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viernes, julio 5, 2024

Triunfazo que vio el país, a lo largo y a lo ancho

Para leer

¿Con qué frase se puede empezar la crónica que dedicaré a todos los hinchas de Estudiantes?
“Buen día”.
Así, tan simple, como es el saludo que me ofrendaron al llegar al Club días pasados, desde Lollo, Sosa y el Corcho, hasta esos muchachitos de las infantiles.
¿Cuál es la palabra justa que explique eso que les pasa desde que amanecen en una jornada de semifinal a las nueve de la noche?
“Esperanza”
Ese sentimiento que mueve a los pueblos cuando saben que algo bueno puede pasarles.
¿Con qué virtud definir a este plantel que conjuga los verbos de la juventud y otros que ya pasaron por todas las batallas y están a punto de retirarse?
“Identidad”.
Resiste todo análisis el Estudiantes 3 Boca 2. Solo basta un dicho que resume: pegó primero y pegó dos veces. No lo desmoronó ni un rival que daba vuelta la torta y con todo el hambre de su camiseta iba por la recuperación tras perder la final de la Libertadores.
Acá hay una Copa (que ya guardan las vitrinas Xeneizes) pero le falta a Estudiantes, que irá por ella. Espera de un adversario que saldrá esta noche. San Lorenzo ó Defensa.

Amanecí con alguna imagen cruzada del partido, y otras imágenes no televisadas que capta el alma de cada uno. En mi caso, la previa en el Country, una visita circunstancial, el día después del balotaje, donde comprobé la alegría y la seriedad con que encara su rutina ese futbolista que es profesional, y que ayer conocí siendo niño. Mauro Boselli se sonrió por la anécdota que le compartía con todo mi corazón: «Cuando jugabas en la 85 de Boca, a vos en el Mundialito de Roca, Río Negro, con tus padres. «¡Me siguieron siempre!», devolvió el goleador. Por allá lo crucé a Guido Carrillo y se sintió a gusto cuando le hablé de CRIM de Magdalena, de su primer entrenador don Alberto Mendez. «Ufff, fenómeno». No le llegué a contar al guerrero de Villa Garibaldi que fui yo quien lo había invitado a una producción fotográfica en las escalinatas de la Catedral cuando ya metía golazos en Novena. Resultó que a los dos días, los dos sellaron la red con sus ganas: el 1-0 Carrillo y el 2-2 Boselli.
Y que hubo una figura José Sosa que tuvo el señorío de saludarme cuando ni siquiera yo tomé esa actitud, y le escucha decir luego de entrenar (con los botines en la mano): «Vinieron unos amigos». Recordé que por ahí podría estar alguien de la 85 del fútbol amateur cuando lo bautizaron “El Principito”.

Hoy el comentario huelga, porque cada Pincharrata que conecto está absorto en una dicha, como si vivieran en otro país, y no en éste con un fin de año inflacionario, donde vivir es sobrevivir. Apenas consumada la victoria paso por 7 y 50 donde las bocinas hacían eco, pero nadie se amontonaba, porque los amigos de Estudiantes no gastan de antemano, «no cuentan pollitos antes de que nazcan». ¿Dónde me paro para escribir? Desde mi periodismo de campo, de mano a mano, curtido en la intermperie y en las redacciones hace 32 años. Y desde mi subjetividad diré que al igual que el seleccionado mayor, Estudiantes da el ejemplo. Nos tira un manual con las consignas del ganador, donde «trabajo» es una palabra que en sus diccionarios aparece mucho antes que «éxito». Perseguidores de sueños.
No por casualidad están en una final. Que le tocará disputar lejos de UNO. Lo mismo da el escenario cuando en la Copa Argentina ya se sabía que será en distintos estadios neutrales.
Ya empiezo a escucharlos y leerlos: cuándo, dónde, con quién vas, qué tenes que hacer ese día, postergá, la vida es corta.
Mendoza… “Sí, sí, ahí, ahí estaría hermoso”, dice un aventurero. Ahí existe una Filial. Y la otra provincia que se baraja es Santiago del Estero, que tiene a la Filial José “El Tato” Medina, el 3 que marcó a George Best.
La noche cordobesa se pareció a la de 1983, cuando en ese mismo lugar se abrían los brazos de los jugadores y los hinchas queriéndose tocar. «Ahora me separaba un acrílico, pero ahí quiero estar, como cuando había un foso. Me voy para allá, al mismo lugar», le dijo Juan Manuel Cancio a su amigo Luis Viña. Y mientras corajeaba para poder ganar un lugar, en el mismo lugar donde estuvo hace 40 años, el veterano hincha (abogado, ex dirigente en la CD de Nelson Oltolina), gritaba, lloraba, resistía. La foto vieja fue tomada por Ricardo Alfieri (hjo) para la revista El Gráfico, y Juan está al lado del bigotudo, con el alma abierta a un título. Hoy pedí este collage para VIVE.

Aquellos hombres del “Narigón” Bilardo y éstos del “Barba” Domínguez coincidieron en eso de pensar y dejar la piel para alcanzar sus metas. Aquella vez fue lunes, y éste fue un miércoles que se estirará hasta el lunes, cuando salgan a jugar con Lanús, por otro objetivo de avanzada: cerrar la última fecha con la clasificación a la Copa Libertadores 2024.
Los de adentro y los de afuera. Los que recibieron ayer la salida del equipo y a los que demoraron desde las 18 horas para que recién entraran a las 21.45, unos catorce micros.
Los que seguían las instancias del partidazo por TV, esa Copa Argentina, integradora, como lo es la institución en sus lazos con las 105 filiales tierra adentro, y las 29 del exterior.
Desde Usuhaia hasta Tilcara. Pasando por San Luis, San Juan, Tucumán, Santa Cruz. Y Entre Ríos, con Villaguay (Rodrigo Braña), Chajarí (Leandro Desábato) y Gualeguachú (Filial Alberto Zozaya), la cuna de “El Vasquito” Benedetti.
Y el rugido de este triunfo hace eco en Córdoba, donde están la filiales Villa María (Ruben Agüero) y Bell Ville (Chiquito Bossio), baja como una bendición por Cataratas del Iguazú (allá está la Filial Séptima Maravilla); perfuma la primavera en Bariloche y exalta el orgullo de Chaco. En estas dos ciudades se ha elegido el mismo nombre de Filial, ¡Mariano Andujar!

No es tiempo de comentarios futbolísticos, porque “siempre va a haber puntos que mejorar”, se oyó al arquero, exigente consigo mismo y los demás. Disfrute, viejo Mariano.
Es el tiempo de la cosecha, como sabrán los pinchas acostumbrados a vivir en las zonas rurales, los socios de 9 de Julio (Alejandro Sabella), Saladillo, Pehuajó. El “vaaamo’ Estudianteees” recorre almacenes, oficinas, carreteras, y se hace hoy más especial en el Conurbano donde es todo Boca y River… San Isidro (Filial Estudiantes del Mundo), La Matanza (Miguel Russo), Florencio Varela (Santiago Ascacibar), Merlo, Moreno, Dolores, Castelli, Capital Federal (Mariano Mangano).
«Dale León, dale dale dale León…», corean en pueblos bonaerenses donde se agrupan más corazones afines: Pergamino (Juan Echecopar), Carmen de Areco (Raúl Iberbia), Monte Hermoso (Pablo Luguercio), Tandil (Marcos Lorenzo), Chascomús (Israel Damonte), Balcarce (Juan Ramón Verón), Brandsen (Juan Sebastián Verón), Tres Arroyos (Filial Las Dos Brujas), Azul (Agustín Iturria), Coronel Suárez (Leandro Benítez), ¡los pagos de Benjamín Rollheiser con tantos rubios alemanes del Volga!

El país está hablando de Estudiantes, por el resultado, pero no se sabe al detalle todo el laburo mancomunado, donde están comunicados desde las infantiles a la primera, con sus escuelas. Lo saben quienes son parte, los de Ensenada (Osvaldo Zubeldía), Berisso (Miguel Lauri), La Costa (Abel Herrera), Mar del Plata, Bahía Blanca y Olavarría, donde la Filial lleva el nombre de Marcos Rojo, al que ayer tuvieron de rival acérrimo.
Pucha que creció, Estudiantes. En los dos últimas décadas, junto a la población mundial, el destino tenía planeado una expansión, hacia el Sur, donde está organizado el rojo y blanco en núcleos pequeños, en Cutral Co, Cipoletti, General Roca, Río Negro; Río Grande (Roberto Marelli), Río Gallegos (Roberto Trotta); Esquel (Marcelo Tobbiani), Puerto Madryn (Ricardo Infante), Zapala (Tierra de Campeones) y el neuquino valle de Chos Malal (Ricardo Echeverría) donde hoy soplan disfrutan con su humildad los lugareños. Cómo olvidarse de la Ruta Nacional 40, por donde se llega a Paralelo 42, El Bolsón (Filial Alberto Poletti).
Y el grito de finalistas recorre las calles de Posadas (Eduardo Flores), Rosario (Juan Ramón Verón), Rafaela, Paraná, La Rioja, Catamarca, Amaicha del Valle, Villa La Angostura (José Daniel Ponce).
¡Qué laburo le encomendaron sus pares, doctor Luis Alvarez Gelves! Qué deber y qué placer. Y el socio tira como un león. Y ahí están, los de afuera, como si quisieran meterse adentro, extasiados bajo el techo primermundista del «Olímpico». La foto de Luis Viña y su hijo es la que permite visualizar miles de historias.

El escritor Roberto Fontanarrosa en su libro El Area 18, allá por 1981, creía en esa mística de que ganar en ciertas canchas era imposible. Según cuenta allí, un país llamado Congodia, en Africa, dirimía sus conflictos fronterizos o de negocios a través del fútbol. No caeré en la pelotudez de comparar la importancia de las elecciones de autoridades y la política de Estado con el fútbol, aunque realmente la pelota viaja cada vez más rápido a la cancha de los partidos políticos. No caeré en eso, jamás. Pero acá en Estudiantes se levantan banderas que tienen valores, que desde el simple buen día, que reaviva la esperanza en que el trabajo da frutos, y el ejemplo contagia, inspira. Que sea una muestra para todos los estamentos de nuestra República Argentina.
Seguramente quedarán nombres de Filiales sin mencionar, pero dejo exprofeso para lo último, a la ciudad de Venado Tuerto, que es la conocida como Filial 13 de diciembre.
¿Será que otra vez quiere regalar otra fecha para hacer un cuadro en la historia del Club? Como pasó allá en 2006 cuando se bajó a Boca y del cielo cayó una estrella. Cuando Andujar y Sosa empezaron a quedar en el bronce.
Este cronista de la ciudad contempla la medianoche agradable, con una suave brisa, mientras un niño me regala una sonrisa entre los bocinazos; es el hijo de un amigo, que ni me vio… Miguel Pasquale, de la calle 80, el “Narigón” que anda con «Barba» de varios días. No sé si esconderá alguna cábala personal, o será una mezcla de Narigón y Barba, que a mí me lleva a ver una señal.
De repente, recuerdo otra señal. El casco con el número 17. Estaba en una mesa del Country, mientras otros socios se hacían firmar una camiseta. Los Moroni, de una barra de campeones del basquet albirrojo. El hombre, nacido y criado en Ensenada, está alucinado con Mauro Boselli. «Nunca me pasó con otro jugador, y mirá que soy clase 65, eh».

Creer o reventar. La chapa de la semifinal costó, pero hoy reluce en todos los medios: Estudiantes 3 Boca 2, con un gol y medio de Boselli. Un triunfazo que vio el país, a lo largo y a lo ancho, donde todo Estudiantes tiene un sueño hermoso. Los de adentro y los de afuera.

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