Aunque su paso como jugador fue breve y sin brillo, Reina nunca se desvinculó del Lobo platense. Fue vicepresidente y hoy, sin cargo formal, es una voz influyente en el día a día del club.
Su camino fuera de las canchas lo llevó a trabajar junto a Ricardo Carozzi en el grupo Credil y luego fundó su propia empresa: Rapicuotas, líder en créditos personales. Su grupo financiero ya tenía fuerte presencia como sponsor en el fútbol argentino —incluidos Gimnasia, Estudiantes, Independiente y Argentinos Juniors—, pero esta es la primera vez que incursiona en la compra de un club profesional.
Una compra de 26 millones de dólares y socios de peso
La compra de O’Higgins se concretó a través de una sociedad integrada por Jorge Reina, el Grupo Mexicano Caliente, y el polémico empresario Christian Bragarnik, titular del grupo Score Fútbol S.A.
Según trascendió, la operación superó los 26 millones de dólares y marca el fin del largo ciclo de la familia Abumohor al frente del club de Rancagua, que durante más de dos décadas lideró una profunda transformación institucional, incluyendo la creación del “Monasterio Celeste”, su moderno centro de entrenamiento.
¿Quiénes son los socios?
Grupo Caliente, liderado por Jorge Alberto Hank, es un gigante empresarial mexicano con ramificaciones en apuestas deportivas, juegos online, medios de streaming y varios clubes de fútbol como Xolos de Tijuana, Querétaro y Dorados de Sinaloa, además de franquicias de fútbol femenino y otros deportes.
Por su parte, Christian Bragarnik, uno de los empresarios más influyentes y controversiales del fútbol sudamericano, ha sido denunciado por manejos oscuros en triangulaciones de jugadores, elusión fiscal y control de técnicos y planteles. Actualmente es dueño del Elche de España y operador de facto de Defensa y Justicia en Argentina.
¿Qué se viene para O’Higgins?
La llegada de este tridente empresario abre una nueva era para el club chileno, que viene de consagrarse tras 20 años sin títulos. Sin embargo, también despierta preguntas sobre el rumbo deportivo y económico que tomará la institución de Rancagua.
Con capitales cruzados, intereses deportivos y financieros, y nombres de peso en la escena del fútbol continental, la nueva etapa de O’Higgins promete estar en el centro de la escena del fútbol sudamericano.
