Marcos Gómez, el padre de Kim Gómez, participó de la audiencia en el Fuero Penal de La Plata por el asesinato de su hija y se enfrentó cara a cara con T.G., el joven de 17 años acusado de participar en el robo fatal.
Al salir del Juzgado de Menores, describió el duro momento que vivió: «Pude ver al chico a los ojos. Tuve muchas sensaciones, feas, malas, incluso algunas hasta buenas. No le deseo a nadie que tenga que pasar por esto. Es horrible, loco», expresó conmovido. Además, aseguró que haberlo enfrentado le generó alivio: «Me hizo bien poder verlo. Vamos a hacer justicia».
Aún no tuvo la oportunidad de encontrarse con el segundo acusado, un adolescente de 14 años, pero manifestó su intención de hacerlo: «Necesito verle la cara, saber si está arrepentido de lo que hizo».
Con la voz quebrada, Marcos recordó su propia infancia y la enseñanza de su familia sobre la honestidad y los valores: «Nosotros somos gente de barrio, re humildes. Mi viejo era albañil. Cuando era chico, una vez me robé un yogurt y un jugo. Mi viejo me llevó de las mechas a pedir disculpas y devolver las cosas. Nunca más se me cruzó por la cabeza».
Por último, envió un mensaje a los jóvenes en situación de vulnerabilidad y a sus familias: «Les quiero decir a los chicos que hoy están en mal camino, piensen porque nos arruinan. Y a los papás, si tu hijo está mal, ¡ayudalo! No lo tires a la calle así», pidió con firmeza.
