La caída de Estudiantes ante Aldosivi por la Copa Argentina no solo dejó al equipo afuera de la competencia, sino que desató un fuerte terremoto institucional.
La conferencia de prensa posterior a la derrota fue el epicentro: Eduardo Domínguez puso en duda su continuidad como entrenador y encendió todas las alarmas en City Bell. “Tengo que pensar bien si voy a seguir o no voy a seguir. Tengo que hablar con Marcos (Angeleri)”, disparó el DT, visiblemente molesto.
Lejos de tratarse de una frase aislada, sus palabras marcaron un punto de inflexión. Domínguez habló como quien empieza a despedirse, con tono crítico y señales de desgaste. “Han pasado algunas situaciones que no son de nuestro agrado (…) Cuando las situaciones son confusas, tengo que evaluar si estamos o no estamos”, expresó, en una declaración que reflejó no solo frustración deportiva, sino tensiones internas con la dirigencia.
Semestre irregular
El semestre del Pincha fue irregular: una buena Copa Libertadores (terminó primero en su grupo), contrastada con una pobre actuación en el torneo local y una eliminación dolorosa en Copa Argentina. Pero más allá de los resultados, el trasfondo parece estar en el desgaste del vínculo entre Domínguez y la cúpula dirigencial.
“Fui claro con Marcos y con Sebastián (Verón). Tengo tres maneras de irme: por malos resultados, porque me digan una cosa y hagan otra, o porque busquemos caminos distintos. Una de las tres está pasando”, agregó el técnico, dejando entrever una fractura en la confianza con los líderes del club.
Mientras tanto, Juan Sebastián Verón observó todo desde la platea del estadio Tito Tomaghello. Acompañado por su esposa y alejado del resto de la dirigencia, vivió la eliminación con un gesto adusto, mezcla de enojo y decepción. La inversión fuerte que realizó el club para afrontar la triple competencia no tuvo el efecto deseado y el futuro inmediato exige decisiones de peso.
Hoy, Domínguez tiene un pie más afuera que adentro. Su continuidad depende de una conversación con Angeleri —quien también podría dar un paso al costado— y de un posible realineamiento del proyecto futbolístico. Pero la sensación general es que el ciclo está agotado.
En las próximas horas, en City Bell, podría definirse un cambio de etapa. El Pincha vive momentos decisivos, en medio de una crisis que sacudió el presente y dejó al descubierto las fisuras que se venían gestando puertas adentro.