Así alerta un editorial del portal Brasil 247, el cual indica que tales acontecimientos siguen cubiertos de una extraña niebla.
Denuncia que otra sublevación militar en el vecino país fue protagonizada por el general Juan José Zúñiga, «comandante de las Fuerzas Armadas destituido días antes por el presidente Luis Arce por intentar interferir en el proceso electoral con declaraciones contra la reelección del expresidente Evo Morales».
El sitio asegura que la situación en Bolivia continúa inestable desde el sangriento golpe de Estado de 2019, comandado por Jeanine Añez, actualmente cumpliendo sentencia de prisión.
Sea cual sea la verdad ahora, se impone señalar algunos factores de similitud que pueden y deben reforzar la necesidad de atención máxima de los defensores de la democracia, advierte la página noticiosa.
Refiere que, «con excepciones relevantes, hay una vinculación, si no sumisión, de los militares de esos países a los poderes de Estados Unidos y del «Occidente», siendo éstos los cimientos de la forma en que esos estamentos ven el mundo». Apoyados en ese ideario, prosigue el texto, los militares en Bolivia como en Brasil «constituyen una especie de Estado dentro del Estado en permanente tensión con los proyectos soberanos de emancipación nacional escogidos por los electores»
Mientras, dicen tener desprecio por la política y los partidos, pero toleran cuando no se adhieren a la militancia de extrema derecha.
Para Brasil 247, ante la cíclica amenaza de golpes, como el tentado en el gigante sudamericano el 8 de enero de 2023 en el ápice de la escalada liderada por el exmandatario Jair Bolsonaro (2019-22), las providencias se muestran obligatorias.
«La primera constituye percibir la importancia del mantenimiento de la unidad en torno al presidente (Luiz Inácio) Lula (da Silva), superando tensiones, desavenencias y divisiones en el interior del campo democrático y popular», enumera el portal.
Pide exorcizar nuevos intentos de asonada -en Bolivia, Brasil y en la región- y velar por la completa investigación y el más justo y legal castigo a todos los involucrados.
«En nuestro caso, subraya, no importa quién haya participado, sea Bolsonaro, oficiales generales de cualquiera de las Armas, políticos o activistas. Para los culpables deben ser reservados castigo proporcional a la gravedad de sus crímenes».
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