El exjugador de Estudiantes, Diego García, fue condenado este martes a seis años y ocho meses de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal contra una joven jugadora de hockey del mismo club, en un hecho ocurrido en 2021. El fallo fue leído pasadas las 13 por el juez Ezequiel Medrano, del Tribunal Oral en lo Criminal N°5 de La Plata, y ordenó la detención inmediata del imputado.
García, que durante el juicio sostuvo que se trató de una “relación consensuada”, se negó a responder preguntas tanto de la fiscalía como de la querella y la defensa de la víctima. Tras escuchar la sentencia, el futbolista se desvaneció dentro de la sala ubicada en calle 8 entre 56 y 57.
El fallo y la detención domiciliaria
La condena incluye prisión efectiva, aunque mientras la sentencia no quede firme el exfutbolista permanecerá bajo arresto domiciliario. Hasta que se instale la tobillera electrónica, quedará bajo custodia del Servicio Penitenciario Bonaerense. La pena dictada está dentro del rango solicitado por la querella, que había reclamado entre seis y quince años de cumplimiento efectivo.
Durante las audiencias finales, García decidió declarar y reiteró su versión de los hechos. Según el abogado querellante, Marcelo Peña, el acusado no pudo explicar las lesiones de la víctima, quien había salido del baño con un golpe en el pómulo, situación que contradice el supuesto consentimiento invocado por el imputado.
El testimonio de la víctima y las pruebas del caso
La joven declaró en la instancia inicial del juicio y describió con detalle el empujón, el golpe, el forcejeo y la inmovilización que sufrió antes de la violación. Según Peña, su relato fue claro, sólido y emocionalmente contundente. También se incorporaron pruebas forenses y prendas secuestradas durante la investigación, que reforzaron la acusación.
El abogado remarcó que García “no negó la consumación del acto ni la eyaculación”, lo que, sumado a la evidencia recolectada, debilitó la estrategia defensiva del imputado. Para la querella, las contradicciones del exfutbolista y la violencia física probada terminaron de configurar un cuadro contundente para la condena.
