La mística copera volvió a decir presente en La Plata. Desde temprano, más de cinco mil hinchas se acercaron a 1 y 57 para recibir al plantel como en las grandes noches. No era una final, pero se jugaba como tal. Estudiantes no tenía margen de error y respondió con el alma: venció 1 a 0 a Botafogo con un gol de Guido Carrillo y se acomodó en el Grupo A de la Copa Libertadores.
El clima fue de fiesta desde la previa. El pueblo pincharrata entendió que no era un partido más y acompañó como en las grandes gestas. Y los jugadores también lo entendieron. Con determinación, con empuje y con la presión sobre los hombros, salieron a jugar sabiendo que otra derrota podía ser terminal. No solo para la clasificación, también para el ciclo de Eduardo Domínguez.
Pero cuando Estudiantes se siente herido, aparece su historia. Y así fue. Con una actuación sólida, sin sobrarle nada, pero con entrega total, el Pincha sacó adelante un partido clave. Carrillo, en el cierre del primer tiempo, empujó al gol una de las pocas claras y desató el desahogo en UNO.
En el segundo tiempo Botafogo se animó más, soltó a los volantes y trató de lastimar. Estudiantes perdió a Ascacíbar por lesión, pero no el orden. Tobio Burgos fue salida por la izquierda, Meza escaló por derecha, Arzamendia se multiplicó en los relevos y Mansilla se hizo gigante con dos atajadas salvadoras que blindaron el resultado.
El equipo, que había dejado muchas dudas en el 1-2 ante Universidad de Chile, recuperó la actitud y dio un paso firme en la Copa. Ahora, suma seis puntos igual que sus rivales directos y se mantiene con chances de terminar primero en el grupo.
El próximo desafío será el 7 de mayo en Chile ante la U, y una semana más tarde, Estudiantes visitará a Botafogo en Brasil.
