mismísimo Rey de Copas, Independiente (el pasado 19 de marzo se cumplieron diez años del empate 0-0 en Avellaneda).
    En la AFA lo querían todos, incluso aquellos dirigentes a los que le había postergado un ascenso, por caso, Claudio Tapia, “El Chiqui” de Barracas Central, que presidía la mesa de la Divisional y tuvo buen diálogo con Banegas. Eran tiempos de Julio Grondona, quien también compartió un viaje al Mundial de Brasil 2014 con el vicepresidente del sorprendente club que militaba en el Nacional.
    “No logró cosas con labia sino con el consenso”, afirma Colombo, quien disfrutó de una amistad familiar más allá de la pelota. “La opinión de él era muy tenida en cuenta, en San Carlos tenía un feeling con los jugadores y en su trabajo en la parte administrativa ha dejado a otros la enseñanza, por ejemplo, de cómo se hace un contrato profesional”.
    En el edificio de Viamonte tuvo sus “clásicos” con Sebastián Martinetti, dirigente de Cambaceres entre 2008 y 2017, que no encontraba palabras para “describir la gran persona que fue y la amistad que entablamos a pesar de los colores”. El buen humor siguió en la tribuna durante una Copa del Mundo.


    La Villa y el Camba en Brasil. Camiseta celeste para el hijo del presidente de la Villa, Martinetti y Banegas.

    Julián Camino (el mismo que Alberto acercó a San Carlos) reconoce que lo conocía desde que “fui jugador de Estudiantes” y lo catalogó de “una persona fenomenal y un dirigente servicial sea cual sea el directivo que se le acercaba por algún tema”. Cuando le preguntamos a Julián si en el Mundial se encontraron en alguna previa, no lo negó pero aclaró… “¡siempre que Sabella nos dejara un ratito libre!”.
    Víctor Tiburzi, un berissense nacido en el 56, ex San Carlos y Aldosivi, compartió esas mesas que se extienden y atesora la sonrisa del “Gallego” en una foto junto a Carlos Tempesta, Norberto Paris, Hugo Pauletich, Pedro Kondrasky y Raúl Ferrazuolo. “Futbolisticamente a la Villa siempre la perjudicaban, hasta que Banegas lo representó, llegando a la mesa grande”.


    Banegas abraza a Tiburzi y a Tempesta, ex jugadores de San Carlos que ascendieron en la década del 70.

    No tenía hijos, pero disfrutaba del cariño con su única hermana Rosa.
    El “Gallego” era predisposición, voz de aliento, buen trato, y por algo, apenas cerró su ciclo en la Villa, los dirigentes afistas lo invitaron a colaborar. Si le faltaba un final a pura emoción, don Alberto acompañó a la Selección Argentina en las épicas victorias de las últimas copas, incluida la de Qatar. Pero la reciente operación del corazón y el clima caluroso no dejaron que estuviera en el coronación. Jubilado, viviendo austeramente con el alquiler de un departamento, frecuentó a los amigos de Villa San Carlos hasta la hora de su adiós. “Murió el 3 de abril, día del Aniversario de la autonomía de Berisso”, acertó Colombo, el presidente de las hazañas más grandes. “Como decía Cortazar, hay que vivir la vida sin moverse de la vida”, resoplaba Tiburzi, antes de pegar la vuelta a Mar del Plata, a aquel boliche Pan y Manteca donde Banegas brindó con champán, con la sencilla filosofía de los que aman el fútbol, se enamoran, preguntan cómo se puede mejorar y logran el ascenso, unos cuantos, che. Y ahora que uno lo piensa, el “Gallego” salió campeón de la D, de la C, de la B Metro, todas las veces con el heroico San Carlos de sus sueños, y bebió del trofeo del Nacional B, aquella vez como socio del silencio de su Estudiantes. Mucha gloria y tan bajo perfil. Ahí lo veo, contento con la nota mientras su alma va ascendiendo al cielo. Gran alma, nos vemos. Por acá vamos a hacer de cuenta que todavía estamos yendo a alguna cancha.

  • ¿Dónde quedan las Escuelas de Fútbol? A pura emoción y ternura, con la consigna que “jueguen todos”, chicos y chicas

    ¿Dónde quedan las Escuelas de Fútbol? A pura emoción y ternura, con la consigna que “jueguen todos”, chicos y chicas

    ¡Vamos que empezaron! Con la familia y una consigna clara, porque niños y niñas, por más que empiecen y no entiendan mucho, aman a la pelota y es derecho suficiente para jugar. En las Escuelas de Fútbol tienen lugar una distendida forma de ser, de coexistir. Es la «canchita» que brinda consideración para jugar «con otros» y no «contra otros». Podemos buscar sinónimos, pero ver la realidad de la práctica es lo que inspira a escribirlo… Formativo. Recreativo. Lúdico. Integrador. Amistoso. Sociable. Divertido. Todo eso vivimos en las Escuelas de Fútbol.
    Como no es posible escribir tantas historias de vida, nos dedicaremos a publicar los nombres de cada una, sus direcciones, directores o coordinadores, y a brindar el servicio de los días de entrenamiento y horarios; puede que ahí algún lector vea la chance de sumar a su hijo/a, sobrino/a, nieto/a, o un amiguito del cole.
    Esta nota de VIVE LA PLATA es un compendio. Y un paseo por la Ciudad Capital de la Provincia. Bienvenidos al Club de los que sonreímos y aprendemos con el más popular de los deportes, en una auténtica fiesta.
    Por orden alfabético, aquí están, éstas son…

    Almagro, en 80 entre 121 y 122, entrenan los marrtes y jueves de 18 a 19 para chicos y chicas de 5 a 7 años, y de 19 a 20 el grupo de 7 a 10 años; lunes y miércoles, el grupo de 11 y 12 años, y de 18 a 19, y los de 13 y 15 años, de 19 a 20 horas. Director Técnico: Omar Bastia (“El Colo”, ex jugador profesional de Gimnasia). Contacto: 221 418-2912. Instagram: clubalmagrolp

    Amigos del Gol está en cuatro escenarios: 120 y 68 (La Villa); 74 e/118 y 119 (La Rambla); 6 entre 58 y 59 (Estadio 7), y 14 y 58 (Centro Basko). Coordinador: Leandro Fernández, «Coco». Contacto: 221-5244597.  Instagram: Amigos_del_gol

    Argentino Juvenil Club en calle 21 A entre 464 y 465 de City Bell. Cuentan con niños y niñas entre 4 y 13 años. Coordinador: Mauro Noce. Contacto: 221 563-0972 Instagram: escuela_futbol_caj

    Asociación Brandsen, en 60 entre 23 y 24, los martes y jueves de 18 a 19.30, en distintos grupos por edades (de 4-6, de 7-9 y de 10-11 años) y los sábados encuentros. La Escuela “Pancho” Varallo ofrece dos primeras clases sin cargo. Coordinadores: Esteban Buccolieri y Mariano Garay. Contacto: 221 673-7554. Instagram: futbol.escuelita.brandsen

    Asociación Deportiva 12 de Octubre, en 48 entre 26 y 27, los lunes y miércoles, de 18 a 19, para las categorías 2013 a 2017; en el Parque San Martín (50 entre 26 y 27), a la misma hora, para 2009 a 2012. Los sábados, si juegan de local, lo hacen en 520 entre 133 y 134. Coordinador: Jeremías Valenti. Contacto: 221 523-8499. Instagram: 12deoctubrelaplata

    Asociación Iris
    en calle 143 y 516, los lunes y miércoles, de las 18 a 19 horas. Coordinadores: Lautaro Vidal y Julián Gioia. Instagram: asociacioniris

    Asociación Judicial Bonaerenses (AJB) en 505 y 28, Gonnet. Entrenan de las categorías 2009 a 2020. Concurren hijos de afiliados y no afiliados al gremio. Coordinador: Marcelo Scrignar. Contacto: 221 617-6231. Facebook e Instagram: Escueladefutbolajb

    Banco Provincia en su predio de la calle 476 entre 20 y 21, City Bell, tiene a los más grandes, de 18 a 19 (2013-2014) y de 19 a 20.30 (2009 a 2012), aunque también pueden entrenar en el Batallón de 476 y 16. Además, está la Escuelita en cancha de 7, para 2017 a 2020, de 17 a 18 y de 18 a 19 (dos turnos distintos); para 2015-2016, de 19 a 20, en todos los casos lunes y miércoles, más algunos sábados a la mañana, de 9.30 a 12.30, encuentros. Coordinadores: Gerónimo Barneche y Facundo Barneche. Contactos: 221 601-1364 (cancha de 11) y 221 508-4481 (cancha de 7). Instagram: escueladefutbolbplp

    Bosque del Plata en 511 y 19, en la cancha del colegio. Martes y jueves, de 16 a 18 horas, divididos por edades, desde la última sala del jardín hasta la categoría 2009. Tienen encuentros los sábados a la mañana. Coordinador: Enrique Figueroa, “Quique” (ex jugador profesional de Estudiantes). Contacto: 221 561-9609.

    Club Capital Chica
    , en 66 entre 156 y 157, Los Hornos. Martes y jueves, de 18 a 19 (2015 a 2019), de 19 a 20 (2011 a 2014). Convocatoria abierta. Teléfono 450- 3528, Club. Facebook: Club Capital Chica Sitio Oficial. Instagram: capitalchicaoficial

    Club Defensores de Cambaceres, en Av. Rivadavia y Quintana, Ensenada, mixta, de 5 a 12 años. Entrenan martes y viernes, de 18 a 19. Coordinador: Maximiliano Badell. Contacto: 221 579-7054. Instagram: escuela.camba

    CF José Hernández en su cancha de 31 entre 510 y 511. La Escuela Recreativa «Cacho» Marascio tiene actividades los martes y viernes, de 17 a 18.15 (4 a 8 años) y de 18.15 a 19.30 (8 a 12 años). Coordinador: Facundo Fernández. Contacto: 221 617-0288. Instagram: j.f.josehernandez

    CF Los Hornos
    en 143 entre 65 y 66, los lunes y miércoles a las 17 horas. Convocatoria abiera para 2019 y 2020. Coordinador: Juani. Contacto: 221 545-2047. Instagram: cfloshornos

    ERFFI (Espacio Recreativo Formativo de Fútbol Infantil) en 54 y 25, cancha del Parque San Martín, los martes y jueves de 17.30 a 19 para los 2015 a 2020; lunes y viernes, de 17.30 a 19 para 2013 y 2014; lunes y miércoles para 2011-2012, a las 17.30, y miércoles y viernes para 2009-2010 a las 17.30. Director: Martín Smith. Contacto: 221 543-1571 Instagram: erffi_escuela

    EFIR (Escuela de Fútbol Infantil Recreativo) en 44 entre 147 y 148, Montego Sport. Mixta, de 4 a 14 años. Lunes y miércoles, desde a las 17.30 horas para los que tienen entre 4 y 10 años; y 18.45 horas, entre 11 y 14 años. Director: Camilo Flores y Santiago Gorostiague. También está la escuela de 66 y 135, con el profesor Luciano Gómez. Contactos: 221 571-7938. Instagram: Escuela_efir.

    EFI Las Palmas, en 22 entre 37 y 38, Complejo Las Palmas. Lunes y miércoles de 17 a 18 (de 10 a 14 años) y de 18 a 19 (niños de 4 a 9), y los sábados de encuentros (9.45 los chicos más grandes, y a las 11.45 los más pequeños). El coordinador Walter Moya, “Pato”; director profesor Gastón Mendoza, «Tato». Contacto: 221 544-3502. Instagram: efilaspalmas

    Escuela Recreativa e Integral, en 66 y 139, Los Hornos. Lunes y miércoles a las 18 horas, para niños y niñas, de 5 a 12 años. Coordinador Damián Basilico. Contacto: 221 641-7199. Instagram: complejodeportivopadelretro

    EFIF (Escuela Formativa Integral de Fútbol) en 32 entre 143 y 144, Predio AO. Están organizando para empezar como escuela mixta, lunes y miércoles, a las 18 horas, de 4 a 10 años y un grupo infanto juvenil de 11 a 16 años. Coordinador: “Rulo” Buccoliere. Contacto: 221 673-7554.

    EFUR (Escuela de Fútbol Recreativo) en 60 entre 133 y 134, Complejo Héroes, y en 493 y 27 de Gonnet, Club de Teléfonos. Sus profesores Hugo Sambrana y Hernán Fernández. Contactos: 221 495-1003, 221 668-6102. Instagram: efur_laplata

    Espacio Deportivo Era está en la calle Arana (419) 224 entre 3 y 5 de Villa Elisa. Lunes a viernes a partir de las 18 horas, para chicos de 6 a 13 años. La Escuela se divide también en Recreación Futbolística para pequeños de 3 a 5 años. Coordinador: Ricardo Amerio. Contacto: 221 355-6529. Instagram: prof.ricardo_amerio

    Everton en 7 y 630, barrio Aeropuerto. Han bautizado al grupo de intensificación técnica (GIT), que practican los lunes y jueves de 17.30 a 18 horas para los 2013 y 2014, y de 18.30 a 19.30 los 2011 y 2012 (masculino), previo paso al fútbol infantil. Contacto: 221 6198573. Instagram: evertonlaplataoficial

    Evolución en 69 entre 4 y 5, Club Aconcagua. Lunes, miércoles y viernes, de 18 a 19 (6 y 7 años) y de 19 a 20 (de 8 a 12). Profesores: Mario Abdo y María Laura Abdo. Contacto: 221 562-5218. Facebook: Centro de Iniciación deportiva y Escuela de fútbol Evolución.

    El Bicampeón en 31 entre 510 y 511, Complejo New West. Lunes y viernes de 18.30 a 19.30, juveniles; martes y jueves de 18 a 19, infantiles. Coordinador Mariano Fernández. Contacto: 221 565-2360.

    El Potrero, en 62 entre 19 y 20, gimnasio del Colegio Monseñor Alberti, y los sábados futbol en La Quinta de 13 y 485, Gonnet. Es mixta. Quedan pocos lugares disponibles para el grupo de 5 a 9 años. Coordinadores: Walter Camporeale y Hugo Tula. Contacto: 221 540-0107.

    El Picadito arrancará el 3 de abri en un nuevo espacio, calle 32 entre 2 y 3, Complejo “Move 5”. El grupo de niños/as de 4, 5 y 6 años juega los lunes y miércoles de 16 a 17; el grupo de 7, 8 y 9 años los lunes de 17 a 18 y viernes de 16 a 17, y el grupo de 10, 11 y 12 años los miércoles y viernes de 17 a 18. Contacto: 221 561-7676. Instagram: elpicadito32

    Fundación Emma en calle 60 entre 155 y 156. Martes y jueves de 18 a 19 horas. Directores: Liliana y Néstor (padres de Emanuel) y coordinadores de la escuela Martin Botello y Jorge Basílico. Contacto: 221 507-9012. Instagram: fundacionemma

    Gonnet en cuatro sedes, 19 y 484 (cancha infantil), en 501 y 141 (predio), 15 bis y 494 (al lado de Delegación de Gonnet), 25 y 510 (Colegio San José). Los lunes y jueves (2010 a 2013); martes y viernes (2014 a 2017), de 18 a 19.30 horas. Jugarán en una Liga Sur, que incluye clubes y countrys, con éstas categorias: 2016-17 (Novena), 2014-15 (Octava), 2012-13 Séptima, 2010-11 (Sexta) y 2007-09 (Quinta). Coordinador Matías Tironi. Contacto: 221 6123024. Instagram: sfp_gonnet



    GEFE
    . Se trata de un entrenamiento para quienes ya participan en otros clubes y vienen en competencia. Es un conocimiento técnico. Están de lunes a viernes, en tres turnos, desde las 16 a las 19. La premisa es mejorar aspectos técnicos, un refuerzo a las prácticas que ya tienen en su club. Coordinador: Germán Fernández. Contacto: 221 642-1896.

    Más que Vencedores (M.Q.V) está en 527 entre 29 y 30. El profesor José Tapia inició esta hermosa aventura donde los niños disfruten. Reúnen a los chicos en éstas edades: 2010 a 2012, 2013 a 2014, 2015 a 2016, 2017 a 2019. Contacto: 221 654-8030. Instagram: Escueladefutbol_mqv_laplata

    Maxi Badell en 66 y 121, Complejo El Templo. El ex delantero Pincha entrena a grupos de niños de 5 a 12 años, los martes y jueves, de 18 a 19 horas. Contacto: 221 579-7054 Instagram: escuelamaxibadell

    Paro y Juego, en 131 y 68, escuela mixta, de 6 a 13 años. Director: Sergio Palermo. Contacto: 221 477-7654. Instagram: paroyjuego

    Pura Gambeta, en la calle 161 entre 68 y 69, Los Hornos. Escuela mixta, pibes y pibas de 4 a 17 años. Lunes y miércoles de 17.30 a 19.45 (de jardín y primaria) y de 18.30 a 19.45 (secundario). Coordinador: Esteban Abadie. Contactos: 221 622-2473. Instagram: PuraGambeta_LP

    Sagrado Corazón en 57 entre 8 y 9, los lunes y miércoles de 18 a 19.30. Coordinador: Juan Spina. Contactos: 221 612-8225. Instagram: sagradocorazonfutbol

    San Cayetano en calle 43 y 29. Con la conducción de Felipe Damián, “Manotas”, los martes y jueves de 18 a 19.15 horas. Contacto: Instagram: FutbolSanca.

    Sudamerican SPG está en calle 137 y 38, Complejo Challenger. Entrenan los martes y viernes, de 17.45 a 19.15, en grupos de 2016 a 2018 (cancha 1), de 2014 2015 (cancha 2), 2011, 2012 y 2013 (cancha 3). Sábados, hay partidos. Coordinador Carlos Bottegal. Contacto: 221 507-9013. Facebook: Sudamerican SPG

    Tres Estrellas de Gorina, en 487 entre 133 y 134, Complejo San Mateo. Martes y viernes, de 17.30 (de 3 a 8 años) y a  las 18.30 (de 9 a 14 años). Coordinador: Juan Manuel Porcel Aranda. Contacto: 221 600-7829. Instagram: escuelastresestrellas_

    Unidos por Garibaldi en 4 y 650, los martes y jueves a las 17 horas para categorías 2018-19, a las 18 horas 2016-17 y 19 horas 2015-16; los lunes y miércoles a las 18 categorías 2013-14, a las 19 la 2011-12, y a las 20 de la 2007 a 2010. Coordinador: Ciro Volante. Contactos: 221 441-6999 y 221 639-1744. Instagram: unidosxgaribaldi

    UNLP (Universidad Nacional de La Plata) en 50 y 117, cancha del campo de deportes. En septiembre van a viajar al Encuentro Internacional de Fútbol Infantil que se realiza en Villa Carlos Paz, Córdoba. La inscripción se hace personalmente en la administración de la Dirección de Deportes de la UNLP, 50 y 117 (lunes a viernes, de 8 a 20.30 y sábados de 10 a 13). Coordinador: Marcelo Raingo. Contacto: 221 498-8982.

    Club Estudiantes de La Plata alcanzó a las tres Escuelas oficiales para las edades de 5 a 14 años. Espacios: Country Club, calle 462 y 28 bis, City Bell; Complejo Las Palmas, calle 27 entre 41 y 42, La Plata, y en la ciudad de Chascomús, calle Jorge Newbery 152-200, Complejo Ateneo FC. Coordinadores Alejandro Gaudino y Daniel Quaglia (en La Plata). Contacto: 221 508-7421. Instagram: edelpescuelita En Chascomús, contactos 2241 57-5366 (coordinador, Oscar Gimenez).

    Club Gimnasia y Esgrima La Plata despliega sus escuelas en tres escenarios, en calle 58 y 123, Berisso, Predio El Bosquecito; calle 25 y 520, Complejo Wimbledon, y en Av. 122 y 56, Predio Municipal. Para niños y niñas de 4 a 14 años. Instagram: escueladefutbolCGE

    LOS SÁBADOS, ESOS DÍAS DE ENCUENTROS…

    Se organizaron en tres entidades, para darle un marco a los partidos. Repasemos cuáles son y quiénes estarán jugando en el debut 2024 en el próximo mes de abril.

    Torneo de Escuelas de Fútbol Infantil
    (TEFI)
    “No hay finales, y en caso de empatar el primer puesto dos o más equipos, son todos campeones”, cuenta el Profesor Scrignar, creador de este torneo que ya inicia la temporada número 23. Esta vez, con las categorías 2010 (la mayor), 2012-2011 y 2013-2014, todo en cancha de once jugadores (dos tiempos, de 25 y 25 minutos los torneos más chicos, y de 30 y 30 minutos en la más grande). Se realizan tablas con el siguiente detalle: 3 puntos al ganador; 2 puntos a los que empataron y 1 punto al que perdió el amistoso; no se suman goles a favor o en contra (esto es para que no se visualice al que más goles le hicieron).
    Este año participan 20 equipos de La Plata, con la incorporación de Tres Estrellas de Gorina y Almagro, además de ERFFI, 12 de Octubre, DIVE, Bosque del Plata, El Potrero, y varios que llevarán distintos combinados: Estudiantes de La Plata (cuatro representativos), Banco Provincia (tres); EFUR, AJB y UNLP (dos).

    Unión de Escuelas de Fútbol Amigas (UEFA)
    El sábado 6 de abril empieza el gran evento familiar, con diez Escuelitas. No se suman puntos ni tabla de posiciones, que no se publica en ninguna parte.
    La primera fecha tendrá estos encuentros: Argentino Juvenil de City Bell y Escuela Deportiva Muvisana; Espacio Era y Sudamerican SPG, Brandsen y Escuela “Paro y Juego”, M.Q.V. y Fundación Emma.

    Escuelas de Fútbol Unidas (EFU)
    Comenzará el sábado 13 de abril. Somos 14 participantes con los que arman una programación de jornadas para participar cada 15 días, con niños y niñas de 4 a 14 años. Las consignas son contar con un espacio físico seguro y adecuado, respetar los horarios.
    El Local debe llamar los días lunes para acordar edades, grupos y horario, y lo reconfirma antes de publicar.
    Además, en el reglamento de juego, aparecen detalles como “cada profe debe cobrar las faltas cometidas por su propia Escuela,  y deben ser honestos y justos en los fallos y no gritar los goles”. Otra característica: es asegurarse que los partidos estén parejos, mezclando y/o cambiando (la iniciativa debe ser del que tiene ventaja a favor)
    Los profes no deben gritar los goles y cada Escuela debe tener, como mínimo, un profe por grupo.
    Participantes: Pura Gambeta, EFIR, EFUR, EFI, San Cayetano, Lobos (GELP), Triperos (GELP), Estudiantes, Amigos del Gol, Fútbol 32, Punto Deportivo, EDOF, Il Quattro.

  • En Sarmiento hay sangre de campeón en Old Trafford 68: Agustín, nieto de Juan Echecopar

    Cambia, la vida siempre cambia… Y todo llega… Son máximas.
    Cambia el fútbol profesional, que dejó aquella sana costumbre de regalarnos la Reserva, preguntar cómo van, quién es aquel fulano, antes de que aparezcan las Primeras. Fue parte de nuestra cultura hablar con el compañero de tablón o de platea, pelando semillitas y buscar al que más sabía de juveniles, porque «ese pibe pinta lindo”. Reserva que, ahora, tiene un torneo aparte, otro día, el Torneo «Proyección», donde asoma Agustín Seyral Echecopar, jugador de Sarmiento de Junín, un nieto de Juan Miguel Echecopar (1946-2012), leyenda inolvidable por su calidad en el equipo de Estudiantes que revolucionó la historia del fútbol grande, titular con la “10” la  tarde de domingo 6 de agosto de 1967 cuando el albirrojo fue el primer equipo que “rompió la hegemonía de los poderosos», como hoy narra La Voz del Estadio. Había sido “el triunfo de la nueva mentalidad”, tal cual se afirmó en las páginas de la revista El Gráfico (Echecopar fue dos veces tapa de la emblemática revista). No hay futbolero que no sepa de esa final en el viejo Estadio Gasómetro, donde Estudiantes arrolló 3 a 0 a Racing (el campeón de 1966). Echecopar aparece con la pelota en la foto de esa tarde de sol e invierno, campeón del Torneo Metropolitano.

    El sueño del pibe empezó cuando un periodista de Pergamino (Carlos Bonet, del diario La Opinión) le «marcó» a Miguel Ignomiriello, coordinador del fútbol amateur de Estudiantes, que lo sumó en Cuarta división. El ex DT lo recuerda claramente al día de hoy con 96 años: “La cotización era alta y lo traigo un año a préstamo de Tráfico’s Old Boys. Aumentó la cotización al otro año, cuando había que renovar. Al papá y la mamá, que eran enfermeros en el hospital, les pedí que ayudaran en la decisión de los dirigentes y en 1964 firmó por un año más. Alternó en la tercera subcampeona de 1964 y fue titular inamovible en la tercera campeona de 1965”.
    José Luis Picarelli, emblema de la comunicación deportiva pergaminente, precisó que “en el 66 se hizo acá un amistoso, Trafico-Estudiantes. Habían logrado el pase definitivo y en ese partido, la recaudación fue para el club de Pergamino, Estudiantes le regaló toda la plata, en un gesto, por el que había tenido el mismo club. Recuerdo que Cayetano Echecopar (papá de Juan) le mandó una nota escrita al presidente Luis Castelli explicándole que el hijo tenía la posibilidad de seguir. Le respondieron que ‘Juancito tenías las puertas abiertas, deseándole el mejor de los éxitos’. Tráfico tuvo esa actitud que pasaba en el fútbol de aquel tiempo y con la gente de bien. Claro que algún día esperaban alguna retribución —también figuró en la carta— y por eso se jugó aquel partido esa noche”.

    Luchar por las metas no es un camino llano. Tanto Juan ayer (que era alto, 1,77) pero no tanto como el nieto (1,86), han ido modificando sus posiciones dentro del campo de juego. El recio defensor Seyral Echecopar, de 19 años estrenados el 31 de enero, explica en una charla bien futbolera: «Empecé de cinco, pero el Sopa Manuel Aguilar (coordinador) me dijo que estaba faltando buen pie en la defensa y como había pegado el estirón me pusieron en ese lugar».
    “Tengo sueños, pero primero estás las metas, las más cercanas, para no frustrarse. Mi sueño mayor es la selección, pero a corto plazo es seguir siendo titular en mi primer año en reserva. Seguir en los once y subir al plantel de 1ª”, afirmó.

    Volviendo la vista atrás, desde su casa en avenida 53, en La Plata, Ignomiriello rescata de su firme memoria joyas del crack en su etado más puro: “En Pergamino era el 9 de la Selección, sobresaliente. Pero en la Tercera en el año 1963 teníamos a Lombardi, y lo empecé poniendo de puntero derecho. No olvidés que también empezaba Bedogni, que fue goleador con 24 tantos. Después a Juan lo hago jugar de 8 y de 10”.

    Agustín egresó del secundario en 2022, en Junín. Tres años los cursó en Rosario, la ciudad donde vive su papá, santafesino de Casilda, Nahuel Seyral, que como buen hincha Newell’s que lo llevó a probarse un año a las infantiles. Fue campeón y luego quedó libre por la llegada de nuevos jugadores.
    Agustín es tan espontáneo y a la vez lleva convicciones, de los imprevistos del fútbol y de un futuro que no hay que mirar demasiado, «porque podés frustrarte», reflexiona, aunque se prepara full time y le dedica horas al estudio del idioma inglés, «por lo que puede pasar el día de mañana, incluso con alguna transferencia».
    Todo en la vida llega. Será cuestión de estar listo para la ocasión. El DT del equipo superior verdolaga, Israel Damonte, por el momento no lo citó para estar entre los concentrados. Coincide que Damonte se formó en «la escuela» Estudiantes y, estudioso por demás, sabe que “abajo” tiene a un Echecopar. “He subido a entrenar con Damonte en la anterior etapa, y en una charla que hizo para todas las inferiores, me saludó y me dijo que mi abuelo había sido un crack como persona y como futbolista. Yo nunca le había dicho que era Echecopar, pero él sabía», se enorgullece.

    De esa historia enorme que los viejos seguidores atesoran en el alma y en sus archivos (¡qué cantidad de coleccionistas dio este Club Estudiantes!), aparece un día en la vida muy especial de Juan Echecopar. Le toca ingresar en la segunda final con Manchester United, en el estadio Old Trafford. A los 27 minutos del segundo tiempo reemplazó a Felipe Ribaudo. El mismo 16 de octubre que el joven de Pergamino cumplía 22 años. Quedaban unos veinte minutos, y quedaba solo Verón “arriba” para la maniobra individual, esa “Bruja” que abrió la cabeza y el partido en el minuto 7. Echecopar venía de una lesión, se mostró algo lento pero usó el cuerpo y su habilidad para cuidar la pelota. Diez minutos después empezó a caer una copiosa lluvia y el local empató, pero nunca pudo quitarle la Copa Europeo-Sudamericana a ese grupo de leones que vestían de blanco. y que corrían y se abrazaban por la proeza consumada en la noche inglesa. Se llevaron como premio 2.000.000 de pesos repartidos entre los diecinueve jugadores, suma que se hizo extensiva también al entrenador Osvaldo Zubeldía y el preparador físico Jorge Kistenmacher. ¡Qué regalo de cumple había tenido Juancito!

    Tocaba el cielo con las manos aquel que cinco años había salido desde Pergamino con los temores de todo chico del interior que afronta una ciudad grande. Y debutó en la primera en 1966, manteniéndose con la misma camiseta hasta 1973. Con tres hijos los bendijo la vida. Aquella joven que conoció en La Plata y que se recibió de farmacéutica. El mayor es Juan Andrés Echecopar (ingeniero aeronáutico), sigue Lorena (“Lola”, madre de Agustín) y Rodrigo Echecopar (el menor nació en España en 1974 cuando el ídolo fichó por el Granada y el Real Murcia; hoy es director de la Subsecretaría de Deportes de la Municipalidad de Pergamino).

    Rosario Ostoich se sumó a la nota, amable y gustosa para hablar de Estudiantes y de su querida ciudad. “Todos me conocen por Rosarito Echecopar», aclara. «Nos casamos en enero y desde entonces vivimos juntos a una casa en la calle 4 entre 33 y 34, a la vuelta de Kistenmacher, que tenía pileta de natación. Nació mi hijo Juan Andrés y don Jorge le quería enseñar a andar”. Vuelve a sonreír: “Nos casamos, pero resulta que ellos vivían concentrados, y como jugaban por la Copa y tenían que viajar, yo me iba a la casa de una amiga que estudiaba conmigo y los padres tenían la casa en 13 y 35”.
    Cuando Rosarino y Juan se casan en Pergamino pudieron acompañar la ceremonia y en la fiesta cuatro futbolistas: Pachamé, Madero, Bilardo y Espinosa. Los dos últimos, «El Narigón» y «El Bebe», oficiaron de monaguillos. “Zubeldía les había dicho, ‘tienen 10 días para casarse’», cuenta Rosarito, que continúa en contacto con Horacio Espinosa (arquero desde décima a reserva, radicado en Mar del Plata) y añora la bondad que les dejó Alberto Aguirre Suárez (zaguero imponente del multicampeón). “Los tres eran como hermanos. Aguirre Suárez es el padrino de mi hijo Rodrigo y Juan es el padrino del hijo de Bebe”.

    … Volvamos al presente, a un pibe que soñó como alguna vez lo hizo su abuelo. Tiene tatuada en la pierna la fecha del 16 de octubre, con una pelota de fútbol, donde se aprecia la caricatura de un niño que es él, y un señor que es don Juan (ya técnico) con la mano a la espalda del niño, “acompañándome hacia un arco”.
    Pleno de orgullo y humildad, Agustín nos atiende a la salida del gimnasio y recuerda:
    “Cuando era chico no me acuerdo nada, pero sí me acuerdo de mi abuelo. Fue el que me inculcó el tema del fútbol, me llevaba a entrenar, me decía que tenía que patear contra la pared, de derecha y de zurda. Que a los compañeros tenía que tratarlos a todos por igual”.

    “Mi mamá y papa están separados de muy chico, y yo estaba con Juan y con mi abuela Rosarito, por lo que me cuidaron con mucho amor. Me gustaría que estuviese ahora, pero la vida es así. Antes de los partidos trato de hablar con él y pedirle”.

    “Me contó su historia. Venía de una familia pobre y cuando llegó a La Plata pensaba que no iba a quedar. Lloraba en la pensión cuando le dijeron que si, que iba a quedar. Logró ser campeón del mundo nada menos que con Estudiantes de La Plata. Y después fue a jugar a Europa”.

    “Le pregunté por los afileres y siempre me lo negó… Creo que nunca te lo va a decir nadie eso, lo cierto es que jugaban a muerte y me contaba que eran un equipo aguerrido y jugaban bien. Fue pleno esfuerzo, partido a partido. Cuando falleció el abuelo Juan Miguel yo tenía 7 años, pero de esa charla tengo cosas en la cabeza”.

    Como si fuera un sueño, Agustín, el de tu niñez, y el de aquel grupo humano unido, inteligente, astuto, y que trabajaba como les enseñó Zubeldía.
    Con la roja y blanca totalizó 184 partidos (157 por torneos domésticos y 27 por copas internacionales; a su vez, marcó 40 goles (34 de ellos en el plano local y 6 en el internacional). Fue expulsado 4 veces, todas ellas en competencias locales. “En total acumuló 15.486 minutos en cancha”, detalla el estadista Darío Cáceres consultado por VIVE.

    El sábado jugarán Sarmiento y Estudiantes. Claro que las reservas no juegan el mismo día ni tampoco unas horas antes como nos tocó en gracia a los veteranos. ¡Qué lástima!, me sale escribirle a los chicos y las chicas que hoy pueblan las tribunas desde muy temprano. Qué lástima, porque en la transmisión de legados, más de uno hubiera dicho: «Ves el 2 de Sarmiento de Junín? Ese chico nació en Pergamino, de donde era Juan Echecopar. El de la famosa delantera que se recitaba de memoria: Conigliaro, Echecopar y Verón. Los primeros tres apellidos que se grabaron en mi vida, gracias a un abuelo, en historias de figuritas, como esta joya (entre miles) que guardó «Tito» Millán, un fanático estudiantil, de esa legión de coleccionistas y que tuvo como ídolo al querido Juan Echecopar.

  • Argentino de Monte Maíz (rival del Pincha): la última camiseta que lució “El Trinche” Carlovich

    La Copa Argentina llama al encuentro futbolero de los pueblos, y Estudiantes de La Plata es el rey león que defiende el título, en un encuentro que celebra las diferencias de estatus de los clubes y a su vez unifica las pasiones de los hinchas sin distinción de categorías. Uno de de la Liga Profesional y otro del Federal A, un caso de los pocos experimentados en los «regionales», torneos organizados por el Consejo Federal de la AFA.
    El Club Deportivo Argentino, de Monte Maíz jugó por primera vez en 1992 el Torneo del Interior (edición que tuvo a Los Tolosanos, el entonces campeón de nuestra Liga Platense) y veinte años después volvió en el Torneo Regional Amateur de 2022, cuando logró el ascenso (en esa edición habían participado Estrella de Berisso, Unidos de Olmos y Alumni de Los Hornos). Cabe aclarar que en ningún caso los “amateurs platenses” se vieron las caras con los montemaicinos, por una cuestión geográfica y de fixture.
    Las páginas de historia de este Club, próximo a cumplir 100 años, muestran un hecho singular, gracias a contar con un futbolista que adquirió con el tiempo la dimensión de mito: Tomás Felipe Carlovich, el «Trinche», quien jugó doce partidos (entre ellos una final) en una ciudad que tiene prácticamente los mismos habitantes que nuestra vecina Punta Indio, con 9.000 habitantes (Monte Maíz es la tercera plaza más chica de las que compiten en el Federal).

    Pero el famoso «Trinche” había nacido en Rosario, en 1946, y le bastó demostrar toda la pasta de crack en un amistoso ante la Selección nacional, jugado el 17 de abril de 1974, en el estadio del Parque Independencia. Allí quedará en la memoria, aunque en verdad lo ignoró el público masivo que hoy habla de la leyenda Carlovich.
    Hasta Maradona (que no lo vio) le gritó en un abrazo que hoy es mural: «Fuiste mejor que yo, Trinche».
    Carlovich no metió goles en aquel 3 a 0 ante un combinado que nos iba a presentar en la Copa de Mundo de Alemania. El zurdo descolló en el combinado Rosarino que armaron los técnicos Griguol (Central) y Montes (Newell’s), que eligieron al «5» de Central Córdoba y a los cinco mejores de sus equipos: Carlos Biassutto, Jorge González, Mario Killer, Carlos Aimar y Mario Kempes, de los «Canallas», y a José Luis Pavoni, Armando Capurro, Mario Zanabria, Sergio Robles y Alfredo Obberti, de los «Leprosos».
    Como no podía ser de otra manera, esa noche Carlovic (a dos días de cantar 28 años) tiró lujos que no cayeron bien (quiso sentarse en la pelota, sobrando la situación), por eso no salió a jugar el segundo tiempo. En la foto, de la revista El Gráfico, es el quinto de la fila de parados, de pelo largo.


    Era zurdo, de físico robusto y alto, con muchísima calidad, muchas veces aplaudido por sus “doble caño” o el “doble sombrero”. Varios sabios del fútbol lo vieron. Según Menotti, “deleite”. Para Pekerman, “romántico”. Bielsa en su juventud lo iba a ver jugar. En la experiencia de Ignomiriello, «talentoso, pero sin carácter como profesional». Para Valdano, “símbolo de un fútbol que ya no existe”. Desde los que jugaron a su lado, el “Chango” Gramajo, que fue su compañero en Rosario Central a finales de los 60, “el mejor jugador que vi, pero no se parece a nadie”.
    ¿Qué decía de sí mismo”? “Yo era un loquito del fútbol. Más me pegaban y más los buscaba y los encaraba. Algunos se enojaban, en la actualidad es igual: un tipo tira un caño y lo quieren matar”, le dijo con ciera parquedad al periodista Daniel Console, autor del libro “El séptimo era duende”, que fue traducido al francés y llegó a ser obra teatral en Italia.
    El libro lo escribió en 2015 y lo reeditó en 2016 y después se vendió en Europa a través de Amazon. Alcanzó a muchos italianos, que lo comparan con Maradona.
    Todo un mito, claro. Y como bien dice Alejandro Caravario, en su libro «Trinche», «se le dice mito tanto al deportista que despertó una devoción unánime como a aquellos incidentes que la imaginación y el deseo popular perfeccionaron hasta convertirlos en cuentos modélicos».

    En tiempos sin registros fílmicos, el testimonio del hincha era a veces el único documento a mano. Y el único partido completo lo tiene Argentino de Monte Maiz cuando la figura ya tenia 44 años. Fue una final, en un clásico con el Club Lambert (también fundado en la década del 20 del siglo pasado).
    Puede confirmarse que éste fue el último partido de Carlovich en el contexto de una liga afiliada a la AFA, aunque siguió hasta los 54, tirando «magia» en los torneos de los clubes, y en los potreros, hasta que dejará de correr.
    Lo cierto es que los cordobeses del Argentino de Monte Maiz quedaron con una espina que aún perdura, ya que aquella final “filmada”, resultó la de ida, cuando Carlovich los ilusionó con un gol de larga distancia en otra especialidad: el remate furibundo, en un empate 1-1, con 5.000 personas que recibieron al equipo en la cancha Albiceleste (del «Raya», como se los apoda), que se estrenó en junio de 1986.

    Pero en la revancha hubo faltazo sin aviso del crack Carlovich cuando podían ser campeones después de 19 años y de visitantes ante el clásico rival.
    Un dirigente de Argentino fue el primer decepcionado. Lo fue a esperar a la terminal de ómnibus, pero el micro que lo traería de Rosario lo dejará “en la eterna espera”.
    Los motivos se supieron muchos años después. El “Trinche” era muy fiel de sus pocos amigos. Uno de ellos fue Miguel Angel Bustos (ex compañero de Rosario Central) fue el responsable de que Carlovich desembarque en Monte Maíz. En 1987 metió 4 goles en 11 partidos, pero faltó en los 14 restantes. No se sentía cómodo con los viajes. En 1988 pasó lo raro. «Trinche» no quiso ir más, se lo comunicó al “Porra”, que arrancó el torneo mal y no continuó dirigiendo. Pero Argentino será finalista y, aunque hacía tiempo que no jugaba, la ficha estaba en el club.

    Le pagaron y jugó la primera final, pero no la definitoria.
    En  tierra montemaicina hoy se sigue hablando de aquel episodio.
    Dicen que los del Lambert pusieron más plata que los de Argentino. Falso.
    Luis Berazain, uno de los íntimos amigos de «Trinche» desmintió las versiones negativas y en diálogo con este periodista de Vive asegura que «fue verso que le dieron dinero para que no vaya, son versiones de los pueblos. Después de pegarle una milonga en ese partido, se encontró con el Porra, que le contó que no estaba bien por quedarse sin dirigir. A un amigo nunca lo traiciona, y para mí fue un hermano, tenía una bondad bárbara. El Trinche nunca fue para atrás».
    Mauricio Mena, docente, socio y estudioso de la historia de Argentino, afirma que “lo hizo por su amigo, estoy convencido. No fue por plata”.
    La confesión del hijo del “Porra” (que también es DT) clarificó un poco más: “Creo que no hizo falta plata del Lambert, el Trinche y mi papá hablaron y ahí tomó la decisión de no jugar”.
    Más profundo llegó el periodista Ricardo Pertuchi, quien escribió en un portal político del sudeste cordobés que «Bustos pasaba un momento angustiante cuando se quedó sin dirigir, con sus hijos yendo a la escuela del pueblo, mientras trabajaba en un desarmadero de autos con un amigo».

    Sin el “Trinche”, Argentino pasó a ganar 1 a 0, hasta que Lambert lo dio vuelta 2 a 1, con un segundo tanto supuestamente en maniobra ilícita (el goleador se llevó la pelota con la mano y el juez lo convalidó).
    La bronca de los fanáticos creció tanto que el alambrado se vino abajo, quedando suspendida la revancha cuando faltaban 17 minutos. Un par de semanas después las autoridades de la Liga Regional “Dr. Adrián Beccar Varela” determinaron que Lambert era el campeón.
    Fue hace 35 años, y sin embargo este Argentino que ya vive una fiesta por jugar por Copa Argentina, sigue evocando al Trinche, mito y figura.

    El futbolero que vio al «Trinche» sabe que no era de correr demasiado y solo quería que le dieran la pelota, «todo el tiempo si es posible”, dice uno de los pocos amigos que eligió y que frecuentaban con él el restaurante “Pico Fino”, en el centro de Rosario (cercano al emblemático «El Cairo», donde paraba el humorista Fontanarrosa).
    Argentino estaba maravillado con aquel mediocampista que había jugado 2 partidos en la primera de Rosario Central (1969); que brilló ante la Selección y por aquel partidazo fue comprado por Independiente Rivadavia de Mendoza donde lo bautizaron «El Rey». Y que en Central Córdoba fue protagonista de dos ascensos y anécdotas increíbles, como la que contó Luis Berazain, quien se alimentó en la delantera de los goles servidos por el «Trinche» en la primera del «Charrúa». «Una vez fuimos a Deportivo Español, y como no tenía el DNI, el árbitro no lo dejaba jugar. Cuando se enteran los locales que no jugaba, dijeron que no podía ser, si habían ido a verlo a él… Con escribano público, dejaron la constancia y pudo jugar, y la rompió».

    El 10 de mayo de 2020 Carlovich falleció en un asalto mientras se dirigía en bicicleta hacia su casa del barrio Belgrano. Dos días después, mientras tomaba estado público, con una escena de una película filmada en los ochenta (única imagen donde se lo podía ver en acción), surgió un montemaicino, Pablo Grecco, “Palín”, archivista profesional, para llevar al diario La Voz del Interior un video de la actuación de Carlovich en la primera final disputada en cancha del Club Deportivo Argentino. Un partido que pasó a repitirse tantas veces en Youtube, como seguramente pasará en el futuro después que el jueves enfrenten al campeón Estudiantes de La Plata.