Al principio eran veinticuatro países.
Quedaron dos.
Historias de Mundiales juveniles, Sub 20, que arrancaron en 1977 con el nombre de Copa Mundial Coca Cola, y en la segunda edición «Japón ’79» la levantó Maradona, («Balón de Oro», con 18 años).
¿Sabe quién fue el más ganador? La Argentina, seis veces (1979, 1995, 1997, 2001, 2005, 2007); seguido por Brasil, pentacampeón.
Para Italia será la primera vez en una final.
Para Uruguay esta vez es “la tercera y puede ser la vencida”, ya que jugó dos finales, en Turquía 2013 (cayó con Francia) y en Malasia 1997 (perdió con la Argentina).
Vamos “a la carta”, el primer juego, a las 14.30 Israel le ganó 3-1 a Corea del Sur y alcanzó el tercer puesto.
Los irsaelitas se suben a un podio Mundial. En La Plata tuvieron el aliento hasta de la hinchada de Atlanta, el club de Villa Crespo donde residen gran cantidad de judíos.
Ya empieza el segundo y último cotejo, a las 18 horas, frente a frente y por la Copa del Mundo, Italia (que venía de triunfar 2-1 ante los coreanos) y Uruguay (venía de vencer 1-0 a los israelitas).
Llega a su fin la Copa que Argentina “armó” en menos de un mes, y contó con una predisposición mundial en cuatro Sedes (La Plata, Mendoza, San Juan y Santiago del Estero). Sin embargo, desde que Argentina quedó eliminada, el interés se planchó, sobre todo en las canchas del interior.
En Buenos Aires, el Estadio Unico Diego Armando Maradona, dejó “a la vista” también muchísimos claros en las tribunas. Un aspecto para que la FIFA trabaje y mucho solucionar es en el sistema de venta de las entradas.
Como en todo Mundial, la venta de entradas es anticipada. La fervorosa familia Argentina, tras ganar el Mundial de Qatar, con Messi y compañía, desató una expectativa que llevó a que se agoten las entradas apenas salieron a la venta. Pero el equipo juvenil no llegó a esta última semana de semifinales y final.
“Estallaron los grupos de Wathsapp de la colectividad”, explica Claudio Bartoli, presidente de la FAILAP. Pese a su alto cargo dirigencial (la Federación nuclea a sociedades italianas de 54 municipios bonaerenses) no pudo acceder a un ticket este domingo. Desde la Ciudad de Buenos Aires, en pleno evento de “Celebra Italia”, con calma y alegría se refiere al evento deportivo: “Que sea lo que tenga que ser, es fútbol y cualquiera de los dos puede ganar. Lo miraremos por TV”.
Giovanni Ascani es residente de La Plata y nacido en Bari. Con la camiseta del Napoli, era uno de los que bailaba al rimo de la canción «Notti magiche» (la del Mundial 90) que se cantó tanto o más que el himno, porque sonaba apenas habían vencido con un tiro libre agónico de Simone Pafundi que los llevó a la finalísima de hoy. Giovanni también se quejó: «No me dejaron entrar una bandera, que es más chica que la que sacaron los coreanos. Esta bandera la hice para el 78, tenía veinte metros, la sigo teniendo, pero la cortamos en pedazos». Aquella vez la Azzurra le había ganado a la Argentina, un inolvidable triunfo 1-0 por gol de Franco Causio (única derrota del equipo de Menotti).
Italia terminó segunda en el grupo inicial (ubicada por detrás de Brasil, por diferencia de gol). En La Plata jugó en los Octavos de Final, ante Inglaterra (2-1) y en Semi frente a Corea (2-1).
En el vecino país, avanzaron este mediodía los Buquebus repletos de hinchas. En la Semifinal, una familia llegó en automóvil desde Canelones, pero esta vez eligieron no repetir “porque las entradas están carísimas. Entramos a la página oficial, y quedaron las más caras a 200 dólares. Mi hermano quiso conseguir y los revendedores le pidieron 100 dólares. Si hubieran estado más baratas, tal vez repetíamos”.
La “Celeste” culminó escolta en el grupo clasificatorio. Hoy jugará por cuarta vez en La Plata, sumando los dos juegos de la primera ronda, con Iraq (4-0) y con Inglaterra (2-3); y el de Semifinales, con Israel (1-0).
La foto en el Parque Castelli refleja el camino de los «charrúas», paciente y contento, como esa familia Rolly Maciel, mamá Claudia Morales y el botija Nicolás.
Algunas perlitas. La iluminación del campo de juego fue una grata sorpresa. La FIFA, que por este mes tomó derechos sobre el Estadio, le arrendó a una empresa de la Argentina el sistema que aquí usaron músicos como Abel Pintos.
Sin embargo, no tan buena fue la disposición de las cuatro pantallas gigantes donde se repiten los goles y se anuncian las incidencias de los partidos: goles, cambios, expulsiones. Ubicadas en un lugar muy distante y altos, lugar que dichas pantallas pasaron a ocupar desde el partido de rugby que jugaron Los Pumas y All Blacks, ya que por cuestión reglamentaria en ese deporte, el cubo (con las cuatro pantallas, cada una mirando a las tribunas) corría serio peligro ante un zapatazo a la ovalada.
El cubo, en el centro del Estadio, estaba a más de veinte metros de altura. ¿Por qué las dejaron en las esquinas?
Además, la fidelidad de la imagen distó de ser clara: uno de los monitores evidenció una rotura.
Otro detalle fue el tapizado o cubierta que ubicaron detrás de los arcos, a lo ancho y largo, con los colores de nuestra bandera, incluyendo el sol. Pese al buen gusto y estética, el material de la misma no ha sido muy amigable para los futbolistas que al festejar un gol y pasar a ese lugar, terminaron resbalando, como Alan Maturro (Uruguay) que protagonizó un blooper, cuando con toda la fuerza de su cuerpo impulsado hacia adelante “takleó” a un fotógrafo.
Este Mundial, que en 2001 se hizo en nuestro país y nos tuvo como ganadores (Diego Colotto, defensor de Estudiantes, fue titular), trae muy buenos recuerdos para el Paraguay, que llegó al “último” día. Así lo recuerda Julio González Ferreira, quien lo jugó hace 22 años y hoy con 42 años volvió pero a trabajar para el grupo de Grupo Técnico de Estudio (Technical Study Group), responsabilidad que otorga FIFA a ex jugadores con la función de analizar a todos los jugadores, en cada partido, a nivel grupal e individual a cada selección.
Carismático y agradecido, el guaraní expresó a este periodista toda su emoción al “volver a este país donde con el seleccionado Sub 20 llegamos a una Semifinal, algo no se nos dio nunca antes y nunca después en un Mundial”.
La carrera de Julio no se vio empañada cuando en el mejor momento tuvo un accidente y le amputaron un brazo. Tenía un precontrato firmado con la Roma, pero 22 meses después hizo todo para volver y lo concretó en Tacuary en 2007. Al otro año se retiró y desde entonces colabora con la Fundación Inter de Milan en su país. “Fue un placer estar en La Plata, me reencontré con el periodista Diego Zandrino (trabaja para el portal FIFA), él representa el espíritu de todos los platenses, que son personas dispuestas a ayudar”. También recordó al preparador físico Gastón “Tato” Mendoza (también nacido en La Plata) con quien coincidió en 2001 cuando terminaron cuartos en el Sub 20 y obtuvieron medalla de plata en Olimpíadas de Atenas 2004.
En cuanto a los secretos de la evaluación (hoy mismo será la entrega de premios), detalló que «al finalizar cada juego presentamos un informe, donde quedan los puntajes de cada jugador que entró al campo». Los ítems que cuentan son lo técnico, táctico, físico y psíquico. “Se tienen en cuenta los minutos en cancha, y es importante sumar la totalidad de los minutos”, subrayó.
De allí, luego de realizar un promedio, surgirán los premiados con Balón de oro, plata y bronce (a los mejores jugadores de campo), Guante de oro (mejor arquero), Botín de oro (al goleador, que se dará por la lógica de sumar más tantos) y el premio Fair Play.
Antecedentes y de los mejores hay en un Mundial Sub 20 con la Selección Argentina allá por Qatar 1995 y Malasia 1997, trofeos que se levantaron en forma consecutiva. Una “bella época” donde la huella siguió dando frutos hasta la pasada Copa Mundial. Veamos quiénes brillaron en el 97: Juan Román Riquelme (actual presidente de Boca), Sebastián Romero (este año debutante DT de Gimnasia), y dos pibes que comandaron la Selección Mayor en la última Copa de Qatar 2022, Lionel Scaloni y Pablo Aimar. El «Galgo» jugó la final contra los uruguayos y terminó jugando con su camseta rota en dos pedazos.
A pocos minutos de iniciarse la definición, los uruguayos atraen señales positivas en este Estadio Unico que les trajo suerte cuando disputó la Copa América de 2011, cuando se regalaron una fiesta al clasificar frente a Perú 2-0 (goles de Luis Suárez), el 19 de julio de 2011, alcanzando el partido decisivo en River, donde finalmente fueron campeones.
Para leer
- Genesis -
